12 de abril del 2025: sábado de la quinta semana de Cuaresma
Un proyecto mortal que da vida
(Juan 11:45-57) Una
última gran señal la da Jesús cuando saca a Lázaro de su tumba. Para quienes
acudieron a rodear a la familia, a la emoción se suma el asombro y la fe puede
hacer su obra. Pero los que no estaban presentes interpretaron el
acontecimiento como un peligro final para su autoridad. Su plan de muerte es
entonces, paradójicamente, la respuesta exacta que abre el camino a la nueva
vida que rechazan.
Nicolas Tarralle, sacerdote asuncionista
(Cántico de Jeremías 31 y Juan 11, 45-57) El buen pastor mantiene unido a su rebaño, se preocupa de reunir a sus ovejas en un solo lugar, en un solo redil. Así, Jesús, el Buen Pastor, quiere reunirnos a todos en la unidad, y por eso está dispuesto a dar su vida.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (37,21-28):
ESTO dice el Señor Dios:
«Recogeré a los hijos de Israel de entre las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra. Los hará una sola nación en mi tierra, en los montes de Israel. Un solo rey reinará sobre todos ellos. Ya no serán dos naciones ni volverán a dividirse en dos reinos.
No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus acciones detestables y todas sus transgresiones. Los liberaré de los lugares donde habitan y en los cuales pecaron. Los purificaré; ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios.
Mi siervo David será su rey, el único pastor de todos ellos. Caminarán según mis preceptos, cumplirán mis prescripciones y las pondrán en práctica. Habitarán en la tierra que yo di a mi siervo Jacob, en la que habitaron sis padres: allí habitarán ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre, y mi siervo David será su príncipe para siempre.
Haré con ellos una alianza de paz, una alianza eterna. Los estableceré, los multiplicaré y pondré entre ellos mi santuario para siempre; tendré mi morada junto a ellos, yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y reconocerán las naciones que yo soy el Señor que consagra Israel, cuando esté mi santuario en medio de ellos para siempre».
Palabra de Dios
Salmo (Cántico de Jeremías)
Jr 31,10.11-12ab.13
R/. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño
V/. Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla a las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño. R/.
V/. Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R/.
V/. Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (11,45-57):
EN aquel tiempo, muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo:
«Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente entre los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban:
«¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?».
Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.
Palabra del Señor
1
Las lecturas del sábado de la quinta semana de
Cuaresma (Ezequiel 37,21-28; Jeremías 31,10-13; Juan 11,45-57) convergen en un
mensaje de unidad, esperanza y renovación, que se profundiza al considerar la
figura de María en el contexto del sábado.
📖 Lecturas
del día
Primera lectura – Ezequiel 37,21-28 El profeta Ezequiel transmite la
promesa de Dios de reunir a su pueblo disperso, purificarlo y establecer una
alianza eterna. Esta visión anticipa la restauración y la paz bajo un único
pastor, símbolo del Mesías venidero.
Salmo – Jeremías 31,10-13 El salmo refuerza la imagen de
Dios como pastor que cuida y reúne a su rebaño, transformando la tristeza en
alegría y la dispersión en comunión.
Evangelio – Juan 11,45-57 Tras la resurrección de Lázaro,
el Sanedrín decide eliminar a Jesús para preservar la nación. Sin embargo, esta
decisión cumple el plan divino: Jesús muere no solo por su nación, sino para
reunir a todos los hijos de Dios dispersos.
🕊️
Reflexión homilética
Estas lecturas nos invitan a contemplar la obra de Dios que transforma la división en unidad y la muerte en vid.
La profecía de
Ezequiel se cumple en Jesús, quien, a través de su sacrificio, reúne a la
humanidad dispersa y establece una nueva alianza de paz. El Evangelio destaca
cómo, incluso en las decisiones humanas motivadas por el miedo, Dios realiza su
plan de salvació. La muerte de Jesús se convierte en el medio para la
unificación de todos los creyente.En este contexto, María, presente en el dolor
del sábado santo, se convierte en modelo de fe y esperanz. Su fidelidad en
medio de la oscuridad la convierte en puente entre la muerte y la resurrección,
enseñándonos a confiar en Dios incluso cuando no comprendemos sus caminos.
🌹 Santa
María en sábad
La tradición de dedicar los sábados a la Virgen
María se remonta al siglo X. Este día simboliza la espera y la esperanza,
recordando el sábado santo en el que María mantuvo viva la fe en la
resurrección de su Hijo.
María, como madre y discípula fiel, nos enseña a
mantener la esperanza en medio de la incertidumbre y a confiar en las promesas
de Dios. Su ejemplo nos anima a ser instrumentos de unidad y paz en nuestras
comunidades.
🙏 Oración
final
Señor, que en tu Hijo Jesús nos has reunido como un
solo pueblo, concédenos vivir en unidad y paz. Que, siguiendo el ejemplo de
María, sepamos confiar en ti en todo momento y ser testigos de tu amor en el
mundo. Amén.
2
Los efectos del ministerio de Jesús
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron:
«¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
El ministerio público de Jesús tuvo dos efectos principales sobre la gente. Entre la gente, muchas personas, estaban llegando a creer en Él y estaban pendientes de cada una de Sus palabras. Lo buscaron y comenzaron a comprender que Él era el Mesías prometido. Esta fue la respuesta de la fe. Pero la reacción de los principales sacerdotes y los fariseos fue mucho más mundana.
En el pasaje anterior, vemos a un grupo de líderes religiosos que están completamente consumidos por preocupaciones mundanas hasta el punto de que estas preocupaciones ahogan todos los asuntos de fe.
Mientras el Sanedrín se reunía y discutía lo que debían hacer, Caifás, el sumo sacerdote de ese año, habló y dio consejos que representan perfectamente esta visión mundana. Él dijo: «Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera».
Caifás y muchos otros líderes religiosos de la época parecían estar mucho más preocupados por su estatus y poder mundanos que por los asuntos de la verdadera fe y la salvación eterna. Si hubieran sido hombres que amaran profundamente a Dios y buscaran sólo su santa voluntad, entonces se habrían regocijado de que el ministerio de Jesús fuera tan fructífero en la vida de la gente. Habrían dado gracias a Dios, día y noche, por el privilegio de ver las antiguas profecías sobre el Mesías hacerse realidad ante sus propios ojos. Deberían haber tenido gozo y gratitud, y deberían haber permitido que esas bendiciones espirituales crecieran dentro de ellos y les dieran el valor que necesitaban para salir y morir con nuestro Señor si fuera necesario. Pero en cambio, eligieron sus vidas cómodas y su estatus mundano por encima de la verdad, y decidieron que Jesús necesitaba morir.
Una hermosa verdad para reflexionar dentro de este contexto es que Dios usa todas las cosas para Su gloria y para la salvación de aquellos que creen. Con esta reunión del Sanedrín, estos hombres comenzaron a tramar la muerte de Jesús. Eventualmente, usaron el engaño, la manipulación, la intimidación y el miedo para lograr su objetivo.
Pero, aunque desde una perspectiva mundana estos líderes religiosos equivocados “ganaron”, desde una perspectiva divina, Dios usó su maldad para lograr el mayor bien que el mundo haya conocido jamás. Por su malicia, la pasión y la muerte de Jesús dieron paso a la vida nueva de la Resurrección.
Reflexiona hoy sobre el hecho de que Dios puede usar todas las cosas para nuestro bien. Ya sea en medio de la corrupción, la persecución, la discordia, el pecado, la enfermedad o cualquier otro mal de la vida, cuando nos volvemos a Dios con fe y entrega, Él es capaz de transformar todas las cosas y producir por medio de ellas abundancia de buenos frutos, si sólo lo dejamos y confiamos en la fe.
Entrégate a Dios en oración, hoy, ofrécele cualquiera de las preocupaciones encontradas que te hayan afectado, y permítete creer la simple verdad de que nada puede impedirte el glorioso cumplimiento de la voluntad de Dios. Todas las cosas pueden ayudar a la salvación de tu alma y terminar en la gloria eterna de Dios.
Mi glorioso Señor, fuiste amado por muchos, pero también odiado por algunos. Los que tenían poder y autoridad no podían ver más allá de sus ambiciones mundanas, por lo que comenzaron a conspirar contra ti. Dame la gracia, amado Señor, de ver cada acto de mal infligido sobre mí como una oportunidad para que Tú produzcas el bien. Eres glorioso, amado Señor. Que seas glorificado en todas las cosas. Jesús, en Ti confío.
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