8 de enero del 2023: Epifanía del Señor



LA LUZ QUE VENCE A LA OSCURIDAD



Is 60,1-6;
Ef 3,2-3.5-6;
Mt 2,1-12

El profeta Isaías contrasta un entorno de oscuridad y tiniebla que envuelve al mundo, con el
surgimiento de una luz que despunta al amanecer sobre Jerusalén.
Es claro que no se trata literalmente de la ausencia o abundancia de luz solar, sino de símbolos de una transformación más profunda que contagia de alegría el corazón de la gente. La alegría y el miedo no se pueden fingir, se trasparentan. Las personas que tienen una experiencia de Dios irradian una serena alegría. Por el contrario, quienes viven endiosados en su propio poder como el rey Herodes, viven en la ansiedad de perderlo todo. A Herodes le preocupaba perder el control político; le aterraba la noticia del nacimiento de un competidor. Su obsesión por el poder lo volvió un tirano sanguinario. Los Magos, por su parte, no se dejaron engatusar y no quisieron ser comparsas de sus oscuras intenciones homicidas.



PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora: Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido, viene a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen sobre tilos los tesoros del mar, y te traigan las riquezas de los pueblos. Te inundará una multitud de camellos, los dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá, trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del Señor.
Palabra de Dios


SALMO RESPONSORIAL
SALMO 71

R.- SE POSTRARÁN ANTE TI, SEÑOR, TODOS LOS REYES DE LA TIERRA.

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes:
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.-

 Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra. R -

 Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributos
que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones,
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.-

 El librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R –


SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 3, 2-3a 5-6

Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado a favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y participes de la Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Palabra de Dios


ALELUYA Mt 2, 2

“Hemos visto su estrella, y venimos a adorarlo”



LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
-- ¿Dónde está el Rey de los Judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo.
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron:
-- En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el Profeta: "Y tú. Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; Pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel”.
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén diciéndoles:

-- Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que había visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron: después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Palabra del Señor




A guisa de introducción:

Una estrella que incomoda:

A quienes vinieron a la Iglesia o a quienes (de otro modo) se encuentran leyendo este comentario, les formulo la pregunta:

Qué los ha impulsado a venir acá (a la Iglesia) (o sobre este sitio a leer este comentario). ¿Por qué en lugar de quedarse en casa, tranquilos, se incomodan para venir a la iglesia por cuarta vez, justo 9 días después de navidad? Yo les respondo: como a los magos, una estrella los ha guiado. Esta estrella en el pasado incomodó a la gente de diferentes formas.

Después de haber visto la Estrella, los magos se ponen en camino. Su búsqueda de la Verdad les ha hecho superar todos los obstáculos. Ellos han sabido reconocer el misterio de Jesús en un niño pequeño. Ellos lo han adorado y le han ofrecido sus regalos. Para Herodes y los suyos, la aparición de una estrella que anunciaba el nacimiento de un nuevo rey, fue más para ellos una fuente de inquietud.  Ellos y sobre todo Herodes no quería ver la claridad y evidencia de la profecía, él no quería incomodarse e ir hasta Belén para adorarle.  Al contrario, buscará matar al niño y sacarlo del camino. Es este un resumen del evangelio. Desde un principio Jerusalén rechaza su Mesías, su Ungido.

Como los magos, nosotros tenemos una estrella para guiarnos en nuestro camino de fe. Es Jesús, su palabra, su Iglesia. Como los magos, es necesario que aceptemos ponernos diariamente en camino, aceptar de ser incomodados o “molestados”, de hacer “nuevo” todo en nuestra relación con Dios, sino seremos como Herodes.

Dejemos a la estrella de la Epifanía “incomodarnos” para que así podamos retomar el viaje por otros caminos.

“Hemos visto su estrella, y venimos a adorarlo”

En este año litúrgico A, domingo a domingo, escucharemos el texto del Evangelio de San Mateo. Este evangelista no proclama solamente la Buena Nueva de Jesucristo, también ofrece una catequesis excepcional para aquellos que se toman el tiempo para meditar sus escritos.

Hoy la visita de los magos venidos de oriente contiene varios elementos para nuestra reflexión cristiana.

El viaje de los magos que se dan cita después en el portal de Belén, ha sido a través de los siglos, uno de los pasajes del evangelio más amados por los cristianos y por los artistas. Estos buscadores de Dios, que ofrecen presentes al Niño Jesús, ya en el siglo II se encuentran pintados sobre los muros de las catacumbas. Grandes catedrales en Europa les han sido dedicadas, como por ejemplo la catedral de Colonia en Alemania.

“Jesús nació en Belén, en el tiempo del Rey Herodes…” Mateo, contrariamente a Lucas, habla muy poco del nacimiento de Jesús.  Sin embargo, él se preocupa por dar a sus lectores la “significación” de ese nacimiento.  Y nos muestra esta significación en el relato de los magos. En el corazón del relato de la Epifanía (que significa manifestación divina) el propone dos actitudes, que encontraremos constantemente a lo largo de su evangelio: el rechazo y la acogida.

-         De un lado “el rechazo” de los jefes políticos y religiosos. Ellos tienen miedo, ellos se inquietan. Ellos no se mueven, no se desplazan y permanecen en Jerusalén. Desde la partida de los magos, ellos buscan la manera de matar a Jesús.

- Del otro lado, «la acogida» de estos sabios o magos venidos de Oriente. Menos preparados por lo tanto para reconocer el Mesías, son ellos quienes le buscan, que se ponen en camino, y que lejos de “inquietarse o preocuparse”, experimentan “una gran alegría”.

“Hemos visto su estrella y venimos a adorarlo…”  Esta estrella es el símbolo de nuestra fe. La fe es un valor que transforma poco a poco la vida de quienes buscan a Dios. La fe es un ideal…” un ideal, se asemeja a una estrella: Uno tiene la impresión que ella es inalcanzable, pero ella nos guía sobre el camino a veces oscuro y nos obliga a mirar hacia el cielo” (Schultze).

La estrella no brilla por todas partes. En Jerusalén, desaparece puesto que la gente no está interesada ni el ambiente es propicio. El peligro de “perder la estrella, de perder la fe”, está siempre latente (y /o presente) . La superficialidad, el cansancio, la indiferencia, el orgullo o sentirse autosuficiente, la vanidad, ponen continuamente nuestra fe en peligro (en riesgo).

El texto subraya que la presencia de la estrella procura a los sabios de oriente una gran alegría:  "Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría..."

"Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. 
Estas son las palabras más importantes del relato de Mateo. 

«Adorar» Este verbo, utilizado tres veces en este texto del evangelio, nos muestra la actitud profunda de estos buscadores de Dios. Ellos vienen para “adorar”. ¿Y yo? ¿Es que yo me prosterno a veces? ¿Ante quién, Ante qué? Es necesario que aprendamos rendir homenaje, a adorar a Dios…pero solo a Él. Ahí está nuestra fuerza: “Un solo Dios tu adorarás y amarás perfectamente!" Con frecuencia, ¡la gente se arrodilla ante tantos otros dioses (o ídolos)!

Los magos han venido no por curiosidad, tampoco para traer regalos, sino para adorar. Es difícil hacer doblegar, o corromper a las personas que no adoran sino a Dios. Ellos incontrolables e incorruptibles, y no pueden ser manipulados, comprados o corrompidos.  El poder, el dinero, la violencia no pueden hacerles “entrar en la fila”. Estas personas incorruptibles y honestas siempre serán peligrosas para quienes detentan el poder donde sea.

Cada domingo, en   la Eucaristía, como los magos, nosotros venimos para adorar al señor. Venimos para rendirle homenaje a Dios, para agradecerle, para escuchar su Palabra, para encontrarnos como cristianos en comunidad…y no para asistir a un espectáculo interesante.

Después de haber estado en contacto con el Señor, a la manera de los magos, somos invitados «a devolvernos por otro camino», es decir, a pensar de otro modo. Nuestro encuentro con Dios nos lleva siempre al descubrimiento de nuevas rutas, de nuevas maneras de hacer y de actuar.

Como los magos, estamos invitados hoy a ser buscadores de Dios, peregrinos de eternidad, soñadores de un mundo nuevo (alternativo). Esta fiesta nos invita ponernos en camino, a seguir la estrella, a compartir lo que somos y lo que tenemos, a prosternase y a adorar, a buscar otro camino…

   


Aproximación psicológica del evangelio:

El final de las fronteras

Mateo ha imaginado el relato de los magos para resaltar y o poner en valor lo que aporta universalmente el nacimiento de Jesús. Guiados por la astrología, nos dice él, adivinos, sabios o magos reyes venidos del Oriente captaron el evento del nacimiento del Jesús y leyeron en este suceso un destino real (de rey).

En el momento de redactar su evangelio, Mateo ve en Jesús no solamente el rey de los judíos, sino también al Señor de todo el Universo, y desde el inicio de su evangelio, él quiere dejarnos claro que este estatuto cósmico pertenece desde ya al niño de Belén.

Bajo un lenguaje pleno de imágenes, tenemos nosotros entonces el equivalente de la “apertura teológica” del evangelio de San Juan: “El Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros”, Aquel en que estaba “la luz que brilla en las tinieblas” (vv.14 y 15), así como el astro de Jesús recién nacido brillaba en Oriente.

Así, Juan escribe que “el verbo era la verdadera luz, que al venir al mundo, ilumina a todo hombre” (v.9), y “de su plenitud, nosotros todos hemos recibido gracia tras gracia” (v.16). Por su parte, Mateo escribe que en efecto todo hombre-sea extranjero o perteneciente a otra religión-puede recibir la luz de Jesús y “sentir una gran alegría” (v.10).

El impacto teológico de este mensaje es entonces muy claro. Mateo redacta su evangelio dirigido a un público lector mayoritariamente de origen judío, y es el más “judaico” de los cuatro evangelistas.

Pero ya desde el punto de partida, el mensaje es claro: “Jesús no solamente es el verdadero “rey de los judíos”, Él es el Señor que todo hombre de buena FE puede encontrar y reconocer a su manera.

Ya mismo, apenas en sus comienzos la FE cristiana es desde ya “católica”, es decir, universal, aún más todavía, es accesible a todo hombre, cualquiera sea su cultura y su situación de vida.

La Fiesta de los Magos simbolizaba tradicionalmente la explosión de la Gloria de Dios y su proyección hasta los países lejanos. Este episodio también puede llegar a ser el símbolo de la explosión, el fin de todas las fronteras: en Jesús, Dios nos reúne a todos, seamos quienes seamos y estemos donde estemos.



 Nota sobre la Epifanía

La Epifanía es la Navidad de los Orientales. Cuando el cristianismo llega a ser religión oficial del Imperio Romano, existía en Occidente una fiesta pagana del Sol, el 25 de diciembre. Naturalmente se le ha sustituido por una fiesta cristiana, dies natalis, o Fiesta de Navidad, fiesta del nacimiento de Jesús. También existía en el Imperio Romano de Oriente otra fiesta pagana. Se le ha sustituido poniendo la fiesta de la Epifanía, a partir del relato de los “magos venidos de Oriente”. Por la elección de estos textos de la Escritura, Navidad insiste primordialmente en el nacimiento de Jesús, más que en la realidad de la venida de Dios en carne humana, de la Encarnación (para utilizar una palabra más técnica). La Epifanía retoma el mismo tema, pero esta vez a partir del simbolismo de la manifestación o revelación.
Si en Navidad, los pastores (pobres y cercanos) son los testigos del evento, en la Epifanía son los magos (más afortunados y lejanos). De ahí la dimensión universal del hecho.
La Epifanía es la fiesta de los buscadores de Dios, del acceso a Jesús desde todas las culturas. Hablamos acá de inculturación como eco de la encarnación.
El folclor ha tejido magníficamente alrededor de los magos convertidos en reyes, entre los cuales hallamos un Negro. La inocencia y sencillez de los pastores cede la plaza a la sabiduría y a la ciencia de hombres mayores, no importa su origen.
Tradicionalmente celebrada el 6 de enero, la Epifanía ha perdido su importancia a causa de la secularización de nuestra sociedad y de la puesta en plaza de tiempos de fiesta desde la mitad de diciembre al menos: En Colombia por ejemplo ésta fiesta religiosa se diluye entre la feria de Manizales y el carnaval de blancos y negros en Pasto, solo por citar algunos jolgorios. En el plano litúrgico como espiritual, es bien lamentable, triste para nosotros los creyentes.

Volver a encontrar la Estrella…

Esta Palabra de Dios que leemos y o escuchamos este domingo puede ayudarnos a volver a encontrar la estrella al comienzo de este nuevo año como ella (la Palabra) lo ha hecho con los magos.
La experiencia de los Magos muestra bien que, si alguien busca la Verdad, cae en los brazos de Cristo ya que Cristo es la Verdad, Él es el Camino, es su estrella, su luz que ha guiado los Magos hacia Belén. Esta misma estrella también puede conducirnos en este comienzo del año 2023.
Estos Magos que venían de lejos son como muchos que en nuestros tiempos buscan la verdad, el sentido de la vida lejos de Cristo. Estos Magos nos muestran que toda persona humana es atraída por Cristo, que bajo una máscara de indiferencia cada ser humano lleva consigo una búsqueda profunda de sentido, de esencia de la vida y de amor.
¿Por qué estos magos acostumbrados a escrutar los astros han sido atraídos hacia Cristo, hacia Jesús nacido en el pesebre? He aquí una cuestión a la cual no es fácil de responder. Ustedes quizás tengan una respuesta mejor que la mía.
Tenemos una respuesta a nuestra pregunta en el evangelio cuando se nos dice que ellos vienen para arrodillarse o postrarse, para adorar. Esta adoración de los magos nos hace pensar en todos los hombres y mujeres que se consagran a Dios y al anuncio del Evangelio…
¿Pero qué significa adorar? Es ante todo un sentimiento de alegría, de esta alegría que se siente porque Dios es rico en misericordia y que, en Cristo, Él se hace cercano, nuestro prójimo. Este amor puede abrir nuestros cofres como lo hemos hecho al disponernos a leer o escuchar esta reflexión por ejemplo o cuando nos disponemos a participar en la celebración comunitaria en Iglesia, este amor puede abrir nuestro corazón. Nosotros (católicos) vivimos esta experiencia en cada Eucaristía cuando nos reencontramos con el Dios tres veces santo…
Uno podría pensar que la Adoración (al Santo Sacramento, por ejemplo) u oración silenciosa intensa, meditación, puede hacernos huir de la realidad, pero el evangelio de este domingo nos muestra que los Magos se regresan por otro camino.
Yo deseo que la oración y el ejercicio espiritual que podamos hacer hoy a partir de esta Palabra, nos ayude a descubrir esas rutas nuevas y que a lo largo de todo este año nuevo podamos explorar, como los Magos esos caminos nuevos de la FE.
Aun,
¡FELIZ Y BENDECIDO 2023!


Reflexión Central

Mundialización del Evangelio


Esta fiesta de la Epifanía nos invita a abrir nuestros horizontes. El misterio de Dios no solamente se ofrece a los judíos. No es solamente para aquellos que se reconocen como cristianos, es para toda la humanidad. Todos pueden con total libertad descubrir las maravillas del amor, de la justicia y de la paz.

La Epifanía es entonces la fiesta de todos los buscadores de Dios. Hoy, son muchas las personas que se cuestionan sobre Dios.

En la primera lectura, el profeta Isaías nos anuncia una buena noticia. Su mensaje se dirige al largo cortejo de los deportados que vuelven del exilio. La gran potencia opresora ha sido deshecha. Jerusalén puede volver a levantarse. La Gloria del Señor se ha levantado sobre esta ciudad. Pero mirando de cerca, vemos muy bien hoy que la Jerusalén de ésta época ya no es más el Carrefour o cruce comercial de otros tiempos. Su esplendor pasado ha sido olvidado. Pero su verdadera riqueza está en otra parte; está en Dios que gobierna el mundo y que hace de esta riqueza la esperanza de los pueblos. 

Es también esta presencia luminosa del Señor la que reaviva el esplendor de la Iglesia.

Es el mismo mensaje que encontramos en San Pablo en su carta a los Efesios: es la posibilidad ofrecida a la humanidad entera de tener parte en la salvación. Todos los hombres, sin importar su condición, están llamados a entrar en la Iglesia de la Nueva Alianza sellada por Jesús. Él ha venido a reconciliar con su padre Dios a toda la humanidad para hacerla su Cuerpo. Todo ser humano en adelante llega a ser miembro de Cristo que yo quiero amar. A partir de aquí, nada puede ser como antes. El bautismo era para él como un nuevo nacimiento. Es un sacramento que nos hace participar en la vida divina.

El Evangelio nos habla de esos magos, de extranjeros venidos de Oriente para arrodillarse ante el rey de los judíos que acababa de nacer. Si leemos este relato al pie de la letra, arriesgamos con hacernos preguntas: ¿por qué la estrella se eclipsa sobre Jerusalén?  ¿Qué puede hacer María con el oro, el incienso y la mirra? ¿En qué les concierne este nacimiento a los extranjeros?

En efecto, el evangelista no ha pretendido hacer un reportaje. Su verdadero mensaje hay que encontrarlo en otra parte. A través de estos extranjeros, es el mundo entero que es llamado por Jesús. Para descubrirlo, nosotros estamos invitados también, a ponernos en camino. Como lo ha hecho con los magos, Jesús se nos acerca, se hace presente a través de lo que vivimos. Él nos da a toda una estrella para guiarnos hacia lo bello, hacia lo bueno, hacia el bien, hacia lo verdadero, hacia su Reino de amor. De igual manera entre los de corazón de piedra, Jesús puede suscitar una pizca de ternura, un gesto de amor. No es gratuito, no por nada la Biblia dice que nosotros hemos sido creados a la imagen y semejanza de Dios.

Pero de repente, los magos han perdido de vista la estrella que los guiaba y entonces se dirigen a aquellos que tienen la sabiduría, los escribas, los jefes de los sacerdotes que conocen la Biblia. Esto también es importante para nosotros: en nuestro caminar, tenemos necesidad de ser guiados por las Escrituras y alimentarnos de ellas. Las palabras de Jesús son palabras de vida eterna.

Los magos llegan entonces al portal, al pesebre. Y encuentran al niño con María su madre, ellos se ponen de rodillas y les ofrecen sus regalos. Ellos han escogido lo mejor: el oro nos dice que este niño es Rey, el incienso nos dice que Él es Dios. La mirra, que sirve para embalsamar los muertos, nos dice que Jesús es también humano, un hombre destinado a morir. Todo esto es revelado a paganos totalmente extraños a la religión judía.

Y nosotros, preguntémonos qué tenemos para ofrecerle al rey del mundo. Él no necesita piedras preciosas. El tesoro que aprecia más, es una vida llena de amor. Esto es lo que le podemos ofrecer.

En este día de la Epifanía del Señor, no podemos quedarnos tranquilos entre nosotros, estáticos. Cristo ha venido por todos los hombres del mundo entero, a quienes tenemos presentes en nuestra oración. Nuestra prioridad debe ser la misma prioridad de Cristo por aquellos que no conocen a Dios. En este domingo, nuestra solidaridad y nuestra oración son especialmente por las comunidades cristianas del África. Y claro está, no podemos olvidarnos de nuestros países de antigua cristiandad, los cuales tiene una necesidad urgente de una nueva evangelización. Cristo debe presentarse a todos con el mismo calor y la misma alegría con que María lo hizo a los magos.

"Dónde está el Rey de los Judíos que acaba de nacer?"
 Él está en el pan compartido, en la Eucaristía que estamos celebrando juntos.

"Vayan a informarse con precisión sobre el niño"…
Paradójicamente, Herodes nos da un buen consejo: informarse sobre Cristo, ser buscadores de Dios para conocerle mejor y dar testimonio de Él, a nuestro alrededor. Los no creyentes, los incrédulos esperan de nuestra parte una fe más clara.

Después de habernos alimentado con la Palabra y el Cuerpo de Cristo, estamos invitados a volver a partir "por otro camino", para dar razón de la esperanza que nos anima" como dice San Pedro.

Que esta Epifanía sea la fiesta de todos aquellos que buscan con sincero corazón a Dios.


Referencias:

vieliturgique.ca
Prionseneglise.ca
HÉTU, Jean- Luc. Les Options de Jésus
Le Jour du Seigneur, Radio Canada, Homélies.


OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA


- Oro en silencio ante el pesebre, sea en casa o en la iglesia.

- Me pregunto si yo aún me dejo sorprender por Dios.



ORACION-CONTEMPLACION

¡Levántense, buscadores de Dios!
Quítense su vestido de tristeza y de luto.
Miren la estrella y arriésguense en el viaje.
rompan con su vida
antes que esta vida no les ahogue,
y les impida mismo mirar las estrellas.
Rompan las cadenas que los tienen cautivos,
la seguridad, el dinero, la ciencia cerrada.
¡Cómo es de largo, el viaje al interior y al final de sí mismo!
Cómo es de largo, el viaje de la FE,
tan largo como aquel del AMOR,
Y aquel otro aún, y más difícil todavía, el de la JUSTICIA.
A los paganos que somos nosotros,
Señor haz brillar una estrella.
Danos un signo que incomode y rompa el orden de las cosas,
un pequeño signo,
un dolor, una herida,
un pequeño desgarre.
ya es tiempo de que comience la aventura.




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Ver otros anteriores comentarios para esta fiesta en mi antiguo blog:











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