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21 de mayo del 2025: miércoles de la quinta semana de Pascua- San Cristóbal Magallanes y sus compañeros mártires, memoria


Santo del día:

San Cristóbal Magallanes y sus compañeros mártires

1869-1927. Uno de los veinticinco mártires de México canonizados por San Juan Pablo II en el año 2000.


“El vino de la humanidad”

(Juan 15, 1-8) Si los sarmientos de la vid son muchos, el tronco al que están injertados es único. La savia que circula entre ellos también es única: Palabra y vida que fluyen para multiplicar los frutos. Permanecer injertados en el Único, uno al lado del otro. No importa la forma o la fuerza de cada sarmiento, todos están llamados a dar esos frutos que, entremezclados, ofrecerán a Dios el vino de una humanidad reconciliada en Cristo.

Colette Hamza, xavière



Primera lectura

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-6):

EN aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia. Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se levantaron, diciendo:
«Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.


Palabra de Dios

 

 

Salmo

Sal 121,1-2.4-5

R/.
 Vamos alegres a la casa del Señor

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestro pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.

Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

 

 

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor

 


 **********


1

Homilía: “Permanecer en Cristo, dar fruto en comunión”

Queridos hermanos y hermanas en el Señor:

Hoy, la Palabra de Dios nos conduce con ternura y firmeza a una reflexión esencial para este Año Jubilar que vivimos como “Peregrinos de la Esperanza”, y en este hermoso mes de mayo, bajo la mirada maternal de la Virgen María, la Madre que nos acompaña en el camino de la fe.

1. Una Iglesia injertada en Cristo

Jesús nos dice en el Evangelio (Jn 15,1-8): “Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el viñador”. Qué imagen tan rica y profunda: nosotros somos los sarmientos, ramas que sólo tienen vida y sentido si están unidas al tronco, que es Cristo. Separados de Él, no podemos hacer nada.

En este Año Jubilar, el Papa León XIV nos invita a volver al centro de nuestra fe: Jesucristo vivo, que camina con nosotros, que nos habla en su Palabra y se nos da en la Eucaristía. Estar injertados en Él significa orar, vivir los sacramentos, perdonar, servir… Ser parte viva de la Iglesia.

2. Una fe que da fruto en comunión

En la primera lectura (Hch 15,1-6), vemos una Iglesia que, aunque joven, ya enfrenta tensiones. Algunos querían imponer cargas del pasado a los nuevos creyentes. Pero los apóstoles, reunidos en Jerusalén, buscan discernir juntos, con sabiduría y escucha del Espíritu, qué camino seguir.

¿No es esto lo que también nosotros necesitamos hoy? En tiempos de confusión, divisiones y extremismos, el Señor nos llama a vivir la comunión, el diálogo fraterno, la humildad para escuchar. No todos somos iguales en forma, historia o fuerza —como los sarmientos—, pero todos participamos de la misma savia, la Palabra de Dios y el amor del Espíritu Santo.

La Iglesia sólo será fecunda si es comunidad, si es pueblo reconciliado, si no corta a nadie del tronco de Cristo, sino que acoge, integra, sana y acompaña.

3. El vino nuevo de una humanidad reconciliada

Un hermoso comentario francés al Evangelio decía que, aunque los sarmientos sean diversos, todos están llamados a dar frutos que, unidos, serán como el vino de una humanidad reconciliada en Cristo, ofrecido a Dios.

¡Qué imagen tan poderosa para este Año Jubilar! El Señor quiere recoger en su cáliz la alegría, el perdón, la justicia y la esperanza de su pueblo peregrino. Ese vino es nuestra vida transformada, una humanidad que no se deja dividir, que apuesta por la fraternidad. Cada fruto cuenta: el del pobre, el del migrante, el del enfermo, el del niño, el del consagrado, el del joven que busca… todos somos parte de ese vino nuevo.

4. La Virgen María, sarmiento perfecto de la Vid

En este mes de mayo, no podemos dejar de mirar a la Virgen. Ella es el sarmiento perfecto, siempre unida al tronco de Cristo. En las bodas de Caná, María intercede para que no falte el vino; hoy, intercede por esta Iglesia para que no falte el vino de la fe, de la comunión, del servicio y de la esperanza.

María es modelo de docilidad, de escucha, de obediencia activa. Con su “sí”, permitió que el fruto más perfecto —Jesús— viniera al mundo. Aprendamos de Ella a ser portadores de vida, no de crítica ni división, sino de alegría y unidad.

5. Exhortación final: vivir unidos, peregrinar en esperanza

Queridos hermanos, en este tiempo de gracia:

·        Permanecer en Cristo es nuestra fortaleza.

·        Discernir en comunión es nuestro camino.

·        Dar fruto es nuestra misión.

·        Ofrecer ese fruto unido como vino nuevo a Dios, es nuestro propósito jubilar.

Que nuestras comunidades no sean campos secos, sino viñedos vivos, fecundos, que alegren el corazón del Padre.

Y que la Virgen María, Reina de la Paz, de la unidad y de la esperanza, nos tome de la mano y nos conduzca siempre al corazón de su Hijo.

Amén.



2

Firmemente Conectados con Cristo



“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.”

 

Juan 15: 5

 

Lo primero que debes reconocer en este pasaje es el simple hecho de que Dios quiere producir buenos frutos en tu vida. También quiere traer Su gracia y misericordia al mundo a través de ti. La vid no produce el fruto sola, sino que lo hace a través de los sarmientos. Entonces, si tomamos esta enseñanza al pie de la letra, Dios está diciendo que ha elegido traer Su gracia y misericordia a tu vida y al mundo a través de ti.

 

Para añadir mayor claridad a esta santa misión que se nos ha encomendado a todos, Jesús hace una declaración muy profunda. Él dice "sin mí no podéis hacer nada". Al considerar esta línea pronunciada por nuestro Señor, puede ser útil reflexionar sobre lo que significa la palabra "nada". San Agustín señala que Jesús agregó “no ´podéis hacer nada” para enfatizar el hecho de que, por nosotros mismos, por nuestro propio esfuerzo, ni siquiera podemos producir un “poco” de buen fruto. Por ejemplo, sería como cortar una ramita de un manzano y esperar que la ramita produzca una manzana.

 

El fruto que Dios quiere producir también tiene lugar dentro de tu alma, en forma de Frutos del Espíritu Santo. Estos frutos consisten en amor, gozo, paz, paciencia, bondad, longanimidad, fidelidad, mansedumbre y continencia (véase Gálatas 5: 22–23 ). Cada uno de estos dones de Dios tendrá el efecto de transformarte más plenamente en una imagen de Dios mismo en nuestro mundo. 


Trata de tomar un momento para considerar cada uno de esos Frutos del Espíritu Santo. Cada uno es muy deseable. Crecer en el deseo por ellos te ayudará a crecer en el deseo del Espíritu Santo en tu vida.

 

Cuando el pasaje del Evangelio citado anteriormente se considera en sus dos partes, también está claro que, si nos separamos de Dios, entonces es imposible experimentar cualquiera de los Frutos del Espíritu Santo. 


Sin una conexión firme con nuestro Dios, no tendremos amor, gozo, paciencia, bondad, etc. Nada de eso es posible a menos que nuestras vidas estén firmemente conectadas a la Vid, quien es Cristo mismo. De modo que es útil fomentar un deseo positivo por estos buenos frutos, así como un santo temor de perderlos.

 

Reflexiona hoy sobre la imagen hermosa y significativa que nos dio Jesús de la vid y los sarmientos. Piensa en una vid y luego piensa en ti mismo firmemente atado a esa vid. Siéntate con esa imagen en tu oración y deja que Dios te hable. Él quiere hacer grandes cosas en ti y a través de ti. Si tan sólo te aferras a Él con todo tu corazón, se producirá una abundancia de buenos frutos.

 

Jesús, la Vid, Tú eres la fuente de toda bondad y, sin Ti, no puedo hacer nada. Ayúdame a recordar siempre cuán profundamente te necesito en mi vida y ayúdame a aferrarme a Ti siempre. Que produzcas abundancia de buenos frutos en mi vida y, a través de mí, en el mundo. Jesús, en Ti confío.



 

21 de mayo: San Cristóbal Magallanes, presbítero y mártir, y compañeros mártires — Memoria opcional
1869–1927
Venerado especialmente en México
Invocado contra la persecución gubernamental
Canonizado por San Juan Pablo II el 21 de mayo del año 2000


📖 Cita:

“La Iglesia... gozaba de paz, se consolidaba y progresaba en el temor del Señor, y con la ayuda del Espíritu Santo se multiplicaba” (Hch 9,31).


Bien podemos aplicar este pasaje del libro de los Hechos a la situación que vivieron Cristóbal Magallanes y sus 24 compañeros mártires en los primeros treinta años del siglo XX. La mayoría pertenecía al clero secular y tres eran laicos profundamente comprometidos con el servicio a los sacerdotes. No dejaron de ejercer valientemente su ministerio cuando la persecución religiosa se intensificó en la querida tierra mexicana, desatando el odio contra la religión católica. Todos aceptaron libre y serenamente el martirio como testimonio de su fe, perdonando explícitamente a sus perseguidores.

~Homilía de San Juan Pablo II


Reflexión:

“¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe!”
Este fue el grito de los cristeros, en su mayoría campesinos católicos que se opusieron a la feroz opresión política y anticatólica que el gobierno mexicano impuso a sus ciudadanos a inicios del siglo XX.

La fe católica llegó a lo que hoy es México a principios del siglo XVI con los franciscanos españoles. En 1531, la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe fortaleció notablemente la evangelización. La devoción mariana y las conversiones crecieron por toda la región. Hacia el siglo XIX, la Iglesia Católica era una fuerza importante en México. Esto generó resentimientos en ciertos sectores del poder político.

Desde la independencia de México en 1810, el sentimiento anticatólico se intensificó. La Constitución de 1857 limitó la influencia eclesial, confiscando bienes y estableciendo la separación Iglesia-Estado. Luego de una breve paz, en 1917 se promulgó otra Constitución aún más restrictiva. Y en 1926, el presidente Plutarco Elías Calles aplicó con severidad leyes anticatólicas: prohibió la educación religiosa, expulsó sacerdotes extranjeros, suprimió el celibato y los votos religiosos, y confiscó los templos. La devastación fue inmensa: de unos 4.500 sacerdotes en 1900, solo quedaban 334 en 1934 para atender a quince millones de fieles.

El Papa Pío XI intervino en 1926 con la encíclica Iniquis Afflictisque, denunciando estas leyes como peores que la propia Constitución. En 1934, con Acerba Animi, el Papa condenó explícitamente la intención del gobierno mexicano de destruir la Iglesia, negando la jerarquía e impidiendo a los obispos ejercer su ministerio.

Los 25 mártires canonizados hoy murieron a manos del gobierno entre 1915 y 1928. Tres eran laicos y los demás sacerdotes diocesanos. Muchos fueron fusilados sin juicio previo; algunos colgados públicamente. Su único “crimen” fue seguir ministrando en secreto a su pueblo. Los laicos pertenecían a grupos de Acción Católica, animando a los fieles a resistir con firmeza en la fe.


✝️ San Cristóbal Magallanes

Nacido en Totatiche, Jalisco, en una familia campesina profundamente creyente, ayudaba de niño en la tierra y el pastoreo. Ingresó al seminario en 1888 y fue ordenado sacerdote en 1899. Fue párroco de su pueblo por más de 20 años, y además de atender espiritualmente a sus fieles, fundó escuelas, talleres y promovió el trabajo digno. Evangelizó a los pueblos originarios no evangelizados.

En 1915, cuando se cerró el seminario de Guadalajara, abrió en su propia casa un seminario clandestino con apoyo del obispo, logrando formar 17 seminaristas.

Acusado injustamente de colaborar con los cristeros, fue arrestado el 21 de mayo de 1927 mientras se dirigía a celebrar Misa en una finca. Cuatro días después fue fusilado sin juicio. Sus últimas palabras fueron:

“Soy inocente y muero inocente. Perdono de corazón a quienes me quitan la vida y pido a Dios que mi sangre traiga la paz a México”.


✝️ Padre Agustín Caloca Cortés

Sacerdote joven, colaborador de Magallanes en el seminario secreto. Fue arrestado el mismo día. Los oficiales le ofrecieron libertad por su juventud (29 años), pero él la rechazó a menos que también soltaran a su compañero. Al negarse, fue fusilado. Sus últimas palabras:

“Por Dios vivimos, por Él morimos”.


🕊️ Aplicación espiritual

Estos mártires nos recuerdan que el Evangelio vale más que la vida misma. Es preferible morir antes que renegar de la fe. Aunque hoy no enfrentamos martirio físico, el mundo nos desafía constantemente a ceder. Que el testimonio de estos santos nos fortalezca para mantenernos fieles hasta el final.


🙏 Oración:

San Cristóbal Magallanes y Compañeros,
ustedes eligieron morir antes que ceder ante la persecución anticatólica.
Valoraron su fe por encima de sus vidas.
Rueguen por mí, para que tenga el valor que ustedes tuvieron
y pueda ser testigo fiel del amor de Dios,
incluso hasta derramar mi sangre.
San Cristóbal Magallanes y Compañeros, rueguen por mí.
Jesús, en Ti confío.

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