9 de julio del 2024: Fiesta de la Virgen de Chiquinquirá, Patrona de Colombia
Nuestra Señora de Chiquinquirá ocupa un lugar muy importante en la vida de fe de muchos católicos, especialmente en Colombia, al igual que Nuestra Señora de Guadalupe inspira a muchos en México.
La Virgen de Chiquinquirá hace referencia a un suceso milagroso relacionado con un cuadro de la Virgen María del siglo XVI.
Ha sido fuente de inspiración para los católicos durante casi 500 años.
1
El 9 de julio se celebra la Fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, que fue proclamada por el Papa Pío VII, en 1829, como Patrona de Colombia otorgándole su propia fiesta litúrgica. En 1919 fue coronada canónicamente luego que el Papa Pío X firmara el decreto.
El Santuario de la Patrona de Colombia, declarado Basílica en 1927 por el Papa Pío XI, es visitado como cada año por miles de fieles en especial durante esta fecha.
En este recinto se encuentra el lienzo con la imagen de Nuestra Señora custodiado por los dominicos. La imagen muestra a la Virgen María en su advocación del Rosario y la acompaña San Antonio de Padua y San Andrés el Apóstol.
El lienzo pertenece al arte colonial colombiano más antiguo y es una manta de algodón de más de un metro, en un marco con placas del escudo nacional, las diócesis del país y de los padres dominicos.
La palabra Chiquinquirá significa lugar de nieblas y pantanos. Esta ciudad se ubica en el departamento de Boyacá en la región andina del país a más de dos mil metros de altura.
San Juan XXIII y San Juan Pablo II tuvieron una especial cercanía a esta advocación. San Juan XXIII, por ejemplo, con la intención de pedir por la buena realización del Concilio Vaticano II, en 1960 ofrendó, por medio del Nuncio en el país, un llamado “cirio de purificación” para ser encendido frente a la imagen mariana.
En 1986, San Juan Pablo II visitó la Basílica y consagró Colombia a la Virgen María, pidiendo que conceda “el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos”.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios
1, 3-6. 11-12
Hermanos: Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en él con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
El nos eligió en Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e irreprochables a sus ojos, por el amor, y determinó, porque así lo quiso, que, por medio de Jesucristo, fuéramos sus hijos, para que alabemos y glorifiquemos la gracia con que nos ha favorecido por medio de su Hijo amado.
Con Cristo somos herederos también nosotros. Para esto estábamos destinados, por decisión del que lo hace todo según su voluntad: para que fuéramos una alabanza continua de su gloria, nosotros, los que ya antes esperábamos en Cristo.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
¡Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre!
Salmo 112
Alaben, servidores del Señor,
alaben el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
desde ahora y para siempre.
Desde la salida del sol hasta su ocaso,
sea alabado el nombre del Señor.
El Señor está sobre todas las naciones,
su gloria se eleva sobre el cielo.
¿ Quién como el Señor, Dios nuestro,
que tiene su morada en las alturas,
y se inclina para contemplar el cielo y la tierra?
El levanta del polvo al desvalido,
alza al pobre de su miseria,
para sentarlo entre los príncipes,
entre los nobles de su pueblo.
Lectura del Santo Evangelio Según San Lucas 11:27-28
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: "Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron." Pero él repuso: "Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen."
Palabra del Señor
Reflexión
El evangelio de hoy es bien breve, pero encierra un significado importante en el conjunto del evangelio de Lucas. Nos da la clave para entender lo que Lucas enseña respecto de María, la Madre de Jesús. La respuesta de Jesús, ante la exclamación de la mujer, no la dio menospreciando a su Madre. Jesús no rechaza el elogio, pero no duda en ubicarlo en su lugar: porque María es feliz, pero en primer lugar porque ha escuchado la Palabra de Dios, porque ha creído en ella. Es porque con su vida ha hecho realidad sus palabras al ángel: «yo soy la servidora del Señor, hágase en mí según tu palabra». María encarna el ideal de todo creyente, y es siguiendo su ejemplo que podemos encontrar, nosotros también, el camino de la felicidad. Hoy todos debemos hacer algo semejante a lo que hizo María: concebir y dar la luz. “Concebir” la Palabra a través de la escucha y “Dar a luz la palabra” es decir, cumplirla.
A la luz del evangelio pidamos la gracia, de poder escuchar y hacer vida la Palabra de Dios como María lo hizo.
///
Jesús debió encantarle oír esta alabanza a su Madre. Pero Él usa esta ocasión para revelarnos otra dimensión de la bienaventuranza de los oyentes de la Palabra de Dios
¡Esa respuesta tan hermosa y natural de parte de una mujer de la multitud hacia Jesús! Ella expresa esa emoción predominante, mucho más desde la perspectiva femenina y maternal. ¿Es Jesús tan real y tangible para mí, que yo algunas veces puedo responderle de una manera realmente espontánea y personal?
Jesús, te doy gracias por incorporarme a mí en tus bendiciones. El ángel le dijo a María que ella estaba bendita, como yo también lo estoy. ¿Quién soy yo entonces? Soy la bendecida o el bendecido de Dios. Abre mis oídos y permanece en mí siempre, de modo que mi vida sea una demostración de la palabra de Dios.
Oración: Rosario de Chiquinquirá
Pide la intercesión de María a través de esta hermosa oración asociada al Rosario de Chiquinquirá:
¡Oh, incomparable Señora del Rosario de Chiquinquirá!
Madre de Dios, Reina de los ángeles,
abogada de los pecadores,
refugio y consuelo de los afligidos y atribulados.
Virgen Santa, llena de poder y bondad,
Míranos con buenos ojos
para que nos ayudes
en todas las necesidades en las que nos encontramos.
¡Acuérdate, oh Clementísima Señora del Rosario!
que nunca se oyó que alguien que ha recurrido a ti,
invocó tu santísimo nombre,
e imploró tu singular protección,
lo abandonaste.
Animados por esta confianza, nos dirigimos a Ti.
Te tomamos desde hoy y para siempre por nuestra Madre,
nuestra protectora, consuelo y guía,
esperanza y luz en la hora de la muerte.
Líbranos de todo lo que pueda ofenderte
y a tu Santísimo Hijo, Jesús.
Protégenos de todos los peligros del alma y del cuerpo;
dirígenos en todos los asuntos espirituales y temporales;
líbranos de la tentación del diablo,
para que, caminando por la senda de la virtud,
que un día podamos verte y amarte en la gloria eterna,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Apóstoles de la compasión
(Mateo 9, 32-38) Jesús siente compasión por la multitud que deambula, entre la admiración y el abatimiento, sin guía, Él la conoce como un pastor conoce su rebaño y puede decir el nombre de cada una de las ovejas. Él no necesita a nadie para amar y conocer a los suyos. La multitud, en cambio, necesita apóstoles que amen a Jesús y lo den a conocer para ser llevados a él. Oremos al Maestro para que nos haga trabajadores de su compasión. ■
Nicolás Tarralle, sacerdote asuncionista
Primera Lectura
Lectura de la profecía de Oseas (8,4-7.11.13):
Así dice el Señor: «Se nombraron reyes en Israel sin contar conmigo, se nombraron príncipes sin mi aprobación. Con su plata y su oro se hicieron ídolos para su perdición. Hiede tu novillo, Samaria, ardo de ira contra él. ¿Cuándo lograréis la inocencia? Un escultor lo hizo, no es dios, se hace añicos el novillo de Samaria. Siembran viento y cosechan tempestades; las mieses no echan espiga ni dan grano, y, si lo dieran, extraños lo devorarían. Porque Efraín multiplicó sus altares para pecar, para pecar le sirvieron sus altares. Aunque les dé multitud de leyes, las consideran como de un extraño. Aunque inmolen víctimas en mi honor y coman la carne, al Señor no le agradan. Tiene presente sus culpas y castigará sus pecados: tendrán que volver a Egipto.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 113B,3-4.5-6.7ab-8.9-10
R/. Israel confía en el Señor
Nuestro Dios está en
el cielo,
lo que quiere lo hace.
Sus ídolos, en cambio, son plata y oro,
hechura de manos humanas. R/.
Tienen boca, y no
hablan;
tienen ojos, y no ven;
tienen orejas, y no oyen;
tienen nariz, y no huelen. R/.
Tienen manos, y no
tocan;
tienen pies, y no andan.
Que sean igual los que los hacen,
cuantos confían en ellos. R/.
Israel confía en el
Señor:
él es su auxilio y su escudo.
La casa de Aarón confía en el Señor:
él es su auxilio y su escudo. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,32-38):
En aquel tiempo,
presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. La
gente decía admirada: «Nunca se ha visto en Israel cosa igual.»
En cambio, los fariseos decían: «Éste echa los demonios con el poder del jefe
de los demonios.»
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas,
anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las
dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban
extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: «La mies es abundante, pero los trabajadores
son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies.»
Palabra del Señor
1
Celo por las almas
Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor.
Jesús era muy celoso por las almas. El celo es una energía, una pasión y un impulso para llevar a cabo alguna tarea. La tarea por la que Jesús era celoso era la conversión de cada corazón que encontraba. Mientras caminaba de pueblo en pueblo, encontrándose con persona tras persona, Jesús podía ver dentro de sus corazones. Vio que tantas personas estaban “extenuadas y abandonadas”. Podía ver que eran como “ovejas que no tienen pastor”. Y esto lo movió a compasión y a un celo por convertirse en su Pastor, para quitar el problema de sus corazones y hacerles saber que estaban invitados a pertenecer a su nuevo Reino.
La imagen de Jesús encontrándose con muchas personas que estaban atribuladas y abandonadas es una buena imagen para reflexionar. La razón es que somos así. Cada uno de nosotros tiene sus propios problemas interiores. Podemos sentirnos solos, confundidos, inseguros y perdidos a veces. La persona que no se siente así es un santo perfecto o no está siendo honesta. La santidad profunda y la unión con Dios curan, por supuesto, esta lucha interior que muchos tienen. En ese caso, la persona sabe claramente que pertenece a la familia de Dios, se entiende a sí misma como hijo o hija de Dios y encuentra una paz profunda en esta verdad. Pero para aquellos que luchan, este pasaje de las Escrituras es especialmente para ellos.
En primer lugar, estar “extenuado” puede tener muchas causas. Para algunos, los recuerdos del pasado, las relaciones rotas, la falta de dirección, el pecado grave, la ira y cosas por el estilo son factores que pueden provocarlo. Por lo tanto, la primera pregunta que debemos plantearnos honestamente es si tenemos o no un corazón extenuado. Incluso los más grandes santos encontrarán algunas áreas con las que tienen dificultades. ¿Cuáles son las nuestras?
En segundo lugar, sentirse “abandonado” es una cruz pesada. La razón por la que Jesús vino fue para permitirnos pertenecer a su familia. Eso se logra mediante el don de la salvación eterna que debe comenzar ahora. Al recibir el perdón de los pecados y crecer en una vida de oración, llegamos a conocer a Dios de una manera muy íntima y personal. Sí, Él es el Dios Todopoderoso y Creador de todo. Pero también es profundamente personal e íntimo, y quiere formar una verdadera relación de amor con cada uno de nosotros.
Si luchas con cualquiera de estas dos cosas, si estás extenuado y/o abandonado, entonces considera el celo que Jesús tiene por ti. Sus incansables y extensos viajes, a pie, mientras participaba en Su ministerio público, deben verse como una señal para ti de Su celo por venir a ti, personalmente, para convertirse en tu Pastor.
Él quiere levantar cada carga y despejar el camino para que descubras tu lugar en Su familia. El “Evangelio del Reino” que Jesús predicó fue uno que invitaba a todos a convertirse en miembros de ese Reino. Cuando Él venga a ti, debes saber que Su corazón está lleno de compasión por ti, tal como lo estuvo cuando viajó por diversos lugares hace tanto tiempo. Él te ve, mira tu corazón con amor y nunca quita Sus ojos de ti en tu necesidad, debilidad y pecado.
Reflexiona hoy sobre el celo que Jesús tiene por tu salvación eterna y tu santidad de vida. No puedes salir adelante en este mundo sin Él. Deja que Jesús te busque, venga a ti, te hable y te invite a permitirle que te pastoree. Él quiere hacerlo con cada fibra de Su ser; deja que Jesús cumpla Su misión en ti.
Mi divino Pastor, Tú buscas a todas las personas con el mayor celo y compasión. Ves cada corazón herido y quebrantado, y deseas sanar a cada uno. Gracias por venir a mí, querido Señor, por ser mi Pastor y Guía. Ayúdame a verte cuando me miras en mi debilidad y dolor. Y ayúdame a abrirte mi corazón ahora y durante toda mi vida. Te amo, mi Señor. Jesús, confío en Ti.
2
Homilía en honor a la Virgen de Chiquinquirá
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy nos reunimos para honrar a Nuestra Señora de Chiquinquirá, la Reina y Patrona de Colombia. Su imagen milagrosa es un símbolo de fe y esperanza para todos nosotros. En la liturgia de hoy, tomada del martes de la 14ª semana del tiempo ordinario, encontramos un mensaje que resuena profundamente con el espíritu de esta devoción mariana.
Primera Lectura: Oseas 8, 4-7. 11-13
El profeta Oseas nos habla de la infidelidad del pueblo de Israel. A pesar de la abundancia de bendiciones recibidas, el pueblo se ha apartado de Dios, adorando ídolos y siguiendo sus propios caminos. Dios, en su amor y misericordia, les advierte sobre las consecuencias de su desobediencia, no como un castigo, sino como una invitación al arrepentimiento y la conversión.
Salmo Responsorial: Salmo 113B (115)
El salmo nos recuerda que los ídolos son obra de manos humanas, incapaces de ver, oír o sentir. Pero nuestro Dios es el verdadero y vivo, y siempre está atento a las necesidades de su pueblo. Este salmo nos invita a confiar plenamente en el Señor, rechazando todo lo que nos aparte de su amor y fidelidad.
Evangelio: Mateo 9, 32-38
En el Evangelio de hoy, Jesús recorre ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, siente compasión porque están agobiadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Jesús entonces dice a sus discípulos: "La cosecha es mucha y los obreros pocos. Rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies."
Reflexión
En la figura de Nuestra Señora de Chiquinquirá, encontramos un poderoso llamado a la renovación de nuestra fe y a la conversión de corazón. La imagen de la Virgen, que milagrosamente se restauró en su esplendor, es un signo visible del amor y la misericordia de Dios. Así como el pueblo de Israel en tiempos de Oseas, nosotros también podemos alejarnos de Dios, dejándonos llevar por las distracciones del mundo. Pero Nuestra Señora de Chiquinquirá nos recuerda que siempre podemos regresar, que siempre hay una oportunidad para renovarnos en el amor de Dios.
En el Evangelio, Jesús nos muestra el rostro compasivo de Dios, un Dios que no solo sana nuestras enfermedades físicas, sino que también sana nuestras almas. Él es el Buen Pastor que nunca abandona a sus ovejas. Al igual que Jesús, María también muestra esa compasión y ternura maternal. Ella es nuestra intercesora, siempre dispuesta a llevar nuestras oraciones y necesidades a su Hijo.
Psicología y Espiritualidad
Desde una perspectiva psicológica, la devoción a Nuestra Señora de Chiquinquirá puede ser un recurso poderoso para la sanación emocional y espiritual. La figura materna de María ofrece un sentido de consuelo y seguridad. En momentos de ansiedad o desesperanza, acudir a ella puede brindarnos paz y fortaleza. Reconocer nuestra vulnerabilidad y buscar ayuda, tanto divina como humana, es un paso crucial hacia la sanación.
Conclusión
Hoy, al honrar a Nuestra Señora de Chiquinquirá, recordemos su llamado a la conversión y a la fe renovada. Pongamos nuestras vidas en sus manos, confiando en su intercesión y en el amor misericordioso de Dios. Que, como ella, podamos ser signos vivos de esperanza y compasión en nuestro mundo, siempre dispuestos a servir a los demás con amor y humildad.
Que Dios nos bendiga y que Nuestra Señora de Chiquinquirá interceda siempre por nosotros. Amén.
(ChatGPT)
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones