8 de julio del 2024: lunes de la decimocuarta semana del tiempo ordinario-ano II

 

Camino hacia la Resurrección

 

(Mateo 9, 18-26) Jesús guía a sus discípulos siguiendo la gran fe del notable que se postró ante él. El hombre cree que puede devolverle la vida a su hija muerta. Todo lo contrario de la multitud, que se agita ruidosamente y se burla de Jesús cuando anuncia que la niña está durmiendo. Sigamos al padre que nos introduce cerca a su hija: ella nos muestra que dejar que Jesús entre en nuestra vida y se apodere de nosotros es un camino hacia la resurrección. ■

Nicolás Tarralle, sacerdote asuncionista



(Oseas 2, 16.17b-18.21-22) San Agustín decía que Dios está más cerca de nosotros de lo que nos podemos imaginar. Para conocerlo aún más, es necesario dejarle hablar a nuestro corazón. Y esto requiere silencio, apertura, escucha: esto es lo que llamamos ORACIÓN.




Primera lectura
Lectura de la profecía de Oseas (2,16.17b-18.21-22):

Así dice el Señor: «Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Aquel día –oráculo del Señor–, me llamará Esposo mío, no me llamará ídolo mío. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te penetrarás del Señor.»

Palabra de Dios



Salmo
Sal 144

R/.
 El Señor es clemente y misericordioso

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R/.

Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R/.

Encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias. R/.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo (9,18-26):

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un personaje que se arrodilló ante él y le dijo: «Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, ponle la mano en la cabeza, y vivirá.»
Jesús lo siguió con sus discípulos. Entretanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.
Jesús se volvió y, al verla, le dijo: «¡Ánimo, hija! Tu fe te ha curado.» Y en aquel momento quedó curada la mujer.
Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.

Palabra del Señor




Confiando en el Todopoderoso

Jesús llegó a casa del personaje y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo: «¡Fuera! La niña no está muerta, está dormida.»
Se reían de él. Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se puso en pie. La noticia se divulgó por toda aquella comarca.



Jesús realizó muchos milagros. Alteraba  las leyes de la naturaleza una y otra vez. En este pasaje evangélico, Él vence la muerte al devolverle la vida a una pequeña niña. Y lo hace de tal manera que parece ser bastante normal y fácil para Él.  

Es perspicaz reflexionar sobre el enfoque que Jesús daba a los milagros que realizó. Muchos estaban asombrados y conmocionados por su poder milagroso. Pero Jesús parece hacerlo como si fuera una parte normal de su cotidianidad. No hace gran cosa al respecto y, de hecho, a menudo le dice a la gente que mantenga en silencio Sus milagros.

Una cosa obvia que esto nos revela es que Jesús tiene un poder completo sobre el mundo físico y todas las leyes de la naturaleza. Se nos recuerda en esta historia que Él es el Creador del Universo y la fuente de todo lo que existe. Si puede crear todas las cosas simplemente deseándolo, puede fácilmente recrear y transformar las leyes de la naturaleza por su voluntad.

Comprender la verdad completa de su completa autoridad sobre la naturaleza también debería darnos confianza en su completa autoridad sobre el mundo espiritual y todo lo que constituye nuestras vidas. Él puede hacer todas las cosas, cualquier cosa y puede hacerlo fácilmente.  

Si podemos llegar a una fe profunda en Su poder todopoderoso, y también llegar a una comprensión clara de Su amor perfecto y conocimiento perfecto de nosotros, estaremos en condiciones de confiar en Él en un nivel que nunca supimos que fuera posible. ¿Por qué no confiaríamos completamente en Aquel que puede hacer todas las cosas y nos ama perfectamente? ¿Por qué no confiaríamos en Aquel que sabe todo sobre nosotros y desea solo nuestro bien? ¡Debemos confiar en Él! Él es digno de esa confianza, y nuestra confianza desatará Su poder todopoderoso en nuestras vidas.

Reflexiona hoy sobre dos cosas. Primero, ¿entiendes la profundidad de su poder? Segundo, ¿sabes que su amor lo obliga a usar ese poder para tu bien? Conocer y creer estas verdades cambiará tu vida y te permitirá realizar milagros de gracia.

Señor, creo en tu autoridad absoluta sobre todas las cosas y en tu completa autoridad sobre mi vida. Ayúdame a confiar en ti y a confiar en tu amor por mí. Jesús, confío en ti.

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