jueves, 13 de junio de 2024

14 de junio del 2024: viernes de la décima semana del tiempo ordinario (año par)

 De objeto a sujeto

 

(Mateo 5, 27 – 32) Vivir las propias relaciones según Dios significa querer ser sujeto frente a los sujetos, es decir, negarse a reducir al otro al estado de objeto (de placer, de utilidad, etc.). Las dos sentencias sobre el adulterio apuntan en esta dirección, prohibiendo a los hombres cometerlo con las mujeres. A través de las brutales imágenes del ojo arrancado y la mano cortada, Jesús prescribe un tratamiento radical: disociarnos de lo que, en nosotros, tiende a esclavizar a los demás. ■

Jean-Marc Liautaud, Fondacio



( Mateo 5, 27-32)  Arrancarse  un ojo, cortarse la mano: imágenes duras, incluso crueles. Pero más allá de los efectos del lenguaje, conservemos el lado radical de estas palabras. ¡El respeto por la persona, para Jesús, es muy serio!




Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (19,9a.11-16):

En aquellos días, cuando Elías llegó a Horeb, el monte de Dios, se metió en una cueva donde pasó la noche.
El Señor le dijo: «Sal y ponte de pie en el monte ante el Señor. ¡El Señor va a pasar!»
Vino un huracán tan violento que descuajaba los montes y hacía trizas las peñas delante del Señor; pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento, vino un terremoto; pero el Señor no estaba en el terremoto. Después del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del fuego, se oyó una brisa tenue; al sentirla, Elías se tapó el rostro con el manto, salió afuera y se puso en pie a la entrada de la cueva.
Entonces oyó una voz que le decía: «¿Qué haces, aquí, Elías?»
Respondió: «Me consume el celo por el Señor, Dios de los ejércitos, porque los israelitas han abandonado tu alianza, han derruido tus altares y asesinado a tus profetas; sólo quedo yo, y me buscan para matarme.»
El Señor dijo: «Desanda tu camino hacia el desierto de Damasco y, cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.»


Palabra de Dios




Salmo
Sal 26,7-8a.8b-9abc.13-14

R/.
 Tu rostro buscaré, Señor

Escúchame, Señor, que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro.» R/.

Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R/.

Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor,
sé valiente, ten ánimo,
espera en el Señor. R/.



Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,27-32):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído el mandamiento "no cometerás adulterio". Pues yo os digo: El que mira a una mujer casada deseándola, ya ha sido adúltero con ella en su interior. Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. Está mandado: "El que se divorcie de su mujer, que le dé acta de repudio." Pues yo os digo: El que se divorcie de su mujer, excepto en caso de impureza, la induce al adulterio, y el que se case con la divorciada comete adulterio.»

Palabra del Señor



1


El Encuentro con Dios en la Intimidad y la Pureza del Corazón

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

En la primera lectura de hoy, del primer libro de los Reyes, vemos a Elías, el profeta, buscando el encuentro con Dios. Elías está pasando por un momento de crisis, de desánimo, y se refugia en una cueva. En medio de su angustia, Dios le ordena salir y ponerse de pie en el monte ante el Señor, porque va a pasar el Señor.

Primero viene un viento fuerte, luego un terremoto, y después un fuego, pero el Señor no está en ninguno de ellos. Finalmente, viene un suave susurro, y es en ese murmullo tranquilo donde Elías reconoce la presencia de Dios. Esta narración nos enseña que Dios no siempre se manifiesta en los eventos grandiosos o espectaculares, sino que a menudo lo hace en la tranquilidad, en la paz y en el silencio de nuestro corazón.

En el evangelio de Mateo, Jesús nos habla de la pureza del corazón. Nos recuerda que no basta con evitar los actos externos de pecado, sino que debemos cuidar nuestros pensamientos y deseos internos. Jesús nos desafía a vivir una vida de integridad y pureza no solo en nuestras acciones, sino también en nuestras intenciones más profundas.

Reflexionemos sobre dos puntos clave:

1.   Buscar a Dios en la Intimidad:

o    Así como Elías encontró a Dios en el suave susurro, nosotros también estamos llamados a buscar a Dios en la intimidad de nuestro corazón. A menudo estamos tan ocupados y distraídos por el ruido y el ajetreo del mundo que no nos damos cuenta de que Dios nos está hablando en los momentos de calma y silencio.

o    Es importante encontrar tiempo para la oración y la meditación, para escuchar la voz de Dios que nos guía y nos consuela. En nuestra vida diaria, debemos buscar esos momentos de tranquilidad donde podamos estar a solas con Dios y sentir su presencia.

2.   La Pureza del Corazón:

o    Jesús nos llama a una pureza radical que va más allá de las acciones externas. Nos invita a purificar nuestros pensamientos y deseos, a vivir con un corazón limpio y sincero. Esto significa que debemos vigilar nuestros pensamientos y rechazar aquellos que nos alejan de Dios y de los demás.

o    La pureza del corazón nos permite ver a Dios y reconocer su presencia en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea. Cuando nuestro corazón está limpio, somos capaces de amar de verdad y de vivir en plenitud.

Conclusión:

Queridos hermanos y hermanas, al reflexionar sobre las lecturas de hoy, recordemos que Dios está con nosotros en los momentos de calma y en los susurros de nuestro corazón. Busquemos esa intimidad con Él, dedicando tiempo a la oración y a la meditación. Al mismo tiempo, esforcémonos por vivir con un corazón puro, limpiando nuestros pensamientos y deseos de todo lo que nos aleja del amor de Dios.

Que el Señor nos ayude a reconocer su presencia en nuestra vida diaria y a vivir en la pureza y sinceridad de corazón que Él nos pide. Amén.




2

El amor de la amistad

 

Si tu ojo derecho te hace caer, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en el infierno. Si tu mano derecha te hace caer, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero al infierno. 

Mateo 5:29–30

 


Estas imágenes de arrancarse el ojo y cortarse la mano están claramente destinadas a llamar nuestra atención.

Aunque podemos estar seguros de que Jesús en realidad no está sugiriendo que mutilemos nuestros cuerpos, no debemos dudar en reflexionar en oración sobre estas imágenes para comprender las verdades que Jesús está diciendo.

San Agustín, al reflexionar sobre este pasaje, afirma: “Por el ojo debemos entender a nuestro amigo más querido…” Agustín señala además que Jesús menciona específicamente el “ojo derecho” como una manera de denotar aquellas amistades que tienen un “grado superior” de afecto” ( Serm. in Mont. i. 13. ).

Por lo tanto, aunque la amistad, especialmente la amistad muy íntima, es un don, a veces las personas cercanas a nosotros pueden convertirse en fuente de pecado o en ocasión de pecado. En ese caso, no son verdaderamente amigos, y podría ser mejor limitar o incluso terminar esa relación en lugar de permitir que nos lleve al pecado.

Piensa en las personas en tu propia vida. Aunque debemos amar a todas las personas con el amor de Dios, la amistad es más que amor. La amistad establece un vínculo especial con otra persona y te abre a su presencia e influencia en tu vida. Cuando estableces una amistad, le permites al otro, cierta influencia en tu vida. Cuando esa influencia es buena, entonces la amistad produce muchos buenos frutos. Pero cuando esa influencia es mala, entonces esa amistad se convierte en un peligro para el bien de tu alma. En ese caso, es posible que sea necesario arrancarlo o cortarlo para que tú no seas arrastrado a un pecado grave o incluso a la ocasión de pecar.

Cuando un amigo en tu vida se convierte en una ocasión de pecado para ti, tu amor por él debe permanecer, pero también debe cambiar. El amor, en este caso, puede tomar la forma de una reprimenda amorosa, un retiro de su propio corazón o una limitación de sus interacciones. Pero esto es amor. Por analogía, cuando una persona peca contra Dios, su relación con Dios también cambia. Dios retira su amistad. Está menos presente para la persona, y su comunión interna disminuye o incluso termina cuando el pecado es grave. Esto no es una falta de amor por parte de Dios; es simplemente el efecto del pecado. Así también en nuestras relaciones con otro, cuando la gracia de Dios no se da y recibe mutuamente entre dos personas, entonces la amistad en el sentido más verdadero no es posible. La verdadera amistad siempre está centrada en la gracia de Dios y depende de ella. Por lo tanto, cuando Dios es excluido de una relación, esa relación debe cambiar de una verdadera amistad a una relación que imite el amor de Dios por un pecador. Se debe ofrecer continuamente misericordia, compasión y perdón, pero la comunión y la unidad interior terminarán. Pero esto es amor.

Reflexiona hoy sobre aquellos en tu vida a quienes Dios te ha dado para amar.

Primero, reflexiona sobre aquellas relaciones que tienen a Dios en el centro. Estas relaciones se convertirán en verdaderas amistades y producirán abundantes buenos frutos en tu vida. Regocíjate en estas amistades y da gracias a Dios por ellas.

En segundo lugar, reflexiona sobre cualquier relación que no dé buenos frutos. Mientras lo haces, considere en oración cómo abordar esa relación. ¿Intentas mantener una “amistad” aunque Dios no pueda ser el centro de esa relación? Si es así, reflexiona sobre cómo Dios te está llamando a cambiar esa relación para que refleje más plenamente el amor que Dios tiene por ti y por esa otra persona en tu vida.

 

Mi Señor y verdadero Amigo, te doy gracias por amarme con un amor perfecto. Oro para estar siempre abierto a ese amor para que mi unidad contigo sea cada vez más profunda. También oro para ser un instrumento de Tu amor hacia los demás. Por favor, dame la gracia de amar a todos en mi vida de la manera en que Tú los amas, nada más ni nada menos. Jesús, en Ti confío.


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