8 de octubre del 2023: 27o Domingo del Tiempo Ordinario (Ciclo A)
"Todo lo que es
verdadero y noble"
Cuando le damos
cualquier cosa a un niño, con frecuencia es necesario recordarle: "qué es
lo que uno dice?", el niño nos mira y dice finalmente: "Gracias".
Hoy nos corresponde aprender a decir "Gracias. A la Acción
de gracias por otro lado también puede decírsele "Eucaristía". La
acción de gracias debe llegar a ser para nosotros una manera de ser.
El apóstol Pablo daba
este sorprendente consejo : "Todo aquello que es verdadero y noble, todo
aquello que es justo y puro, (…) ténganlo en cuenta" (Filipenses 4,8).
Abrir los ojos, ver lo bueno y lo bello, y tener en cuenta todo eso. Pablo lo
sugiere. Toda Eucaristía y cada día es una ocasión para decir "gracias"…
Primera lectura Lectura del libro de Isaías (5,1-7):
Voy a cantar en nombre de mi amigo un canto de amor a su viña. Mi amigo tenía
una viña en fértil collado. La entrecavó, la descantó, y plantó buenas cepas;
construyó en medio una atalaya y cavó un lagar. Y esperó que diese uvas, pero
dio agrazones. Pues ahora, habitantes de Jerusalén, hombres de Judá, por favor,
sed jueces entre mí y mi viña. ¿Qué más cabía hacer por mi viña que yo no lo
haya hecho? ¿Por qué, esperando que diera uvas, dio agrazones? Pues ahora os
diré a vosotros lo que voy a hacer con mi viña: quitar su valla para que sirva
de pasto, derruir su tapia para que la pisoteen. La dejaré arrasada: no la
podarán ni la escardarán, crecerán zarzas y cardos; prohibiré a las nubes que
lluevan sobre ella. La viña del Señor de los ejércitos es la casa de Israel;
son los hombres de Judá su plantel preferido. Esperó de ellos derecho, y ahí
tenéis: asesinatos; esperó justicia, y ahí tenéis: lamentos.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 79,9.12.13-14.15-16.19-20
R/. La viña del Señor es la casa de Israel
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río. R/.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas? R/.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa. R/.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios de los ejércitos,
restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. R/.
R/. La viña del Señor es la casa de Israel
Sacaste una vid de Egipto,
expulsaste a los gentiles, y la trasplantaste.
Extendió sus sarmientos hasta el mar,
y sus brotes hasta el Gran Río. R/.
¿Por qué has derribado su cerca
para que la saqueen los viandantes,
la pisoteen los jabalíes
y se la coman las alimañas? R/.
Dios de los ejércitos, vuélvete:
mira desde el cielo, fíjate,
ven a visitar tu viña,
la cepa que tu diestra plantó
y que tú hiciste vigorosa. R/.
No nos alejaremos de ti:
danos vida, para que invoquemos tu nombre.
Señor, Dios de los ejércitos,
restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. R/.
Segunda
lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Filipenses (4,6-9):
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.
Palabra de Dios
Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, en la oración y súplica con acción de gracias, vuestras peticiones sean presentadas a Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo juicio, custodiará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, noble, justo, puro, amable, laudable, todo lo que es virtud o mérito, tenedlo en cuenta. Y lo que aprendisteis, recibisteis, oísteis, visteis en mí, ponedlo por obra. Y el Dios de la paz estará con vosotros.
Palabra de Dios
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (21,33-43):
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿Qué hará con aquellos labradores?»
Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?" Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Éste es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿Qué hará con aquellos labradores?»
Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente?" Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
Como
trato yo a Dios? Cómo trato a los demás?
Un producto se retira o se suspende, cuando ya no es
demandado en el mercado.
A un entrenador de fútbol se le licencia (o es “echado”),
cuando los dueños del equipo se dan cuenta que es él quien impide a su onceno
de avanzar.
No debo entonces sorprenderme si Dios me pide cuentas de mi
vida espiritual! Yo debo producir fruto para el Reino de los Cielos.
Una revisión de vida
en este sentido y propósito es válida:
Cómo trato yo a Dios?
Debo reconocer que es
Dios quien más sufre a causa de la negligencia de los cristianos, ya sea porque
no le oran, o ya sea porque no vienen más a la Comunidad (Asamblea, Iglesia y
cumplir su mandato..."Haced esto en memoria mía"), o sea porque todo
lo demás es más importante que Él (o lo que es lo mismo, Dios es el último a
atender, a darle un espacio…)
Es que yo respeto a
Dios, a Jesús, a los santos, a las cosas santas en mis palabras?
Cómo trato a los
demás?
- En mis palabras, en
mis acciones…?
- Con respeto, con
indiferencia o con desprecio?
- Cuando uno ama, uno
confía. Es que yo merezco confianza? Es que yo inspiro confianza? He
traicionado la confianza de mis amigos?
Para
atraerme las bendiciones de Dios, yo debo respetar los otros, tratarlos con
humanidad, ser consciente de su dignidad HUMANA!
(El respeto: es el
sentimiento que hace tratemos alguien o algo con sumo cuidado de no herir,
desdeñar, insultar o denigrar).
- Acaso respeto yo la vida,
la propiedad o bien de los otros, el medio ambiente?
Los jóvenes no son
siempre conscientes de sus errores (O “metidas de pata”), de sus “estupideces”;
es que los adultos los comprenden, les corrigen, les ayudan? De manera calmada
sin darles aprobación en todo? Yo debo demostrarles que les apoyo, los quiero,
pero también importa a qué precio…
La confianza entre
los padres y los hijos: como se tratan entre sí, los miembros de una misma
familia?
(Al momento de la
oración o asistencia en Iglesia) Aprovecharé ampliamente de la presencia de
Dios, acercándomele.
La unión y cercanía entre los miembros de una misma familia
será más fuerte, al tenerse confianza y respetándose los unos a los otros como
Dios lo desea.
Aproximación
psicológica al texto del Evangelio:
El poder se
les escapa!
Una vez más, Jesús
utiliza una parábola para confrontar a oyentes con sus prácticas.
Aquí es cuestión de
una viña, símbolo por excelencia de Israel, Pueblo de Dios. Sin embargo, el
acento no se pone en la Viña como tal sino más bien en los enviados del
propietario; a pesar que Mateo, Marcos y Lucas han reconocido en el Hijo del
propietario al mismo Jesús.
Jesús se centra acá
en un hecho: los viñadores acaparan la viña, y “el tiempo de la cosecha” no da
nada al propietario; de todas maneras establecida con fines útiles, la actitud
endurecida de los responsables hace que la viña sea estéril para el propietario.
He aquí bien clara la
realidad que la parábola resaltar “Sumos Sacerdotes y fariseos” (v.45) no
aceptan “dar cuentas” y se preocupan solo por sus intereses personales antes
que de su fecundidad pastoral.
En la mitad de la
parábola, Jesús les pasa dos mensajes. Les dice primero: “si ustedes no quieren
producir, no hay nada por hacer, pero no vayan a creer que ustedes van a
explotar indefinidamente la paciencia de Dios; ustedes pronto tendrán que “dar
cuentas”.
El segundo mensaje es
más duro todavía: A causa de su actitud, el poder se les escapará de las manos;
ustedes van a perder todo control sobre la viña y serán otros los que se
ocuparán.
Estamos ante una
contestación radical de Jesús ante los poderes religiosos de su tiempo, a causa
de su encerramiento y de su esterilidad. Y las últimas líneas del relato nos
dicen que es este tipo contestación lo que provoca la muerte de Jesús: “al
escuchar sus parábolas, los sumos sacerdotes y los fariseos comprendieron que
era de ellos, que Él hablaba”. Ellos buscaban cómo detenerle…” (vv. 45-46).
Estas observaciones
nos llevan al tercer mensaje de la parábola. Jesús anuncia que la Sucesión
pronto será abierta, que el propietario va a confiar su viña “a otros
viñadores”, quienes serán abiertos y fecundos (v.41).
Mateo agrega una
declaración de Jesús que está cargada de sentido para nosotros: “El Reino de
Dios les será quitado, y le será dado a un pueblo que producirá frutos” (v.43).
Hay acá una ampliación neta de perspectiva: se pasa de autoridades formales
(“se dará a otros viñadores”) a una responsabilidad colectiva (“será dada a un
pueblo”).
Los cristianos de la
Iglesia Primitiva que leían este relato, debían sentir que el futuro les había
sido confiado, que ellos estaban solidariamente llamados a inventar un nuevo
estilo de animación pastoral y de reagrupación comunitaria que facilitaría una
comunicación abierta entre Dios y su pueblo.
Hoy tenemos el mismo
desafío, puesto que nosotros somos este pueblo encargado de reagrupar los
creyentes y de “producir frutos” por el compromiso de nuestras vidas.
Reflexión CENTRAL:
1
Una viña, un mundo
para el bien de todos
“Hemos de aceptar el
hecho que, durante siglos, el mundo moderno ha estado poblado de individuos
posesivos y centrados en sí mismos”.
(Marc Kingwell en "À la
poursuite du bonheur" : "En búsqueda de la felicidad").
Los frutos de
nuestros talentos y nuestros esfuerzos, el tiempo que se nos ha dado, el dinero
y los bienes que poseemos, todo eso debe servir al bien de todos.
Cuando Jesús menciona
la viña, uno se espera que vaya a seguir una historia de paz y de prosperidad.
Pero en el texto de hoy, los responsables de la viña no piensan sino en matar
para apoderarse de un bien que no les pertenece.
Pero que lección
sacar de este evangelio hoy? Saquemos una primera:
El amor, la bondad,
la fraternidad, son justicia y verdad. Pero este amor no es ceguera y
debilidad, y esta bondad no es blandura, sino determinación. No es
suficiente con que portemos una etiqueta de calidad. No estamos dispensados
(exentos) de trabajar. Y el Padre espera que demos fruto (que produzcamos),
pero frutos de calidad.
El grito de un amor
decepcionado debe hacernos medir la intensidad de este amor, despertarnos,
sacudir nuestra torpeza. Es una oportunidad.
Si
entendemos la viña en su conjunto, o la viña como la Iglesia, la
viña como el conjunto de nuestras comunidades locales, encontraremos el mismo
problema. Así, cada eucaristía es una invitación a volvernos a interrogar
(preguntarnos), la eucaristía provoca en nosotros un examen de conciencia, ella
nos dice que somos convocados de nuevo sobre el terreno (campo de trabajo) de
la Viña, para realizar mejor y con grandeza nuestra misión. La celebración será
entonces reconciliación, renacimiento, nueva partida. Ella será más bella, más
verdadera, más alegre…
La vida y el
dinamismo de la Iglesia dependen también de todos nosotros.
Es de ese modo como
el Señor nos renueva su confianza. Nos corresponde a nosotros demostrarnos
dignos.
Después del Concilio
Vaticano II, los bautizados precisamente vuelven a descubrir esta
dignidad de miembros del Pueblo de Dios. Vale la pena entonces leer los textos
que hablan del sacerdocio común de los bautizados. Es importante que cada uno
se muestre digno de la confianza que Jesús nos da. Es a nosotros a quienes
Jesús confía la gerencia de su Vina.
El mensaje de
la parábola de hoy, es que Dios nos ha confiado el mundo en el cual vivimos,
para el bien de todos. Nos toca a nosotros responder a esta invitación con
todos los talentos (cualidades, valores) que hemos recibido.
En la parábola de los
viñadores, Dios nos invita a ser responsables para así construir un mundo
mejor. Esta responsabilidad no concierne solamente a los gobernantes o jefes de
comunidades, incluida la Iglesia (con su papa, sus obispos, sus sacerdotes),
sino también que nos concierne a cada uno de nosotros. Dios nos confía nuestra
familia, nuestros hijos y nietos, nuestro universo del trabajo y de pasatiempo
y diversión (descanso y recreación). Deberemos dar cuentas de nuestra gestión.
Los frutos de nuestros talentos y de nuestros esfuerzos, el tiempo que se nos
ha dado, el dinero y los bienes que poseemos, todo ello debe servir al
bienestar de todos.
El pecado de los
viñadores de la parábola, es el de querer apropiarse (adueñarse de) los frutos
que no les pertenece. Ellos quieren ser gerentes de la tierra con el solo
propósito de aprovecharse y beneficiarse. Al reflexionar sobre lo que pasa en
nuestro mundo de hoy, nos damos cuenta que después de los tiempos de Jesús,
ningún progreso se ha hecho en el plan del egoísmo y de la irresponsabilidad!
Nada nuevo bajo el sol!
Muchos creen que
librándose (o deshaciéndose) de Dios, la viña pasará a pertenecerles. Es eso lo
que hicieron Adán y Eva al seguir el consejo de la serpiente: “ustedes serán como Dios…ustedes ocuparan el
lugar de Dios…ustedes serán dioses”. Numerosos son los convencidos o que
piensan que Dios estorba, que uno no tiene necesidad de Él. De día en día se
restringe (o prohíbe) más su mención y cabida en la vida pública (v.g no
exposición de crucifijos, la supresión de la enseñanza de la doctrina cristiana
o católica, bajo el pretexto de la libertad de cultos y el desarrollo de la
libre, personalidad, amén de la justificación de ser un estado laico, etc), en
el mundo de la política y de los negocios. Por su parte, el evangelio nos
revela que entre más presente esté Dios, mas grande será para nosotros la
posibilidad de crear un mundo de paz, de fraternidad y de amor.
Para Jesús el Reino
de Dios estaba abierto a todos los seres humanos « de buena voluntad», o sea,
que tuvieran como valor primero de su vida el Amor y la Justicia. El Reino
es «Vida, Verdad, Justicia, Paz, Gratuidad, Amor». Por eso, no eran importantes
para Jesús las diferencias raciales, de género o de cualquier otro tipo: todas
las personas «de buena voluntad», todas las que estén dispuestas a vivir la
solidaridad fraterna, están invitadas. Y Jesús no sólo lo propuso como un
ideal, sino que lo realizó en la práctica.
Esta manera de actuar
y de pensar le acarreó agudos y profundos conflictos con los grupos religiosos
y políticos de la época, incluso con sus propios discípulos. Para los hombres
ortodoxos esta apertura del Reino de Dios a los extranjeros, enfermos y
pecadores era absolutamente impensable. Más aún, ellos consideraban que fuera
de Israel y de su particular religión no había salvación para nadie. Se
consideraban «propietarios» del Reino de Dios.
Jesús los desafía
abiertamente, y por medio de esa comparación con la viña, les muestra que la
ortodoxia recalcitrante no conduce a la salvación. El profeta de Galilea se
burla de las pretensiones privatizadoras de los ortodoxos y les muestra que
Dios entrega el Reino a aquellas comunidades que viven el amor y la justicia.
El Reino no es propiedad privada de nadie ni de ningún grupo en particular.
Nadie lo tiene asegurado a título de una raza o religión concreta.
El primer
elemento importante de esta historia, es que Dios nos OCUPA, nos confía su
Viña. Él quiere que seamos sus socios. Es bueno entonces preguntarse: QUÉ
HACEMOS CON LA VIÑA DEL SEÑOR? Qué le sucede al mundo que Dios nos ha confiado?
Qué hay de la paz entre las naciones, de la distribución de los bienes de la
tierra, del calentamiento climático, de la deforestación, de las lluvias
ácidas, de la desaparición de numerosas especies animales? Son preguntas
pertinentes para cada uno de entre nosotros responsables de nuestro planeta.
Nuestra calidad de vida está afectada por todos esos problemas.
Como en la parábola
de hoy, nosotros podemos creer que somos los propietarios del mundo que se nos
ha confiado y que hemos de hacer todo lo posible por guardar (acapararnos) los
frutos para nosotros mismos de manera egoísta, sin pensar en los demás y sin
preocuparnos de lo que legaremos (dejaremos) a las siguientes generaciones.
2
DE CALIXTO (
http://www.tejasarriba.org)
En el Nuevo Testamento, esa viña elegida del Señor es su
Iglesia.
Pero también los cristianos de hoy podemos repetir la
conducta del pueblo judío. También puede afectarnos su complejo de
superioridad.
Si leemos detenidamente la parábola nos encontramos con
el verbo “arrendar”. ¿Cuántos de nosotros nos hemos creído dueños de la
Iglesia? Apenas somos sus servidores.
Una manera de apoderarnos de ella es programarla a
nuestra imagen y semejanza: Cómoda, conformista, a veces elástica, a veces
monolítica. Otra manera es imponer a los demás nuestra propia verdad. La verdad
del Señor es una, pero son múltiples los modos de captarla. O exigir a los
prójimos que se matriculen en nuestro estilo de piedad, unas veces austero,
otras sentimental, desinhibido o demasiado estructurado. Olvidamos que lo esencial
del Evangelio es una entrega personal al Señor, en la sinceridad y en la
confianza. Otras veces también nos presentamos cómo dueños de la Iglesia porque
juzgamos condenando. Imponemos nuestra propia interpretación de la ley, con
toda su letra menuda.
Nos apoderamos del hombre. Los cristianos no estamos
lejos de la manipulación ascética, si predicamos un Dios exclusivo y a nuestro
servicio, si limitamos la entrada a su santuario.
Con prácticas aparentemente correctas, quizás hemos
herido a muchos y aun podríamos haber matado a alguien. Y el Señor dijo: “Lo
que hicisteis con alguno de estos, mis hermanos pequeños, conmigo lo
hicisteis”.
Para evitar todo esto, comprendamos que la Iglesia,
aquella viña , no es un regalo para disfrutarlo. Es ante todo un don para
compartirlo.
**
Esta parábola recapitula en pocas frases todo el esmero
y la solicitud del Señor para su pueblo.
Alguien ha escrito que el amor de Dios no se define con
simples adjetivos. Se describe con verbos: El Señor crea. Acompaña al hombre en
su camino. Se muestra a Abraham y lo saca de Caldea. Hace alianza con los
patriarcas. Se acuerda de la esclavitud de su pueblo. Lo rescata de Egipto. Lo
conduce a través del desierto.
Le regala una tierra prometida que mana leche y miel.
Suscita profetas. Organiza un reino.
Se hace hombre en las entraña de María. Busca un grupo
de amigos. Comparte con ellos su poder de salvación. Les confía su mensaje.
Crea una comunidad de escogidos. Les enseña unos signos. Muere y al tercer día
resucita.
En la historia particular de cada uno se repite, en
miniatura, esa misma historia general de salvación. El Señor, en frase de
Isaías, conserva nuestros nombres escritos en sus manos. Un día nos llama a la
vida. De entrada nos regala la libertad. Se arriesga amorosamente a perdernos,
buscando que lo escojamos libremente. Nos adopta por hijos en el bautismo. Nos
invita a una comunidad de fe, de amor y de esperanza. Señala nuestro camino con
los signos de su presencia que son los sacramentos.
Se disfraza, para hacernos compañía, con el rostro de
quienes nos aman. Nos envía profetas que hablan nuestro mismo lenguaje, sienten
lo mismo que nosotros, son de nuestra tribu.
Sufre y muere con nuestros dolores y nuestros fracasos.
Resucita en el árbol que retoña, en el día que regresa, en el hijo que madura,
para avisarnos a cada paso que El es la Vida.
¿Por qué, entonces, esta viña amada y escogida que somos
nosotros, produce tantas veces frutos amargos?
Oración-contemplación
Enséñame Señor, a descubrir la
belleza.
Yo miro las cosas y la gente
como si se tratara de realidades
intercambiables.
Yo no me tomo el tiempo de ver,
de gustar, de apreciar.
Abre mis ojos a toda la belleza del
mundo,
abre mi corazón a la ternura y a la
justicia,
abre mi alma al amor.
Si cada flor es única,
si cada persona es un misterio,
cuanto más Tú Señor.
La vida ,me resbala, se va entre los
dedos
y me vuelvo ciego ante tanta belleza.
Hoy con todas mis fuerzas,
yo quiero simplemente darte gracias.
Amén!
Referencias bibliográficas:
http://vieliturgique.ca
http://prionseneglise.ca
http://paroissesaintefamilledevalcourt.org
HÉTU, Jean-Luc. Les Options de
Jésus
KINGWELL, Mark. À la recherche du bonheur.
DRÔME, Jean, Sermon du dimanche matin en http://jbesset.blogspot.com/
ALLARD, Yvon-Jacques,
reflexión cristiana en http://cursillos.ca
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