sábado, 27 de enero de 2024

31 de enero del 2021: Cuarto Domingo del Tiempo Ordinario (B)


¿Poseídos o inspirados?

Hoy Jesús se nos presenta como el profeta por excelencia, aquel que habla con autoridad en nombre de Dios. Su palabra es poderosa, potente y realiza maravillas…Ella nos libra del mal.

Al igual que en la sinagoga de Cafarnaúm el día del sabbat, hoy, Jesús nos interpela. Dejémonos incomodar por su llamado que nos invita a vivir en plenitud.




PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL DEUTERONOMIO 18, 15-20

Moisés habló al pueblo diciendo:
-- El Señor, tu Dios, te suscitará un profeta como yo, de entre sus hermanos. A él le escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb, el día de la Asamblea. "No quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero volver a escuchar la voz del Señor, mi Dios, ni quiero ver más ese terrible incendio, no quiero morir." El Señor me respondió: "Tienen razón, suscitaré un profeta de entre tus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca y les dirá lo que yo lo mande. A quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre, yo le pediré cuentas. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá"

Palabra de Dios




SALMO RESPONSORIAL

SALMO 94

R.- OJALÁ ESCUCHÉIS HOY LA VOZ DEL SEÑOR; NO ENDUREZCÁIS VUESTRO CORAZÓN.


Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos en su presencia dándole gracias,
aclamándole con cantos. R.-

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.-

 Ojalá escuchéis hoy su voz:
No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras." R.-




 SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA PRIMERA CARTA DEL APOSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 7, 32-35
                                                 
Hermanos:

Quiero que os ahorréis preocupaciones: el célibe se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. Lo mismo, la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, consagrándose a ellos en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido. Os digo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.

Palabra de Dios



 ALELUYA

El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una intensa luz; a los que habitaban en tierra y sombras de muerte una luz les brilló



Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,21-28):

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaúm, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad.
Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: «¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios.»
Jesús lo increpó: «Cállate y sal de él.»
El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió. Todos se preguntaron estupefactos: «¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen.»
Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.

Palabra del Señor





A guisa de introducción:

Hablando de demonios…¿Por qué demonios hablar de ellos?


Entre los muchos temas sobre los que se podría profundizar alrededor de las lecturas de este domingo, podemos citar «  el espíritu demoniaco, impuro, energúmeno, malo que poseía al hombre en la sinagoga de Cafarnaúm  ». 

La verdad me cuestiona y me ha llevado a preguntarme ¿Cuáles son mis demonios?

El demonio, el diablo, con nombres propios como Satanás, Leviatán, Luzbel, Lucifer, el Príncipe de las tinieblas, o rey del averno, en verdad no carece de nominaciones poéticas y rimbombantes.

Es más, leyendo tanto sobre esos nombres me encontré con que Belcebú significa “el Señor de las moscas”, y se me ocurrió que seguramente este título inspiró al inglés William Golding para escribir la famosa novela que lleva el mismo nombre.

La definición más exacta de diablo, sinónimo de demonio  que aprendí estudiando teología proviene del latín tardío diábolos, que significa ‘el que divide, calumnia y desune’. Así podríamos decir que a lo que llamamos “demonio”, “espíritu malo o atormentado” es ni más ni menos todo aquello (gesto, palabra, reacción, respuesta, fenómeno, etc.) contra Dios, que se opone a la gracia divina, a la felicidad y a la luz que Él ofrece.

Este tipo de relatos puede incomodarnos o hacernos sentir perplejos. Ya que hablar del diablo en nuestro mundo occidental, es en pequeña proporción un tabú. Mismo en nuestras iglesias el domingo, es difícil y embarazoso abordar el tema. “La edad media ya paso”, le decía el otro día, una señora al sacerdote, “el diablo no existe!”

En 1989 durante los días de la semana mayor me encontraba en una parroquia de uno de los sectores populares de Medellín. Eran tiempos revueltos, peligrosos, difíciles de narcotráfico, bandas que se mataban entre sí…Una noche alguien vino a despertarnos pasada las 12 y tocaron fuertemente a la puerta del presbiterio que quedaba justo en frente de la iglesia. Recuerdo que todos salimos a la sala de espera en pijama: los tres seminaristas y un padre profesor de teología en la universidad que se encontraba allí para ayudar al párroco durante esos días santos. El padre hizo señal de no abrir.  Como era arriesgado abrir la puerta la conversación se desarrollo de un lado al otro del umbral: alguien venia para solicitar un sacerdote para un exorcismo, hablaron largo rato y finalmente el padre convenció a la persona que iría al día siguiente a primera hora para mirar el caso. Efectivamente al otro día en horas del almuerzo fue imposible evitar el tema y cuando le preguntamos al padre sobre lo ocurrido en su visita matinal a la supuesta endemoniada nos dijo que “no se trataba de ningún demonio o espíritu maligno que era simple histeria, que a la muchacha “poseída” solo basto con hablarle fuerte y darle 3 cachetadas para que se le pasara la bobada”…Y así es la realidad dual en la Iglesia en nuestros días: Por regla general, el estudio del Diablo divide a los exegetas en dos grupos:

 • los que no lo aceptan como ser real e inteligente, sino como un símbolo del mal existente en el mundo, y, por tanto, niegan absolutamente la posibilidad de una posesión diabólica;

• y los que lo definen como ser personal capaz de poseer, en determinadas circunstancias, a un ser humano.

¿Cómo librarse de la influencia del príncipe de este mundo cuya mayor habilidad es la de hacer creer que no existe?»

Hasta hace pocos años le escuchaba decir a mi abuelo paterno Tomas Antonio (q.e.p.d) y las mismas palabras las repetían otras personas: “El diablo ya dejó de ser tonto, ya no asusta como antes, ahora no se le aparece a nadie porque sabe que perdería almas para el infierno”. Así según ellos, la más grande estrategia de Satán en nuestros días es “dejar hacer”, solo seducir a través de su voz en la conciencia que invita a disfrutar, a sumergirse en aquello que hace daño como la adicción de cualquier tipo (drogas, alcohol, sexo (pornografía), juegos, etc.), la alienación, la insensibilidad, el no temer a Dios.

En efecto, las reacciones de la gente sobre el tema son completamente paradójicas. A la ve que no se quiere creer que el diablo existe, al mismo tiempo, nunca antes en nuestro mundo no han salido tantas películas, cuentos, historias de diablos, de demonios, de magia, de espiritismo…y todo el mundo  preferentemente encuentra eso divertido, ver mismo excitante! Uno no encuentra nada que decirles a quienes consultan los videntes, los curanderos, a los astrólogos, a las que tiran las cartas…uno disfraza a los niños de brujos y brujas en el día de Todos los Santos, y se les hace desfilar en la calle; se les hace leer “Harry Potter”; se les deja pasar horas y horas viendo series de televisión que no hablan sino de poderes mágicos, y se tranquiliza la  conciencia diciendo que todo eso finalmente, es un poco como los cuentos de Blanca Nieves de nuestra niñez, o que la magia blanca es de todas maneras inofensiva, etc.

Y al mismo tiempo, uno se sorprende cuando se entera de  que más de la mitad de las niñas, en nuestras escuelas, acá como en otros lados, practican al escondido la invocación de espíritus, el espiritismo, y esto, desde la edad de 10 a 11 años! Y cuando se les pregunta a estas pequeñas si ellas hablan de esto con sus padres, ellas responden que no porque “ellos, sus padres no creen en esas cosas”…

Entonces nuestro deber como cristianos es aclarar las conciencias que nos rodean sobre esta realidad espiritual y  sobre todo particularmente informar a los jóvenes sobre el peligro de las practicas espiritistas que pueden desembocar en verdaderas poluciones (contaminaciones) espirituales, es decir, posesiones diabólicas parecidas a la de este hombre de Cafarnaúm que nos presenta el evangelio.

Y si no estamos bien seguros de nosotros, tomémonos un tiempo para formarnos e informarnos sobre el tema, porque los demonios existen, es una realidad, esos son ángeles rechazados, botados, arrojados, perdidos…Tomemos por ejemplo la enseñanza sobre los ángeles y los demonios en la edición abreviada del catecismo que se edito hace pocos años.  Y ello no es una enseñanza o lección de la Edad Media, es una enseñanza publicada en el 2005!

Los ángeles son criaturas puramente espirituales, incorpóreas, invisibles e inmortales; son seres personales dotados de inteligencia y voluntad. Los ángeles, contemplando cara a cara incesantemente a Dios, lo glorifican, lo sirven y son sus mensajeros en el cumplimiento de la misión de salvación para todos los hombres.

Cuando se trata de los demonios, el mismo catecismo nos dice que “Satanás y los otros demonios, de los que hablan la Sagrada Escritura y la Tradición de la Iglesia, eran inicialmente ángeles creados buenos por Dios, que se transformaron en malvados porque rechazaron a Dios y a su Reino, mediante una libre e irrevocable elección, dando así origen al infierno. Los demonios intentan asociar al hombre a su rebelión contra Dios, pero Dios afirma en Cristo su segura victoria sobre el Maligno”.

Curiosamente, la persistencia de la Iglesia Católica en la creencia en el Maligno como entidad personal que puede poseer, aunque raramente, el cuerpo de una persona contrasta con la escasez de exorcistas nombrados por la jerarquía eclesiástica para el desempeño de tal ministerio. 

Normalmente, los sacerdotes evitan hablar de este tema, unos por miedo al “qué pensarán de mí mis feligreses más progresistas, si explico clara y abiertamente la doctrina expuesta por el magisterio de la Iglesia sobre Satanás y los demonios”; otros porque están convencidos de que se trata de símbolos o personificaciones del mal; y otros porque, sencillamente, no tienen ni idea del asunto y, además, les da igual.

     Aun así, de vez en cuando, suele surgir entre el clero alguna rara ave que tiene la valentía suficiente para defender abiertamente lo que dice sobre el Diablo la Iglesia que representa, no su propia opinión o la del teólogo de moda, pues, evidentemente, resulta mucho más cómodo “adaptarse a la mentalidad de los nuevos tiempos” que defender públicamente lo que todo el mundo sabe que piensa la Iglesia, aún a riesgo de ser tachado de retrógrado, conservador, carca, involucionista y otros calificativos por el estilo.

Hay dos errores que no se deben cometer de cara a los demonios: darles demasiada importancia, o creer que no existen. Como dice el Padre Cantalamesa en uno de sus comentarios: “ver el demonio en todas partes es tan equivocado como no verlo en ninguna parte”.




Una aproximación psicológica al texto  del evangelio:

Cómo liberarse del miedo?



SI yo les preguntara: ¿conocen ustedes poseídos (posesos), a personas atormentadas? Algunos me dirían: “Qué le pasa, eso ya no existe en nuestros días; no es sino en las películas como “el exorcista” que se nos recuerda eso..." Y si yo les dijera que “si”, que eso existe todavía…Y aun mas si yo les dijera: “pero todos nosotros somos poseídos, atormentados…” Quien puede declararse o decirse: “yo soy libre”, “yo tengo un total control de mí, yo puedo dominarme perfectamente”; “yo no me dejo dominar por nada, por ninguna idea, ningún suceso, por nadie…"Muy a menudo, abdicamos nuestra libertad; no es tan diabólico dejar de lado su libertad?      

Yo personalmente digo que tengo mis propios “demonios”. Que esos demonios provengan de ciertos atavismos o de mi propia historia personal, poco importa, ellos me alienan y me hacen ensimismarme y priva a los demás de lo mejor que yo tengo. Yo tengo ciertos miedos que me paralizan, tengo mis obsesiones, mis rabias, mis odios, mis actitudes paranoicas, mis perezas intelectuales, mis rechazos a la transparencia y a la honestidad, mis perversiones de auténticos deseos, mis fijaciones mórbidas, mis huidas de la realidad, y etc.…y Dios sabe que el combate es arduo.

Qué entiende Marcos y que trata de transmitirme por su relato de exorcismo? Cuál es la fórmula mágica que libera?

Al releer con atención el pasaje, yo me doy cuenta que no hay fórmula mágica precisa. Jesús enseña y por lo mismo se dice que su enseñanza no es como la de los especialistas de la ley que no pueden decir  lo que es “correcto” o “incorrecto”, sin nada cambiar al interior de los seres humanos. Sin embargo, yo busco en vano el contenido de esta enseñanza. En efecto el contenido de su enseñanza, es su vida misma: Jesús enseña lo que Él vive. Y yo remarco muy bien que el Jesús presentado por Marcos es ante todo un hombre de acción, y que el relato de hoy está insertado en un conjunto de 24 horas donde su agenda está plena. Se podría decir que esta  VIDA MISMA tiene un efecto liberador?

De acuerdo a mi experiencia, a menudo yo he remarcado que las personas autenticas, transparentes crean a veces incomodidad en los otros, como si los seres verdaderos desenmascararan por su existencia misma los hipócritas, las personas superficiales, los mentirosos: el fuego y el agua son incompatibles.

Yo no olvidare nunca esas ocasiones cuando habiendo recontado con cierto orgullo mis actividades y o experiencias, algunos me han mirado largamente y fijamente a los ojos y simple y dulcemente me han dicho: “no, yo no le puedo creer”,  “yo no lo veo ahí del todo” o aun con una frase más lapidaria y burlona (y por lo mismo pecado contra el E.S); "cálmate Jesucristo". Yo me he sentido reducido  y abatido, como si alguien  hubiera percibido mi juego, como si yo hiciera un papel teatral... Pero al mismo tiempo, yo siempre estoy  en camino para descubrir quién soy yo verdaderamente. 

En nuestro relato, Jesús mismo no tiene necesidad de tomar la iniciativa, el espíritu maligno se desenmascara de él mismo: “Que haces aquí Jesús de Nazaret? Has venido para hacernos desaparecer? Yo sé bien quién eres : tú estas habitado por Dios”. “silencio!”  le responde por su parte Jesús, "sal de ese hombre”. Y los relatos de este género no faltan en los evangelios.

Marcos nos dice que este hombre está “atormentado por un espíritu malo”. Si, es seguro, y se parece tanto a todas esas personas que hoy nos dicen: “Qué nos importa ese Jesús, qué tiene que ver con nosotros todas esas historias, eso es puro cuento de viejas beatas!”

Estas actitudes de oposición a la enseñanza de Jesús nos las encontramos a diario. Porque Jesús incomoda, molesta!

- En los colegios o lugares públicos donde se justifica quitar o hacer desaparecer los crucifijos con la disculpa de la apertura cultural y la libertad de credos...

- En los periódicos cuando ya no se le dedica siquiera un rincón para destacar su Palabra de Vida Eterna e iluminadora de las realidades del mundo actual..

 - Al hombre que no piensa nada más que en el dinero o en el culto de su pequeña personalidad y que corre sin cesar tras los placeres efímeros ( que no duran y o que pasan) y se hace el sordo. 

Todo lo anterior refleja la actitud del o de los que no quieren escuchar ni entender nada y rechazan y  o alejan a Cristo, a quien consideran como alguien que ruboriza, incomoda o que ha pasado de moda…

Vamos si el diablo es puerco y sutil! 

Y si es fácil de ver  a dónde conduce todo eso: basta con abrir los ojos para ver todas esas almas deterioradas, destrozadas poseídas por un “espíritu maligno” como lo dice Marcos. La huida hacia adelante y el “siempre mas,  todavía y todavía” los acapara. Ellos de igual modo, no reflexionan más.

Jesús libra o sostiene frecuentemente un combate frontal con los demonios. Él les interpela directamente. Él les demanda a veces el nombre:  ¿“Cómo te llamas?”, le pregunta por ejemplo al demonio del poseso de la Decápolis- “yo me llamo legión” le responde el demonio.

Lo que Jesús quiere, es evitarnos esta mala pasada haciendo salir de nosotros ese espíritu maligno. Nosotros valemos mucho más que esta esclavitud a la cual nos conducen todos esos mercaderes de ilusiones, esos Maestros de los cuales habla Gustave Le Clézio (PNL 2008) en “Los Gigantes”, esos maestros que controlan todo, mismo los pensamientos.

No nos dejemos alejar de lo que esencial, de lo verdadero, por esos Maestros que han aletargado al mundo. Jesús hace sonar nuestro despertador! Acojamos su Palabra con un corazón grande y abierto, pues ella nos muestra o indica donde está la verdadera VIDA.

Si, como nos lo reporta San Marcos, Jesús enfrenta abiertamente el demonio que habita este hombre de Cafarnaúm, es para mostrarnos bien a nosotros que también tenemos un combate espiritual contra las fuerzas del mal, no solos, sino con Cristo, siguiendo a Aquel que ha venido justamente y definitivamente a liberarnos del poder de Satanás.

 La primera reacción del hombre atormentado del evangelio es increpar: “Has venido para perdernos?” Tiene miedo de dejar (abandonar) aquel que le posee. La primera esclavitud, es el miedo: es un sentimiento de angustia, de terror, que nos vuelve inseguros y amenazados. El miedo se manifiesta ante los eventos (lo que nos ocurre y lo que nos puede suceder) y ante las personas (que hemos de encontrar o que podemos encontrar). Tenemos miedo a hablarle a fulano de tal. La primera razón que damos: yo tengo miedo de herirlo; si yo reflexiono un poco sobre ello, me doy cuenta que sobre todo tengo miedo de ser herido (el otro puede replicar, vengarse); y si yo pienso un poco más, me doy cuenta que tengo miedo de que el otro ocupe un gran espacio en mi vida (miedo a la intimidad); si yo le hablo, él podría llegar a ser mi amigo y yo no quiero…

En todo eso, nosotros somos como poseídos o posesos, seres atormentados y no es ciertamente el Espíritu de Jesús que nos inspira la mala idea de tener miedo de las cosas y de las otras personas.

Quién puede liberarnos del miedo?

Tenemos necesidad de alguien quien es a su vez plenamente libre, que ha logrado liberar a algunos, que puede hacer lo que dice. En suma, alguien del talante, de la nata y crema de los profetas liberadores, que actúa cuando es necesario a favor de las personas: Jesús.

Una vez que aceptamos a Jesús como aquel que nos libera del miedo, nosotros podemos trabajar en la misma liberación de Él. Podremos decir: “ayer no es más que un sueño, mañana no es más  que una visión, pero el HOY bien vivido, hace de cada ayer un sueño de felicidad y de cada mañana una visión de esperanza”.

Jesucristo nos muestra todo su poder divino ante estos malvados ángeles. Los demonios que no son más que simples creaturas son obligados a retrocedes ante su creador. La demostración de Cristo en Cafarnaúm debe no solamente atemorizarnos o asustarnos, sino que ella al contrario debe reforzar nuestra confianza y sensación de seguridad en Él. Si permanecemos unidos a Cristo, no tenemos ninguna razón para tener miedo a los demonios. Y aun mejor, esta demostración de Cristo nos invita a entrar con coraje en el combate espiritual, “revistiendo- como dice San Pablo- la coraza de la fe y de la caridad, con el casco de la esperanza de la salvación”.

Finalmente, me gustaría hacer de esta celebración alrededor de este relato de exorcismo, un momento de verdad, donde yo me miro con el rostro descubierto, donde yo acepto escuchar todos esos “demonios” que gimen tanto dentro de mí y que no quieren salir, donde yo le oro al Jesús de Marcos de acelerar ese día que me permitirá decir ante mis hermanos, ante mis hijos, ante mis vecinos, ante mis colegas de trabajo: Heme aquí  (vean) lo que yo soy verdaderamente, ahora no hago más que mostrar (enseñar, reflejar) mi vida.

Amén.





REFLEXIÓN CENTRAL

Estaban sorprendidos por su manera de enseñar, porque enseñaba con autoridad


El evangelista San Marcos no conoció personalmente a Jesús, pero fue uno de los primeros que se convirtieron en la joven iglesia cristiana. Los Hechos de los Apóstoles nos dicen que a su salida de la prisión en Jerusalén, Pedro fue a refugiarse en casa de la madre de Marcos. Marcos habló y trató a menudo con algunos apóstoles y acompañó a Pablo en sus viajes. Más tarde permanece en Roma, cerca de Pedro, hasta la muerte de este bajo  el tiempo de gobierno del emperador Nerón. Los expertos dicen que el evangelio de Marcos es de hecho el evangelio de Pedro, puesto que el evangelista ha tomado sus informaciones directamente del jefe de los apóstoles.

El objetivo principal del evangelio de Marcos es presentarnos a Jesucristo y responder a la pregunta: “Quien es este hombre?” En efecto, el primer evangelista (a modo cronológico) nos da la respuesta desde el principio de su relato: “Comienzo del Evangelio (Buena noticia) de Jesús, el Cristo (el Mesías), el Hijo de Dios”. Y enseguida, a lo largo de su breve o corto evangelio, descubre a los cristianos de Roma la identidad de “este hombre, Jesús de Nazaret”.

Para hacernos conocer mejor al Señor, Marcos nos cuenta una jornada al estilo de Jesús…Como aquel programa televisivo o aquel artículo crónica de periódico  que se llamaba “un día en la vida de…” A través de este procedimiento literario, nos presenta su actividad, subrayando los trazos esenciales de su ministerio. Este domingo leemos la primera parte de esta jornada.

Parece que Marcos haya querido centrar el interés del lector sobre las enseñanzas de Jesús, puesto que las palabras “enseñar”  y “enseñanza” aparecen 4 veces en pocas líneas. Marcos escribe: “Jesús se presentó en la sinagoga, y allí Él enseñaba” . "Estaban admirados por su manera de enseñar, porque enseñaba como un hombre pleno de autoridad y no como los escribas” y al final del texto: “todos se preguntaban: Que quiere decir esto? He aquí una enseñanza nueva, proclamada con autoridad!” Marcos no habla del todo del contenido de la enseñanza de Jesús, sino más que todo sobre la impresión que Él ejerce sobre quienes le escuchan.

Este pasaje de Marcos nos recuerda que Jesús abraza a la gente desde el interior. EL no juzga, no condena, sino que da esperanza y transmite  (la) alegría de vivir. Les auditores son literalmente seducidos por su manera de expresarse: “El habla con autoridad”.

En latín la palabra “autoridad “  quiere decir: “engrandecer”, “acrecentar”, “ayudar a desarrollarse”. Cuando se habla de la autoridad parental, se subraya la capacidad de los padres para hacer crecer sus hijos libres y plenos de esperanza para el futuro. Es el género de autoridad que Jesús ejerce, una autoridad de servicio. Él ha venido para volver las personas más libres y hacerles donar fruto”.

La comunidad cristiana siempre ha admirado a Cristo por su manera de enseñar, pero también lo ha amado por su acción, por lo que Él hace, por su compasión hacia aquellos que sufren, que están necesitados y que son rechazados por los otros. Al principio del libro de  los Hechos de los apóstoles, San Lucas escribe: “Yo he consagrado mi primer libro, Oh Teófilo, a todo lo que Jesús ha hecho y enseñado desde el principio” (Hechos 1,1).

Jesús ha dejado una impresión profunda en la gente alrededor de Él, no solamente porque proclamaba un mensaje nuevo sino porque Él actuaba en conformidad con ese mensaje e invitaba a los otros a hacer lo mismo.

Durante esta “jornada al estilo”  Jesús va a la sinagoga para orar con la comunidad y allí enseña. Enseguida cura a un enfermo ahuyentando un espíritu malo. Hoy los espíritus malignos serían todo aquello que nos impide estar bien con nosotros mismos (en nuestra piel). Los psicólogos y psiquiatras conocen muy bien este género de espíritu maligno, presente en las adicciones de todo tipo (a la droga, a la bebida, al sexo, al juego de azar o video electrónico, al trabajo excesivo, a la persecución desenfrenada de dinero, de la carrera, del poder), en la falta de confianza en sí mismo, en los miedos incontrolables, etc.

Después de su visita en la Sinagoga, Jesús regresa a casa y allí sana a la suegra de Pedro. Llegada la noche, una vez terminado el sábado (Sabbat) sana todo tipo de enfermos. Y a la mañana siguiente, muy temprano, va sólo a la montaña para orar.

A través las palabras y las acciones de Jesús, San Marcos nos revela quién es este hombre extraordinario. Poco a poco, aprendemos a reconocerle como un hermano, como una persona con gran compasión, como el Mesías y el Hijo del Padre.

Durante este año litúrgico (B), domingo a domingo, vamos a leer el evangelio de Marcos quien nos ayuda a descubrir el Señor. EL nos revelará  el Dios maravilloso que tenemos y nos recordará que somos hijos e hijas de Dios.

Los  más  grandes milagros del Señor no son las curaciones súbitas y maravillosas que Él realiza sino las conversiones sorprendentes de los corazones los más duros y los más alejados del Reino de Dios.

“Se sorprendían por su manera de enseñar, porque enseñaba con autoridad”.






Propósitos de vida:


LIBERARSE

-  Pido la ayuda del Señor si debo liberarme de una adicción, un vicio o una mala costumbre, que me impida vivir plenamente. No dudo en solicitar el apoyo de una persona de confianza.

- Contribuyo financieramente u ofrezco mi tiempo a un organismo que asista a las personas con dependencias (alcohol, droga, juego, sexo, etc.).


-  Leamos y acojamos el mensaje de la Lumen Gentium 35 del Concilio Vaticano II y pensemos de que manera podemos ser «testigos de la fe» en nuestra vida diaria, familiar y social. 

- Todos estamos llamados a responder a nuestro llamado a la santidad que no es sino vivir de manera coherente con nuestra fe bautismal. ¿Lo entiendo y lo vivo de esa manera?  

- Leamos en el Catecismo de la Iglesia Católica los numerales: 551 553. 577- 582.




+  Una palabra del Santo Padre:

«El pasaje evangélico de este domingo (cf. Mc 1, 21-28) presenta a Jesús que, con su pequeña comunidad de discípulos, entra en Cafarnaúm, la ciudad donde vivía Pedro y que en esa época era la más grande de Galilea. Y Jesús entró en esa ciudad.

El evangelista san Marcos relata que Jesús, al ser sábado, fue inmediatamente a la sinagoga y comenzó a enseñar (cf. v. 21). Esto hace pensar en el primado de la Palabra de Dios, Palabra que se debe escuchar, Palabra que se debe acoger, Palabra que se debe anunciar. Al llegar a Cafarnaúm, Jesús no posterga el anuncio del Evangelio, no piensa en primer lugar en la ubicación logística, ciertamente necesaria, de su pequeña comunidad, no se demora con la organización. Su preocupación principal es comunicar la Palabra de Dios con la fuerza del Espíritu Santo. Y la gente en la sinagoga queda admirada, porque Jesús «les enseñaba con autoridad y no como los escribas» (v. 22).

¿Qué significa «con autoridad»? Quiere decir que en las palabras humanas de Jesús se percibía toda la fuerza de la Palabra de Dios, se percibía la autoridad misma de Dios, inspirador de las Sagradas Escrituras. Y una de las características de la Palabra de Dios es que realiza lo que dice. Porque la Palabra de Dios corresponde a su voluntad. En cambio, nosotros, a menudo, pronunciamos palabras vacías, sin raíz o palabras superfluas, palabras que no corresponden con la verdad. En cambio, la Palabra de Dios corresponde a la verdad, está unida a su voluntad y realiza lo que dice. En efecto, Jesús, tras predicar, muestra inmediatamente su autoridad liberando a un hombre, presente en la sinagoga, que estaba poseído por el demonio (cf. Mc 1, 23-26). Precisamente la autoridad divina de Cristo había suscitado la reacción de Satanás, oculto en ese hombre; Jesús, a su vez, reconoció inmediatamente la voz del maligno y le «ordenó severamente: “Cállate y sal de él”» (v. 25). Con la sola fuerza de su palabra, Jesús libera a la persona del maligno. Y una vez más los presentes quedan asombrados: «Incluso manda a los espíritus inmundos y le obedecen» (v. 27). La Palabra de Dios crea asombro en nosotros. Tiene el poder de asombrarnos.

El Evangelio es palabra de vida: no oprime a las personas, al contrario, libera a quienes son esclavos de muchos espíritus malignos de este mundo: el espíritu de la vanidad, el apego al dinero, el orgullo, la sensualidad... El Evangelio cambia el corazón, cambia la vida, transforma las inclinaciones al mal en propósitos de bien. El Evangelio es capaz de cambiar a las personas. Por lo tanto, es tarea de los cristianos difundir por doquier la fuerza redentora, convirtiéndose en misioneros y heraldos de la Palabra de Dios. Nos lo sugiere también el pasaje de hoy que concluye con una apertura misionera y dice así: «Su fama —la fama de Jesús— se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea» (v. 28). La nueva doctrina enseñada con autoridad por Jesús es la que la Iglesia lleva al mundo, juntamente con los signos eficaces de su presencia: la enseñanza autorizada y la acción liberadora del Hijo de Dios se convierten en palabras de salvación y gestos de amor de la Iglesia misionera. Recordad siempre que el Evangelio tiene la fuerza de cambiar la vida. No os olvidéis de esto. Se trata de la Buena Noticia, que nos transforma sólo cuando nos dejamos transformar por ella».

Papa Francisco. Ángelus del Domingo 1 de febrero de 2015.






ORACIÓN -MEDITACION (DESPUES DE COMULGAR)


Bendito seas,  Tú, Dios Padre Nuestro,
nuestra roca, nuestra salvación.
Tu cuidas de tu pueblo,
lo liberas de la esclavitud
y le envías profetas
para guiarlos en el camino de la libertad.

Bendito seas, Tú, Señor Jesús.
Tú has venido a sacarnos de las tinieblas
y a liberarnos del mal.
Tu palabra ilumina nuestros caminos
y tu Pan de Vida nos sana.

Bendito seas Tú, Espíritu Santo.
Tú nos ayudas a abrir nuestros corazones
para escuchar la voz del Señor.
Tú haces de nosotros profetas,
testigos del amor de Dios.
Tú sostienes nuestros esfuerzos
para trabajar por la paz y la esperanza
en nuestro mundo.




REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS


http://vieliturgique.ca

http://prionseneglise.ca

http://ciudadredonda.org (para los textos de  las lecturas)

Pequeño misal "Prions en Église", edición quebequense 2012

http://paroissesaintefamilledevalcourt.org


http://cursillos.ca

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