29 de mayo del 2023: La Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia
La Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia
En este día, la Iglesia recuerda a María de Nazaret como Madre de la Iglesia.
(Juan 19, 25-34) María estaba allí, junto a la Cruz,
fiel, como su Hijo, hasta el final. Un día había dicho “sí”, pero sabía
que el “sí” dicho a Dios se repite constantemente.
María, que no estuvo manchada por el pecado, no
puede decir “no”, no puede alejarse de Dios. Entonces, sí, ella está cerca
de la Cruz, con la mirada vuelta hacia su Hijo. Y acepta ser dada a Juan
como madre, y acoge a Juan como hijo, como don hecho por su Hijo en la
Cruz. Con Jesús, su hijo, da y recibe.
Primera lectura
Lectura del libro del Génesis 3, 9-15. 20
El Señor Dios llamó a Adán y le dijo: «¿Dónde estás?».
Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».
El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».
Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».
El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?».
La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí».
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza, cuando tú la hieras en el talón».
Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 86, 1-2.3 y 5. 6-7
R/. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! R/.
Se dirá de Sión: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R/.
El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí». R/.
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R/.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-34
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed».
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca.
Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.
Palabra del Señor
Tu Madre Celestial
Junto a la
cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y
María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al
que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
El memorial que celebramos hoy, que fue agregado al
Calendario Litúrgico Romano en 2018 por el Papa Francisco, destaca la verdad de
que la Santísima Virgen María no es solo la Madre de la Persona de Cristo y,
por lo tanto, la Madre de Dios, ella es también la Madre de la Iglesia, es
decir, la Madre de todos los fieles.
La Santísima Virgen María
es nuestra madre. Y como madre, ella es verdaderamente tierna,
compasiva, cariñosa y misericordiosa, dándonos todo lo que una madre perfecta
desea otorgar. Ella es la más feroz de las madres que no se detendrá ante
nada para proteger a sus hijos. Es una madre totalmente entregada a ti, su
querido hijo.
El pasaje del Evangelio
elegido para este memorial representa a nuestra Santísima Madre de pie al pie
de la Cruz. Ella no habría estado en otro lugar que directamente debajo de
su Hijo mientras Él soportaba Su última agonía. Ella no huyó con
miedo. Ella no estaba abrumada por el dolor. Ella no se enfurruñó con
autocompasión. No, estuvo junto a su Hijo con el amor perfecto y la fuerza
de una madre devota, cariñosa, compasiva y fiel.
Mientras estaba junto a su
Hijo en Su hora de sufrimiento y muerte, Jesús se volvió hacia ella y confió al
Apóstol Juan a su cuidado maternal.
Desde los primeros Padres de
la Iglesia hasta las enseñanzas más recientes de la Iglesia actual, este acto
de encomendar a Juan a María y María a Juan por parte de Jesús se ha entendido
como una entrega de todos los fieles al cuidado maternal de la Madre
María. La Madre María es, por tanto, no sólo Madre del Redentor, Cristo
mismo, sino que se convierte también en Madre de todos los redimidos, madre de
todos nosotros, Madre de la Iglesia.
Considera la madre espiritual
que tienes en el Cielo. Una madre es aquella que da la vida. Tu Madre
del Cielo tiene encomendada la tarea de darte la nueva vida de gracia
conquistada por la Cruz. Y como tu madre, ella no te negará nada que sea
para tu beneficio.
Una madre es también aquella
que es tierna con sus hijos.
El Inmaculado Corazón de
nuestra Madre del Cielo es de los que está lleno de la mayor ternura hacia nosotros. Aunque
sus caricias no son físicas, son mucho más profundas. Ella acaricia con la
ternura de la gracia que nos imparte cuando oramos y nos volvemos a Ella en nuestra
necesidad. Ella nos da la gracia de su Hijo, derramada sobre la Cruz como
la sangre y el agua brotada como fuente de misericordia.
La Madre María derrama esa
misericordia sobre nosotros como lo haría una madre tierna y devota. Ella
no se guarda nada.
Si desconoce el amor en el
corazón de nuestra Santísima Madre por usted, use este memorial como una
oportunidad para profundizar su comprensión de su papel en su vida. Muchos
niños dan por sentado a sus madres, sin comprender completamente la profundidad
de su amor. Así es con nuestra Madre del Cielo. Nunca comprenderemos
completamente su amor y su constante trabajo maternal en nuestra vida hasta que
nos unamos a ella en el Cielo cara a cara.
Reflexione hoy sobre la Madre
María que está a su lado en cada momento de su vida. Mírela allí en sus
alegrías y en sus penas, en sus momentos de tentación y de lucha, en sus
momentos de confusión y claridad. Mírela allí a su lado, otorgándole todos
los buenos dones espirituales cuando más lo necesita. Ella es una
verdadera madre, y es digna de su amor y gratitud.
Mi queridísima Madre,
estuviste junto a tu Hijo con fidelidad y amor inquebrantables. Lo
cuidaste, lo alimentaste y nunca te apartaste de Su lado. Yo también soy
tu querido hijo. Te agradezco tu amorosa fidelidad hacia mí y abro mi
corazón a la gracia de tu Hijo que me concedes a lo largo de la
vida. Ayúdame a estar más atenta a tu cuidado maternal y a crecer cada día
en la gratitud por tu presencia en mi vida. Madre María, ruega por
nosotros. Jesús, en Ti confío.
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