9 de mayo del 2023: martes de la quinta semana de Pascua
(Juan
14, 27-31a) Cuando pasemos por momentos difíciles, meditemos en estas
palabras de Jesús.
Aprenderemos
a levantar la mirada por encima de las nubes oscuras.
Nos
daremos cuenta de que estamos de paso y que, a pesar de los escollos, estamos
llamados a una vida con el Padre en plenitud.
Primera lectura
Lectura del libro de
los Hechos de los apóstoles (14,19-28):
EN aquellos días, llegaron unos judíos de Antioquía y de Iconio y se ganaron
a la gente; apedrearon a Pablo y lo arrastraron fuera de la ciudad, dejándolo
ya por muerto. Entonces lo rodearon los discípulos; él se levantó y volvió a la
ciudad.
Al día siguiente, salió con Bernabé para Derbe. Después de predicar el
Evangelio en aquella ciudad y de ganar bastantes discípulos, volvieron a
Listra, a Iconio y a Antioquia, animando a los discípulos y exhortándolos a
perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar muchas tribulaciones para
entrar en el reino de Dios.
En cada Iglesia designaban presbíteros, oraban, ayunaban y los encomendaban al
Señor, en quien habían creído. Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia. Y
después de predicar la Palabra en Perge, bajaron a Atalía y allí se embarcaron
para Antioquia, de donde los habían encomendado a la gracia de Dios para la
misión que acababan de cumplir. Al llegar, reunieron a la Iglesia, les contaron
lo que Dios había hecho por medio de ellos y cómo había abierto a los gentiles
la puerta de la fe. Se quedaron allí bastante tiempo con los discípulos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal
144,10-11.12-13ab.21
R/. Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás. R/.
Lectura del santo
evangelio según san Juan (14,27-31a):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no
turbe vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a
vuestro lado”. Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el
Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando
suceda creáis.
Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el príncipe del mundo; no es
que él tenga poder sobre mi, pero es necesario que el mundo comprenda que yo
amo al Padre, y que, como el Padre me ha ordenado, así actúo yo».
Palabra del Señor
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La Paz
de Jesús
dijo Jesús a sus discípulos:
«La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo.
Entonces, ¿en qué se
diferencia la paz que te da Jesús de la paz aparente que te da el mundo?
Todos queremos paz en la
vida. El deseo de paz interior está escrito en nuestra misma
naturaleza. Y aunque muchas personas toman decisiones que conducen al
desorden interior e incluso al caos, esas elecciones a menudo se hacen a partir
de un sentido confuso de lo que realmente proporciona satisfacción.
Por ejemplo, aquellos que
eligen alimentar una adicción a las drogas o al alcohol a menudo comenzaron esa
adicción por un deseo equivocado de felicidad. La solución temporal
experimentada da la sensación temporal de bienestar. Pero objetivamente
hablando, está muy claro que la “paz” temporal que uno recibe de estas acciones
conduce en última instancia a la pérdida de lo que desea. Y cuando estas
elecciones se convierten en adicciones, la persona a menudo se encuentra
atrapada en una espiral descendente.
También hay innumerables otras
formas en que las personas se encuentran buscando satisfacción y realización en
la vida. El dinero, la promiscuidad, el engaño, el egoísmo, la ira, el fraude
y cosas similares son todas acciones que se realizan con la intención de alguna
satisfacción.
Nuestro objetivo diario debe
ser desenmascarar esas acciones engañosas para que podamos verlas por lo que
son y por el fruto que producen. Estas son claramente algunas de las
muchas formas en que el “mundo” nos ofrece paz.
Cuando se trata de la
verdadera felicidad en la vida, el don de la verdadera paz interior es una de
las señales más claras de que estamos en el camino correcto y estamos tomando
las decisiones correctas.
Cuando elegimos la voluntad de
Dios todos los días, esas elecciones pueden ser difíciles y requieren mucho
sacrificio al principio.
El amor puede ser
difícil. La fidelidad a la ley moral de Dios puede ser un desafío. Y
negarse a pecar es difícil. Pero escogiendo la voluntad de Dios a lo largo
de nuestro día, cada día, comenzará a producir en nosotros el don consolador y
sustentador de la paz de Cristo.
La verdadera paz produce
fuerza. Conduce a la integridad interior y a la plenitud.
Produce claridad de
pensamiento y certeza en las convicciones.
La paz de Dios conduce a más
paz. Conduce a elecciones basadas en acciones de amor bien pensadas.
La paz nos lleva a la voluntad
de Dios, y la voluntad de Dios lleva a la paz.
El efecto cíclico es
exponencial y es una de las guías más claras de la felicidad en la vida.
Reflexiona, hoy, sobre si
verdaderamente tienes paz en tu corazón. ¿Reconoces la presencia serena, fuerte
y sustentadora de Dios dentro de tu alma?
¿Tus elecciones diarias
producen una mayor integridad de corazón y claridad de mente?
¿Sientes que tienes alegría y
calma, incluso en medio de los mayores desafíos de la vida?
Busca esta paz, porque si lo
haces, estarás buscando al buen Dios que produce este glorioso regalo dentro de
tu corazón.
Mi Señor de la paz verdadera,
Tú y Tu santa voluntad son el único camino hacia la realización más profunda de
todos mis deseos en la vida. Cuando tomo malas decisiones que conducen al
desorden y la confusión, ayúdame a volverme a Ti con todo mi corazón. Por
favor, desenmascara cualquier engaño con el que lucho y dame la fuerza que
necesito para buscarte a Ti y solo a Tu paz. Jesús, en Ti confío.
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