11 de junio del 2021: Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús
(Efesios
3: 8-12.14-19) Nunca llegaremos a conocer la grandeza y profundidad del amor
de Dios por nosotros. Pero nuestro corazón está lleno de humildad y gratitud
cuando logra captar la gracia ...
Lectura de la profecía de Oseas 11,1.3-4. 8c-9
Así dice el Señor: «Cuando Israel era joven, lo
amé, desde Egipto llamé a mi hijo. Yo enseñé a andar a Efraín, lo alzaba en
brazos; y él no comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas
de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me
inclinaba y le daba de comer. Se me revuelve el corazón, se me conmueven las
entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que
soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta». «Palabra
de Dios. Te alabamos Señor»
SALMO RESPONSORIAL
Is 12,2-3.4bcd.5-6
R/. Sacarán aguas con gozo de las fuentes de la
salvación.
El Señor es mi Dios y Salvador: confiaré y no
temeré, porque mi fuerza y mi poder es el Señor, Él fue mi salvación. Y sacarán
aguas con gozo de las fuentes de la salvación. /R.
Den gracias al Señor, invoquen su Nombre,
cuenten a los pueblos sus hazañas, proclamen que su Nombre es excelso. /R.
Toquen para el Señor, que hizo proezas,
anúncienlas a toda la tierra; griten jubilosos, habitantes de Sión: «Qué grande
es en medio de ti el santo de Israel». /R.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la Carta del apóstol San Pablo a los
Efesios 3,8-12.14-19
Comprendiendo lo que transciende toda filosofía: el amor cristiano
Hermanos: A mí, el más insignificante de todos
los santos, se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza
insondable que es Cristo, y aclarar a todos la realización del misterio,
escondido desde el principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así,
mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora
la multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo
Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado acceso a Dios, por la
fe en Él. Por esta razón, doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma
nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros
de su gloria, les conceda por medio de su Espíritu robustecerse en lo profundo
de su ser, que Cristo habite por la fe en sus corazones, que el amor sea su
raíz y su cimiento; y así, con todos los santos, lograrán abarcar lo ancho, lo
largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo lo que trasciende toda filosofía:
el amor cristiano. Así llegarán a su plenitud, según la plenitud total de
Dios. «Palabra de Dios. Te alabamos Señor»
EVANGELIO
«Carguen sobre ustedes mi yugo −dice el Señor−
y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón».
Lectura del Santo Evangelio según San Juan
19,31-37
En aquel tiempo, los judíos, como era el día de
la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la Cruz el sábado,
porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las
piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al
primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús,
viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los
soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice
verdad, para que también ustedes crean. Esto ocurrió para que se cumpliera la
Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice:
«Mirarán al que atravesaron». «Palabra del Señor. Gloria a Ti, Señor
Jesús»
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pero al
llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino
que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió
sangre y agua.
El evangelio de Juan está lleno de imágenes y simbolismos espirituales profundos. Está claro que esta imaginería y simbolismo fueron inspirados divinamente para darnos alimento espiritual para la reflexión y la meditación. Una de esas imágenes nos es dada hoy al celebrar la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús.
Mientras Jesús y los dos criminales que estaban a cada lado de Él colgaban de sus cruces, los soldados vinieron a apresurar sus muertes rompiéndoles las piernas para que se asfixiaran más rápidamente. Pero cuando vinieron a Jesús, ya había muerto. Así que uno de los soldados, tradicionalmente conocido como Longinos, clavó su lanza en el costado de Jesús y brotó sangre y agua.
Algunas tradiciones identifican a Longinos con el centurión que gritó después de la muerte de Jesús: "¡En verdad, éste era el Hijo de Dios!" (Ver Mateo 27:54.) Otras tradiciones afirman que se convirtió en ese momento, convirtiéndolo en el primer converso al cristianismo. Y aún otras tradiciones afirman que Longinos no podía ver bien, y la sangre y el agua del costado de Jesús se derramaron sobre sus ojos, curándolo. Independientemente de si estas tradiciones son verdaderas, sabemos que el costado de Jesús fue traspasado y la sangre y el agua brotaron.
El simbolismo de este acto fue más que un simple símbolo humano. Era un instrumento de la profunda realidad espiritual que se estaba produciendo en ese momento. Al ser traspasado el Sagrado Corazón de Jesús, la sangre y el agua que brotaron fueron la nueva vida sacramental de la Iglesia. La Sangre fue la Santísima Eucaristía y el Agua fue el don del Bautismo. Y cuando Jesús previamente había “dado su último aliento” y “entregado su Espíritu”, se le otorgó el Sacramento de la Confirmación.
Cuando celebramos esos sacramentos hoy, es fácil verlos como meros símbolos de lo que participamos. Pero en nuestra tradición cristiana, los sacramentos son mucho más. El símbolo también es la realidad. Es el instrumento de lo que simboliza. Por lo tanto, cada vez que presenciamos un Bautismo o participamos de la Sagrada Eucaristía, estamos místicamente presentes con Longinos, recibiendo la gracia y la misericordia de nuestra redención, que brota del costado herido de Jesús, para sanarnos y restaurarnos.
El corazón humano es, físicamente hablando, un órgano corporal responsable de bombear sangre por todas partes. Pero desde una perspectiva espiritual, dado que somos cuerpo y alma, el corazón humano también es la fuente de nuestra vida. Sin él, morimos física y espiritualmente. Así ocurre con el Sagrado Corazón de Jesús. No fue solo un corazón físico el que fue perforado físicamente por la lanza hace mucho tiempo. Ahora es también la fuente de nuestra vida espiritual continua y, sin el Sagrado Corazón de Misericordia de Jesús, moriremos en nuestros pecados.
Reflexiona hoy sobre el Sacratísimo Corazón de Jesús. Mira Su Corazón como la fuente continua de Su nueva vida en gracia. Entiende que Su Corazón es más que un símbolo de Su gracia y misericordia, es la fuente espiritual y la fuente de esa misericordia. Colócate en oración ante Su Cruz, este día, y permite que la sangre y el agua, que fluyen de Su costado herido, te cubran para que tú también puedas creer.
Sacratísimo Corazón de Jesús, derramaste sobre el
mundo el amor y la misericordia de tu gracia transformadora a través del
instrumento de la sangre y el agua que brota de tu costado herido. Ayúdame
a contemplar esta fuente de misericordia y a cubrirme con el don de los
sacramentos. Que esté siempre abierto a todo lo que Tú deseas otorgarme
con estos preciosos y transformadores instrumentos de Tu amor. Sagrado Corazón
de Jesús, ten piedad de nosotros. Jesús, en Ti confío.
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