9 de abril del 2025: miércoles de la quinta semana de Cuaresma

 

Atracciones y preocupaciones

(Juan 8:31-42) Muchos judíos comenzaron a creer en Jesús al escucharlo predicar. Pero sólo por un breve momento, porque la verdad que te hace libre es difícil de escuchar.

Al igual que los judíos, nos sentimos atraídos por la profunda libertad que trajo consigo Jesucristo y, al mismo tiempo, nos preocupa perder el rumbo. La Palabra de verdad escapa a la idealización demasiado humana de nuestros orígenes, revela la acogida actual del amor que conduce al Padre.

Nicolas Tarralle, sacerdote asuncionista


(Daniel 3, 14-20.91-92.95) Todos soñamos con la libertad. Pero ¿dónde la encontramos? ¿Haciendo lo que queramos? ¿O no es más bien siendo fieles a la palabra de Dios, como lo fueron los tres jóvenes en el horno?


(Juan 8, 31-42) Es viniendo entre nosotros que Dios nos libra del mal. Jesús, su Hijo, por el don de su vida, por su misericordia y su deseo de reconciliar todo en su Padre, es la fuente de la verdadera libertad.


Primera lectura

Lectura de la profecía de Daniel (3,14-20.91-92.95):


EN aquellos días, el rey Nabucodonosor dijo:
«¿Es cierto, Sidrac, Misac y Abdénago, que no teméis a mis dioses ni adoráis la estatua de oro que he erigido? Mirad: si al oír tocar la trompa, la flauta, la cítara, el laúd, el arpa, la vihuela y todos los demás instrumentos, estáis dispuestos a postraros adorando la estatua que he hecho, hacedlo; pero, si no la adoráis, seréis arrojados inmediatamente al horno encendido, y ¿qué dios os librará de mis manos?».
Sidrac, Misac y Abdénago contestaron al rey Nabucodonosor:
«A eso no tenemos por qué responderte. Si nuestro Dios a quien veneramos puede librarnos del horno encendido, nos librará, oh rey, de tus manos. Y aunque no lo hiciera, que te conste, majestad, que no veneramos a tus dioses ni adoramos la estatua de oro que has erigido».
Entonces Nabucodonosor, furioso contra Sidrac, Misac y Abdénago, y con el rostro desencajado por la rabia, mandó encender el horno siete veces más fuerte que de costumbre, y ordenó a sus soldados más robustos que atasen a Sidrac, Misac y Abdénago y los echasen en el horno encendido.
Entonces el rey Nabucodonosor se alarmó, se levantó y preguntó, estupefacto, a sus consejeros:
«¿No eran tres los hombres que atamos y echamos al horno?».
Le respondieron:
«Así es, majestad».
Preguntó:
«Entonces, ¿cómo es que veo cuatro hombres, sin atar, paseando por el fuego sin sufrir daño alguno? Y el cuarto parece un ser divino».
Nabucodonosor, entonces, dijo:
«Bendito sea el Dios de Sidrac, Misac y Abdénago, que envió un ángel a salvar a sus siervos, que, confiando en él, desobedecieron el decreto real y entregaron sus cuerpos antes que venerar y adorar a otros dioses fuera del suyo».

Palabra de Dios

 

 

Salmo

 Dn 3,52.53.54.55.56



R/. A ti gloria y alabanza por los siglos


V/. Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito tu nombre, santo y glorioso. R/.

V/. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R/.

V/. Bendito eres sobre el trono de tu reino. R/.

V/. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas
los abismos. R/.

V/. Bendito eres en la bóveda del cielo. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (8,31-42):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Le replicaron:
«Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: “Seréis libres”?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».
Ellos replicaron:
«Nuestro padre es Abrahán».
Jesús les dijo:
«Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios; y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre».
Le replicaron:
«Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios».
Jesús les contestó:
«Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y he venido. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió».

Palabra del Señor

 

1

Lecturas:

·        Daniel 3, 14-20.91-92.95

·        Salmo: Dn 3, 52ac.53a, 54a.55a, 56a (R. 52b)

·        Juan 8, 31-42

 

1. Comentario sobre la Lectura del Libro de Daniel (Dn 3, 14-20.91-92.95)

En esta lectura del libro de Daniel, encontramos a los tres jóvenes hebreos, Sadrac, Mesac y Abed-Nego, quienes se enfrentan a la orden del rey Nabucodonosor de adorar una estatua de oro. Ellos, fieles a su Dios, se niegan a rendir culto a la estatua, desafiando la autoridad del rey. Esta actitud de firmeza ante la prueba es ejemplar, y la respuesta de los jóvenes resalta la confianza en el poder de Dios: "Nuestro Dios, a quien servimos, puede librarnos del horno de fuego ardiente y de tu mano, oh rey."

Este momento resalta el tema central de la fe y la obediencia a Dios, incluso cuando la vida está en juego. Aunque se enfrentan a la posibilidad de la muerte, estos jóvenes no ceden ante la presión de la cultura dominante ni a las amenazas de la autoridad terrenal. Su respuesta es un testimonio de fe inquebrantable, sabiendo que Dios es más grande que cualquier poder humano.

La imagen del "horno de fuego ardiente" es potente: no solo es una amenaza física, sino también una metáfora de las pruebas y dificultades que enfrentamos en nuestra vida diaria. La lectura nos invita a confiar en que Dios, aun en las situaciones más extremas, tiene el control y es capaz de protegernos y guiarnos.

 

2. Comentario sobre el Salmo (Dn 3, 52ac.53a, 54a.55a, 56a)

El Salmo, que es una alabanza a Dios, responde con la gratitud y la alabanza del pueblo hacia un Dios que ha mostrado su grandeza y misericordia. A través de este cántico, se expresa la esperanza de los fieles en que Dios siempre está presente, digno de alabanza por su poder y justicia.

En este contexto, podemos ver cómo el canto de alabanza, que surge en un momento de prueba extrema (como el del horno de fuego), refleja la respuesta del pueblo a la acción liberadora de Dios. La alabanza no es solo una expresión de agradecimiento por lo recibido, sino también una afirmación de confianza en que, en medio de las pruebas, Dios no abandona a su pueblo.

La oración de este salmo, de manera particular, nos invita a reconocer la santidad de Dios y a darnos cuenta de que su grandeza trasciende todas las situaciones terrenales, incluso aquellas que nos parecen más difíciles e imponentes.

 

3. Comentario sobre el Evangelio de San Juan (Jn 8, 31-42)

En el evangelio de hoy, Jesús se dirige a los judíos que habían creído en Él y les dice que, si permanecen en su palabra, serán verdaderamente libres. Aquí, el tema de la libertad espiritual es crucial. Jesús les ofrece una libertad que va más allá de la libertad política o social, que es temporal y limitada. La libertad que Él ofrece es la libertad del pecado, una liberación interna que lleva a una vida plena en Dios.

Los judíos, en su respuesta, muestran una cierta confusión, pues no entienden cómo pueden ser esclavos si son descendientes de Abraham. Sin embargo, Jesús les explica que, aunque físicamente libres, su esclavitud es espiritual. El pecado, según Él, es la verdadera esclavitud, y la única forma de ser verdaderamente libres es por medio de Él, el Hijo, que vino a liberar a la humanidad del yugo del pecado.

Este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestra propia relación con Jesús. La verdadera libertad solo se encuentra en Él, no en lo que el mundo ofrece. El pecado nos ata, pero la gracia de Jesús nos libera, invitándonos a ser hijos de Dios y vivir en su verdad.

 

4. Reflexión Final y Oración por los Enfermos:

Hoy, las lecturas nos hablan de fe, confianza y libertad. Al igual que los tres jóvenes en el horno de fuego, podemos enfrentar pruebas en nuestra vida, pero es en esas pruebas donde la fe se fortalece. El salmo nos recuerda que, en medio de las dificultades, podemos alabar a Dios por su fidelidad y poder. El evangelio nos invita a recordar que la verdadera libertad solo se encuentra en la palabra de Jesús.

Hoy, como comunidad cristiana, queremos unirnos en oración, especialmente por aquellos que sufren por enfermedad. Que puedan encontrar en Jesús su consuelo y fortaleza. Oremos para que, a través de su fe en Él, puedan ser liberados de cualquier carga que los aqueje, tanto física como espiritualmente. Que el Señor les conceda la paz y la sanación, y que experimenten su presencia consoladora en cada momento de su dolor.

Oración: Señor, te damos gracias por tu fidelidad y por la libertad que nos ofreces. Hoy te pedimos especialmente por todos los enfermos, que sientan tu cercanía y tu amor sanador. Que encuentren en ti la fuerza para superar las pruebas de la enfermedad y que tu paz llene sus corazones. Señor, te confiamos a cada uno de ellos y te pedimos que derrames tu misericordia sobre ellos. Amén.

 

Que esta Cuaresma nos lleve a una conversión más profunda, a una fe más firme y a una vida de verdadera libertad en Cristo.

 

2

"La Verdad os hará libres"


EN aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».

Juan 8:31–32

 

Estas palabras tienen el potencial de hacer o marcar una diferencia transformadora en nuestras vidas. 

Tenga en cuenta que Jesús pronunció estas palabras “a los judíos que habían creído en él”. Es decir, los que habían aceptado su palabra y eran, por tanto, sus verdaderos discípulos. Nosotros que también creemos en Jesús debemos considerar estas palabras cuidadosamente. El corazón de esta enseñanza es doble: debemos llegar a “conocer la verdad” para que la verdad que lleguemos a conocer “nos haga libres”. 

Esta enseñanza de Jesús es excepcionalmente útil tanto a nivel psicológico como espiritual.

En primer lugar, a nivel puramente psicológico, una de las mayores ayudas para una buena salud mental es la verdad. La mayoría de las veces, cuando uno lucha con varias formas de depresión, es porque ve aspectos de su vida con confusión. "¿Por qué esta persona me hizo esto?" O "¿Cómo voy a superar esto?" O “Mi vida es un desastre y no hay salida”. Estos y otros pensamientos similares conducirán inevitablemente a la depresión por una simple razón: se basan en pensamientos erróneos.

Una de las mejores formas de asesoramiento psicológico es lo que podría llamarse “terapia de la verdad”. Cada pregunta desesperante que tenemos y cada conclusión deprimente a la que hemos llegado en la vida debe ser reexaminada a la luz de la mente de Dios. 

¿Qué piensa Dios? ¿Qué hay en la mente de Dios al respecto? Esas verdades que esperan ser descubiertas son la verdad que “nos hará libres”. 

La depresión se supera más fácilmente cuando miramos nuestra vida de la manera en que Dios mira nuestra vida. Esto produce esperanza, y la esperanza libera las cadenas de la depresión y la confusión.

En un nivel espiritual, estos principios se aplican aún más. La verdad sobre el pecado, el perdón, la salvación y el Cielo debe ser conocida profundamente y abrazada por completo. Cuando negamos la verdad del pecado o del perdón, entonces vivimos dentro de una mentira y permanecemos atados por esa mentira. 

La verdadera libertad espiritual que conduce a la salvación y la eternidad en el Cielo se obtiene solo cuando abrazamos de todo corazón la santa y perfecta verdad espiritual que Dios nos ha dado. Debemos conocer claramente nuestro pecado, arrepentirnos de él, buscar el perdón de Dios, enmendar nuestra vida y vivir la nueva vida de gracia a la que estamos llamados.

Reflexiona, hoy, sobre esta enseñanza poderosamente transformadora de Jesús: “conoce la verdad, y la verdad te hará libre”. 

¿Qué verdades psicológicas y espirituales necesitas conocer más profundamente? ¿Qué confusión o ceguera queda? Busca el remedio de la Verdad tal como está en la mente de Dios y ten por seguro que te espera la libertad.

 

Dios de toda Verdad, Tu Palabra es liberadora, transformadora y nos llena de esperanza. Que pueda volver mi mente a Ti y a Tu santa Palabra para que pueda conocer la Verdad a medida que Tú la pronuncias y permitir que esa Verdad transformadora me libere. Jesús, en Ti confío.

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