24 de mayo del 2022: martes de la sexta semana de pascua
(Juan
16:5-11) Los discípulos se preparan para vivir el duelo de la no presencia
física del Señor a su lado. Todavía no pueden comprender el significado de la
venida del Defensor. Este duelo, también lo tenemos que vivir hoy nosotros para
reconocer el papel del Espíritu.
Primera lectura
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,22-34):
EN aquellos días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los
magistrados ordenaron que les arrancaran y que los azotaran con varas; después
de molerlos a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los
vigilara bien; según la orden recibida, él los cogió, los metió en la mazmorra
y les sujetó los pies en el cepo.
A eso de media noche, Pablo y Silas oraban cantando himnos a Dios. Los presos
los escuchaban. De repente, vino un terremoto tan violento que temblaron los
cimientos de la cárcel. Al momento se abrieron todas las puertas, y a todos se
les soltaron las cadenas. El carcelero se despertó y, al ver las puertas de la
cárcel de par en par, sacó la espada para suicidarse, imaginando que los presos
se habían fugado. Pero Pablo lo llamó a gritos, diciendo:
«No te hagas daño alguno, que estamos todos aquí».
El carcelero pidió una lámpara, saltó dentro, y se echó temblando a los pies de
Pablo y Silas; los sacó fuera y les preguntó:
«Señores, ¿qué tengo que hacer para salvarme?»
Le contestaron:
«Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu familia».
Y le explicaron la palabra del Señor, a él y a todos los de su casa.
A aquellas horas de la noche, el carcelero los tomó consigo, les lavó las
heridas, y se bautizó en seguida con todos los suyos; los subió a su casa, les
preparó la mesa, y celebraron una fiesta de familia por haber creído en Dios.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 137,1-2a.2bc.3.7c-8
R/. Señor, tu derecha me salva
Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario. R/.
Daré gracias a tu nombre
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (16,5-11):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿A dónde
vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón.
Sin embargo, os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me
voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y
de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me
voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo
está condenado».
Palabra del Señor
“Sin
embargo, os digo es la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy,
no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Los corazones de los Apóstoles estaban en conflicto. Estaban
llenos de dolor, pero también estaban tratando de confiar en lo que Jesús les
dijo. Jesús les dijo que estaba ascendiendo a su Padre y que era mejor
para ellos que se fuera. ¿Por qué? Porque si se va, les enviará el
Espíritu Santo.
A nivel humano, habría sido bastante difícil para los Apóstoles
dejar de lado sus interacciones diarias con Jesús. Ciertamente extrañaron
verlo con sus ojos, tocarlo y escucharlo. Pero Jesús dejó en claro que,
aunque se fuera, estaría con ellos siempre. Y también enviaría el Espíritu
Santo sobre ellos para guiarlos, darles valor y enseñarles toda la verdad. Ahora
serían Su presencia en el mundo por el poder del Espíritu Santo.
Nunca tuvimos el privilegio de ver a Jesús en la forma en que lo
hicieron los Apóstoles. Pero tenemos el mismo privilegio de que Él esté
con nosotros siempre. Y tenemos el mismo privilegio de recibir la plenitud
del Espíritu Santo. Esto es bueno. Es muy bueno. Pero es un bien
que muchas veces echamos de menos. Es posible que hayamos sido confirmados,
pero también es posible que aún no dejemos que el Espíritu Santo entre y
transforme nuestras vidas.
En menos de dos semanas celebraremos la Solemnidad de Pentecostés. Esta
es la celebración anual del cumplimiento de esta promesa de Jesús. En ese
día conmemoramos el hecho de que el Espíritu Santo ha venido y que ahora
estamos en el tiempo del Espíritu Santo.
Reflexione, hoy y durante las próximas dos semanas, sobre el
Espíritu Santo. Humildemente admítase a sí mismo si necesita dejar que el
Espíritu Santo se vuelva más vivo en su vida. Confíe en que Jesús quiere
que lo reciba en Su plenitud. Y no tenga miedo de dejar que esta unión se
lleve a cabo.
Espíritu Santo, por favor ven a mí. Ayúdame
a avivar la llama de Tu presencia en mi vida. Que yo te reciba a Ti que
fuiste prometido por Jesús en Tu plenitud. Espíritu Santo, Divino Jesús,
Padre Misericordioso, en Ti confío.
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones