4 de noviembre del 2017 sábado de la 30a semana del TO o San Carlos Borromeo
(Lucas 14, 1.7-11) Vaya que es bien difícil resistir ante la presión social. Todo me
invita a destacarme, a buscar poder, a avistar el primer puesto. Yo debo buscar
sin cesar mi justo lugar en medio de los otros y ante Dios.
Primera lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los
Romanos (11,1-2a.11-12.25-29):
¿Habrá Dios desechado a su pueblo? De ningún modo. También yo soy israelita, descendiente de Abrahán, de la tribu de Benjamín. Dios no ha desechado al pueblo que él eligió. Pregunto ahora: ¿Han caído para no levantarse? Por supuesto que no. Por haber caído ellos, la salvación ha pasado a los gentiles, para dar envidia a Israel. Por otra parte, si su caída es riqueza para el mundo, es decir, si su devaluación es la riqueza de los gentiles, ¿qué será cuando alcancen su pleno valor? Hay aquí una profunda verdad, hermanos, y, para evitar pretensiones entre vosotros, no quiero que la ignoréis: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que entren todos los pueblos; entonces todo Israel se salvará, según el texto de la Escritura: «Llegará de Sión el Libertador, para alejar los crímenes de Jacob; así será la alianza que haré con ellos cuando perdone sus pecados.» Considerando el Evangelio, son enemigos, y ha sido para vuestro bien; pero considerando la elección, Dios los ama en atención a los patriarcas, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.
Palabra de Dios
¿Habrá Dios desechado a su pueblo? De ningún modo. También yo soy israelita, descendiente de Abrahán, de la tribu de Benjamín. Dios no ha desechado al pueblo que él eligió. Pregunto ahora: ¿Han caído para no levantarse? Por supuesto que no. Por haber caído ellos, la salvación ha pasado a los gentiles, para dar envidia a Israel. Por otra parte, si su caída es riqueza para el mundo, es decir, si su devaluación es la riqueza de los gentiles, ¿qué será cuando alcancen su pleno valor? Hay aquí una profunda verdad, hermanos, y, para evitar pretensiones entre vosotros, no quiero que la ignoréis: el endurecimiento de una parte de Israel durará hasta que entren todos los pueblos; entonces todo Israel se salvará, según el texto de la Escritura: «Llegará de Sión el Libertador, para alejar los crímenes de Jacob; así será la alianza que haré con ellos cuando perdone sus pecados.» Considerando el Evangelio, son enemigos, y ha sido para vuestro bien; pero considerando la elección, Dios los ama en atención a los patriarcas, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.
Palabra de Dios
Salmo
Sal 93,12-13a.14-15.17-18
R/. El Señor no rechaza a su pueblo
Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros. R/.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón. R/.
Si el Señor no me hubiera auxiliado,
ya estaría yo habitando en el silencio.
Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene. R/.
R/. El Señor no rechaza a su pueblo
Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros. R/.
Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el justo obtendrá su derecho,
y un porvenir los rectos de corazón. R/.
Si el Señor no me hubiera auxiliado,
ya estaría yo habitando en el silencio.
Cuando me parece que voy a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas
(14,1.7-11):
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Palabra del Señor
Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso esta parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro y te dirá: "Cédele el puesto a éste." Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: "Amigo, sube más arriba." Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.»
Palabra del Señor
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Permanecer fiel a mis
convicciones
El santo de hoy, Carlos Borromeo, encarna y personaliza la
renovación de la Iglesia. Aunque gracias a los abusos de su tiempo, por ser
sobrino del Papa llegó a ser cardenal, secretario de Estado y arzobispo de
Milán, todo esto cuando solo tenía 22 años. Él era muy capaz y no se dejó
corromper. Jugó un papel muy importante en las etapas finales del Concilio de
Trento. Finalmente, siendo obispo de Milán, puso en práctica la renovación de
la Iglesia mandada por el Concilio; se esforzó con eficacia en esa tarea
reformando las estructuras diocesanas, fundando seminarios para la formación
del clero, haciendo frecuentes visitas pastorales a las parroquias, dando
generosamente todo lo que tenía, incluyendo su ropa de cama durante una
epidemia de peste. Murió muy joven, a los 46 años, consumido por el amor y celo
de Cristo.
Evangelio:
Después dijo al que lo había invitado: "Cuando des un almuerzo o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos, no sea que ellos te inviten a su vez, y así tengas tu recompensa. Al contrario, cuando des un banquete, invita a los pobres, a los lisiados, a los paralíticos, a los ciegos. ¡Feliz eres tú, porque ellos no tienen cómo retribuirte, y así tendrás tu recompensa en la resurrección de los justos!".
Esto
es todo un despropósito en nuestros días. Es seguro que muy pocos o casi nadie
cumple al pie de la letra esta sugerencia de Jesús. Mismo en las culturas y los
medios más pobres que la clase media occidental esto es una utopía (hablo por
ejemplo en etnias africanas), pues siempre en las fiestas convocamos a la
familia, los amigos, vecinos cercanos, de buena reputación o que tienen algo
para darnos a cambio. Seguramente que ustedes como yo, cuando hemos sido
anfitriones o nos han invitado a una prestigiosa fiesta hemos recordado este
pasaje y nos hemos sentido interpelados, cuestionados y bastante
incómodos…pero la ventaja es que la preocupación pasa rápido en cuanto se pega
la primera mordida al suculento pernil de pollo puesto sobre nuestro plato.
Lo
que quiere decir en el fondo Jesús es que así seamos invitados a comer en un
ambiente de ricos, de aristócratas y bien acomodados, no podemos dejarnos
influir por las ideas injustas, egoístas (y con las cuales se asocia por
tradición bíblica a los ricos. Por ejemplo el mensaje del profeta Oseas de cara
a los ricos y a la riqueza es que toda riqueza es injusta, y que esta es
amasada muchas veces a costa del sufrimiento y explotación de los pobres).
Jesús
que estuvo sentado en la misma mesa con Nicodemo, Zaqueo, Simón el fariseo, y
con el “patrón o anfitrión” al cual se alude en este pasaje…no se dejó
influenciar ni moldear por ellos…Jesús asume su contacto con los ricos
(encuentros, comidas, discusiones) sin dejarse contaminar por su visión de las
cosas, sino al contrario permaneciendo en situación de ruptura ética con ellos.
El
presente pasaje aparece como una magnifica ilustración de este fenómeno. Jesús
está presto, listo a dejarse invitar, pero no a dejarse “embaucar” o
comprometer” e ir en contra de sus principios. Si entra en cualquier parte, por
más impresionantes que sean los lugares en cuanto al lujo y la brillantez y el
prestigio de quienes lo acogen, Él no deja sus convicciones en la puerta. De
una manera que aparece, con todo, civilizada, Jesús llega cuestionar en
el antro del establishment (grupo dominante, élite visible que
ostenta la autoridad) como aquí (Él está acá “En
casa de uno de los jefes de los fariseos”!- v.1
Ciertas
promociones, y es triste reconocerlo!, son al mismo tiempo llamados a
apoyar el pedal suave en las convicciones personales y las solidaridades
sociales. Para avanzar, muy a menudo, es necesario consentir que se
vuelva simple la sal de mis convicciones, y poner bajo el celemín algunos
de mis valores. Pero Jesús, por el contrario, no recula ni un ápice en eso que
Él evalúa como sus solidaridades esenciales: los pobres, los estropeados, los
cojos, los ciegos. Es como si Él dijera a su anfitrión: si tú me invitas,
prepárate a invitarlos a ellos: yo no avanzo sin ellos!
Hay
entonces aquí algo más que una exhortación moral al compartir. Tenemos el
testimonio de un hombre que permanece siendo fiel a Él mismo en medio de
personas que no piensan como Él, y que critica (se opone) claramente a ciertas
prácticas de compartir egoísta en nombre de sus solidaridades primeras.
El cristiano no es
aquel que privilegia vagamente ciertos valores teóricos, sino que es Aquel que
permanece de pie- muy a menudo, solo – en medio de personas que no ven
las cosas como Él.
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