miércoles, 15 de noviembre de 2023

16 de noviembre del 2023: jueves de la trigésima segunda semana del tiempo ordinario

 

Percibiendo el Reino de Dios


 (Sabiduría 7, 22 — 8, 1) Vivir de acuerdo a las enseñanzas de la Sabiduría, es darle a nuestro mundo la imagen de la bondad de Dios.


(Lucas 17, 20-25) ¡El reino de Dios está dentro de nosotros! No corramos de aquí para allá, no nos dejemos llevar por los mercaderes de sueños. Humilde y escondido, él está ahí, en los días ordinarios. En el acompañamiento al moribundo hasta el final, en la acogida del extraño, en la fidelidad en los momentos de prueba, en el compartir, en la justicia, en el respeto a todos, en la sonrisa, en la mano tendida... Estemos atentos a sus signos. ■

Colette Hamza, Javiera

 

 

Percibiendo el Reino de Dios

 


A unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios, Jesús les contestó: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.»

 Lucas 17: 20-21 


¿Por qué los fariseos le hicieron esta pregunta a Jesús? ¿Por qué querían saber cuándo vendría el Reino de Dios? 

Para responder a esta pregunta, primero debemos mirar el contexto completo de las diversas comunicaciones entre Jesús y los fariseos. 

Cuando hacemos esto y vemos las muchas formas en que los fariseos intentaron atrapar a Jesús en el hablar y las veces en que nuestro Señor los reprendió firmemente, parece claro que ellos no le hicieron a Jesús esta pregunta con inocencia y franqueza. En cambio, una vez más intentaron atraparlo. Hicieron una pregunta mediante la cual dieron la apariencia de creer en las enseñanzas de Jesús de que el Reino de Dios se acercaba, pero no preguntaron con fe sino con burla y en un intento de hacerle tropezar en su respuesta.

La respuesta de Jesús es misteriosa. Deja poco espacio para que los fariseos usen el discurso en su contra. Quizás los fariseos esperaban que Jesús dijera que el Reino vendría pronto, o el próximo mes, o dentro de un año. Pero la respuesta de Jesús los deja confundidos ante este misterio de que "el Reino de Dios está dentro de vosotros".

Mucho de lo que dice Jesús solo puede entenderse completamente a través de la fe. A menudo habla en un lenguaje velado intencionalmente, porque la única manera de levantar el velo para percibir el significado de Sus enseñanzas es confiar en el don inspirado de la fe. La fe es como una llave para descubrir los secretos de los misterios de Dios. La fe se convierte en una lupa a través de la cual se comprende cada parábola, cada forma de hablar y cada misterio enseñado por nuestro Señor. Pero sin este don inspirado de la fe, las enseñanzas de Jesús siguen siendo misteriosas e incomprensibles.

Cuando meditas en estas palabras de que “el Reino de Dios está dentro vosotros”, ¿qué entiendes? ¿Puedes utilizar el don de la fe para descubrir el significado de esta sagrada enseñanza? Curiosamente, leer las palabras de Jesús, dichas de manera velada, nos ofrece la oportunidad de probar nuestra propia fe. Si leemos sus palabras y nos quedamos confundidos, entonces esta es una clara señal de que debemos orar y estar abiertos al don de la fe. Pero si leemos las misteriosas enseñanzas de Jesús y se nos da la luz del entendimiento, entonces esta es una razón clara para regocijarnos, ya que esta comprensión solo es posible a través del don de la fe.

Reflexiona hoy sobre esta sagrada enseñanza de nuestro Señor: "El Reino de Dios está dentro de vosotros". Medita en esas palabras y ora para tener conocimiento y comprensión. Las palabras de Jesús son verdaderas. Su Reino verdaderamente está en todas partes, a nuestro alrededor y dentro de nosotros. Está vivo y coleando. ¿Lo ves? ¿Lo percibes? ¿Ves tu papel en su construcción? Usa estas preguntas como una prueba de tu propio nivel de fe y has de saber que Dios quiere revelarte estos misterios que solo pueden ser comprendidos por Su gracia.

 

Mi misterioso Señor, Tu Reino está en todas partes, a nuestro alrededor y dentro de nosotros. Yo creo. Dame los ojos de la fe para que pueda percibir continuamente Tu mano en acción. Que esté siempre atento a todo lo que deseas revelarme y abierto al significado profundo de los misterios que me revelas. Aumenta mi fe, querido Señor, para que pueda conocerte y unirme a la edificación de Tu glorioso Reino. Jesús, en Ti confío.

 

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