7 de abril del 2025: lunes de la quinta semana de Cuaresma - San Juan Bautista de La Salle

 

Santo del día:

San Juan Bautista de La Salle

1651-1719. “Subir cada día a Dios mediante la oración” y “descender luego a los niños para instruirlos”: esto es lo que recomendaba el fundador de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Patrón de los educadores.


La luz en el templo

(Juan 8:12-20) Al enseñar en el Templo de Jerusalén, Jesús ilumina a las multitudes con la luz de Dios en el mismo lugar donde Él está presente para su pueblo. Pero los fariseos rechazan su testimonio que conduce al Padre. Se oponen a la Ley, que ha convertido en su terreno favorito.

En nuestras iglesias y en nuestros discursos, a veces también nos cegamos. La verdad del Templo y de la Ley se nos revela a través de la misericordia de la Pascua.

Nicolas Tarralle, sacerdote asuncionista


(Salmo 22) Cuando nada está bien, puedo descansar en Dios. Él es mi refugio en la adversidad, aquel a quien puedo confiar todo sin temor a ser juzgado y condenado. Hoy le expreso todo mi agradecimiento por el amor y la fidelidad con que me llena todos los días de mi vida.

 




Primera lectura

Lectura del libro de Daniel (13,1-9.15-17.19-30.33-62):

EN aquellos días, vivía en Babilonia un hombre llamado Joaquín, casado con Susana, hija de Jelcías, mujer muy bella y temerosa del Señor.
Sus padres eran justos y habían educado a su hija según la ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un jardín junto a su casa; y como era el más respetado de todos, los judíos solían reunirse allí.
Aquel año fueron designados jueces dos ancianos del pueblo, de esos que el Señor denuncia diciendo:
«En Babilonia la maldad ha brotado de los viejos jueces, que pasan por guías del pueblo».
Solían ir a casa de Joaquín, y los que tenían pleitos que resolver acudían a ellos.
A mediodía, cuando la gente se marchaba, Susana salía a pasear por el jardín de su marido. Los dos ancianos la veían a diario, cuando salía a pasear, y sintieron deseos de ella.
Pervirtieron sus pensamientos y desviaron los ojos para no mirar al cielo, ni acordarse de sus justas leyes.
Sucedió que, mientras aguardaban ellos el día conveniente, salió ella como los tres días anteriores sola con dos criadas, y tuvo ganas de bañarse en el jardín, porque hacía mucho calor. No había allí nadie, excepto los dos ancianos escondidos y acechándola.
Susana dijo a las criadas:
«Traedme el perfume y las cremas y cerrad la puerta del jardín mientras me baño».
Apenas salieron las criadas, se levantaron los dos ancianos, corrieron hacia ella y le dijeron:
«Las puertas del jardín están cerradas, nadie nos ve, y nosotros sentimos deseos de ti; así que consiente y acuéstate con nosotros. Si no, daremos testimonio contra ti diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías despachado a las criadas».
Susana lanzó un gemido y dijo:
«No tengo salida: si hago eso, mereceré la muerte; si no lo hago, no escaparé de vuestras manos. Pero prefiero no hacerlo y caer en vuestras manos antes que pecar delante del Señor».
Susana se puso a gritar, y los dos ancianos, por su parte, se pusieron también a gritar contra ella. Uno de ellos fue corriendo y abrió la puerta del jardín.
Al oír los gritos en el jardín, la servidumbre vino corriendo por la puerta lateral a ver qué le había pasado. Cuando los ancianos contaron su historia, los criados quedaron abochornados, porque Susana nunca había dado que hablar.
Al día siguiente, cuando la gente vino a casa de Joaquín, su marido, vinieron también los dos ancianos con el propósito criminal de hacer morir a Susana. En presencia del pueblo ordenaron:
«Id a buscar a Susana, hija de Jelcías, mujer de Joaquín».
Fueron a buscarla, y vino ella con sus padres, hijos y parientes.
Toda su familia y cuantos la veían lloraban.
Entonces los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y pusieron las manos sobre la cabeza de Susana.
Ella, llorando, levantó la vista al cielo, porque su corazón confiaba en el Señor.
Los ancianos declararon:
«Mientras paseábamos nosotros solos por el jardín, salió esta con dos criadas, cerró la puerta del jardín y despidió a las criadas. Entonces se le acercó un joven que estaba escondido y se acostó con ella.
Nosotros estábamos en un rincón del jardín y, al ver aquella maldad, corrimos hacia ellos. Los vimos abrazados, pero no pudimos sujetar al joven, porque era más fuerte que nosotros, y, abriendo la puerta, salió corriendo.
En cambio, a esta le echamos mano y le preguntamos quién era el joven, pero no quiso decírnoslo. Damos testimonio de ello».
Como eran ancianos del pueblo y jueces, la asamblea los creyó y la condenó a muerte.
Susana dijo gritando:
«Dios eterno, que ves lo escondido, que lo sabes todo antes de que suceda, tú sabes que han dado falso testimonio contra mí, y ahora tengo que morir, siendo inocente de lo que su maldad ha inventado contra mí».
Y el Señor escuchó su voz.
Mientras la llevaban para ejecutarla, Dios suscitó el espíritu santo en un muchacho llamado Daniel; y este dio una gran voz:
«Yo soy inocente de la sangre de esta».
Toda la gente se volvió a mirarlo, y le preguntaron:
«Qué es lo que estás diciendo?».
Él, plantado en medio de ellos, les contestó:
«Pero ¿estáis locos, hijos de Israel? ¿Conque, sin discutir la causa ni conocer la verdad condenáis a una hija de Israel? Volved al tribunal, porque esos han dado falso testimonio contra ella».
La gente volvió a toda prisa, y los ancianos le dijeron:
«Ven, siéntate con nosotros e infórmanos, porque Dios mismo te ha dado la ancianidad».
Daniel les dijo:
«Separadlos lejos uno del otro, que los voy a interrogar».
Cuando estuvieron separados el uno del otro, él llamó a uno de ellos y le dijo:
«¡Envejecido en días y en crímenes! Ahora vuelven tus pecados pasados, cuando dabas sentencias injustas condenando inocentes y absolviendo culpables, contra el mandato del Señor: “No matarás al inocente ni al justo”. Ahora, puesto que tú la viste, dime debajo de qué árbol los viste abrazados».
Él contestó:
«Debajo de una acacia».
Respondió Daniel:
«Tu calumnia se vuelve contra ti. Un ángel de Dios ha recibido ya la sentencia divina y te va a partir por medio».
Lo apartó, mandó traer al otro y le dijo:
«Hijo de Canaán, y no de Judá! La belleza te sedujo y la pasión pervirtió tu corazón. Lo mismo hacíais con las mujeres israelitas, y ellas por miedo se acostaban con vosotros; pero una mujer judía no ha tolerado vuestra maldad. Ahora dime: ¿bajo qué árbol los sorprendiste abrazados?».
Él contestó:
«Debajo de una encina».
Replicó Daniel:
«Tu calumnia también se vuelve contra ti. el ángel de Dios aguarda con la espada para dividirte por medio. Y así acabará con vosotros».
Entonces toda la asamblea se puso a gritar bendiciendo a Dios, que salva a los que esperan en él. Se alzaron contra los dos ancianos, a quienes Daniel había dejado convictos de falso testimonio por su propia confesión, e hicieron con ellos lo mismo que ellos habían tramado contra el prójimo. Les aplicaron la ley de Moisés y los ajusticiaron.
Aquel día se salvó una vida inocente.

Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 22,1-3a.3b-4.5.6



R/.
 Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo


V/. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R/.

V/. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R/.

V/. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mí copa rebosa. R/.

V/. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término. R/.

 

Evangelio

Jn 8,12-20

Yo soy la luz del mundo

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

EN aquel tiempo, Jesús habló a los fariseos, diciendo:
«Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida».
Le dijeron los fariseos: «Tú das testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero».
Jesús les contestó: «Aunque yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de dónde he venido y adónde voy;
en cambio, ustedes no saben de dónde vengo ni adónde voy. Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie; y, si juzgo yo, mi juicio es legítimo, porque no estoy yo solo, sino yo y el que me ha enviado, el Padre; y en la ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos hombres es verdadero. Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me ha enviado, el Padre».
Ellos le preguntaban: «¿Dónde está tu Padre?».
Jesús contestó: «Ni me conocen a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre».
Jesús tuvo esta conversación junto al arca de las ofrendas cuando enseñaba en el templo. Y nadie le echó mano, porque todavía no había llegado su hora.

Palabra del Señor.


1

Comentarios a las Lecturas

1. Daniel 13, 41c-62 – La inocencia de Susana

Esta lectura nos presenta a Susana, una mujer justa y temerosa de Dios, falsamente acusada por hombres perversos. En su angustia, Susana confía totalmente en el Señor. Dios escucha su clamor y suscita a Daniel para defender la verdad y desenmascarar la injusticia.

Claves:

Dios es juez justo, que no abandona al inocente.

La verdad termina por triunfar sobre la mentira.

La historia de Susana nos enseña que incluso cuando todo parece perdido, Dios sigue obrando silenciosamente a favor de sus hijos.

2. Salmo 23 (22)

El salmo expresa una confianza total en Dios como pastor y guía incluso en medio de los momentos más oscuros de la vida: “Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo”.

Aplicación:

Este salmo es especialmente adecuado para una oración por los difuntos, pues expresa la certeza de que el Señor guía a sus fieles incluso en el paso por la muerte hacia la “casa del Señor por años sin término”.

3. Juan 8,12-20 – “Yo soy la luz del mundo”

Jesús se revela como la luz del mundo, la luz que disipa las tinieblas del pecado, del error y de la muerte. Ante las dudas de los fariseos, Jesús habla desde su unidad con el Padre, como testigo verdadero que sabe de dónde viene y a dónde va.

Puntos clave:

Jesús es luz en medio de la oscuridad: de la injusticia, del miedo, del pecado, y también de la muerte.

Nos invita a seguirlo para no caminar en tinieblas.

 

🕊Homilía (propuesta breve)

Queridos hermanos,

Hoy nos reunimos para orar por nuestros fieles difuntos, iluminados por la Palabra del Señor en este lunes de Cuaresma. Las lecturas de hoy nos traen un mensaje de esperanza en medio de la oscuridad, y eso es justamente lo que necesitamos cuando enfrentamos la realidad de la muerte.

La historia de Susana, falsamente acusada, nos habla de un Dios que no olvida a los suyos, que escucha el clamor del justo y actúa a su favor. A veces, cuando sufrimos una pérdida o enfrentamos la muerte, nos puede parecer que Dios guarda silencio. Pero este pasaje nos asegura que Él está atento, siempre presente, incluso cuando todo parece ir en contra.

El salmo que hemos rezado juntos —el Salmo 23— es una de las oraciones más consoladoras de toda la Escritura. Nos recuerda que incluso en el valle más oscuro, incluso en la noche de la muerte, Dios va con nosotros. No estamos solos. Él prepara una mesa para nosotros, un banquete en su casa, promesa de la vida eterna.

Y en el Evangelio, Jesús dice: "Yo soy la luz del mundo". Él no solo nos ilumina en esta vida, sino también en la muerte. Él vence la oscuridad del sepulcro y nos abre un camino de luz hacia el Padre. Por eso, aunque lloramos la ausencia de nuestros seres queridos, no lo hacemos como quien no tiene esperanza. Confiamos en que Jesús los ha recibido en su luz, en su paz, en su gloria.

Hoy pedimos por ellos. Que el Buen Pastor los lleve a aguas tranquilas. Que el Dios justo y misericordioso los reciba en su Reino. Y que nosotros, al mirar a Cristo, luz del mundo, aprendamos a caminar con fe, hasta el día en que volvamos a encontrarnos en la casa del Padre.

 

🙏 Oración de los fieles (intenciones sugeridas)

Por nuestros hermanos difuntos, para que Cristo, luz del mundo, los reciba en su Reino de paz y gozo eterno.
Roguemos al Señor.

Por todos los que lloran la pérdida de un ser querido, para que el consuelo del Señor les dé fortaleza y esperanza.
Roguemos al Señor.

Por los que viven situaciones de injusticia o calumnia, como Susana, para que confíen en el Señor y encuentren justicia y verdad.
Roguemos al Señor.

Por nosotros, para que siguiendo a Jesús, luz del mundo, vivamos con fe, esperanza y amor, preparándonos para la vida eterna.
Roguemos al Señor.

 

 

2

La Hora de Jesús


“Pero nadie lo arrestó, porque aún no había llegado su hora”

Juan 8:20

 

Esta breve frase aparece al final, después de que Jesús, una vez más, confrontara directamente a los fariseos.

En esta situación, los confronta al hablarles de la verdad de su unión con el Padre y del poder y la autoridad que le otorgaba esta unión. Los fariseos intentan confrontarlo y desafiarlo, pero él les responde con la verdad con claridad. Su respuesta a las palabras de Jesús no queda registrada, pero es evidente que no saben qué decir y que permanecen escépticos y deseosos de tenderle una trampa.

Este pasaje citado nos revela la profunda verdad de que ni la malicia de los fariseos ni la de nadie más pudo triunfar, pues la hora de Jesús aún no había llegado. ¿Qué significa esto? Aquí hay dos verdades que debemos extraer de esta línea.

Primero, la malicia no puede vencer la voluntad de Dios. Dado que Dios Padre no permitió el arresto de Jesús en ese momento, quienes tenían malas intenciones no pudieron hacerlo. Jesús pudo hablar clara y abiertamente, desafiando a los fariseos con la verdad, y ellos no pudieron hacer nada para detenerlo. Aunque sus palabras los herían profundamente, no pudieron hacer más que escuchar y aumentar su ira y obstinación hacia nuestro Señor. Pero no pudieron hacerle daño. Esto demuestra que, en última instancia, Dios controla incluso la malicia de los demás y solo permitirá que la malicia parezca triunfar cuando vea un propósito mayor para permitir que tal cosa suceda.  

En segundo lugar, revela que hay una "hora" venidera en la que Jesús será entregado a hombres pecadores. Pero en el Evangelio de Juan, esta hora no es una hora de vergüenza y desgracia para Jesús; más bien, es una hora de triunfo total sobre el pecado y la muerte. Desde una perspectiva mundana, sabemos que su hora de arresto, persecución y crucifixión adquiere la apariencia pública de horror y desgracia para Jesús. Parece como si él hubiera perdido y los fariseos hubieran ganado. Pero desde la perspectiva de Dios, que es la única perspectiva verdadera, Jesús triunfa gloriosamente. De hecho, el Padre finalmente permite que la malicia de los fariseos sea el instrumento de la glorificación de Jesús a través de los sufrimientos que soportó en esta hora. Desde la perspectiva divina, su hora no se convierte en una de derrota; más bien, se convierte en una de victoria definitiva.

Reflexione hoy sobre la hora de Jesús que se aproxima. Pronto entraremos en la gloria de la Semana Santa y reflexionaremos, una vez más, sobre que el Padre permitió que Jesús sufriera el sufrimiento y la muerte más crueles imaginables. Nos enfrentaremos al aparente escándalo de su arresto y a la ilusión de la victoria de los líderes maliciosos de la época. Pero su victoria es solo una ilusión, ya que la voluntad permisiva del Padre tenía otras intenciones. Comiencen a prepararse para esta celebración anual de la hora de Jesús y únanse a ella con la mayor confianza y fe.

 

Mi glorioso Señor, te glorifico por tu sabiduría y poder, y me regocijo en la perfecta voluntad del Padre Celestial. El Padre te envió en una misión de redención y salvación, y te permitió sufrir y morir. Pero a través de este sufrimiento, Él trajo la victoria final sobre la muerte y todo mal. Dame fe para conocer y creer esta verdad con todo mi corazón. Bendice esta próxima Semana Santa, amado Señor, y permíteme regocijarme en tu gloriosa victoria. Jesús, confío en ti.



7 de abril: San Juan Bautista de La Salle, Sacerdote—Memoria

1651–1719 Santo Patrón de los educadores Canonizado por el Papa León XIII el 24 de mayo de 1900 




Cita:


De hecho, si alguna vez hubiera pensado que el cuidado que brindaba a los maestros por pura caridad me obligaría a vivir con ellos, habría abandonado todo el proyecto. Pues, como era natural, consideraba a los hombres que me vi obligado a emplear en las escuelas al principio inferiores a mi ayuda de cámara, la sola idea de tener que vivir con ellos me habría resultado insoportable. De hecho, experimenté muchos disgustos cuando los recibí por primera vez en casa. Esto duró dos años. Sin duda, por esta razón, Dios, que todo lo guía con sabiduría y serenidad, cuya costumbre es no forzar las inclinaciones de las personas, quiso comprometerme por completo con el desarrollo de las escuelas. Dios lo hizo de manera imperceptible y durante un largo período de tiempo, de modo que un compromiso llevó a otro de una manera que no preví al principio.

~Memorias de San Juan de La Salle

 

Reflexión:

San Juan Bautista de La Salle murió el Viernes Santo, quizás como signo divino de la vida sacrificada que había vivido por la salvación de las almas. Esta no fue su primera muerte. Su primera muerte fue la de la vida que había vivido y la de la renuncia al mundo en aras de la misión inesperada que Dios le encomendó.

La Catedral de Reims, en Francia, fue fundada en el siglo V. El primer rey franco en ser bautizado fue bautizado allí por San Remigio, lo que dio lugar al bautismo de muchos otros y a la cristianización del reino. Posteriormente, la catedral se convirtió en el lugar donde se coronaron a la mayoría de los reyes franceses a lo largo de los siglos. En su reconstrucción del siglo XIII, la Catedral de Reims se convirtió en una de las catedrales góticas más ornamentadas y hermosas de Francia.

El santo de hoy nació en una familia de clase alta de Reims y desde joven disfrutó de una vida de honor y prestigio social, además de una excelente y costosa educación. Sus padres eran muy devotos. A los once años, Juan recibió la tonsura, y él y sus padres prometieron servir a la Iglesia durante toda su vida.

A los dieciséis, se convirtió en canónigo de la catedral de Reims. Los canónigos actuaban como guardianes de la catedral y asesores del arzobispo. Juan fue enviado entonces a completar su educación en algunas de las mejores escuelas de Francia. Poco después de comenzar sus estudios de teología a los veintiún años, sus padres fallecieron y tuvo que regresar a casa para cuidar de sus seis hermanos menores y administrar el patrimonio familiar. Durante los cinco años siguientes, completó sus estudios de teología y fue ordenado sacerdote a los veintiséis. Tras la ordenación, obtuvo su doctorado en teología y se sumergió en la vida de un joven y respetado sacerdote.

El director espiritual del Padre de La Salle, el Padre Nicolás Roland, era un hombre santo, comprometido con los pobres y la educación de los niños. Ayudó a fundar una nueva orden religiosa llamada las Hermanas del Niño Jesús, cuya misión era cuidar a los enfermos y educar a las niñas pobres. El Padre de La Salle se convirtió en su capellán y confesor, ayudándolas en su labor. Cuando el Padre Roland se encontraba en su lecho de muerte, le instó a continuar la labor de educación de los jóvenes pobres. El Padre de La Salle aceptó a regañadientes, sin darse cuenta de en qué se estaba metiendo. Poco después, el Padre de La Salle contactó con un laico, Adrian Nyel, a quien ayudó a fundar una escuela para niños pobres en Reims, seguida de otra.

El Padre de La Salle se encontraba en un dilema. Naturalmente, no se sentía atraído por la obra de establecer escuelas para los pobres, pero le resultaba difícil resistirse a las hermanas y a Adrián, quienes sentían tanta pasión por esta labor, y la inspiración divina lo atrajo al corazón. Intentó retirarse, pero luego continuó ayudándolos. Poco sabía que acababa de comenzar lo que se convertiría en la obra de su vida y un legado transformador dentro de la Iglesia.

Con el paso del tiempo, el Padre de La Salle vio la necesidad de mejorar la formación de los maestros. Él mismo había recibido una educación tan excelente que era muy consciente de la falta de competencias y la escasa formación personal de los maestros. Los niños a los que estos hombres enseñaban a menudo tenían una educación muy deficiente y estaban «lejos de la salvación», relataría más tarde. En respuesta, el Padre de La Salle comenzó a invitar a los maestros a su casa, a compartir comidas con ellos y a enseñarles a ser mejores maestros y hombres de Dios. Con el tiempo, los invitó a vivir con él en su casa familiar para poder dedicarles aún más tiempo. Esto no sentó bien a algunos de sus orgullosos parientes, que desdeñaban la idea de que se relacionara tan estrechamente con la clase social baja.

El Padre de La Salle comenzó a experimentar resistencia y críticas. Sus colegas lo acusaron de intentar labrarse un nombre como fundador. Algunos decían que era ambicioso. Se preguntaban por qué no le interesaba mantener el buen nombre de la familia relacionándose con los campesinos. ¿Y qué había de su canonjía? ¿Abandonaría esa prestigiosa posición para dedicarse a educar a niños pobres y trabajar con maestros sencillos y poco cualificados? Incluso el obispo expresó inquietudes similares. Estas críticas pesaron mucho sobre el Padre de La Salle, pero él continuó con oración siguiendo la inspiración divina. Renunció como canónigo de la catedral y se dedicó de lleno a la educación de los pobres.

Tras la muerte de sus padres, el Padre de La Salle heredó una pequeña fortuna. Aunque consideró usar ese dinero para fundar nuevas escuelas, decidió donarlo a los pobres que padecían hambruna en otra ciudad y confiar plenamente en la divina providencia para la fundación de más escuelas. Poco después, fundó el Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Los hermanos vivían en común, pero no se ordenaron sacerdocio. En cambio, se dedicaron exclusivamente a la educación de niños pobres.

Para ayudar mejor a los hermanos, el Padre de La Salle comenzó a escribir y organizar su formación en el arte de la educación. Desarrolló un sistema claro y una estructura de aula innovadora, ordenada y eficaz. Enseñar a niños pobres de familias desfavorecidas era un reto. Los maestros debían convertirse en verdaderos maestros de la enseñanza, no solo en el aspecto académico, sino también en la formación de los niños en la virtud y una vida ordenada. El Padre de La Salle creía que todo niño pobre debía recibir educación gratuita. También creía que los jóvenes debían aprender a leer y estudiar en francés en lugar de latín. Este era un nuevo enfoque educativo. Aunque enfrentó mucha resistencia dentro y fuera de la Iglesia, perseveró. Abrió escuelas para maestros, y sus métodos e instituto crecieron rápidamente.

El Padre de La Salle comentó más tarde en su vida que si hubiera sabido lo que Dios le pediría desde el principio, nunca habría dicho "Sí". Pero Dios, en su perfecta sabiduría, lo guió paso a paso, y el Padre de La Salle solo tuvo que responder a una suave inspiración de gracia a la vez.

Reflexiona sobre cómo Dios quiere obrar contigo de la misma manera. Lo más probable es que no te revele todo su plan para tu vida de una sola vez. En cambio, te guiará hoy, dándote la gracia que necesitas para responder a su plan en desarrollo a cada momento. Di "Sí" hoy, mañana y todos los días siguientes, y al final de tu vida te sorprenderás de lo lejos que Dios te ha llevado.


Oración:

San Juan Bautista de La Salle, Dios te guió paso a paso a lo largo de tu vida. Tu generosidad ante las inspiraciones de la gracia en tu corazón te condujo por un camino que jamás hubieras imaginado. Por favor, reza por mí, para que siempre esté abierto al plan que Dios tiene para mi vida y responda generosamente a él pase lo que pase. San Juan Bautista de La Salle, reza por mí. Jesús, confío en ti.

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