7 de enero del 2024: Solemnidad de la Epifanía del Señor
Lo extraordinario en lo ordinario
En el corazón de las tinieblas de la humanidad ha surgido una gran luz. El Niño Dios, anunciado al pueblo de Israel por los profetas, nació de noche. El anuncio del nacimiento del Señor llega a las naciones por medio de los sabios de Oriente, quienes otean el cielo en lo más profundo de la noche y perciben una luz que se distingue de las demás: perdura, los orienta, los conduce. Partieron apresuradamente, no siguiendo la ruta de un GPS, sino a la luz de una estrella. No saben que este camino estará plagado de obstáculos: al enterarse del nacimiento del Príncipe de la Paz, el rey Herodes se siente presa de unos celos que amenazan la vida del Niño.
Ofrecen oro, incienso, símbolos de la realeza del Niño y mirra que anuncia la Pasión y la muerte. Son los paganos los que nombran al Niño "rey de los judíos", título que quedará grabado en la señal de la Cruz de Jesús, que ha tomado forma para salvar a toda la humanidad.
Este
frágil signo de un nacimiento da testimonio de lo extraordinario que ocurre en
la vida ordinaria de un pueblo. El misterio anunciado por las Escrituras
fue desvelado, revelado a Pablo, abriendo a la comunidad de Éfeso y a nosotros,
hoy, la comprensión del acontecimiento. El nacimiento esperado realiza y
realiza el plan de Dios: “Todas las naciones están asociadas a la misma
herencia, al mismo cuerpo, a la participación de la misma promesa, en Cristo
Jesús, mediante el anuncio del Evangelio. » ¿
Experimenté ser guiado por una luz interior que me llevó al Señor?
¿La palabra de Dios viene a permitirme experimentar y manifestar la fraternidad
en mi vida diaria?
Anne Da, Javiera
Is 60,1-6;
surgimiento de una luz que despunta al amanecer sobre Jerusalén.
PRIMERA LECTURA
Una manifestación para el mundo
Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
-- ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.
Lo más probable es que los magos procedieran de Persia, el actual Irán. Eran hombres que se dedicaban regularmente al estudio de las estrellas. No eran judíos, pero probablemente conocían la creencia popular del pueblo judío de que nacería un rey que los salvaría.
Estos Magos fueron llamados por Dios para encontrarse con el Salvador del mundo. Curiosamente, Dios usó algo muy familiar para ellos como instrumento de su llamado: las estrellas. Entre ellos existía la creencia de que cuando nacía alguien de gran importancia, este nacimiento iba acompañado de una nueva estrella. Entonces, cuando vieron esta nueva estrella, brillante y reluciente, se llenaron de curiosidad y esperanza. Uno de los aspectos más significativos de esta historia es que respondieron. Dios los llamó mediante el uso de una estrella, y ellos optaron por seguir esta señal, emprendiendo un largo y arduo viaje.
Dios a menudo usa aquellas cosas que nos son más familiares y que son parte de nuestra vida diaria para enviar Su llamado. Recuerda, por ejemplo, que muchos de los Apóstoles eran pescadores, y Jesús usó su ocupación para llamarlos, haciéndolos “pescadores de hombres”. Utilizó especialmente la pesca milagrosa para indicarles claramente que tenían un nuevo llamamiento.
En nuestras propias vidas, Dios nos llama constantemente a buscarlo y adorarlo. A menudo utilizará algunas de las partes más comunes de nuestras vidas para enviar ese llamado. ¿Cómo te está llamando? ¿De qué manera te está enviando una estrella a seguir?
Muchas veces cuando Dios habla, ignoramos su voz. Debemos aprender de estos Magos y responder diligentemente cuando Él nos llame. No debemos dudar y debemos buscar estar atentos diariamente a las formas en que Dios nos invita a una confianza, entrega y adoración más profundas.
Reflexiona hoy sobre el llamado de Dios en tu vida. ¿Estas escuchando? ¿Estás respondiendo? ¿Estás listo y dispuesto a abandonar todo lo demás en la vida para servir Su santa voluntad? Búscalo, espera en Él y responde. Hacerlo será la mejor decisión que jamás tomes.
Señor, te amo y oro para estar abierto a Tu mano que guía mi vida. Que esté siempre atento a las innumerables formas en que Tú me llamas todos los días. Y que siempre te responda con todo mi corazón. Jesús, en Ti confío.
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