19 de julio del 2024: viernes de la decimoquinta semana del tiempo ordinario- año II

 

Surge una esperanza

 

(Isaías 38, 10, 11, 12abcd, 16-17ª) ¿Cómo no estremecernos ante la idea de que el hilo de nuestra existencia se cortará irremediablemente? En su canto, Ezequías, asaltado por la angustia de la muerte, da testimonio de nuestra humanidad marcada por la finitud. Pero desde lo más profundo de su abandono surge una esperanza: “Sí, tú me sanarás, me harás vivir: aquí está mi amargura convertida en paz.» Una certeza que brilla para nosotros en el rostro del Resucitado, primogénito de entre los muertos. ■

Benedicta de la Cruz, cisterciense



( Isaías  38, 1-6.21-22.7-8)  Orar por la sanación, para no morir, es normal cuando se ama la vida. A veces se produce la curación, a veces no. Pero, en cualquier caso, un diálogo con Dios es posible y su amor es siempre una fuente de vida en nosotros.


( Mateo 12, 1-8)  ¿Cuántas personas se ven privadas de alimentos por la sacrosanta ley del mercado? Una ley no escrita, pero cuyos efectos pueden llegar a ser tan perversos como la ley de Moisés cuando se aplica al pie de la letra.




Primera lectura
Lectura del libro de Isaías (38,1-6.21-22.7-8):

En aquellos días, Ezequías cayó enfermo de muerte, y vino a visitarlo el profeta Isaías, hijo de Amós, y le dijo: «Así dice el Señor: "Haz testamento, porque vas a morir sin remedio y no vivirás."» Entonces, Ezequías volvió la cara a la pared y oró al Señor: «Señor, acuérdate que he procedido de acuerdo contigo, con corazón sincero e íntegro, y que he hecho lo que te agrada.» Y Ezequías lloró con largo llanto.
Y vino la palabra del Señor a Isaías: «Ve y dile a Ezequías: Así dice el Señor, Dios de David, tu padre: "He escuchado tu oración, he visto tus lágrimas. Mira, añado a tus días otros quince años. Te libraré de las manos del rey de Asiria, a ti y a esta ciudad, y la protegeré."»
Isaías dijo: «Que traigan un emplasto de higos y lo apliquen a la herida, para que se cure.»
Ezequías dijo: «¿Cuál es la prueba de que subiré a la casa del Señor?»
Isaías respondió: «Ésta es la señal del Señor, de que cumplirá el Señor la palabra dada: "En el reloj de sol de Acaz haré que la sombra suba los diez grados que ha bajado."» Y desandó el sol en el reloj los diez grados que había avanzado.

Palabra de Dios



Salmo

Is 38

R/.
 Señor, detuviste mi alma ante la tumba vacía

Yo pensé: «En medio de mis días
tengo que marchar hacia las puertas del abismo;
me privan del resto de mis años.» R/.

Yo pensé: «Ya no veré más al Señor
en la tierra de los vivos,
ya no miraré a los hombres
entre los habitantes del mundo.» R/.

«Levantan y enrollan mi vida
como una tienda de pastores.
Como un tejedor, devanaba yo mi vida,
y me cortan la trama.» R/.

Los que Dios protege viven,
y entre ellos vivirá mi espíritu;
me has curado, me has hecho revivir. R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo (12,1-8):

Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: «Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado.»
Les replicó: «¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la Ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»


Palabra del Señor





“Quiero misericordia…”

Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa.


Los apóstoles de Jesús tenían hambre y recogían espigas mientras caminaban para satisfacer su hambre. Como resultado, los fariseos condenaron a los apóstoles por hacer lo que afirmaron que era "ilegal" en sábado. Afirmaron que recoger espigas mientras caminaban se consideraba "trabajo" y, por lo tanto, violaban la ley que requería descansar en sábado.

De Verdad? ¿Los fariseos pensaron seriamente que los apóstoles pecaron recogiendo grano mientras caminaban para satisfacer su hambre? Esperemos que no nos resulte difícil ver lo absurdo e irracional de esta condena. Los apóstoles no hicieron nada malo, pero fueron condenados de todos modos. Eran "hombres inocentes" como señala Jesús.

Jesús responde a la irracionalidad de los fariseos recordándoles la Escritura: "Quiero misericordia y no sacrificio". Y señala que los apóstoles fueron condenados injustamente porque los fariseos no entienden este pasaje y este mandato de Dios para la misericordia.

El mandamiento del sábado para descansar era de Dios. Pero el mandamiento de descansar no era un requisito por sí mismo. Este no era un requisito legal que de alguna manera honrara a Dios, simplemente guardándolo estrictamente. El descanso sabático fue principalmente un regalo de Dios para la humanidad en el sentido de que Dios sabía que necesitábamos descanso y rejuvenecimiento. Sabía que necesitábamos tiempo cada semana para reducir la velocidad, ofrecer adoración especial a Dios y disfrutar de la compañía de los demás. Pero los fariseos convirtieron el descanso del sábado en una carga. Lo convirtieron en una estricta observancia legalista que no hizo nada para glorificar a Dios o refrescar el espíritu humano.  

Una verdad clave que podemos aprender de este pasaje es que Dios nos llama a interpretar su ley a través de los ojos de la misericordia. La misericordia siempre nos refresca, nos eleva y nos llena de nueva energía. Nos motiva a adorar y nos llena de esperanza. La misericordia no nos impone una pesada carga legalista; más bien, la misericordia y la ley de Dios juntas nos rejuvenecen y nos refrescan.

Reflexiona hoy sobre cómo ves los mandamientos de Dios y su ley. ¿Lo ves como un requisito legalista y oneroso? ¿O lo ves como una bendición de la misericordia de Dios destinada a aligerar tu carga?
¿Qué haces el domingo...trabajas o lo dedicas a descansar, a  orar, venir a misa y compartir en familia, y con los otros? O te estás dejando llevar por el afán de consumismo, del mundo irredento?


Señor, ayúdame a amar tu ley. Ayúdame a verla realmente a la luz de Tu misericordia y gracia. Que pueda ser renovado por todo lo que mandas y ser elevado por tu voluntad. Jesús, confío en ti.



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