viernes, 12 de julio de 2024

14 de julio del 2024: decimoquinto domingo del tiempo ordinario- Ciclo B

¿Misión imposible ?

 

En el año 750 a.C., Dios envió a Amós a profetizar en Betel, un santuario situado a unos veinte kilómetros al norte de Jerusalén. En esta época, la región prosperó, experimentando paz y abundancia, especialmente para los ricos, incluidos los religiosos. Cuando el pastor Amós viene a profetizar contra el trato a los pobres, su mensaje es rechazado. Enviado a casa, Amós establece su legitimidad en la llamada recibida de Dios. Del Señor recibe su misión.

El relato de Marcos nos lleva aproximadamente 750 años después. Jesús envía a sus discípulos en misión, encargándoles que prediquen y sanen enfermedades del cuerpo y del alma. Se van de dos en dos. Ellos también se enfrentan al rechazo de su testimonio. Su mensaje es exigente. Los enviados no se llevan mucho, salvo la certeza de la llamada y la experiencia de haber encontrado a Jesús.

Dos milenios después, aquí estamos, en su lugar. El actual sínodo nos recuerda que desde el principio hemos sido enviados juntos a escuchar al Espíritu, a conversar unos con otros, a iluminarnos y progresar en el camino de la misión.

Como en los tiempos de Jesús, somos pocos y nuestros medios siguen siendo modestos. Pero a pesar de nuestra torpeza o nuestra falta de coraje, Jesús continúa enviándonos a anunciar el Evangelio en ambientes hostiles.

¿Estamos dispuestos a basar nuestro compromiso en el llamado de Jesús?

¿Qué lectura me resuena particularmente hoy?
¿Qué me da alegría en la misión? 

Karem Bustica, editora jefe de Orar en la Iglesia





PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE AMOS 7, 12-15

En aquellos días dijo Amasías, sacerdote de la Casa-de-Dios, a Amós:
-- Vidente, vete y refúgiate en tierra de Judá: come allí tu pan y profetiza allí. No vuelvas a profetizar en 'Casa-de-Dios', porque es el santuario real, el templo del país.
Respondió Amós:
-- No soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: "Ve y profetiza a mi pueblo de Israel."

Palabra de Dios



SALMO RESPONSORIAL
SALMO 84

R.- MUÉSTRANOS, SEÑOR, TU MISERICORDIA Y DANOS TU SALVACIÓN

Voy a escuchar lo que dice el Señor:
"Dios anuncia la paz a su pueblo ya sus amigos."
La salvación está ya cerca de sus fieles
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.-

 La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra
y la justicia mira desde el cielo. R.-

 El Señor os dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.-


SEGUNDA LECTURA      
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS EFESIOS 1, 3-14

Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo. Él nos eligió en la Persona de Cristo --antes de crear el mundo-- para que fuésemos consagrados e irreprochables ante él por el amor. Él nos ha destinado en la Persona de Cristo --por pura iniciativa suya-- a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido hijo, redunde en alabanza suya. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el Misterio de su Voluntad. Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo, cuando llegase el momento culminante; recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra.

Por su medio hemos heredado también nosotros. A esto estábamos destinados por decisión del que hace todo según su voluntad. Y así, nosotros, los que esperábamos en Cristo, seremos alabanza de su gloria. Y también vosotros --que habéis escuchado la Verdad, la extraordinaria noticia de que habéis sido salvados y habéis creído-- habéis sido marcados por Cristo con el Espíritu Santo prometido, el cual, es prenda de nuestra herencia para liberación de su propiedad, para alabanza de su gloria.

Palabra de Dios



 ALELUYA Ef, 1, 17-18

El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine los ojos de nuestro corazón, para que conozcamos cual es la esperanza a la que se nos llama.



LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 6, 7- 13

En aquel tiempo llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no, túnica de repuesto. Y añadió:

-- Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

 Palabra del Señor




Aproximación psicológica al texto del evangelio:


Desde una aproximación psicológica, podemos explorar varios aspectos en el evangelio de este domingo.

1. **Formación y preparación**: Jesús envía a sus discípulos después de haberles dado instrucciones claras sobre qué hacer y cómo comportarse. Esto refleja la importancia de la preparación en cualquier tarea o misión que emprendamos. Psicológicamente, la preparación adecuada aumenta la confianza y la efectividad en la ejecución de las tareas.

2. **Trabajo en equipo**: Jesús envía a sus discípulos de dos en dos. Este enfoque fomenta el apoyo mutuo, la colaboración y la responsabilidad compartida. Desde una perspectiva psicológica, trabajar en equipo puede aumentar la motivación, reducir el estrés y mejorar la resolución de problemas.

3. **Confianza y autonomía**: Jesús da a sus discípulos autoridad sobre los espíritus inmundos y les instruye sobre cómo responder si no son bien recibidos. Este acto fortalece la confianza de los discípulos en sí mismos y en su capacidad para llevar a cabo la tarea encomendada. Psicológicamente, la confianza en uno mismo y la sensación de autonomía son fundamentales para el bienestar psicológico y la eficacia personal.

4. **Reacción ante los resultados**: Cuando los discípulos regresan y cuentan a Jesús todo lo que han hecho, él los escucha y les proporciona retroalimentación. Esta interacción muestra la importancia del apoyo emocional y la validación en el desarrollo personal y profesional. Psicológicamente, recibir retroalimentación constructiva y sentirse escuchado refuerza la motivación y la disposición para seguir adelante.

En resumen, desde una perspectiva psicológica, este evangelio de hoy destaca la importancia de la preparación, el trabajo en equipo, la confianza en uno mismo y la retroalimentación constructiva. Estos elementos no solo son cruciales para la misión evangelizadora descrita en el texto, sino también para diversas situaciones de la vida cotidiana donde se requiere colaboración, autonomía y apoyo emocional para alcanzar metas y enfrentar desafíos.



REFLEXIÓN

1

Jesús los envía en misión de dos en dos:

Desde el comienzo de su vida publica, el Señor Jesús escoge colaboradores.
Dios confía en nosotros…nos invita a trabajar con Él.

En el Antiguo y Nuevo Testamentos, las personas que Dios llama son personas ordinarias como ustedes y yo: Amos era agricultor, Pedro un pescador, Mateo un recaudador de impuestos, pagado por los romanos, Pablo era un fabricante de tiendas.

Cristo invita a sus discípulos, ante todo  a permanecer con Él durante un tiempo para así recibir una formación de base. Al comienzo de los evangelios, vemos los apóstoles acompañando a Jesús en sus peregrinaciones. Ellos lo ven actuar y reciben de su parte una enseñanza importante, una nueva manera de vivir.

Jesús los prepara para la misión.

Es el modelo, que nosotros, los cristianos, hemos conservado a través de los siglos. El día del Señor, nos reunimos alrededor de Jesús, para escuchar su palabra y compartir su vida. Enseguida, nos dispersamos en nuestros ambientes de vida. Al final de la celebración, somos enviados en nuestra familia, en nuestro lugar de trabajo: “pueden irse en la paz de Cristo”…
“ Gratis han recibido, den gratuitamente! »

Leyendo el evangelio, constatamos que Jesús no hace recomendaciones sobre el contenido doctrinal de la “misión”. Él no les dice a sus apóstoles “lo que deben predicar”. Mas, Él entra en detalles para decirles “lo que deben ser”: viajeros que se desplazan con pocas cosas, que aprovechan la hospitalidad de la gente, que son promotores de la paz y la reconciliación, que acompañan los enfermos, etc.

Para Jesús, el testimonio de vida es  más importante que la Palabra (el predicar). El confía en sus discípulos, Él cree en el ser humano, Él tiene fe en nosotros, mismo si nosotros dudamos con frecuencia de Él. Tiene tanta confianza Dios en nosotros, tanta, que nos deja libres de actuar a nuestro parecer en la obra de la evangelización.

Cristo nos dice en este evangelio que es por nosotros, que gracias a nosotros el mundo puede llegar a ser mejor: “ellos echaban (cazaban) muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos, y los curaban”.

Cuáles son los demonios de nuestro tiempo? (de nuestros días?) Como podríamos mejorar el mundo alrededor nuestro?

El vocabulario utilizado por Jesucristo en el evangelio es aquel de su tiempo.

Pero nosotros comprendemos con facilidad que los discípulos son enviados para hacer lo que Jesús Él mismo ha hecho. El contenido de su misión se resume en las 3 frases siguientes:

a)     Anunciar el Reino, lo que exige una conversión, una manera diferente de vivir su (la) vida.
Los apóstoles que habían sido enviados a la misión, se agrupan alrededor de Jesús…Que hace entonces Jesús? El les dice: “ustedes, vengan y váyanse para un lugar desierto, descansen un poco”. Y es así como van a aislarse para encontrarse entre ellos. Por qué? La respuesta es simple: uno no puede darse o donarse si uno no se ha dado antes el tiempo de encontrarse consigo mismo.

El simbolismo de la barca y del lugar de desierto nos renvía a nuestro propio caminar o peregrinación, a este largo viaje, donde hemos aceptado entrar en nosotros mismos para descubrir quienes somos verdaderamente. Uno no puede emprender ese viaje sin reposarse, por ejemplo, sin tomar sus distancias en relación con este mundo que nos asalta, nos ahoga y que nos dice: “ve a la derecha, ve a la izquierda!” Este mundo que nos asalta, incluyendo tanto las prohibiciones religiosas como las ideas de moda. Este largo viaje hacia si mismo es esencial, porque uno no puede dar u ofrecer lo que no tiene, uno no puede mostrar el norte si uno mismo aun no lo ha encontrado. Si uno no acepta este viaje, uno no hará mas que repetir su egoísmo individual (quedarse concentrado solo en si mismo y su ambiente), la familia o su colectivo, uno no emprenderá nada más que principios rígidos o ideas del momento. Uno podrá adoctrinar o culpabilizar, sin jamás liberar verdaderamente a quien sea.

Convertirnos, en conclusión, es cambiar nuestra mentalidad demasiado egoísta. Es necesario saber aceptar nuestras responsabilidades y tratar de mejorar nuestro mundo, evitando de sumar al mal más mal, y ayudando a aquellos que están necesitados de amor y otras tantas cosas esenciales para su bienestar y o felicidad…

Yo leía últimamente un texto que decía: “hoy, en  todos los países, nos quejamos de no tener suficiente dinero para los hospitales, la salud, las personas ancianas, la educación de los jóvenes, etc…Imagínense si las diferentes naciones pudieran convertirse: en lugar de invertir sumas colosales en la carrera armamentista, las guerras interminables, los juegos de azar, los deportes, el alcohol, la droga…si una buena parte de este dinero fuera consagrado a la educación, a la investigación medica, a la edificación de acueductos y alcantarillados, a la construcción de edificios antisísmicos, a la irrigación de los desiertos y a combatir la sequía de las fuentes de agua! Imagínense, si se utilizara una parte de este dinero para ayudar a quienes están necesitados! Esto cambiaria la faz de la tierra!..”

b)    Combatir el mal y echar (o cazar, derrotar) los demonios que nos impiden vivir en libertad.

Echar los demonios hoy significa ayudar a las personas solas y sin defensa a liberarse de la soledad, del miedo, de la injusticia, del terror, de la enfermedad. Esto quiere decir también, liberarnos de la nicotina, del abuso de alcohol, del materialismo y consumo excesivo y letal de pornografía (por medios impresos, internet, etc) que matan a la familia, la adicción a los juegos de azar, electrónicos…esto quiere decir luchar y combatir contra todas nuestras adicciones y esclavitudes…Cuál es la tuya?

c)     Actuar en favor de aquellos que sufren y son pobres, para así mejorar su calidad de vida.

Curar los enfermos. Hay muchas maneras de hacerlo: saber amar, acompañar, animar o dar motivos de alegría de vivir, ayudar, perdonar. Yo pienso en los voluntarios en los hospitales, en la gente que visita los enfermos, en aquellos que aportan la comunión en las residencias de personas de la tercera edad, en las cárceles, en aquellos que distribuyen las comidas en los restaurantes de ayuda a los itinerantes, a los discapacitados, etc.

Y después Jesús envía sus discípulos de dos en dos porque la misión es una aventura comunitaria. Nuestra fe se enriquece con la fe de los otros, y por la fe de nuestros padres, de nuestros abuelos, de nuestros amigos, y nuestra fe contribuye a la fe de otros. La primera regla del apostolado, es “hacer equipo”: la vida fraternal es ya un símbolo del amor: “Miren como se aman”, decía la gente con respecto a los primeros cristianos.

Jesús nos envía hoy,  así como Él ha enviado sus discípulos ayer. Él nos invita a evangelizar, a anunciar la Buena Nueva, a combatir el mal y venir en ayuda de aquellos que sufren. La evangelización proclama que juntos podemos vencer la violencia, la injusticia, la soledad y el desanimo (la depresión, la tristeza). Cristo nos envía. Él nos necesita. Él confía en nosotros, repito. Nosotros debemos ser sus manos y su corazón en un mundo que necesita amor y ternura.

“Cristo nos envía en misión”.



2

Llamados y enviados

Los textos bíblicos de este domingo nos presentan a hombres que fueron llamados y enviados por el Señor. Está fuera de toda posibilidad ser sus misioneros sin ser llamados por él. El mensaje que deben proclamar no proviene de ellos sino del Señor. Un profeta es ante todo alguien cuya misión es hablar en nombre de Dios.

Primero tenemos el testimonio de Amós; vivió en el siglo VIII a.C. Era un simple granjero que no tenía relación con  hijoso dinastia de profetas. Él mismo no fue hecho para esta profesión. Pero un día fue sorprendido por el Señor mientras estaba detrás de su rebaño. Fue llamado y enviado por el Señor para exponer los malos pasos, y acciones injustas de los políticos de su tiempo. A pesar de las amenazas, no se deja intimidar. Con un lenguaje vigoroso y rugiente, se esfuerza por sacudir el mundo de su tiempo. Se pone del lado de los pobres y de los que quedan atrás.

Las injusticias en el mundo siguen muy presentes. Pero Dios sigue suscitando profetas para clamar que el poder del dinero no es lo primordial ni lo es todo. Lo primero es el respeto a la dignidad humana, el respeto a la familia, el derecho a la vivienda y a la alimentación. Como en tiempos de Amós, los profetas están ahí para denunciar las causas de la miseria y del hambre. A través de ellos, es el Señor quien nos llama a construir un mundo más justo y fraterno. No puede soportar ver a sus hijos sufrir injusticia e intolerancia.

San Pablo también fue “agarrado” por el Señor para anunciar el Evangelio. Y hoy da gracias por el camino recorrido. El plan de Dios se está realizando. Las comunidades cristianas nacieron y se desarrollaron a pesar de la persecución. San Pablo trabajó incansablemente por la misión, pero reconoció que Dios le precedía. Sin la acción del Espíritu Santo nada hubiera sido posible. Es por esta maravilla que San Pablo da gracias. Y nosotros mismos nos unimos en esta oración de acción de gracias. El Señor está siempre ahí, en el corazón de nuestras vidas, siempre presente y activo.

El evangelio también comienza con un envío a una misión. Esta llamada nos llega durante este periodo de verano. Muchos se van en busca de escape y descanso. Es cierto que las vacaciones están lejos de ser el inicio de una misión. Y, sin embargo, estamos llamados a ser discípulos y mensajeros de Jesús, siempre y en todas partes. No hay vacaciones para un corazón amoroso. Entonces, vacaciones o no, Dios nos envía a ser testigos y mensajeros de su amor.

“Jesús llama a los Doce y por primera vez los envía de dos en dos”. ¿Por qué de dos en dos? Es una manera de recordar que los mandamientos de la caridad son dos: el amor a Dios y el amor al prójimo. El que no tiene caridad no está capacitado para emprender un ministerio de predicación. Entendámoslo claramente: Jesús nos envía a llevar un mensaje de amor al mundo. Debemos dar testimonio de ello mediante nuestro amor fraternal. Éste es el primer medio de apostolado; y es la más eficaz: “Seréis reconocidos como mis amigos si os amáis unos a otros”. La misión necesita el testimonio de hogares unidos, de vecinos solidarios y comprensivos y de cristianos que vivan como hermanos entre sí.

“Él les da poder sobre los espíritus malignos…” La misión que Jesús nos confía no es fácil. El tentador todavía está trabajando; nunca se toma vacaciones. El mal existe a nuestro alrededor y dentro de nosotros. Esto no debe desanimarnos: el Señor nos pide que permanezcamos vigilantes. La mejor manera es permanecer constantemente conectados a Él como el sarmiento a la vid. A este precio nuestra misión dará frutos. Una vez más, el Señor usa nuestra debilidad para lograr grandes cosas.

El resto del evangelio va en la misma dirección: Jesús pide a sus enviados que no lleven nada para el camino excepto un palo o bastón, y que no lleven pan, ni bolsa, ni monedas. La misión que se nos ha confiado no es un asunto personal nuestro sino suyo. No debemos tomar nada de nosotros mismos ni depender de nosotros mismos.

“No os pongáis dos túnicas…” No se trata de la túnica de repuesto sino de la que uno quisiera ponerse encima de la otra para adaptarse al mundo. No somos enviados a decir lo que agrada al mundo sino a proclamar el mensaje del Evangelio. Lo importante es recordar que estamos bautizados en Cristo y sumergidos en su amor. Por tanto, nos hemos revestido de Cristo. (Gál 3:27)

Todos somos llamados y enviados como mensajeros del Evangelio. Pero si queremos ser creíbles, es importante que nuestra vida sea coherente con nuestras palabras. La verdadera conversión debe comenzar por nosotros mismos. Entonces sí, pidamos al Señor que nos devuelva a lo esencial: que nos libere de todo lo que nos amilana y reduce; que la fuerza de su Palabra y el soplo de su Espíritu nos hagan disponibles para ser testigos y mensajeros de su mensaje de amor y reconciliación.



BIBLIOGRAFÍA:



Pequeño “Prions en Église”, edición quebequense, Novalis 2012.

CHATGPT


http://cursillos.ca (reflexion del P. Yvon-Michel Allard, s.v.d.


http://dimancheprochain.org

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