viernes, 17 de junio de 2022

18 de junio del 2022: sábado de la undécima semana del tiempo ordinario

 

 

(Mateo 6, 24-34) La búsqueda de la justicia y del reino de Dios es un acto de contemplación. La agitación no es una virtud: con demasiada frecuencia transforma nuestras sedes interiores en necesidades inextinguibles y ficticias.

 


Primera lectura

Lectura del segundo libro de las Crónicas (24,17-25):

Cuando murió Yehoyadá, las autoridades de Judá fueron a rendir homenaje al rey, y éste siguió sus consejos; olvidando el templo del Señor, Dios de sus padres, dieron culto a las estelas y a los ídolos. Este pecado desencadenó la cólera de Dios contra Judá y Jerusalén. Les envió profetas para convertirlos, pero no hicieron caso de sus amonestaciones.
Entonces el espíritu de Dios se apoderó de Zacarías, hijo del sacerdote Yehoyadá, que se presentó ante el pueblo y le dijo: «Así dice Dios: ¿Por qué quebrantáis los preceptos del Señor? Vais a la ruina. Habéis abandonado al Señor, y él os abandona.»
Pero conspiraron contra él y lo lapidaron en el atrio del templo por orden del rey. El rey Joás, sin tener en cuenta los beneficios recibidos de Yehoyadá, mató a su hijo, que murió diciendo: «¡Que el Señor juzgue y sentencie!»
Al cabo de un año, un ejército de Siria se dirigió contra Joás, penetró en Judá, hasta Jerusalén, mató a todos los jefes del pueblo y envió todo el botín al rey de Damasco. El ejército de Siria era reducido, pero el Señor le entregó un ejército enorme, porque el pueblo había abandonado al Señor, Dios de sus padres. Así se vengaron de Joás. Al retirarse los sirios, dejándolo gravemente herido, sus cortesanos conspiraron contra él para vengar al hijo del sacerdote Yehoyadá. Lo asesinaron en la cama y murió. Lo enterraron en la Ciudad de David, pero no le dieron sepultura en las tumbas de los reyes.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 88,4-5.29-30.31-32.33-34

R/.
 Le mantendré eternamente mi favor

Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
«Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades.» R/.

«Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable;
le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo.» R/.

«Si sus hijos abandonan mi ley
y no siguen mis mandamientos,
si profanan mis preceptos
y no guardan mis mandatos.» R/.

«Castigaré con la vara sus pecados
y a latigazos sus culpas;
pero no les retiraré mi favor
ni desmentiré mi fidelidad.» R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,24-34):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Nadie puede estar al servicio de dos amos. Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No estéis agobiados por la vida, pensando qué vais a comer o beber, ni por el cuerpo, pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues, si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados, pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los gentiles se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso. Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le bastan sus disgustos.»

Palabra del Señor

 

************

 

¡Ha kuna matata!: ¡No te preocupes!

 

 

¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? …Sobre todo buscad el reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio.

 

Mateo 6:27 y 33-34

 

 

 

Este es un consejo que todos debemos escuchar. Pero, como dice el refrán, "es más fácil decirlo que hacerlo"… o  “Del dicho al hecho hay mucho trecho”.

 

Preocuparse puede convertirse para algunas personas en una parte normal de la vida. Las cosas por las que nos preocupamos todos los días pueden incluir una gran variedad de preocupaciones. Las finanzas, las relaciones, el trabajo, la familia, la salud y muchas otras cosas en la vida pueden ser la causa de mucha preocupación, miedo, ansiedad e incluso depresión. La preocupación excesiva puede convertirse realmente en una carga pesada si no se maneja adecuadamente.

 

Entonces, ¿cuál es la forma correcta de lidiar con las cosas que te preocupan? Confianza. Confía en Dios, en Su fidelidad, en Su amor que todo lo consume por ti y en Su providencia. Él te ama y se preocupa por ti más de lo que jamás sabrás. Y Él está al tanto de cada detalle y problema que pueda enfrentar.  

 

Si entendiéramos verdaderamente el amor de Dios y su infinita sabiduría, no nos preocuparíamos por nada. Podríamos confiar y entregarnos todos los días a Él y dejaríamos que Él entre y nos dirija en la esperanza según Su plan perfecto para nuestras vidas. Pero, como se mencionó anteriormente, es más fácil decirlo que hacerlo.

 

Otro factor clave para superar las preocupaciones y ansiedades de la vida es buscar la Verdad. Conocer la verdad nos libera y nos permite ver la mano de Dios trabajando incluso en las situaciones más difíciles. Dios nunca nos abandona, aunque a veces uno se sienta así. Si podemos buscar Su voz, Su voluntad, Su sabiduría y Su verdad, será mucho más fácil depositar nuestra confianza en Él. Y cuando ponemos nuestra confianza en Él, encontramos paz en nuestra alma y sentimos que se desvanece el peso de nuestra preocupación.

 

Reflexiona, hoy, sobre aquello que más te preocupa. Puede ser un miedo extremadamente pesado y agobiante. O puede ser solo este pensamiento constante en el fondo de tu mente. Cualquiera que sea tu caso, trata de identificar lo que parece agobiarte más y es la mayor fuente de preocupación. Luego trata de buscar la verdad de Dios según se aplica a tu situación para que luego puedas rendirte con confianza a Su plan perfecto para tu vida.

 

 

Señor de perfecta sabiduría, confío en Ti, pero tampoco confío lo suficiente. Cuando las cargas y preocupaciones de la vida me agobian, ayúdame a entregarte esas preocupaciones. Jesús, en Ti confío.

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