18 de julio del 2021: 16o Domingo del Tiempo Ordinario (B)
Acá estamos de nuevo para
escuchar la Palabra del Señor y dejar que resuene en nuestras mentes y
corazones y se traduzca en los gestos cotidianos de nuestras manos…
Él nos invita hoy a que le dediquemos
tiempo, a que saquemos momentos para estar con Él, en lo apartado, para
encontrar un poco de descanso.
En este mundo donde tantas cosas nos
acaparan y hacen pesada nuestra marcha, que venga Él a hablar a nuestro corazón
y que sea el Pastor que guía cada día nuestros pasos hacia la felicidad y la
paz.
PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DE JEREMÍAS 23, 1-6
¡Ay de los pastores que dispersan y dejan
perecer las ovejas de mi rebaño --oráculo del Señor--. Por eso, así dice el
Señor, Dios de Israel: A los pastores que pastorean a mi pueblo: Vosotros
dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os
tomaré cuenta, por la maldad de vuestras acciones --oráculo del Señor--. Yo
mismo reuniré el resto de mis ovejas, de todos los países a donde las expulsé,
y las volveré a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les
pondré pastores que las pastoreen: ya no temerán ni se espantarán y ninguna se
perderá --oráculo del Señor-- en que suscitaré a David un vástago legítimo:
reinará como rey prudente, hará justicia y derecho en la tierra. En sus días se
salvará Judá, Israel habitará seguro. Y lo llamarán con ese nombre:
"El-Señor-nuestra-justicia"
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL
SALMO 22
R.- EL SEÑOR ES MI PASTOR, NADA ME FALTA.
El Señor es
mi Pastor, nada me falta:
En verdes
praderas me hace recostar.
Me conduce hacia
fuentes tranquilas
y repara mis
fuerzas. R.-
Me guía
por sendero justo,
por el honor de
su nombre.
Aunque camine
por cañadas oscuras,
nada temo,
porque tu vas conmigo:
Tu vara y tu
cayado me sosiegan. R.-
Preparas una
mesa ante mí
enfrente de mis
enemigos;
me unges la
cabeza con perfume
y mi copa
rebosa. R.-
Tu bondad
y tu misericordia me acompañan
todos los días
de mi vida,
y habitaré en la
casa del Señor
por años sin
término. R.-
SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO
A LOS EFESIOS 2, 13-18
Hermanos:
Ahora estáis en Cristo Jesús. Ahora, por
la sangre de Cristo, estáis cerca de los que antes estabais lejos. Él es
nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos, Judíos Y Gentiles, una sola cosa,
derribando con su cuerpo el muro que los separaba: el odio. Él ha abolido la
Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces para crear, en él, un
solo hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos,
uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio.
Vino y trajo la noticia de la paz; paz a vosotros los de lejos, paz también a
los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo
Espíritu.
Palabra de Dios
ALELUYA Jn 10, 27
Mis ovejas escuchan mi voz –dice el
Señor--, Yo las conozco y ellas me siguen.
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN
MARCOS 6, 30- 34
En aquel tiempo los Apóstoles volvieron a
reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que había hecho y enseñado. Él les
dijo:
-- Venid vosotros solos a un sitio
tranquilo a descansar un poco.
Porque eran tantos los que iban y venían,
que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio
tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces
de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les
adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos,
porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
Los visos del verdadero compartir
Yo creo que uno de los momentos más bellos
y entrañables en una relación de verdadera amistad es el rencuentro, el
volverse a ver para compartir sobre los hechos y experiencias de vida.
Dos amigos que se quieran o amen de verdad
no podrán nada más que recontar después de una corta o larga separación y
tiempo sin verse, sus historias, sus relatos de éxito, de triunfo,
pero también de fracaso, de dolor, de desilusión, de decepción.
En nuestros días, las redes sociales tan utilizadas como Facebook por ejemplo, nos están haciendo olvidar el objetivo de la
amistad concreta, sencilla, clásica…Así como en el Facebook mayormente contamos
nuestras alegrías o mismo nuestras sandeces y cosas inútiles, lo mismo se está
proyectando en nuestros encuentros persona a persona de amistad…No nos digamos
mentiras, tendemos a ser superficiales, hipócritas, pusilánimes, desconfiados,
envidiosos, especuladores, desinteresados y mas bien egoístas.
Yo puedo decirles por experiencia personal
que también me he vuelto más bien reservado respecto a mis sentimientos, a mis
experiencias y vivencias, a mis pensamientos…Y ello por muchas razones:
La primera porque casi nadie se interesa
en lo que usted hace, en lo que ha vivido, en lo que está trabajando o
estudiando…Díganme cuantos de ustedes entre sus amigos en las pasadas
vacaciones cuando lo volvieron a ver le dijeron: “…pero cuénteme de su vida,
qué ha hecho, compártame una experiencia remarcable vivida en el último año…”, si
lo encontraron “tienen suerte de tener aun buenos amigos”.
La segunda porque si uno toma la
iniciativa de “contar sus gestas o milagros”, puede pecar de parecer
jactancioso, “Pinchao”, un “echador de tierra” , “un fantoche”, y muchas de
esas críticas vienen a veces de corazones celosos, tacaños o resentidos…Sin
embargo, nos dejamos afectar por esas críticas equiparable a las bagatelas.
Tercera razón porque andamos siempre a las
carreras, acelerados…Ya no hay tiempo para sentarse a tomar un café por extensos minutos, porque tenemos muchas personas a quien saludar o visitar…y yendo acá y
allá, el tiempo vuela y las conversaciones o “compartires” son por lo mismo
superficiales, lacónicos, ver frívolos.
Y una última razón porque casi amigos
ideales, amigos que se interesen por sus aventuras, sus problemas o sus éxitos
ya no los ve, están lejos, o están muy cerca pero han cambiado…ya no tienen
como interés primordial encontrarle para escucharle y hacerse escuchar. Aunque
esta última también puede pesar como razón también: ocurre que todo el mundo
quiere hablar pero nadie quiere escuchar…
Un maestro fuera de serie
Jesús decide
instruir a la multitud, comprendido sus apóstoles, después de tomar conciencia
de la situación deplorable en la que se encuentran: “Estaban como ovejas sin
pastor”. Junto a todas estas personas que vienen hacia Él, cada uno de nosotros
también portamos o traemos nuestra parte de penas, de preocupaciones, de
decepciones y fracasos que nos dejan a veces en un tal estado de abandono y de
confusión que caminamos como a tientas en una oscuridad casi total.
Nos
sentimos solos, abandonados y dejados a nuestra sola cuenta. Ya sea a la
ocasión de la perdida de un hijo o de un pariente, o de la traición de un ser
querido¸ o de la enfermedad que golpea de repente, todos nosotros tenemos
necesidad de una presencia compasiva (que no sienta lastima, sino que “sienta
con”) y reconfortante, de un corazón que se muestre acorde y conforme a nuestra
necesidad.
Jesús juega ese
papel de manera eficaz. Él no puede impedir la pena, Él puede solamente
curarla…compartiéndola, haciéndola suya.
El lo hace
invitando y agregando colaboradores, llamando a personas a quienes confía la
tarea de ser pastores al estilo del corazón de Dios, seres atentos a la
vivencia de los otros, que se dejan tocar por sus penas y dificultades.
El llama a
hombres y mujeres de compasión que saben vibrar ante el sufrimiento de su
prójimo y que pueden consolarlo, desplegando todos los recursos de su corazón y
de su fe.
Feliz rencuentro
Jesús en el evangelio después de haber
enviado en misión los doce ahora los recibe para escucharles, para darles
instrucciones y así nos ofrece pistas de compartir de la vida entre
amigos:
Esta reunión no tiene nada que ver con la
idea de hacer un balance o evaluación de los hechos y gestos realizados por los
apóstoles. Al contrario, Jesús los reúne para que permanezcan cerca de él. La
relación entre Jesús y los suyos indica la importancia del rencuentro.
Ellos son personas que se vuelven a
encontrar después de una ausencia larga durante un tiempo consagrado a la
“misión”. Jesús les escucha. “Él escucha todo lo que han hecho y
enseñado”. Una relación de acercamiento se teje entre Jesús y sus apóstoles
durante este compartir.
Enseguida ellos son invitados a venir a un
“lugar apartado”. Para qué? Para descansar “un poco”. Alrededor de
ellos, había una gran cantidad de gente “que no tenían tiempo ni para
comer”. La invitación de Jesús responde a las necesidades de todo ser
humano: comer, descansar, retirarse del núcleo de la acción, tomar un momento
para si mismo. Cristo se revela como aquel que cuida de los suyos de una manera
particular.
Jesús ofrece a los apóstoles un tiempo
privilegiado para detenerse, antes de empezar otra etapa de la misión. Hace que
sus apóstoles se sientan cercanos a Él. Cuántas veces los relatos del evangelio
nos cuentan que los discípulos buscaban a Jesús mientras Él estaba alejado en
un lugar especial para estar cerca de Dios? Jesús incita a los apóstoles a
vivir de manera más intima con Él para no sucumbir ante el activismo de la
misión.
Y como la multitud es grande, y la gente
los persigue, una gran masa de gente que tiene hambre física y hambre de
la Buena Nueva (de escuchar una noticia de esperanza, de optimismo, de aliento,
de amor…) que andaban como un rebaño sin pastor, Jesús prepara los apóstoles
para que encuentren un sentido a la actividad misionera.
Y ella apenas empieza! La multitud espera
justo al otro lado del lago o del rio. Y Jesús “siente compasión” cuando la ve.
Aparte, en un lugar desierto, ahora ofrece a la gente un tiempo de
reposo y de encuentro con Él.
Los apóstoles son testigos de la manera
como Jesús se preocupa y vela por el bienestar de todo ese mundo hambriento de
la Palabra de Dios.
Hoy, Jesús nos reúne al lado suyo y
después de una semana de actividades, de trabajo o quizás mismo de
vacaciones.
Venimos de algún lugar para estar en su
presencia y compartir con Él nuestros hechos y gestos realizados por amor
y para disponernos a escuchar la Palabra de Dios.
Este tiempo de descanso nos permite
emprender de nuevo la marcha, retomar el camino?
Que impulso y que fuerza , qué inspiración
me da este rencuentro dominical?
Aproximación psicológica del evangelio:
Pastores que no son más pastores
Jesús desea un poco de soledad y
tranquilidad para que sus discípulos puedan desconectarse de toda preocupación, y reposar con Él. Pero no todo sale tal cual como se pensaba, puesto que Jesús
ve llegar multitud de gente y para él, esto constituye una experiencia
que lo compromete, que lo "agarra". Jesús se siente implicado y tocado
profundamente al ver una infinidad de personas que tienen necesidad y que
buscan quien se ocupe de ellas, que llevan una larga y pesada carga de vivencias
(cfr. Mateo 11,28), que tienen hambre y sed de las cuales nadie se preocupa o
presta atención.
Nos encontramos acá con una de las
críticas más profundas de Jesús y de cara a la institución religiosa de su
tiempo: la religión no responde a las verdades necesidades, no entienden el
sentido de necesidad que tiene la gente. Más precisamente los agentes de
pastoral no son verdaderos acompañadores espirituales:
-
Ellos
tienen mucha “organización”, pero no tienen una verdadera práctica evangélica
(Mateo 7,21-23).
- Ellos
no cargan de verdad junto con la gente sus interrogantes, cuestiones vitales y
problemas (Lucas 11,45-46).
- Ellos
no tienen una fe liberadora y comprometida y tampoco ayudan a los otros a
llegar a ella o a ese ideal.
-
Ellos se preocupan por las apariencias y el poder exterior,
pero no asumen sus verdaderas cuestiones y su vivencia interior (Mateo
23,25-28).
Aquí está el por qué Jesús afirma que con
tales sacerdotes y tales animadores, la gente se ve a la larga sola, afligidos
“sin pastor”, y esta situación está lejos de dejarle indiferente.
Es porque Él mismo ha decidido renunciar a
su trabajo como carpintero y llegar a ser “constructor o edificador
de hombres”, así como Él ha llamado a otros a dejar su trabajo de pescadores
para ocuparse de los hombres y de las mujeres. Él se definirá como un pastor, y
esta imagen sugiere dos grandes responsabilidades: acompañar a la gente en sus
cuestiones y guiarlos en el camino hacia los prados verdes que alimentan de
verdad (cfr. Juan 10).
Esto implica que el pastor tome primero en
mano su propia vida, que trabaje en su propia liberación y que asuma sus
propios compromisos, porque es solamente con estas condiciones que aquel o
aquella que viene hacia el pastor “encontrará de qué alimentarse”
(Juan10,9).
En el relato de Marcos, la alusión al
pastor es por otro lado seguida del relato de la multiplicación de los panes,
donde Jesús es presentado como Aquel que alimenta efectivamente aquellos que
vienen a Él.
Pero es a nuestra propia práctica
que nos reenvía la alusión al verdadero pastor y la crítica de los malos
pastores, porque nuestra solidaridad humana en Jesús, en adelante nos
convierte en pastores los unos de los otros.
REFLEXIÓN
Las vacaciones no son paréntesis
espirituales!
O como nos decía uno de los padres
formadores en el seminario antes de partir a vacaciones por un mes: “La
espiritualidad no tiene vacaciones”…Incluso había un compañero seminarista muy
relajado que nos decía sin menor vergüenza que él no iba a la misa durante las
vacaciones porque según él a lo largo del año en el seminario y en la actividad
pastoral en las parroquias de la ciudad él asistía a unas 200 misas!
Es el peligro de comprender mal el tiempo
de reposo, de vacaciones o hacer turismo, ya lo decía la semana pasada…el ser
humano no puede pasar por la tierra meramente como un turista porque corre el
riesgo de perderse el verdadero placer del color y del paisaje existencial.
El descanso tiene de positivo que permite
interrumpir el trabajo, salir de la rutina a veces alienadora, adormecedora y
agotadora para permitirnos encontrarnos con nosotros mismo, detenernos, evaluar
y rencontrar el sentido de la vida.
El evangelio de este domingo nos permite
constatar que hay dos tipos de fatigas: la de aquel que marcha largo tiempo
para cumplir su misión…Es la de los apóstoles, es la misma de Jesús que se
sienta fatigado al bordo del pozo de la samaritana…
Y hay otra fatiga, aquella
de las ovejas “agotadas, abatidas por el cansancio”.
“Jesús tuvo compasión de ellas porque
estaban fatigadas como ovejas sin pastor” (Mateo 9,36).
Como respuesta a la primera fatiga, Jesús
propone a los discípulos lo que él mismo vive: el retiro, el silencio, lo
apartado.
Jesús ha enviado sus discípulos para hacer
lo mismo que Él: enseñar, anunciar el Evangelio y sanar los enfermos. Ahora les
propone el mismo reposo: retirarse en un lugar desierto y alejado, para hacer
silencio, rencontrarse, orar. “Jesús va a la montaña para orar solo” (Mateo
14,23).
Quizás esto puede decirnos algo a
propósito de la manera como nosotros concebimos las vacaciones?...No hay de un
lado tiempo gris y atenuado, vacío de Dios y de silencio, que seria lo
cotidiano y un tiempo de colorido, interesante y rico, que seria el tiempo de
vacaciones.
El reposo está al servicio de la misión, de la vida entera. Si
Jesús, el Hijo de Dios ha sentido la necesidad de tomar esos momentos de
retiro, cuanto más lo debemos nosotros mismos tomar! Nosotros arriesgamos sin
cesar de perder el sentido de esta vida. El ritmo en el cual nos dejamos
constantemente sumergir no favorece para nada este retiro o tiempo de descanso,
Se trata de rencontrar el sentido del por qué uno vive y uno trabaja.
Se trata de estar por demás a la escucha
de aquello que el Señor quiere decirnos. Jesús saca provecho siempre de este
tiempo de retiro. Cuando se aleja una noche para orar, lo hace para escoger los
12 a la mañana siguiente.
Cuando Jesús se aleja para orar cerca de Cesarea de
Filipo fue para preguntar a los apóstoles: “Quien dicen ustedes que soy yo?”
(Marcos 8,29).
A menudo nosotros concebimos nuestras
vacaciones como un paréntesis, como un tiempo meramente de distracción no destinado a
permitirnos ser lo que somos en verdad, cuando el resto del tiempo nosotros
soportamos nuestra vida. Pero no es así como Cristo utiliza este tiempo de
descanso o retiro. Su vida es una unidad; ella toda entera está al servicio de
su Padre y de su misión. No de una manera forzada o sobrehumana. Jesús sabe
reposarse porque Él sabe lo que es la fatiga. Pero esos momentos de retiro, de
alejamiento y de reposo pertenecen al tiempo de su misión, son todavía su
misión. Ellos no son un paréntesis.
Por otro lado, hoy el tiempo de reposo
comienza mal! El vuelve a encontrar la multitud. Los mejores planes o programas
son aquellos que incluyen lo imprevisto. Como se dice en inglés: « ustedes
quieren hacer reír al Señor, just make plans! “Hagan planes!” Y
Jesús entonces ve otra forma o modo de fatiga, la más extendida quizás, la
fatiga de aquellos que están alejados, desposeídos, que no tienen sentido de la
vida y andan sin dirección. Esta fatiga es todavía más agobiante que la otra
fatiga. Están aquellos que caminan y se cansan sobre un camino conocido y
aquellos que erran (y o deambulan) sin saber a donde va su vida y cual sentido
darle. A estos últimos, Jesús les “enseña” “largamente”. Nosotros podemos
ayudar a nuestros hermanos dándoles un vaso de agua, como lo hará la
samaritana- es igualmente muy apreciado en estos tiempo que corren!- pero
también ensenándoles. Cuál Palabra el Señor esperas de mi? Cuál enseñanza? Para saber como estar atentos con nuestro cónyuge,
con nuestros padres, con nuestros hijos, no tenemos acaso necesidad de esos
momentos de retiro, de silencio y alejamiento? No para distraernos y olvidarnos
de las preocupaciones sino para discernir cómo resolverlas,
No para huir de nuestra vida sino para
vivirla mejor, con más calidad e intensidad.
Allá, en Getsemaní (en
el huerto de los Olivos) por última vez, Jesús se retirará un poco a lo
lejos para orar y encontrar de nuevo el sentido de su misión.
Que el Señor nos permita imitarle en sus
retiros como en sus enseñanzas, en su actividad como en su reposo. Amén.
otra reflexión
Venid a un sitio tranquilo a descansar
P. Adolfo Franco S.J.
Comentario del Evangelio del Domingo XVI,
TO
Marcos 6, 30-34
Marcos 6, 30-34
Los apóstoles han terminado su primera
actividad apostólica, y al volver cuentan todo lo que cada uno ha hecho.
Regresan felices. Ellos mismos han quedado admirados de todo lo que fueron
capaces de hacer por la fuerza comunicada por Cristo. Al terminar de escuchar
sus experiencias Jesús les invita a irse a un lugar solitario para descansar. Y
por eso suben a la barca para buscar un sitio tranquilo.
La vida del hombre es trabajo, pero debe
tener espacios solitarios de recuperación, de descanso. Este mensaje del
evangelio de hoy parece necesario como nunca, para nosotros, hijos de una
civilización que se mueve en forma vertiginosa. Vivimos a la carrera, con tanta
prisa que ni nos damos cuenta de que vivimos. La velocidad de los
acontecimientos es tan grande que no nos permite distinguir los hechos,
vivirlos, gozar la vida, detenernos, profundizar, tener reposo. Como cuando una
película se dispara en el proyector, entonces sus imágenes van tan aprisa que
no percibimos lo que el filme nos quiere decir. La vida a veces la vivimos en
forma tan agitada que no la llegamos a profundizar.
Será, seguramente, que necesitamos un poco
de reposo, una pausa. Y esto no siempre es fácil, porque la prisa termina
siendo una droga que nos envicia. Y necesitamos más y más prisa para sentir que
seguimos vivos; y nos asustan las pausas, los silencios. Vivimos acelerados, y
tenemos que aquietarnos. Pero la velocidad, como todas las drogas, tiene esas
dos características de la tolerancia y de la dependencia. Cuando nos
acostumbramos a vivir a una cierta velocidad, sentimos la necesidad de imprimir
más velocidad (si no ya no se produce eso que muchos llaman “adrenalina”). Y
cuando se nos para en seco (se nos quita la droga de la velocidad) nos viene el
aburrimiento, parecería que nos cuesta vivir.
Pero el vértigo produce varios efectos
nocivos a la calidad del ser humano. El primero es la superficialidad. No se
tienen experiencias profundas, no se medita en las raíces, no hay espacio para
la quietud de la contemplación. La meditación, los espacios de reflexión, no
caben en una vida llena de velocidad (por eso es frecuente que la gente diga
que no tiene tiempo, o que no le alcanza el tiempo).
Se tienen tantas
informaciones que no hay tiempo para asimilarlas, perdemos la capacidad de
reflexión sobre los acontecimientos; y sobre todo no tenemos el suficiente
sosiego para darse un espacio a sí mismos. Somos hombres devoradores de
noticias.
Las amenas tertulias en familia o con amigos son tan escasas, porque
nos cuesta estar quietos un rato sin estar urgidos por el reloj; enseguida
surge: “disculpen tengo que irme, porque se me hace tarde”; y la tertulia se
deshace, porque la prisa por irse contagia a todos los presentes. Hacemos
demasiadas cosas pero no tenemos tiempo para la filosofía, para la
contemplación, para la oración.
Pero no menos problema que la
superficialidad es la provisionalidad. Todo se vuelve provisional, todo es
“usar y tirar”. La comida es al paso, las relaciones son al paso. Hoy digo que
sí, mañana no sé qué pensaré. No hay principios estables, no hay compromisos
duraderos. La velocidad con que todo cambia, no nos permite darnos cuenta de lo
duradero, y de lo perenne. Parecería que solo hay velocidad, sin nada de
esencial. Como si lo único verdadero fuera el fluir, el correr. No hay valores
estables en la vida: también se piensa que los valores (morales, religiosos) son negociables, y se pueden cambiar o evadir, cuando no estén de moda. Y lo mismo pasa
con las instituciones, y con una de las más sagradas, el matrimonio y la
familia. Los compromisos duran unos cuantos plazos, hasta que encuentre un “nuevo
producto” que me guste más que el que ya me aburre de tanto verlo, y lo cambio
por uno nuevo. El hombre de hoy puede tener el peligro de no saber
comprometerse.
Por eso es tan importante el consejo del
Evangelio: vamos a un lugar apartado, para descansar un poco. Y si esto vale
para la vida natural, mucho más vale sobre todo para nuestra vida sobrenatural.
La pausa es necesaria para darle espacio a la fe, a entrar en el espacio de la
contemplación, donde se produce el encuentro con el Rostro Amado; para eso es
necesario un tiempo y un espacio en soledad, tranquilo. Para entrar en nuestro
mundo interior, profundizar en él, para ver nuestra realidad y purificarla.
Para entrar en la paz de una oración quieta, que nos llene de savia
vigorizante, nos hace falta quietud. Cumplamos, pues, la invitación que nos
hace Jesús, de ir a un lugar solitario para descansar un poco.
OBJETIVOS DE VIDA PARA LA SEMANA :
- Si aun estoy en
vacaciones o mejor, si ya estoy trabajando y o estudiando, me doy un momento de
reposo y de silencio para rehacer mis fuerzas.
- Cada día de esta semana , releo el Salmo 22 y
dejo que el Señor, mi Pastor, me conduzca hacia la paz.
ORACION:
Como el pastor
vela por sus ovejas,
Tu nos proteges
y cuidas Señor.
Bendito seas
Padre de Bondad
Por guiar
nuestra existencia y
Por instruirnos
largamente con tu Palabra de Vida.
Como el Pastor
vela por sus ovejas,
Tu nos das tu
Hijo, Señor
Y guías nuestros
pasos.
Bendito seas
Padre de Bondad por reunirnos
Y hacer de
nosotros el Pueblo que amas.
Como el Pastor
vela por sus ovejas,
Tú haces de
nosotros Señor, un pueblo fraternal.
Bendito seas
Padre de Bondad, por hacernos revivir
Y por
preparar para nosotros.
La mesa donde
nos das el Pan de Vida.
Como el Pastor vela por sus ovejas,
Tu estas
siempre con nosotros
Y Tu eres
nuestra vida.
Bendito
seas Padre bueno
Por darnos
tu aliento
Por
colmarnos cada día
Del
don de tu Espíritu. Amén
BIBLIOGRAFIA:
- Pequeño “Prions en Église”, Edicion
quebequense, Novalis, 2012.
- HÉTU, Jean-Luc.
Les Options de Jésus.
- https://liturgia.jesuitas.pe/2021/07/18/el-senor-recomienda-paz-y-silencio/
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