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31 de octubre del 2023: martes de la trigésima semana del tiempo ordinario

(Romanos 8, 18-25) Los textos de hoy rebosan esperanza. No una esperanza barata que nos evite dificultades, sino una fuerza lúcida que abraza la trágica condición humana y al mismo tiempo nos apoya en nuestra marcha hacia la plenitud. Porque estamos involucrados con todo nuestro ser –y el mundo entero con nosotros– en esta costosa asunción de un universo libre del miedo a vivir y amar. ■

Jean-Marc Liautaud, Fondacio


(Lucas 13, 18-21) La levadura en la masa expresa el poder de la vida que Cristo trae por su nacimiento, su muerte y su resurrección. Nos transforma hasta en lo más profundo e íntimo de nuestro ser.


(Lucas 13, 18-21)  Ya seamos conscientes o no, o que veamos los signos o no, el proyecto de Dios se está realizando. Está lejos de haber alcanzado su plenitud, pero el Espíritu está obrando, el árbol crece y la masa del pan aumenta, se infla…



Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,18-25):

Sostengo que los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un dia se nos descubrirá. Porque la creación, expectante, está aguardando la plena manifestación de los hijos de Dios; ella fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por uno que la sometió; pero fue con la esperanza de que la creación misma se vería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy la creación entera está gimiendo toda ella con dolores de parto. Y no sólo eso; también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la hora de ser hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo. Porque en esperanza fuimos salvados. Y una esperanza que se ve ya no es esperanza. ¿Cómo seguirá esperando uno aquello que ve? Cuando esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 125,1-2ab.2cd-3.4-5.6

R/.
 El Señor ha estado grande con nosotros

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R/.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos.»
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R/.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R/.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R/.



Lectura del santo evangelio según san Lucas (13,18-21):

En aquel tiempo, decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»
Y añadió: «¿A qué compararé el reino de Dios? Se parece a la levadura que una mujer toma y mete en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta.»

Palabra del Señor




Todos por el planeta y la creación!

La celebración popular de hoy, y que  no quiero ni nombrar ni acordarme, está en contra vía de lo que Pablo nos propone hoy en la primera lectura: "La creación expectante está aguardando la manifestación de los Hijos de Dios"… y qué hacemos exaltando, promoviendo personajes y mitos de monstruos, de hechicería…Fiesta que parece encontrar más satisfacción en lo horrendo, la muerte, lo oscuro? Todos deberíamos empujar para el mismo lado, marchar juntos por el planeta, por exaltar lo bello, lo bonito y lo valioso de él…Pablo en su tiempo ya sabía que la tierra podía sufrir un poder destructor…Qué escribiría Pablo hoy?...Hoy lamentablemente vemos cómo el  ser humano se encierra, queriendo escapar a los desastres naturales y contamina su espacio de vida.

Nosotros debemos ser solidarios con nuestro planeta! En el sufrimiento, como en la esperanza, la tierra ha sido confiada a la humanidad…Entonces qué esperamos?

Sobre esa fiesta popular , especialmente en la noche, de entrada les digo no me gusta…y no porque haya tenido una infancia frustrada no…Me pregunto desde hace tiempo:

Pero por qué llamar a una fiesta envuelta con espíritu oscuro, con antepasado de demonios y muertos perdidos DÍA DE LOS Niños ?

Ahí tenemos el 1º de junio (Día mundial de los niños) o el 25 de diciembre (fiesta de navidad, cuando Dios se hace un niño) para celebrarles y amén todos los demás días del año...
Por qué preferir una fiesta con orígenes paganos y no realzar el día siguiente       1º de Noviembre día de todos los SANTOS…fiesta más positiva, ejemplar y por tanto edificadora?
Por qué preferir la oscuridad ante la luz de la Palabra y el evangelio (buena nueva) que me ofrece Cristo?
No es más atractivo y fascinante en el buen sentido de la Palabra Jesucristo que  Jack-o'-lantern?
En el fondo dejarse tanto fascinar por esta fiesta, dejarnos arrastrar por la sociedad de consumo, disfrazar los niños de personajes abominables y terroríficos  (brujas, duendes, zombis, personajes del cine de de terror…) no será muestra de confusión, de alienación en un mundo que necesita por el contrario lucidez y referentes para salir del caos en que parece sumirse cada día más? Y nuestros niños y adolescentes qué? Qué favor o que luz les estamos prodigando? Aumentando más sus miedos, sus desconfianzas, sus temores, sus “autismos” voluntarios provocados por los juguetes electrónicos (x-box, consolas, tablets, smartphones, pc, etc)…

Por qué no nos proponemos este 31 de octubre comenzar a darle otra dimensión y sentido diferente a este día? Y pues sino vencemos la tentación o las ganas de disfrazarnos y disfrazar a nuestros niños…expliquémosle antes el origen y sentido de las cosas…Así, si les destaco el Halloween porque no hablarles de TODOS LOS SANTOS y LA FIESTA DE LOS DIFUNTOS y su sentido cristiano del 2 de noviembre? Y por qué no llevarles a la celebración en comunidad?

Es peligroso que crezcan creyendo que la fuerza y los espíritus del mal (o demonio) se equiparan o inclusive son más poderosos y fascinantes que la fuerza y el Espíritu de Dios…Solo celebran bien como debe ser el HALLOWEEN los buenos seguidores de Jesús…

No se alegrará  Dios por este gesto?

En el evangelio de hoy,  vemos cómo Dios desde algo pequeño, hace bien más allá de lo que uno se imagina. El Reino no tiene medidas es inconmensurable. Pero debemos poner lo nuestro, nuestro tinte propio de discípulos de Cristo…No podemos creer en las promesas fáciles de felicidad que nos ofrece el mundo o en sus mentiras disfrazadas de pesimismo y negación de una vida, un mañana, más allá de la muerte con Dios…o en querer hacernos fascinar por los muertos vivientes, los vampiros y los zombis…Porque en muertos vivientes se convierten quienes andan sin sentido por la vida, ignorando a Dios y siendo negligentes con su Ley de amor. Vampiros son aquellos que explotan y le chupan la sangre a los demás, sobre todo a los pobres y los zombis, nos basta con quienes se dicen humanos y deambulan alienados por las calles y no quieren hacer de su existencia algo útil para la humanidad…sino que quieren siempre alimentarse a costa de los otros, asesinando, queriendo conseguir todo fácilmente,  sin esfuerzo y sacrificio.

Jesús ha venido para abrir la pequeña puerta de una felicidad durable…Él no limita el acceso a esta felicidad, pero compromete cada uno a decidirse por Él de manera responsable y libre. Todos pueden tener un lugar en su Reino.


Oración


Señor Dios nuestro:
Tú nos llamas a nosotros,
peregrinos con tu Hijo,
a salir de nuestras certezas
del presente conocido y familiar
hacia un futuro de esperanza y de alegría
aun cuando no lo vemos claro ahora.
No permitas que vivamos instalados
en nuestra propia mediocridad.
Que nuestro adiós al presente
no esté marcado por la tristeza.
Cólmanos de total confianza
en quien nos conduce hacia ti,
tu mismo Hijo, Jesucristo, nuestro Señor.


2

Plantar la semilla, una y otra vez





decía Jesús: «¿A qué se parece el reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Se parece a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; crece, se hace un arbusto y los pájaros anidan en sus ramas.»

Lucas 13: 18-19

 

Esta breve parábola debería hablarles a muchas personas mucho más de lo que se dan cuenta. Debería ser una fuente de gran aliento para todos nosotros mientras buscamos edificar el Reino de Dios a través de obras apostólicas.

 

La semilla de mostaza es muy pequeña. Al principio, cuando alguien la tiene en la mano, es posible que no le dé mucha importancia. Pero si la plantara en condiciones ideales, esa semilla podría convertirse en un árbol de más de 20 pies de altura.

 

Jesús usa esta parábola para enseñarnos muchas lecciones. Una de esas lecciones es la de nuestras obras apostólicas de caridad. Cuando piensas en el llamado de ser apóstol del Señor, difundiendo el Evangelio hasta los confines de la tierra, ¿qué te viene a la mente? Quizás el primer pensamiento sea en aquellos a quienes se les ha confiado un ministerio muy grande, público y vibrante. En este caso, es más fácil ver el buen fruto que nace de las obras apostólicas ajenas. ¿Pero qué hay de ti?  Es posible que la mayor parte de las personas se esfuercen por amar y servir a los demás de todas las pequeñas formas que pueden, y no ven la abundancia de buenos frutos que nacen de sus esfuerzos. Cuando esto sucede, algunos pueden desanimarse y perder el celo por la difusión del Evangelio.

 

Si esto te sucede, considera la semilla de mostaza. Plantar esta pequeña semilla es representativo de muchos de nuestros esfuerzos apostólicos. Dios nos llama a realizar pequeños actos de bondad, a compartir nuestra fe de formas sutiles e incluso ocultas, a servir por amor, aunque uno pase desapercibido y a hacerlo sin cesar. ¿Estos pequeños actos dan fruto para el Reino de Dios? Si crees en esta parábola de la semilla de mostaza, entonces la respuesta debe ser un rotundo "Sí".

 

Muchas veces en la vida, nunca veremos los efectos completos que nuestras acciones tienen en los demás. Nuestra influencia negativa los afectará mucho más de lo que creemos. Y nuestros actos amorosos de caridad, mediante los cuales compartimos nuestra fe, también afectarán a las personas mucho más de lo que nos damos cuenta. Creer en el mensaje de esta Parábola de la Semilla de Mostaza debería llevarnos a creer que plantar esas pequeñas semillas de fe, a través de nuestra caridad, virtudes y palabras, ciertamente producirá una abundancia de buenos frutos, mucho más de lo que podemos imaginar hasta que entremos en la gloria del cielo. 

 

Reflexiona hoy sobre tu deber de plantar diariamente las semillas más pequeñas de fe y amor. No te desanimes si tus esfuerzos no dan frutos obvios en abundancia. Simplemente comprométete a plantar una y otra vez. Deléitate en sembrar la semilla de la fe y considera esto como tu misión. Si haces esto a lo largo de tu vida, desde el cielo mirarás hacia atrás y te sorprenderás de cómo Dios produjo poderosamente Su Reino a través de esos actos aparentemente insignificantes de fe y amor.


 

Mi glorioso Rey, deseas que Tu Reino crezca a lo largo y ancho a través de nuestros esfuerzos de amor. Por favor, úsame, querido Señor, para plantar Tus semillas de fe y caridad todos los días. Que nunca me canse de estos esfuerzos apostólicos y que siempre me deleite mucho en servirte y construir Tu Reino de todas las formas posibles. Jesús, en Ti confío.

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