9 de mayo del 2021: sexto Domingo de Pascua (B)
Él nos llama
sus amigos
La amistad con
Cristo es ofrecida a todos. Ella nos permite profundizar nuestra mirada en la
suya para contemplar el mundo con los ojos de Dios, para conocerle y amarle a
su manera, para actuar con libertad y producir los frutos que respondan a sus
deseos.
EVANGELIO
LECTURA
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN 14, 23-29
En aquel tiempo,
dijo Jesús a sus discípulos:
-- El que me ama
guardará mi palabra y mi padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en
él. El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo
no es la mía, sino del Padre que me envió. Os he hablado ahora que estoy a
vuestro lado; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi
nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he
dicho. La Paz os dejo, mi Paz os doy: No os la doy como la da el mundo. Que no
tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir "Me voy y
vuelvo a vuestro lado." Si me amarais os alegraríais de que me vaya al
Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que
suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.
Palabra del
Señor
A guisa de introducción:
Personalmente y
por lo que he aprendido de mi experiencia vital es que el amor se siente, se
experimenta antes de llegar a definirlo, es como la experiencia de Dios
misma…Me explico, mismo si se tiene experiencias afectivas insertos como
nacemos y crecemos todos en una familia, en la escuela o una comunidad, el
verdadero sentido del amor no es evidente. Así mismo ocurre con la experiencia
de Dios, se palpa entre experiencias fugaces y borrosas hasta el día que
creemos captar su esencia...Pero bien sabemos que a Dios no se le termina de
descubrir.
El amor se
vislumbra poco a poco conforme avanzamos en la vida, se descubre tarde o
temprano, es decir, llega el día en que uno puede bien diferenciar entre los
sentimientos, las relaciones basadas en intereses creados, las experiencias
sexuales, sensuales y afectivas y finalmente filtrar el amor, depurarlo,
sentirlo y llegar a apropiárselo…Llega el día en que uno quisiera o quiere amar
de verdad.
Porque amar no
es fácil…El amor es una palabra tan usada, tan trillada en nuestros días y que
se sigue confundiendo con otras cosas falsas (sexo desaforado, relaciones con
interés utilitario, etc). Es por ello que las palabras escuchadas
en boca de Jesús en el evangelio de hoy pueden entrarnos por un oído y salirnos
por el otro.
Para algunos,
“yo te amo”, significa “te necesito”, para otros será “me gusta estar a tu
lado”. El amor verdadero es aquel que se da y se olvida.
Cuántos de entre
nosotros dicen “no creer en el amor”, y dicen que eso solo se encuentra en los
cuentos de hadas o en las películas “romanticoides de cinema”, es algo ficticio
presente en las “telebobelas”, libros al estilo de Corín Tellado y o
fotonovelas…Quien afirma con categoría no creer en el amor, será que
tampoco nunca lo ha sentido? Es más me atrevo a preguntarle habrá amado
alguna vez? “No hay mayor amor que el de aquel que da la vida por sus amigos»
(Jn 15,13). Este amor llama a la felicidad, al bienestar del ser amado sin
esperar nada a cambio, sólo sabiendo que se cumple la Voluntad de Dios.
El poeta
francés Jean Cocteau (1889-1963) decía: “No hay amor,
solamente hay pruebas de amor”. Personalmente
yo no deseo simplemente amar: yo quiero amar mis hermanos a la manera de Jesús.
San Agustín ha escrito: “la
medida del amor es amar sin medida”.
El amor AMOR con
mayúscula, el verdadero, el ideal y esencial tiene su fuente en Dios…Solo Dios
ama de otra manera “increíble”, “inaudita” para nosotros…El amor de Dios no
distingue seres, no separa, no condiciona para ofrecerse enteramente, el amor
de Dios no es exclusivo de los seres queridos y se guarda solo para quienes
corresponden a la amistad, para los ricos, para los que están bien y no me
representan problema…El amor de Dios concierne y o mira también el amor
al enemigo, al que es diferente a mí, al que no puede darme nada a cambio. ..El
amor que tiene su inspiración en Dios perdona, es misericordioso, no guarda
rencor…Este amor me incomoda, me cuestiona y puede volverme la vida un trapero…
Quien tiene y
experimenta de verdad el amor de Dios, ve en cada ser humano un ser sagrado, un
espejo de Él mismo. Y por ello rechaza la indiferencia, la insensibilidad y el
“quemeimportismo” en presencia del otro.
Y todo ello, esa
realidad del GRAN AMOR se hizo presente en Jesús de Nazaret, cuando miramos el
evangelio vemos a un ser humano compasivo, dado totalmente a los otros,
especialmente a los más necesitados, perdonando, sanando, devolviéndoles la
dignidad de Hijos de Dios.
Por eso, ser un
autentico CRISTIANO es quizás tan difícil, ya el mismo Jesús nos lo advierte en
el evangelio: “de
qué sirve amar a quienes nos aman y hacerle favores a quienes pueden
devolvérnoslos…pues eso también hacen los que no son cristianos”.
Lo que distingue al cristiano es ese amor que supera toda división, egoísmo,
rencor, odio…
Como cristianos
nos sabemos amados de Dios. Que alegría saber que Dios mismo ha venido en Jesús
para comunicárnoslo, qué bueno saber que nosotros contamos ante sus ojos
(somos importantes para Él), que somos sus amigos y que todo lo que su Hijo ha
aprendido de Él, él nos lo da a conocer.
Hoy festejamos a
nuestras madres, indudablemente “reflejos, espejos de Dios”, por su amor
incondicional e igual para todos sus Hijos, amor que se sacrifica con
dedicación y entrega por el bienestar y felicidad de los hijos.
Bien dice una
canción popular de carrilera de Colombia: “Solo Dios y la madre son dos
seres iguales que miran que su hijo no vaya a perecer”.
“Perecer” o sea
que no vaya solamente a morir, sino a perderse, a alejarse de los caminos de la
felicidad, de la alegría y del amor que son los que conducen a la comunión con
Dios. Las madres más que nadie comprenden que alejarse de Dios, pretender
ignorarlo es la más grande perdición para sus hijos.
De nuestras
madres, la mayor parte de nosotros hemos aprendido esa manera de amar divina,
son ellas quienes nos muestran a Dios, a la Virgen, a los santos y nos
enseñan a rezarles, a tener confianza en ellos, es de ellas que
aprendemos a ser caritativos, compasivos, generosos con todo mundo…
Por ello Dios
Eterno padre Bueno, bendice nuestras madres, aquellas que por tu bendición aun
están con nosotros sobre esta tierra…Y envíanos tu bendición y la
recibimos también con la de nuestras madres que ya están hace algún tiempo
contigo…
pues tú mas que
nadie sabe su valor y el gran amor que les profesamos…Son tan excelentes las
madres que como decía una santa Te creaste una para ti mismo: LA
VIRGEN MARIA.
Feliz Día de las
Madres!
Aproximación
Psicológica del evangelio:
No es necesario
forzar un análisis psicológico de la experiencia vivida de Jesús al momento de
decir su largo discurso de adiós a los discípulos, puesto que la preocupación
del evangelista Juan esta netamente más centrada en el contenido
teológico de esta conversación.
Sin embargo
ciertas líneas de fondo de la vivencia de Jesús se transparentan probablemente
acá a través de lo que el evangelista ha reconstituido de las conversaciones de
Jesús con sus discípulos.
Lo que sale a
luz con más evidencia en este pasaje, es el paralelo entre lo que Jesús ha
vivido en el plan espiritual con Dios y lo que ha vivido en el plan
interpersonal con aquellos que lo rodeaban.
En efecto, Jesús
nos dice: “lo
que ha pasado entre Dios y yo, eso también ha pasado entre ustedes y yo” (“como el Padre
me ha amado así también yo los he amado”---v.9). La intimidad y la apertura que
he vivido con Dios, las he también vivido con ustedes. Jesús es el mismo,
entonces, en su relación espiritual y en sus relaciones humanas: cercano y
caluroso, tanto igual dispuesto a ir hacia el otro como también dejar al otro
venir y acercársele.
Porque Jesús es
abierto, no hay frontera entre su vivencia espiritual y su vivencia
interpersonal. Él le da a los otros acceso a su interioridad (parte intima,
espiritual), Él les comparte sus descubrimientos espirituales. Eso San Juan lo
ha percibido y sentido muy bien: “Todo lo que he escuchado de mi Padre, yo se
los he dado a conocer” (v.15).
Y si uno quiere
profundizar aun más , se puede sospechar una influencia reciproca entre los
descubrimientos que Jesús ha hecho en el plan espiritual y aquellas que ha
hecho en el plano de las relaciones humanas.
Él nos dice que
el compartir hace desaparecer la jerarquía, que la apertura mutua libera de la
mentalidad complementaria de dominación-sumisión: “Yo no los llamo
más siervos porque el siervo ignora lo que hace su amo (o Señor); yo los llamo
amigos…”(v.15).
Aquel o aquella
que se compromete en una dinámica de comunión, se desprende o se libera por
tanto de una lógica de sumisión, y esto tanto con cualquier otro como con Dios (“el perfecto
amor vence el miedo”…1 juan 4,18).
Si Jesús
experimenta la abolición de las barreras y descubre la reciprocidad entre Dios
y Él, Él se siente a su vez llevado a vivir la misma cosa con los suyos. Y para
nosotros, en todo caso, lo reciproco puede ser verdad: experiencias de
confianza, de reconciliación, de gratuidad, nos conducen a descubrir en Dios
dimensiones que se habían quedado hasta aquí en la sombra.
Hay en la fe
cristiana vivida con autenticidad, una profunda fuerza (un acceso) de igualdad
que acaba de raíz con todo autoritarismo y todo dogmatismo. El fascismo es irreconciliable
no solamente con los valores puestos en primera fila por el evangelio, sino
también con la experiencia espiritual misma. Aquel que se compromete a fondo y
o en profundidad en su fe no puede mas que trabajar por establecer (o
construir) relaciones igualitarias alrededor suyo, y llegar a ser simple,
verdadero y cercano de aquellos con quienes se relaciona día a día.
Aproximación PSICOLÓGICA al texto del Evangelio (2):
Se
puede amar a alguien no sintiendo nada por él o ella? (esa persona?)
No
responder a la violencia de aquel que nos humilla, es eso acaso amor?
Si
uno responde afirmativamente a estas dos preguntas no sentirá acaso también una
frustración profunda? Detrás estas cuantas remarcas se esconden evidentemente
bien todas las cuestiones que formulamos cuando el evangelio nos propone
encontrar felicidad en las actitudes que podríamos calificar de humillantes o
alienantes. “Felices
serán ustedes cuando los ultrajen, amen sus enemigos, oren por quienes les
persiguen o les desean mal”. Son todos
estos, textos, tantas veces citados que permiten en el nombre o a titulo
de un evangelio mal comprendido justificar situaciones a veces chocantes.
A la luz de toda
evidencia parece ser y conforme a nuestra naturaleza humana considerar
que el objetivo de nuestra vida es “ser feliz”, es por ello que cada quien
busca a su manera el secreto de la felicidad. Pensamos a veces, que ella reside
en la realización de nuestros sueños y nuestros deseos. Buscamos a veces
abusando de nosotros mismos (de la salud física y mental) realizar
lo que nos motiva y pensamos así alcanzar la felicidad. Pero el ser humano es
un pozo sin fondo. Él nunca llega al término de sus deseos y pide o exige
siempre más. Por lo tanto la mayoría de entre nosotros considera que la
expresión de una sabiduría razonable consiste (en caso de no hallar la
felicidad verdadera) en contentarse con lo que se tiene y de acomodarse o
adaptarse a ello como una suplencia (a la plaza) de la felicidad esperada.
Sin embargo,
parece ser que ya ha terminado la época cuando los filósofos invitaban a cada
uno a encontrar su felicidad en la satisfacción del momento presente o aquella,
donde los teólogos invitaban a aceptar su suerte (su destino) como un don
y o querer de Dios.
De cara a aquellos,
que a pesar de todo permanecen satisfechos de si mismos se levanta un inmenso
grupo de insatisfechos y de desafortunados. Heridos por la vida antes de
comenzarla, y donde nacidos bajo una mala estrella están frustrados y no
encuentran su satisfacción que manifestando su rebeldía. Y por ello no es
acaso la palabra INDIGNARSE la que está de moda en los últimos años? La
sociedad en la que vivimos atiza esos sentimientos de frustración y acusa
a otros de ser responsables de nuestro malestar o infelicidad.
Es sobre este
punto que Jesús nos provoca, Él nos invita no solamente a descubrir quiénes son
esos otros que acusamos, sino también a amarlos. Sin embargo, no se trata solo
de sufrir sus sarcasmos y aceptar ser humillados como si nada; se trata más
bien de buscar ver frente a una tal actitud qué se puede hacer para llevarlos a
una transformación. Es así como se agradará a Dios. Ya que según Él es en
nuestra buena relación con el otro, sin importar lo que sea, donde reside el
secreto de la felicidad y no se puede ser feliz sin satisfacer a Dios.
Pero como llegar
a este cambio de actitud, cuando sabemos bien que es la indiferencia, mismo en
ocasiones la hostilidad, las que preside nuestras relaciones con los demás?
No se puede amar
por mandato. No se puede amar aquellos por quienes no sentimos ninguna
atracción y la orden de Jesús que nos empuja hacia los otros nos parece
sospechosa e irrealista.
De todos modos,
sea como sea, sabemos bien que nuestro deseo de éxito personal si no es
acompañado por una gran dosis de altruismo e interés por los otros, no nos
dejará nada más que satisfacciones fugitivas, fugaces y egoístas.
En efecto, Jesús
ha dado un imperativo: AMEN, AMAOS, AMAD! Él considera que no podemos
(hacerlo) actuar de otra manera. En efecto, la santa escritura desde los
tiempos más antiguos hasta los más recientes, nos introduce en esta perspectiva
que es la regla de conducta de Dios. Mismo, si la violencia parece ser una
constante en la Biblia, y esto lo que se le reprocha, sin embargo, ella nos
presenta un Dios cuidadoso, preocupado del avenir humano. Él salva a Noé del
diluvio, libera al pueblo hebreo esclavo en Egipto. Se nos sugiere que la
motivación profunda de Dios residiría en el hecho que Él ama al ser humano de
una manera a veces incomprensible, tanto que Él mismo ira hasta disculpar o
excusar a Caín de la muerte de su hermano Abel.
Si el ser humano
está hecho a la imagen de Dios, como se ha dicho, es que hay dentro de él la
misma capacidad de amar que posee Dios, y mismo amar a aquel que le aparece
hostil. Esto hace parte de sus estructuras profundas. EL debe desarrollar esta
capacidad para realizar su destino. Pero el hombre tiene una debilidad, y es la
relación que sostiene consigo mismo. Él se las ingenia para invertir y o
revertir todas sus capacidades en él mismo, poniéndolas al servicio de su
propio ego.
Es así como él
ejercita el amor. Nosotros nos amamos en prioridad y en totalidad, antes
de concebir que hemos sido hechos para amar los otros. Jesús nos recuerda que
hemos sido concebidos para amar nuestro prójimo en igualdad con nosotros
mismos. Por lo tanto, no es tan evidente.
Cuando creemos
amar los otros, es muy frecuente que pensemos primero en nosotros. “Yo no puedo
vivir sin ti”, dice
el enamorado a su bien amada, y exprimiéndose así muestra que piensa ante todo
en él y no en ella. Amar no es “no poder vivir sin el otro”, sino más bien
querer que el ser amado sea feliz. Es sobre este punto que Eros se une a Ágape
y que ágape suplanta a Eros.
Así, el hombre
en búsqueda de amor debe comenzar por luchar contra sí mismo. Primero que todo,
él debe tomar conciencia antes de ir más lejos.
Pero hemos dicho
que el amor no se comanda y que no podemos amar aquel o aquella por quien no
sentimos nada.
A falta de
sentimientos, sin embargo, nosotros podemos reflexionar en nuestra actitud.
Esta actitud consiste en hacer lo que haríamos si experimentáramos o
sintiéramos un poco de amor por aquel (la) ante quien somos indiferentes.
Podemos también pensar que como Dios nos empuja a hacerlo, Él nos dará la
fuerza y hará igualmente surgir en nosotros un sentimiento que (valga la
redundancia) no creemos sentir (experimentar). Entonces imaginamos lo que sería
nuestra sociedad si esta actitud se generalizara. Es visionando una tal
perspectiva que Jesús entonces habla de ALEGRÍA. Una tal actitud por parte de
los seres humanos llenaría a Dios de alegría y lo colmaría de felicidad.
Es gratificante
para nosotros llenar de alegría a Dios, pero para que nos sirve eso? Si hacemos
feliz a Dios, decidirá Él hacer el mundo más diferente y aceptable para los
seres humanos? El mundo acaso sacaría alguna ventaja participando en la felicidad
de Dios? Dicho de otro modo, si el género humano se pusiera a la tarea de amar
sus semejantes de modo diferente a lo que hacemos habitualmente,
cambiaría Dios de actitud frente al mundo y crearía así una
sociedad paradisiaca?
No. Los
hombres no tienen ningún poder sobre Dios, y todavía menos el poder de
cambiarle. Pero la buena respuesta no está verdaderamente ahí.
La buena
respuesta reside en constatar que el solo hecho de hacer feliz a Dios, le es
suficiente a Él para cambiar los hombres provocando una inmensa alegría y
felicidad en sus corazones. Entre más nos abramos a nuestro prójimo Dios será
más feliz y en consecuencia más felices seremos nosotros a nuestro
turno. Si esto se produjera, esto llevaría a la revolución, al sacudimiento
general que Jesús ha venido a anunciar. Actuando así, nosotros aportaremos la
conclusión lógica a la obra de Jesús que no habrá muerto en vano, porque el
amor con el cual ha revestido su sacrificio habrá logrado modificar nuestros
comportamientos.
Hasta aquí el
éxito o suceso de esta empresa no es evidente. Su fracaso aparente se sostendrá
todavía en el hecho que los más creyentes y los más generosos entre nosotros
querrán imponer este comportamiento de amor a los demás como si ellos fueran
diferentes a ellos o mismo superiores a ellos, cuando este amor no puede
realizarse más que en la libertad de cada quien. La Iglesia no está para
convencer a los hombres de la necesidad de amar, es un punto adquirido, pero
ella debe ser un lugar de libertad donde el amor encontrará sus derechos. Y no es éste
siempre el caso.
Sin embargo es
reconfortante realizar que somos concebidos con una capacidad de amar y que
tenemos la posibilidad de hacerlo para la gran alegría de Dios que llega a ser
comunicativo hasta el punto de hacernos felices también a nosotros a nuestro
turno.
Objetivo
de vida para la semana :
Evaluó o
reflexiono, pienso sobre mi amor a la Iglesia. Es que la amo un poco, a medias
o mucho?
Esta semana, en
el trabajo, en la escuela, la U o en casa, me esfuerzo por dejar
transparentar la alegría del Espíritu Santo que me habita.
REFERENCIAS :
Para las
lecturas : http://betania.es
Pequeño « Prions
en Église » de dimanche, Novalis, édiction quebequense, mai 2012.
HÉTU,
Jean-Luc. Les Options de Jésus.
http://jbesset.blogspot.com (le sermon du
dimanche matin)
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