Profetas ayer y hoy
En todo tiempo los
profetas han sido rechazados. Jesús, el Hijo de Dios, también fue rechazado por
los suyos. Hoy, todavía, el mismo Cristo viene continuamente a nuestro
encuentro. Para acogerle, no hará falta que abramos los ojos de nuestra fe?
Primera Lectura
Lectura de la
profecía de Ezequiel (2,2-5):
En aquellos días, el
espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: «Hijo de Adán, yo te
envío a los israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus
padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos
y obstinados; a ellos te envío para que les digas: «Esto dice el Señor.» Ellos,
te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo
un profeta en medio de ellos.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 122
R/. Nuestros
ojos están en el Señor,
esperando su misericordia
A ti levanto mis
ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R/.
Como están los ojos
de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia. R/.
Misericordia, Señor,
misericordia,
que estamos saciados de desprecios;
nuestra alma está saciada
del sarcasmo de los satisfechos,
del desprecio de los orgullosos. R/.
Segunda Lectura
Lectura de la
segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (12,7b-10):
Para que no tenga
soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me
apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de
él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la
debilidad.» Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así
residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso, vivo contento en medio de mis
debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las
dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy
fuerte.
EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 6, 1-6
En aquel tiempo fue Jesús a su tierra en
compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la
sinagoga; la multitud que le oía se preguntaba asombrada: "¿De dónde saca
todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus
manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José
y Judas y Simón? ¿Y sus hermanas no viven con nosotros aquí?" Y
desconfiaban de él. Jesús les decía:
-- No desprecian a un profeta más que en su
tierra, entre sus parientes y en su casa.
No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó
a algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y
recorría los pueblos del contorno enseñando.
Palabra del Señor
A guisa de introducción
La apuesta por
la verdad o la diplomacia
Las
personas que tienen el temperamento o la habitud de la verdad conocen las
dificultades de las relaciones humanas. En efecto, el encuentro de personas
“verdaderas” provoca con frecuencia una indisposición en los otros que emplean
la “diplomacia”. Ser diplomático significa ser hábil, tener tacto, darle vuelta
a los problemas para no “ser brusco” con el interlocutor; sin embargo ocurre
que a los diplomáticos les da por utilizar intrigas, las medias verdades…en
otras palabras la mentira.
Los
“diplomáticos” se sienten mal frente a esta página del evangelio, a ellos les
gustaría mejor rasgarla, que esto no aparezca; en una biblia de 1500 páginas,
una página de más o de menos, nadie notará su ausencia u omisión! Por lo tanto
si de esto se trata, hará falta arrancar un buen número de páginas, puesto que
uno no puede considerar este texto como un accidente del recorrido en el Nuevo
Testamento; uno no puede evitarla, saltársela…Ella habla de lo esencial en la
predicación de Jesús.
El
Señor provoca escándalo y bloqueo a primera vista. El camino o recorrido que
debía realizarse no se ha hecho; la acogida que los judíos debían darle a Dios
en Jesús no ha tenido lugar.
Sin
embargo, en lugar de llevar esto hacia un callejón sin salida, este fenómeno ha
permitido operar un desbloqueo más grande aun, un poco como el atleta, que
después de un primer fracaso, se compromete
y entrega totalmente en su entrenamiento, tanto que pulveriza el récord
que no había podido igualar la primera vez.
Jesús,
profeta, es la voz de Dios. El papel o rol del profeta es anunciar la verdad,
según una exigencia interior. El debe hablar, pues es necesario que la Palabra
de Dios sea anunciada. Esta Palabra es su razón de ser, su razón de vivir.
Al
servir a la Palabra, el profeta también está al servicio del pueblo del cual hace
parte y al cual es enviado. El no siempre es bien recibido, puesto que él
incomoda. El profeta vive del Espíritu y del Evangelio y es un testimonio vivo.
Ser profeta no conviene sino
a a las personas que tienen el temperamento y la vocación. La mayoría de los
creyentes utilizarán la diplomacia, con el fin de tener un lugar conveniente y
agradable en este mundo.
Aproximación
psicológica al texto del evangelio:
Bloqueo o desbloqueo
Como ocurre con frecuencia, Marcos al presentarnos
este relato tiene acá una intención teológica. Se trata de
demostrar por qué Jesús ha sido rechazado por los judíos, siendo después
acogido por la gente de pueblos extranjeros (mal llamados paganos).
A través de este punto de vista, es
emocionante encontrar en este corto episodio una breve descripción del proyecto
de Jesús: “Él vino entre los suyos” con la intención de
hablar de Dios y de su proyecto de liberación (es el sentido de los milagros), “pero los suyos no lo
recibieron” (cfr. Juan 1,11).
En otro lado se nos dice que Jesús ha llorado
cuando ha sido confrontado con el fracaso de su proyecto (Lucas 19,41-44).
Aquí, la emoción que se nos comunica es la sorpresa, la admiración. En efecto,
la admiración o extrañeza se encuentra de una y otra parte, los judíos no
podían comprender a Jesús y Jesús no podía comprender a los judíos.
En verdad, hay dos cosas que los judíos no
pueden poner juntas: Jesús se expresa con sabiduría (en otra parte se dirá: “con autoridad” y uno diría hoy: “con profundidad y con
libertad”) y Él hace milagros, pero al mismo tiempo, Él no
puede ser el Mesías, porque es un “hijo de la parroquia” que hemos visto crecer
entre (con) nosotros.
En cuanto a Jesús, su dificultad es la
siguiente: cómo es posible que viéndome actuar y oyéndome hablar, ellos (los
judíos, mis paisanos) no lleguen a profundizar en su fe y abrirse más a Dios?
Y uno sabe que las dos soledades o
incomprensiones, yendo sobre el camino, van a cruzarse o
encontrarse a medida que los sucesos o hechos progresarán. Sea que tomemos los
hechos en un plan sicológico o en un plan teológico, el fondo es el mismo: hay
un escándalo, es decir, un bloqueo. El camino que debía
hacerse no se ha hecho, la acogida que los judíos debían darle a Dios en Jesús
no ha tenido lugar (no se ha realizado).
Sin embargo, en lugar de llevar todo esto a
un callejón sin salida, este fenómeno ha permitido operar un desbloqueo más
grande todavía, parecido un poco como a un atleta que después de una primera
derrota o fracaso se entrega o se compromete totalmente en su entrenamiento que
pulveriza así el record que no había podido alcanzar la primera vez.
Hay de esto en el camino o marcha de Jesús,
en su consentimiento a “caer en tierra” para conocer una
fecundidad más superior a aquella que no era posible en la superficie.
Hay también un poco de todo lo anterior en el
misterio de todo fracaso o de todo bloqueo, un llamado a una profundización, a
un consentimiento más humilde y más total, a una fecundidad más grande, más
inhabitual o desacostumbrada al principio o en los comienzos.
REFLEXIÓN (1)
La espiritualidad
del fracaso
Las 3 lecturas de este domingo nos hablan de
la “espiritualidad del fracaso”: el profeta Ezequiel recibe de Dios la orden de
permanecer de pie frente a un pueblo que rechaza su mensaje.
Pablo confiesa tener un “aguijón en la
carne”, un fracaso que muestra cómo él tiene dificultades a vencer. Y Jesús
experimenta un fracaso en su propio pueblo. El fracaso o frustración hace parte
de nuestra vida, pero Dios nos ama a pesar de nuestros fracasos o tropiezos.
“El aguijón” de Pablo es un buen ejemplo de
todo aquello que no tiene éxito en nuestra vida y de todas nuestras debilidades
humanas. Dios le dice entonces: “Mi gracia te basta: mi poder se muestra en la
debilidad”.
Pablo es llamado a aceptarse tal como él es,
todo corrigiendo su imagen de Dios. El Señor no tiene necesidad de nuestros
poderes o potencias excepcionales. Él nos ama tal y como somos.
…La verdadera vocación del ser humano es
estar al servicio de los demás. Ella es comunitaria y fraternal y da un sentido
a la vida.
Dios construye, paradójicamente, sobre
nuestra pobreza y debilidades, mismo si la razón humana pretende lo contrario. Pertenecemos
a una civilización que glorifica nada más que lo mejor, lo primero, al número
1…en política, en el deporte, en cualquier carrera! Es la ley del más fuerte.
El evangelio, por el contrario, es una Buena Noticia para todos pero
particularmente para aquellos que no son los mejores, que sortean o tienen todo
tipo de dificultades: los enfermos, los rechazados, los últimos del equipo, los
excluidos.
Nosotros, todos sufrimos por los
fracasos en nuestros proyectos personales, en los estudios, en el matrimonio,
la carrera, la educación de los hijos. Nuestra salud es precaria, tenemos
adicciones, somos limitados, tenemos debilidades.
El fracaso o tropiezo puede venir de
diferentes direcciones. En el texto de hoy, el fracaso es el resultado de la
predicación de los Valores del Reino. Un mensaje de verdad, de amor, de
justicia, de paz es raramente bien recibido y hace sublevar apareciendo así la
oposición, la hostilidad, el odio y la violencia! Numerosos artesanos de paz
son testigos: Martin Luther King, quien defendía los derechos de las minorías;
Gandhi, un hindú que había hecho una gran amistad con los musulmanes;
Dietrich
Bonhöffer, un pastor protestante llevado a la horca por las S.S (policía nazi)
ya que se oponía a la exterminación de los judíos y combatía la política de
muerte de Adolfo Hitler;
Monseñor Romero quien denunciaba la explotación de los
más pobres. Este último fue asesinado cuando celebraba la Eucaristía.
Monseñor Miguel
Ángel Builes (1888-1971), el fundador de los Misioneros de Yarumal, (que en estos días cumplieron 97 años de fundación), quien se convirtió
en profeta del acontecer nacional al denunciar la corrupción política y los
ataques a la vida moral y familiar venidos desde el exterior.
Helder Cámara recorrió el mundo como
mensajero de la paz y de la fraternidad;
la Madre Teresa aportaba a los
enfermos y más pobres un poco de alivio y calor humano; Jean Vanier, cristiano canadiense, gracias a
los Hogares del “Arca”, proclamó la grandeza de los pequeños, de los hándicaps,
de los sin- defensa;
Monseñor Desmond Tutu lucha por la liberación de su pueblo
y combate todas las discriminaciones y todas las injusticias.
Organismos como Amnistía Internacional,
Desarrollo y paz, Green Peace, Médicos sin fronteras denuncian las injusticias
y hacen tomar conciencia de la gran miseria de nuestro mundo.
Estos todos, no son más que ejemplos de
personas y organismos comprometidos, que debemos no solo admirar sino
también debemos esforzarnos por imitar.
El cardenal Danneels, belga, decía que nuestra época
podría caracterizarse por la aparición del « hombre sin vocación ».
Según él, uno no concibe ya más proyectos reales para el futuro. Los proyectos
que uno escoge se quedan en el marco estrecho del instante presente: confort
económico, satisfacción de las necesidades sentimentales, seguridad en el hogar
y el trabajo, libertad absoluta…
Contrariamente a estos objetivos muy
personales y a menudo muy egoístas, la verdadera vocación del ser humano es la
de estar al servicio de los demás. Ella es comunitaria y fraternal y le da un
sentido a la vida.
Nosotros encontramos fácilmente excusas para
no ayudar a los demás : decimos que no tenemos carismas especiales, que no
somos miembros de una comunidad religiosa, decimos que estamos demasiado
ocupados con nuestro trabajo y nuestra familia, etc. Servir no solo está
reservado para los religiosos o para los Organismos de beneficencia. Jean
Vanier, Raoul Follerau, Nelson Mandela, son laicos que se nos parecen, con la
diferencia que ellos han tenido la valentía de comprometerse y ayudar los más
desfavorecidos! Para ponerse al servicio de los demás, no tenemos necesidad de
ser personas excepcionales.
El evangelio de este domingo nos invita a
reflexionar sobre nuestros fracasos, lo que puede darnos la ocasión de
aceptarnos a nosotros mismos, crecer en la autoestima y hacer aumentar nuestra
fe.
Podemos entonces pasar a la acción, al
servicio de aquellos que tienen necesidad de ayuda.
OBJETIVO - VIDA DE LA SEMANA:
·
Medito esta palabra
viviente: “Cuando yo soy débil, es cuando soy más fuerte” (2
Corintios 12,10).
· Encuentro momentos en mi
vida ordinaria donde haya tenido la convicción de que el Señor actuaba en el
corazón de mis pobrezas y doy gracias.
· Pienso en una persona
que creo conocer: mi conyugue, mi hijo, un amigo o un miembro de mi comunidad.
Me dejo sorprender ya que ella me permite el ver o descubrir a Dios.
ORACION-CONTEMPLACION
Cuantas veces Jesús hemos escuchado tu
Palabra
en nuestra iglesia parroquial, en los lugares
de peregrinación,
donde se te celebraba y se te daba gracias,
en las palabras y los gestos des testigos
encontrados sobre nuestra ruta.
Tu Palabra a menudo nos ha tocado
profundamente.
Ella ha despertado en nosotros el deseo de
ser mejores,
ella ha curado o sido lenitivo para nuestras
heridas, nos ha liberado de nuestros miedos.
Ella nos ha revelado un Padre amante,
presente como un buen pastor.
Al escucharte, entendíamos resonar su Palabra
de Padre.
Pero también a veces, como en el evangelio de
hoy,
ella ha sembrado la duda en nosotros: “Jesús
eres Tú verdaderamente el Hijo de Dios? O eres Tu simplemente un ser humano,
más fascinante, más libre que los otros,
un sabio o un profeta como lo era Juan
Bautista,
como lo son hoy el Dalaï Lama o ciertos
grandes predicadores?”
Esta cuestión Jesús, yo quiero llevarla
conmigo,
abrirla a tu Espíritu de Luz y de verdad
para poder adherirme a Ti más profundamente
todavía.
Yo no quiero, Jesús, dejarme desestabilizar
por aquellos, que aun hoy,
intentan hacerme creer que Tu no eres más que
un hombre, sin más.
Permíteme ser un testigo viviente de tus
gestos y tus palabras
cerca de aquellos que buscan, que dudan,
que esperan encontrarte un día.
Ven a fortalecer mi fe en ti, Jesús, Hijo de
Dios.
BIBLIOGRAFIA:
Pequeño “Prions en Église”, edición
quebequense, Novalis, Julio 2012.
HÉTU, Jean-Luc. Les Options
de Jésus.
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