18 de julio del 2024: jueves de la decimoquinta semana del tiempo ordinario- año II

 

Dejarse sorprender

 

(Mateo 11, 28-30) Después de sacudirnos al inicio de la semana, Jesús nos vuelve a decir hoy que con él encontraremos descanso para nuestra alma. “Sí, mi yugo es fácil de llevar y mi carga es ligera.»

 Dejémonos interpelar por todo su mensaje sin intentar limitarlo a un retrato fijo.

Atrevámonos a vivir un verdadero encuentro con el hombre-Dios, aceptando dejarnos sorprender por él, como por un amigo siempre nuevo. 

Benedicta de la Cruz, cisterciense



(Mateo 11, 28-30) Tenemos la oportunidad de elegir la carga que queremos portar. Ciertamente, el yugo de Jesús es difícil en sí: amar a los enemigos, poner la otra mejilla; pero cómo es de ligero, en comparación con el fardo de la depresión, del resentimiento y  de la venganza!





Primera lectura

Lectura del libro de Isaías (26,7-9.12.16-19):

La senda del justo es recta. Tú allanas el sendero del justo; en la senda de tus juicios, Señor, te esperamos, ansiando tu nombre y tu recuerdo. Mi alma te ansía de noche, mi espíritu en mi interior madruga por ti, porque tus juicios son luz de la tierra, y aprenden justicia los habitantes del orbe. Señor, tú nos darás la paz, porque todas nuestras empresas nos las realizas tú. Señor, en el peligro acudíamos a ti, cuando apretaba la fuerza de tu escarmiento. Como la preñada cuando le llega el parto se retuerce y grita angustiada, así éramos en tu presencia, Señor: concebimos, nos retorcimos, dimos a luz... viento; no trajimos salvación al país, no le nacieron habitantes al mundo. ¡Vivirán tus muertos, tus cadáveres se alzarán, despertarán jubilosos los que habitan el polvo! Porque tu rocío es rocío de luz, y la tierra de las sombras parirá.

Palabra de Dios



Salmo

Sal 101

R/.
 El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra

Tú permaneces para siempre,
y tu nombre de generación en generación.
Levántate y ten misericordia de Sión,
que ya es hora y tiempo de misericordia.
Tus siervos aman sus piedras,
se compadecen de sus ruinas. R/.

Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R/.

Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte
R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):

En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»

Palabra del Señor





Jesús dijo: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.”



Es posible que necesitemos escuchar más a menudo esta invitación de Jesús mucho de lo que nos damos cuenta. Es una invitación amable a dejar que nuestro Señor aligere nuestra carga diaria, alivie nuestras preocupaciones, nuestro estrés, nuestras preocupaciones y todo lo que nos agobia. Es una invitación de amor y misericordia y que siempre debemos aceptar.

¿Qué es lo que te agobia? ¿Qué es lo que te angustia y te tienta a caer en la depresión, la tristeza o incluso la desesperación? ¿Hay algo en lo que tiendes a pensar obsesivamente? ¿Hay alguna preocupación que parece que no puedes sacudir? Sea lo que sea que perturbe tu corazón, Jesús quiere aliviarlo.

A veces podemos pasar por la vida con cargas pesadas que tememos dejar ir. Podemos tener miedo de venir a Jesús y temer dejarlo entrar en nuestra vida. Venir a Jesús significa que debemos enfrentar lo que sea que nos agobia con honestidad y apertura y debemos enfrentar estas cargas en presencia de Jesús.  

Pero la clave que debemos saber es que Jesús es amable misericordioso y generoso en perdón y gracia. Él anhela levantar nuestras cargas mucho más de lo que anhelamos levantarlas. Él ve la opresión que muchos enfrentan y desea profundamente eliminar esa opresión.

Reflexiona hoy sobre la gentil invitación de Jesús: "Ven a mí". Ven a Él sin miedo y sin dudarlo. Entrégale todo a Él y déjalo arreglar las cosas. Él te ama más de lo que imaginas y encaminará tus pies en el camino correcto.


Señor, vengo a ti y pongo mi vida y toda carga ante ti. Te entrego mi vida, mis esperanzas, mis miedos, mi pasado, mi futuro y todo lo que me preocupa. Jesús, te doy todo. Jesús, confío en ti.



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