miércoles, 31 de mayo de 2023

4 de junio del 2023: Fiesta de La Santísima Trinidad (A)


El rostro de Dios
Como comprender que un Dios único sea al mismo tiempo tres?
La Palabra de Dios de este domingo, nos dice que el Señor se nos revela como un amor que se da. En Él, todo es relación



El libro del Éxodo denuncia el riesgo de tortícolis, cuando los cuellos rígidos impiden cualquier movimiento interior. Frente a estos bloqueos que nos amenazan a cualquier edad, la fiesta de la Trinidad nos invita a inscribir la dinámica divina en nuestra vida, porque el Dios único en tres personas está en perpetuo movimiento. 

Al meditar en este pasaje del Éxodo, los cristianos vieron en él una prefiguración del misterio de la Trinidad. Dios es a la vez el que desciende al encuentro de Moisés, el que camina por nuestros caminos y el que se comunica en la nube. Ahora bien, este movimiento en el corazón de la divinidad nos es verdaderamente accesible, como muestra la señal de la cruz. A veces esbozado furtivamente, este gesto trinitario, a la vez simple y sutil, inscribe en nuestros cuerpos el amor del Padre, la gracia del Hijo y la comunión del Espíritu Santo. La iniciativa del Padre, el don hasta el extremo del Hijo y el poder del amor del Espíritu Santo no se expresan primero en ideas. 

El movimiento trinitario se percibe en la convergencia entre el relato bíblico y el gesto litúrgico, entre el recordatorio de la Alianza entre Dios y su pueblo y su inscripción corpórea, desde el día de nuestro bautismo hasta el día de nuestro funeral, cuando nuestros seres queridos realizarán el mismo gesto sobre nuestro cuerpo. 

Trazar la Trinidad en nuestros cuerpos, en nuestra comida, en las personas de las que somos responsables, constituye una forma muy segura de entrar en el movimiento trinitario, y de dejarnos enviar como testigos en la historia humana. 



PRIMERA LECTURA

LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 34, 4b-6. 8-9

En aquellos días, Moisés subió de madrugada al monte Sinaí, como le había mandado el Señor, llevando en la mano las dos tablas de piedra. El Señor bajó en la nube y se quedó con él allí, y Moisés pronunció el nombre del Señor. El Señor pasó ante él, proclamando:
--Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad.
Moisés, al momento, se inclinó y se echó por tierra. Y le dijo:
--Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque ése es un pueblo de cerviz dura; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya.

Palabra de Dios


 SALMO RESPONSORIAL (Dn 3, 52. 53. 54. 55. 56)

R.- A TI GLORIA Y ALABANZA POR LOS SIGLOS.

Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
bendito tu nombre santo y glorioso. R.-
Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.-
Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.
Bendito eres tú, que sentado sobre querubines sondeas los abismos. R.-
Bendito eres en la bóveda del cielo. R.-



SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS CORINTIOS 13, 11-13

Hermanos:
Alegraos, trabajad por vuestra perfección, animaos; tened un mismo sentir y vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros. Saludaos mutuamente con el beso santo. Os saludan todos los fieles. La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo esté siempre con vosotros.

Palabra de Dios


ALELUYA Ap 1, 8

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo, al Dios que es, que era y que viene.


EVANGELIO  
Juan 3, 16-18
"Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna.
Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.


El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios."





 A guisa de introducción:

Celebramos este domingo la Fiesta de la Santísima Trinidad…
Para muchas personas que no tienen una formación cristiana sólida y o bien fundamentada, creen que la Santísima Trinidad es una advocación u otro nombre para la Virgen María.
El dogma de la Santa Trinidad es propio y exclusivo de los cristianos católicos y el catecismo varias veces hace alusión a él:
"El misterio de la Santísima TRINIDAD es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la 'jerarquía de las verdades de fe'. 'Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos'." (CIC. 234)
  
Nosotros creemos en un Dios trino que es Padre, Hijo y Espíritu Santo: tres Personas distintas y un solo Dios verdadero, decía el catecismo tradicional del padre Astete. Es evidente que es un misterio difícil de comprender y asimilar, cómo creer en un Dios único que a la vez son 3? Y entonces se ha recurrido así a las figuras o comparaciones populares como la del huevo que es clara, yema y cascara pero un solo huevo…Pero concluimos entonces que de Dios o sobre Dios es inútil elaborar discursos o meterse en largas y teóricas discusiones que nos conducen finalmente a una fe o espiritualidad fría, tediosa y aburrida…Descubrimos que a Dios no se le puede estudiar, no se puede especular sobre Él y que solo en la relación, en el encuentro con los otros, en el amor y el servicio podemos descubrir su esencia…


Así El es presencia antes que ESENCIA,
VERBO ANTES QUE SUSTANTIVO,


 amar con las manos antes que poesía...
Yo soy una persona.
Sabían ustedes que es el Pensamiento cristiano que ha forjado el concepto de persona? Desde los primeros siglos de la Iglesia, para hablar del misterio de la Santísima Trinidad, un solo Dios en 3 personas, ha sido necesario reflexionar, precisar, definir este término. El concepto existía anteriormente, pero ha sido necesario decir claramente que padre, Hijo y Espíritu Santo no son tres maneras de hablar, como se podría decir de alguien que es a la vez padre de familia, medico y¸ pianista…No! El Padre es bien distinto del Hijo, y el Espíritu Santo no es un segundo hijo: ellos son 3 personas. Se ha debido trabajar mucho para expresarlo con exactitud. Y como la Biblia nos dice que el hombre fue creado a la imagen de Dios, la Iglesia dice “cada uno es una persona”. Antes, cuando se creía que Dios era un viejo solitario, gran arquitecto, un poco tiránico, uno decía individuo. Persona, entonces, quiere decir mucho mas. Una persona, no es un número, es ALGUIEN. Es un ser en relación, y en relación ante todo con su Creador.
Un día le preguntaban al Padre Sève como explicaba él, el por qué tan pocos cristianos vivieran verdaderamente el amor por sus hermanos. Andrés Sève ha respondido: “quizás tenga una explicación. En mi caminada, yo no he encontrado muchos cristianos persuadidos o convencidos de que Dios los ama con TERNURA. La mayoría no alcanzan o llegan a vivir dentro de esta certitud. Entonces, ellos mismos, para con Dios y para con sus hermanos no sienten o experimentan ni un poco de ternura. Las dos cosas se sostienen, yo lo veo bien, entre mas se siente uno amado por Dios, más deseos se siente de ser bueno”.
El misterio de la Trinidad es un poco como el secreto del sol. No logramos mirarlo de frente ni a comprender su composición (aquello de que esta hecho) ya que nos enceguecería. Mas el sol ilumina todo lo que existe. La Trinidad queda siendo para nosotros un misterio, pero ella ilumina nuestra existencia, le da un sentido a todo lo que nos pasa, alimenta nuestra esperanza y llena nuestros vacíos y acompaña nuestra soledad.

En esta fiesta de la Trinidad, es bueno preguntarnos qué tipo de dios adoramos. Es un dios vengador y sin piedad o el Dios que se nos ha revelado a través de los profetas y a través Jesucristo?

Es esta presencia maravillosa de Dios en nuestras vidas que celebramos en esta grande fiesta de la Trinidad


Aproximación psicológica al texto del Evangelio

Una acción a largo plazo

 Este pasaje del evangelio está centrado en la Salvación del mundo: Dios quiere salvar al mundo del fracaso y de la ruina o caos, de la auto-destrucción. A causa de su amor, Dios no puede tolerar un mundo donde el hombre explota a su hermano y donde ellos se matan entre sí, sin cesar, de un país al otro, en los 5 continentes.

Por razones que quedan aún por precisar o aclarar, Dios decide no actuar de un solo golpe con su vara mágica, sino más bien de intervenir a partir de una estrategia a largo plazo. Él “da su Hijo, su Unigénito, su único Hijo”. Este Hijo, siente la misma pasión por la vida que el Padre, Él quiere evitar el mismo fracaso, Él también quiere que el amor salve al mundo.

Por razones que permanecen también misteriosas como en el caso del Padre, el Hijo decide también utilizar una estrategia a largo plazo. Él “envía el Espíritu del lado del Padre” (Juan 15,26) con la misma misión: liberar del caos y de la confusión, aportar el amor y la paz.

Todos sabemos que al igual que el Padre y el Hijo, el Espíritu no actúa o interviene con una vara mágica. Él comienza también su trabajo de largo esfuerzo, de largo aliento! Pero el objetivo es siempre el mismonada menos que el de salvar al mundo,  arrancar a la humanidad de todas las formas de esclavitud, y de opresión, abrir los hombres al amor.

Por razones que permanecen siempre también misteriosas, es ahora el hombre quien se rencuentra con el mandato de liberar y de unificar al mundo. Para este affaire o tarea, él dispone de 3 grandes recursos o fuentes:
La fe en el amor del Padre,
El ejemplo de la Vida de Jesús, y
La presencia activa, transformadora del Espíritu.

Es así como “el tiempo del Espíritu” coincide con “el tiempo del hombre”. Ni Dios, ni Jesús han perdido de vista su proyecto de liberar al mundo. Pero este proyecto pasa por hombres y mujeres concretos, quienes son reunidos directamente por el Espíritu. “La verdad les hará libres”  (Juan 8,32), mas es “el Espíritu (quien) les permitirá acceder a la verdad toda plena” (Juan 16,13), de tal modo que “allí donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad” (2 Corintios 3,17), y una libertad que debe desembocar en un servicio concreto:
“es a la libertad que ustedes han sido llamados (…); por el amor, pónganse ustedes al servicio los unos de los otros (…), caminen bajo el impulso del Espíritu” (Gálatas 5, 13,16).

Todas estas dimensiones de la acción del Espíritu deben integrarse en una espiritualidad unificada, donde el creyente hace su síntesis personal de lo que él es, de aquello que lo habita, y a lo que él está llamado.

Tener una espiritualidad, es a la vez tomar en mano lo que se es, lo que se piensa y lo que se hace, y dejarse moldear o trabajar por el Espíritu en esos 3 campos: Es a la vez llegar a ser consciente (“acceder” a la verdad- Juan 16,13), llegar a ser libre (Juan 8,32) y llegar a comprometerse (Gálatas 5,13).

La verdadera espiritualidad, es la experiencia constante del Espíritu hecha por las mujeres y los hombres lo suficientemente conscientes y suficientemente  libres para comprometerse en su momento en la concientización y la liberación de sus ambientes de vida.

He aquí como Dios nos revela lo que Él entiende por “Salvar el mundo”. 


Reflexión Central:

ANTE nosotros, CON nosotros, EN nosotros

La fiesta de la Trinidad presenta de manera inevitable y casi siempre un problema de comunicación.

No es tan simple hablar de Dios, porque Dios supera nuestro entendimiento y la capacidad de nuestras palabras para expresar su misterio.

Mismo los judíos no se atrevían a pronunciar el nombre de Dios, ya que este nombre revelado a Moisés no podía ser repetido banalmente y por costumbre. Eso hubiera sido una profanación.

En la espiritualidad católica, decimos que Dios es Trinidad: PADRE, HIJO Y ESPÍRITU. Nosotros hablamos de un solo Dios en tres personas. En efecto, es un lenguaje técnico, cuyo objetivo no es ensayar de definir o encerrar en un concepto a Dios, sino el evitar errores (herejías) al definirlo.

En los comienzos del cristianismo ciertamente hubo numerosas querellas teológicas sobre la manera de representar a Jesús y decir quién era Él. No era más que un hombre adoptado por Dios? O a la inversa un Dios que aparentaba ser hombre? Y si Él es Dios cómo puede llamar  Dios su padre y obedecerle? Para salvar aquello que estimaba lo esencial de su FE, la Iglesia entonces ha afirmado  que Jesús es verdadero Dios y Verdadero Hombre y que Dios es Trino, a la vez Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Es por ello que nosotros bautizamos en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es por ello que hacemos la señal de la Cruz en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Es por esto que todavía la oración litúrgica está dirigida al padre, por el Hijo, en el Espíritu. Dios es comunión de personas en una unidad indisociable.

En nuestra existencia hay siempre una tensión jamás resuelta en el seno del amor, entre la fusión amorosa y la autonomía de personas. Dos personas locamente enamoradas querrán a menudo no ser que una sola persona. Pero esto, llega a ser rápidamente algo sofocante, o bien uno de los miembros de la pareja aparece como absorbido por el otro, en todo caso algo infernal. De ahí el proceso jamás terminado y constante  para buscar y descubrir al otro, sin por otro lado, abolir la distancia que los separa.

La doctrina cristiana de la Trinidad nos anuncia que en Dios no hay conflicto entre la autonomía y el amor, que el Padre, el Hijo y el Espíritu se aman sin confusión y que el ser de Dios se mantiene todo entero en el amor.

Si la relación amorosa es difícil entre dos individuos, nosotros sabemos también que en la pareja habitual formada por un hombre y una mujer, el amor es retransmitido o relevado gracias al nacimiento de un hijo. La relación se convierte de cualquier modo en algo diferente y triangular. El hijo es a la vez imagen de su padre y de su madre, pero él es mucho más que su doble. Él es otro, un tercero que se afirma y que se opone. Es llegando a ser 3 que una pareja evoluciona en su crecimiento. Esta explosión se acentuará todavía cuando lleguen los nietos.

Si es difícil formar una pareja, nosotros sabemos hasta qué punto es también difícil conformar un grupo social, una comunidad parroquial, una población, un barrio, una asociación, un pueblo. Los seres humanos no son simplemente animales gregarios como las langostas o las abejas, a los cuales los comportamientos les son dictados de manera rigurosa por la biología.

Nosotros somos seres sociales, pero cada uno de nosotros entra en sociedad a su manera, libremente,  comprometiéndose más o menos dentro de esta existencia, poniendo su razón, pero también su corazón. Puesto que nosotros intuimos el amor, el amor compartido en una sociedad orgullosa de su identidad, este amor aquí, vale más o es mejor que el odio, la soledad o la indiferencia. 

Hoy, nos hacen saber y o nos quieren hacer creer que para que la sociedad avance es suficiente con que las leyes del mercado libre funcionen, como si el dinero y la economía fueran nuestras únicas razones de vivir. Yo prefiero (amo mejor) una concepción trinitaria de la vida que a  imagen de Dios Padre, Hijo y Espíritu, busca construir el amor, la alegría, la comunión.

En el fondo, la Trinidad no puede ser nada más que un dogma para protegerse de las herejías, pues la Trinidad dice cualquier cosa sobre Dios, y de manera indirecta algo sobre nosotros. En mi humilde existencia como creyente, yo me digo a menudo que creer en Dios Padre, Hijo y Espíritu, es descubrir Dios ante MI, Con MIGO y en MÍ.

Al introducirnos en la FE, ante todo, descubrimos la paternidad de Dios, comprendemos que este mundo es creado y que es resultado de una iniciativa del amor de Dios. Es sorprendente que haya cualquier cosa y no NADA.

La ciencia ahora nos hace descubrir la fabulosa historia del cosmos. Pero este inmenso proceso en ruta después quizás 15 mil millones de años, no explica el por qué de las cosas, él ilustra el cómo y el desarrollo. Pero cuál es el misterio de aquel que hace surgir el mundo y lo tiene entre sus manos?

Creer en Dios el Padre, es creer en una generosidad primera nunca acabada. Vivir en la fe, es recibir cada día la vida como un don inefable y tierno. “Dios tierno y misericordioso, lento a la cólera, pleno de amor y de fidelidad” (Éxodo 34,6).

Nosotros, cristianos, hemos perdido el sentido de la creación, el sentimiento de estar precedidos por el amor del Padre. Nosotros hemos desencantado el mundo y no tenemos más esta admiración (arrobamiento, sorprenderse) de niño ante la belleza del mundo y la grandeza de la creación. La menor puesta de sol, el más mínimo canto de un pájaro, el más pequeño brote de hierba que insiste crecer entre las zanjas del asfalto, todo esto es gracia y belleza. Descubrir al Padre, es descubrir la fuente y el origen, es palpar el amor presente detrás de la opacidad del mundo. Es ver Dios ante MÍ.

Pero es en Jesucristo que nuestra experiencia de Dios se profundiza. Jesús es el Emanuel, Dios con (en medio de) nosotros. En cierto sentido, Dios escapa a nuestras experiencias empíricas. Nosotros no vemos a Dios.  Es en el hombre JESÚS que nosotros hacemos la experiencia de Dios, que su rostro se descubre o revela y se concretiza. “Yo tenía hambre y ustedes me dieron de comer” (Mateo 25,35)

Nosotros, como insistía tanto el Padre Varillon, S.J, imaginamos a Dios bajo la forma de la fuerza y el poder. En Jesús nosotros lo descubrimos bajo la forma de la solidaridad y de la compañía. Más todavía, nosotros lo descubrimos bajo el signo de la debilidad, de la renuncia a la fuerza. Dios nos ama hasta tal punto de renunciar a su poder y hacerse vulnerable entre nuestras manos para que nosotros comprendamos qué clase de amor nos es ofrecido. Como lo decimos en Navidad, Jesús nos revela la humanidad de Dios, su filantropía, su solidaridad hasta en el sufrimiento. Por su Hijo Único Jesucristo, Dios es Dios con nosotros.

Dios ante MI (nosotros), Dios con MIGO (con nosotros). Nos queda Dios en MI mismo (o en nosotros mismos). Es la obra del Espíritu, quien es a la vez nuestro Maestro interior, nuestra Memoria, nuestro Respiro (o Aliento). Aquel que en nosotros respira con nosotros y abre nuestro corazón a las realidades divinas. El Espíritu Santo es aquel que nos hace descubrir nuestra complicidad interior con Dios y que por esto mismo  nos conduce a la paz y a la alegría.  Hay tanto bien por hacer, tanto mal por reparar, tantos sufrimientos por combatir que arriesgamos con desesperarnos y matarnos en la tarea bajo el motivo de la generosidad. Tanta gente sufre depresión o se quema (corre con locura) por motivos de dinero y de carrera. Es acaso necesario por demás que los creyentes caigan en la misma dinámica y se quemen en un activismo delirante?

Acaso no es necesario rencontrar el RESPIRO? Detenerse, respirar, dejarse amar, reposarse interiormente en el sábado de Dios. Lucas cuenta que el viejo Simeón, empujado por el Espíritu, ve al niño Jesús y exclama simplemente:
“Soberano Señor, ya puedes dejar ir  a tu siervo en paz.” (Lucas 2,29) 

Qué bella oración de la noche o del atardecer. Uno busca a Dios en toda la creación y en el servicio de los hermanos. Y se tiene buena razón de actuar así. Pero Él está también en el fondo de mi mismo (nosotros mismos) como el huésped interior y secreto que la soledad y el silencio me (nos) revelan.

Dios ante MI, Dios con MIGO, Dios en MI, es mi manera de decir el Padre, el Hijo, El Espíritu. O preferiblemente, al nombrar  Dios así, este es  el camino por el cual yo descubro la diversidad de su presencia.

La Trinidad no es un dogma o una doctrina. Es la riqueza íntima de Dios que nos permite comprender mejor los seres personales que  somos, fascinados y atraídos por el amor. Es también el camino por el cual nosotros podemos descubrir la presencia multiforme de Dios, ANTE nosotros, CON nosotros, EN nosotros. 


Nosotros vivimos en un ambiente divino. 


Por qué es tan difícil comprenderlo y abandonarse en él?



2


"Dios amó tanto al mundo que le dio a su único Hijo, para que todos los que creen en él no perezcan sino que tengan vida eterna".



La vida interior de Dios



¡La Trinidad! ¡La vida interior de Dios! ¡El mayor misterio de nuestra fe!

Todos estamos acostumbrados a la idea de que hay un Dios. Y aceptamos plenamente que este Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. En la superficie, esto parece una contradicción. ¿Cómo puede Dios ser uno y tres al mismo tiempo? Es un misterio que vale la pena penetrar y contemplar.

Primero, debemos entender que Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son tres personas divinas. Cada uno distinto del otro. Cada persona tiene un intelecto perfecto y libre albedrío. Cada uno es capaz de conocer y amar en un grado perfecto.

Pero es esta "perfección" de su capacidad de conocer y amar lo que los hace uno. Cada uno comparte la única naturaleza divina y, dentro de esa naturaleza divina, están perfectamente unidos. Esto significa que cada uno conoce y ama al otro perfectamente. Y ese conocimiento (un acto de su intelecto perfecto) y amor (un acto de su perfecta voluntad) produce una unidad tan profunda e intensa que viven y actúan como un solo Dios.

Lo que también es inspirador de saber y comprender es que la unidad que comparten por su conocimiento mutuo y amor también les ofrece a cada uno de ellos la realización perfecta como Persona. Esto muestra que la "persona" llega a la plenitud con la unidad. Qué maravillosa lección es esta para cada uno de nosotros.

No somos Dios, pero estamos hechos a imagen y semejanza de Dios. Por lo tanto, encontramos satisfacción de la misma manera que Dios lo hace. Específicamente, encontramos satisfacción en la vida por nuestro amor a los demás y nuestra libre elección para entrar en el conocimiento de cada persona, formando una comunión con ellos. Esto tomará diferentes formas dependiendo de nuestras relaciones. Por supuesto, el esposo y la esposa están llamados a compartir la unidad más profunda en la imitación de la vida de Dios. Pero todas las relaciones están llamadas a compartir la vida de Dios a su manera única.

Reflexiona hoy, mientras celebramos este Domingo de la Trinidad, sobre las relaciones a las que Dios te ha llamado. ¿Cuán completamente imitas el amor de la Trinidad en tus relaciones? Ciertamente, todos encontraremos áreas en las que crecer. Comprométete a dar un paso más profundo y, en ese paso de amor, deja que Dios te dé una mayor satisfacción como resultado.


Padre, Hijo y Espíritu Santo, ayúdame a conocerte y amarte. Ayúdame a descubrir el amor que compartes dentro de tu propia vida divina. En ese descubrimiento, ayúdame a amar también a los demás con Tu corazón. Padre, Hijo y Espíritu Santo, confío en ti.


 

La esencia de la Santísima Trinidad




De todas las grandes fiestas que celebramos dentro de la Iglesia a lo largo del año, la Solemnidad de hoy nos presenta un Misterio tan profundo y trascendente que nuestra eternidad la pasaremos en perpetua contemplación. 

La Trinidad, la vida del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, nunca envejecerá, nunca será plenamente comprendida, y será motivo de nuestra eterna adoración y gozo. 

Aunque la Iglesia ha utilizado conceptos filosóficos para explicar la Trinidad, ningún concepto o descripción humana explicará por completo quién es Dios. Aunque podemos señalar algunas verdades generales acerca de Dios, nunca podremos describir completamente la esencia interna, la profundidad, la belleza y la omnipotencia de la Trinidad.

Al considerar ese hecho, es importante entender que la Trinidad no es primero un misterio teológico que tratamos de definir. Más bien, la Trinidad es primero una comunión de Personas que estamos invitados a conocer. Principalmente no llegamos a conocer a Dios a través de la deducción intelectual. Llegamos a conocer a Dios a través de la unión en oración con Él. Aunque la teología es excepcionalmente útil e importante, la esencia de Dios está más allá de cualquier concepto filosófico que podamos definir.

El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son Personas. Y como Personas, quieren ser conocidas. Y quieren darse a conocer principalmente a través de una vida de oración profunda e íntima. Orar a Una Persona, por supuesto, es orar a todos, ya que son Un Dios. Pero estamos, no obstante, llamados a una relación de amor con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Y aunque nuestras mentes débiles no puedan comprender completamente la esencia de Dios, Él nos llevará cada vez a un profundo conocimiento de Él si se lo permitimos.

La oración a menudo comienza diciendo frases, rezos, meditando en las Escrituras y escuchando. Pero la verdadera oración es algo mucho más profundo. La verdadera oración es la oración contemplativa que finalmente conduce a la unión divina. Solo Dios puede iniciar esta forma de oración en nuestras vidas, y solo Dios, a través de esta forma profunda de oración, puede comunicarse con nosotros tal como es. 

Algunos de los más grandes místicos de nuestra Iglesia, como San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Ávila, explican en su teología mística que el conocimiento más profundo de Dios no llega a través de conceptos o imágenes. De hecho, si deseamos obtener un conocimiento de Dios en Su esencia, debemos permitirle que purgue todo concepto de Quién es Él para que la luz pura de Su esencia pueda derramarse sobre nuestras mentes. Este conocimiento, dicen, está más allá de saber “sobre” Dios. Es el comienzo de un conocimiento “de” Dios.

Reflexiona, hoy, sobre la Santísima Trinidad. Mientras lo haces, di una oración a Dios pidiendo un conocimiento más profundo e íntimo de Él. Pídele que te comunique Su amor divino y que abra tu mente y tu corazón a una comprensión más profunda de Quién es Él. 

Trata de humillarte ante el gran Misterio de la vida interior de Dios. 

La humildad ante el Misterio de Dios significa que sabemos muy poco de Él. Pero esa humilde verdad te ayudará a acercarte a la relación más profunda de amor a la que estás llamado.

 

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, por favor, llévame a una relación de amor contigo, que eres un solo Dios y tres Personas divinas. Que el misterio y la belleza de Tu vida sean cada día más conocidos y amados por mí a través del don de la oración mística transformadora. Jesús, en Ti confío.


Otra reflexión anterior, en este mismo blog, aquí:

https://padregusqui.blogspot.com/2017/06/11-de-junio-del-2017-domingo-de-la.html






BIBLIOGRAFÍA:

http://paroissesaintefamilledevalcourt.org


HÉTU, Jean-Luc. Les Options de Jésus.


BEAUCHAMP, André. Comprendre la Parole (cycle A). Novalis, 2007



https://catholic-daily-reflections.com/

lunes, 29 de mayo de 2023

30 de mayo del 2023: martes de la octava semana del tiempo Ordinario (año impar)

 

(Marcos 10 , 28-31) Pedro habla: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús hace una doble promesa: una para hoy, el céntuplo en el día a día de su existencia humana. Pero Jesús no engaña a sus amigos, ellos también sufrirán “persecuciones”: “Un siervo no es mayor que su señor” (Jn 13, 16). 

La segunda promesa es para "el mundo venidero", y es "vida eterna". Allí también los discípulos conocerán lo que conocerá su Maestro: la gloria, la victoria del amor sobre el odio y la muerte. Señor, ayúdame a ganar tus promesas.


(Marcos 10: 28-31) Aunque bendecida por Dios, la vida cristiana no escapa a las pruebas y obstáculos que forman parte de cualquier experiencia de fe. Pero ¿realmente tenemos algo que temer, cuando sabemos que el Señor está velando por todos y cada uno de nosotros?



Primera lectura

Lectura del libro del Eclesiástico (35,1-12):

QUIEN observa la ley multiplica las ofrendas,
quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión.
Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de harina,
quien da limosna ofrece sacrificios de alabanza.
Apartarse del mal es complacer al Señor,
un sacrificio de expiación es apartarse de la injusticia.
No te presentes ante el Señor con las manos vacías,
pues esto es lo que prescriben los mandamientos.
La ofrenda del justo enriquece el altar,
su perfume sube hasta el Altísimo.
El sacrificio del justo es aceptable,
su memorial no se olvidará.
Glorifica al Señor con generosidad,
y no escatimes las primicias de tus manos.
Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre
y paga los diezmos de buena gana.
Da al Altísimo como él te ha dado a ti,
con generosidad, según tus posibilidades.
Porque el Señor sabe recompensar
y te devolverá siete veces más.
No trates de sobornar al Señor, porque no lo aceptará;
no te apoyes en sacrificio injusto.
Porque el Señor es juez,
y para él no cuenta el prestigio de las personas.


Palabra de Dios

Salmo

Sal 49,5-6.7-8.14.23

R/.
 Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios


V/. «Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R/.

V/. «Escucha, pueblo mío, voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
—yo soy Dios, tu Dios—.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí». R/.

V/. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo.
«El que me ofrece acción de gracias, ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (10,28-31):

EN aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:
«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».
Jesús dijo:
«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».

Palabra del Señor


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Un intercambio de regalos


«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —

Marcos 10: 29–30

La anterior declaración de Jesús es una respuesta a Pedro, quien le dijo: "Hemos dejado todo y te hemos seguido". Era como si Pedro se diera una palmadita en la espalda, tratando de resaltar cuánto él y los otros discípulos habían sacrificado para seguir a Jesús. Y era cierto, renunciaron a todo lo de su vida anterior. Dejaron su hogar, su ocupación, sus relaciones de amistad y todo lo que había sido parte de su vida diaria establecida en respuesta al llamado de Jesús. Realmente estaban todos dentro.

Al escuchar esta declaración de Pedro, Jesús no da la respuesta esperada. No le dice a Pedro: “Sí, lo has hecho, eso es muy impresionante, Pedro. ¡Buen trabajo y gracias!" En cambio, Jesús le explica inmediatamente a Pedro que el sacrificio que él y los demás han hecho vale la pena. Su compromiso inquebrantable de seguir a Jesús sería recompensado con regalos más allá de su imaginación. Por lo tanto, Jesús estaba diciendo que los dones que les otorgaría serían exponencialmente mayores que todos los sacrificios que hicieran.

Esto no fue menospreciar el autosacrificio de Pedro; más bien, fue una forma de aliento de Jesús. Estaba animando a Pedro y a los otros discípulos a tener plena confianza en su decisión de seguirlo. Su sacrificio rendiría cien veces más. Esa es realmente una buena inversión.

Puede ser tentador para todos nosotros, en ocasiones, sentir que Dios nos pide demasiado. Es cierto que Dios nos pide mucho. Nos pide todo. Él pide el regalo completo y total de nuestra vida a Él. Nos llama a abandonar todo egoísmo y a dedicarnos a su santa voluntad sin excepción. Pero si entendemos la recompensa de nuestra entrega, los sacrificios que hagamos palidecerán en comparación con la recompensa.


Reflexiona hoy sobre si puedes o no decir esas palabras del Apóstol San Pedro: “Señor, lo he dejado todo para seguirte”. ¿Realmente has entregado tu vida por completo a Cristo Jesús? ¿Hay cosas que todavía retienes, no queriendo "sacrificar" por nuestro Señor? Reflexiona sobre esas palabras de Pedro y permítete ver las áreas de tu vida que aún necesitas entregar a Jesús. Y mientras lo haces, permite que la recompensa prometida por nuestro Señor te motive hasta el punto de que realmente no retengas nada y realmente hayas renunciado a todo para hacer Su santa voluntad.

Mi generoso Señor, me lo pides todo. Me pides que abandone todo en mi búsqueda de Tu perfecta voluntad. Dame la gracia que necesito para responder a Tu llamado y vivir con sacrificio por Ti sin contar el costo. Eres generoso más allá de toda descripción, querido Señor, y confío en que seguirte producirá abundantes frutos buenos. 

Jesús, en Ti confío.

29 de mayo del 2023: La Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia

 La Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia


En este día, la Iglesia recuerda a María de Nazaret como Madre de la Iglesia.


(Juan 19, 25-34) María estaba allí, junto a la Cruz, fiel, como su Hijo, hasta el final. Un día había dicho “sí”, pero sabía que el “sí” dicho a Dios se repite constantemente. 

María, que no estuvo manchada por el pecado, no puede decir “no”, no puede alejarse de Dios. Entonces, sí, ella está cerca de la Cruz, con la mirada vuelta hacia su Hijo. Y acepta ser dada a Juan como madre, y acoge a Juan como hijo, como don hecho por su Hijo en la Cruz. Con Jesús, su hijo, da y recibe.

 


 

Primera lectura

Lectura del libro del Génesis 3, 9-15. 20

 

El Señor Dios llamó a Adán y le dijo: «¿Dónde estás?».
Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».
El Señor Dios le replicó: «¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».
Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».
El Señor Dios dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?».
La mujer respondió: «La serpiente me sedujo y comí».
El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, maldita tú entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia; esta te aplastará la cabeza, cuando tú la hieras en el talón».
Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

Palabra de Dios



Salmo

Sal 86, 1-2.3 y 5. 6-7

 

R/. ¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios!

Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios! R/.

Se dirá de Sión: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R/.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí». R/.

Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R/.

 


Lectura del santo Evangelio según san Juan 19, 25-34

Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dijo: «Tengo sed».
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca.
Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: «Está cumplido». E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día grande, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua.

Palabra del Señor

 

Tu Madre Celestial



Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.

 

Juan 19:25–27

 

 

El memorial que celebramos hoy, que fue agregado al Calendario Litúrgico Romano en 2018 por el Papa Francisco, destaca la verdad de que la Santísima Virgen María no es solo la Madre de la Persona de Cristo y, por lo tanto, la Madre de Dios, ella es también la Madre de la Iglesia, es decir, la Madre de todos los fieles. 

La Santísima Virgen María es nuestra madre. Y como madre, ella es verdaderamente tierna, compasiva, cariñosa y misericordiosa, dándonos todo lo que una madre perfecta desea otorgar. Ella es la más feroz de las madres que no se detendrá ante nada para proteger a sus hijos. Es una madre totalmente entregada a ti, su querido hijo.

El pasaje del Evangelio elegido para este memorial representa a nuestra Santísima Madre de pie al pie de la Cruz. Ella no habría estado en otro lugar que directamente debajo de su Hijo mientras Él soportaba Su última agonía. Ella no huyó con miedo. Ella no estaba abrumada por el dolor. Ella no se enfurruñó con autocompasión. No, estuvo junto a su Hijo con el amor perfecto y la fuerza de una madre devota, cariñosa, compasiva y fiel.

Mientras estaba junto a su Hijo en Su hora de sufrimiento y muerte, Jesús se volvió hacia ella y confió al Apóstol Juan a su cuidado maternal. 

Desde los primeros Padres de la Iglesia hasta las enseñanzas más recientes de la Iglesia actual, este acto de encomendar a Juan a María y María a Juan por parte de Jesús se ha entendido como una entrega de todos los fieles al cuidado maternal de la Madre María. La Madre María es, por tanto, no sólo Madre del Redentor, Cristo mismo, sino que se convierte también en Madre de todos los redimidos, madre de todos nosotros, Madre de la Iglesia.

Considera la madre espiritual que tienes en el Cielo. Una madre es aquella que da la vida. Tu Madre del Cielo tiene encomendada la tarea de darte la nueva vida de gracia conquistada por la Cruz. Y como tu madre, ella no te negará nada que sea para tu beneficio. 

Una madre es también aquella que es tierna con sus hijos. 

El Inmaculado Corazón de nuestra Madre del Cielo es de los que está lleno de la mayor ternura hacia nosotros. Aunque sus caricias no son físicas, son mucho más profundas. Ella acaricia con la ternura de la gracia que nos imparte cuando oramos y nos volvemos a Ella en nuestra necesidad. Ella nos da la gracia de su Hijo, derramada sobre la Cruz como la sangre y el agua brotada como fuente de misericordia. 

La Madre María derrama esa misericordia sobre nosotros como lo haría una madre tierna y devota. Ella no se guarda nada.

Si desconoce el amor en el corazón de nuestra Santísima Madre por usted, use este memorial como una oportunidad para profundizar su comprensión de su papel en su vida. Muchos niños dan por sentado a sus madres, sin comprender completamente la profundidad de su amor. Así es con nuestra Madre del Cielo. Nunca comprenderemos completamente su amor y su constante trabajo maternal en nuestra vida hasta que nos unamos a ella en el Cielo cara a cara.

Reflexione hoy sobre la Madre María que está a su lado en cada momento de su vida. Mírela allí en sus alegrías y en sus penas, en sus momentos de tentación y de lucha, en sus momentos de confusión y claridad. Mírela allí a su lado, otorgándole todos los buenos dones espirituales cuando más lo necesita. Ella es una verdadera madre, y es digna de su amor y gratitud.

 

Mi queridísima Madre, estuviste junto a tu Hijo con fidelidad y amor inquebrantables. Lo cuidaste, lo alimentaste y nunca te apartaste de Su lado. Yo también soy tu querido hijo. Te agradezco tu amorosa fidelidad hacia mí y abro mi corazón a la gracia de tu Hijo que me concedes a lo largo de la vida. Ayúdame a estar más atenta a tu cuidado maternal y a crecer cada día en la gratitud por tu presencia en mi vida. Madre María, ruega por nosotros. Jesús, en Ti confío.

 

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