29 de junio del 2024: Solemnidad del martirio de los santos Apóstoles San Pedro y San Pablo
Testigos de la fe
Santos Pedro y Pablo
Al celebrar el mismo día a los grandes apóstoles que son los pilares de la Iglesia, la liturgia nos invita a meditar sobre nuestro papel en la salvación traída por Jesús. Pedro, pescador sencillo e íntegro, fue uno de los primeros discípulos del Maestro y testigo de su vida, de su muerte y de su resurrección. Pablo, fariseo erudito y austero, fue herido por el Señor en el camino de Damasco, y se entregó totalmente al cuidado del Reino.
Un llamado a testificar
(Mateo 16, 13-19) La fe es una realidad eminentemente personal. Personal, y no individual ni enroscada en sí misma, porque la fe está siempre ligada a una misión y a un envío. Así ocurre con Simón, que profesa su fe y al mismo tiempo está llamado a ser piedra de la Iglesia. Así es para cada uno de nosotros: la fe no es nuestro jardín secreto; es un llamado a dar testimonio de lo que hemos visto y oído. ■
Bertrand Lesoing, sacerdote de la comunidad de Saint-Martin
( 2 Timoteo 4, 6-8.17-18) Pablo habla de su vida en términos de correr y ganar. En estos días en que la competencia es desenfrenada, la imagen puede dejarnos perplejos. Pero el apóstol dice claramente que toda la gloria es para Dios. Así, nuestra gratitud al Señor se une a la suya.
Primera lectura
En aquellos días, el rey Herodes se puso a perseguir a algunos miembros de la Iglesia. Hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan. Al ver que esto agradaba a los judíos, decidió detener a Pedro. Era la semana de Pascua. Mandó prenderlo y meterlo en la cárcel, encargando su custodia a cuatro piquetes de cuatro soldados cada uno; tenía intención de presentarlo al pueblo pasadas las fiestas de Pascua. Mientras Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.
La noche antes de que lo sacara Herodes, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, atado con cadenas. Los centinelas hacían guardia a la puerta de la cárcel. De repente, se presentó el ángel del Señor y se iluminó la celda.
Tocó a Pedro en el hombro, lo despertó y le dijo: «Date prisa, levántate.»
Las cadenas se le cayeron de las manos y el ángel añadió: «Ponte el cinturón y las sandalias.»
Obedeció y el ángel le dijo: «Échate el manto y sígueme.»
Pedro salió detrás, creyendo que lo que hacía el ángel era una visión y no realidad. Atravesaron la primera y la segunda guardia, llegaron al portón de hierro que daba a la calle, y se abrió solo. Salieron, y al final de la calle se marchó el ángel.
Pedro recapacitó y dijo: «Pues era verdad: el Señor ha enviado a su ángel para librarme de las manos de Herodes y de la expectación de los judíos.»
Palabra de Dios
R/. El Señor me libró de todas mis ansias
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R/.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R/.
El ángel del Señor acampa
en torno a sus fieles y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R/.
Yo estoy a punto de ser sacrificado y el momento de mi partida es inminente. He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora me aguarda la corona merecida, con la que el Señor, juez justo, me premiará en aquel día; y no sólo a mí, sino a todos los que tienen amor a su venida. El Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles. Él me libró de la boca del león. El Señor seguirá librándome de todo mal, me salvará y me llevará a su reino del cielo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Hoy celebramos con gran alegría y solemnidad la fiesta de los Santos Pedro y Pablo, dos pilares fundamentales de la Iglesia. En sus vidas, vemos el poder transformador de la gracia de Dios y cómo, a pesar de sus debilidades humanas, fueron instrumentos esenciales en la construcción de nuestra fe.
San Pedro: Un Hombre Transformado por el Amor y la Misericordia
Simón Pedro, a quien Jesús llamó "Piedra" sobre la cual edificaría su Iglesia, es un testimonio viviente de la misericordia y el perdón de Dios. Pedro, el pescador impetuoso, que a menudo actuaba antes de pensar, tuvo momentos de debilidad y duda, como cuando negó a Jesús tres veces. Sin embargo, fue en su encuentro con el Cristo resucitado donde Pedro experimentó la profundidad del amor y el perdón divino, siendo reafirmado en su misión: "Apacienta mis ovejas" (Juan 21, 17).
Pedro nos enseña que no importa cuán grandes sean nuestras faltas, la misericordia de Dios siempre está disponible para nosotros. Nos muestra que podemos ser transformados por el amor de Dios y que, con humildad y arrepentimiento, podemos ser usados para grandes propósitos en el Reino de Dios.
San Pablo: El Apóstol de los Gentiles y el Poder del Encuentro con Cristo
Saulo de Tarso, conocido después como Pablo, comenzó como un perseguidor feroz de los cristianos. Su vida cambió radicalmente tras su encuentro con Cristo en el camino a Damasco. Esta experiencia transformadora lo convirtió en uno de los más grandes evangelizadores de todos los tiempos, llevando el mensaje de Cristo a los gentiles y fundando comunidades cristianas por todo el mundo conocido.
Pablo nos muestra que un encuentro personal con Cristo tiene el poder de transformar nuestras vidas radicalmente. Su dedicación, pasión y valentía en la proclamación del Evangelio, a pesar de las innumerables dificultades y persecuciones, nos invitan a vivir nuestra fe con autenticidad y fervor.
Primera Lectura: Hechos de los Apóstoles 12, 1-11
En la primera lectura, vemos a Pedro encarcelado por orden de Herodes. La situación parecía desesperada, pero Dios intervino de manera milagrosa, enviando a un ángel para liberarlo. Esta liberación milagrosa nos muestra varias verdades importantes:
1. La Providencia de Dios: No importa cuán oscuras o difíciles sean nuestras circunstancias, Dios está siempre presente y su providencia nos guía y protege. Pedro estaba en una situación aparentemente sin salida, pero Dios intervino en el momento justo.
2. El Poder de la Oración: La comunidad cristiana estaba orando fervientemente por Pedro. La oración comunitaria tiene un poder inmenso y puede mover montañas. Nos recuerda la importancia de interceder unos por otros y confiar en el poder de la oración.
3. La Libertad en Cristo: La liberación de Pedro simboliza la libertad que encontramos en Cristo. No importa las cadenas que nos atan – sean estas el miedo, el pecado o las dificultades de la vida – en Cristo encontramos verdadera libertad y liberación.
Segunda Lectura: 2 Timoteo 4, 6-8. 17-18
En la segunda lectura, Pablo, al final de su vida, reflexiona sobre su misión y su inminente partida. Nos ofrece una visión poderosa de lo que significa vivir y morir en Cristo:
1. El Buen Combate: Pablo compara su vida con una carrera y una batalla, diciendo: “He peleado la buena batalla, he terminado la carrera, he guardado la fe.” Nos invita a perseverar en nuestra fe, a luchar el buen combate, y a mantenernos firmes hasta el final.
2. La Corono de Justicia: Pablo habla de la corona de justicia que le espera, no solo a él, sino a todos los que aman la venida del Señor. Esto nos recuerda la recompensa eterna que nos espera si permanecemos fieles a nuestra misión y a nuestra fe.
3. La Presencia del Señor: Pablo reconoce que, a pesar de sus dificultades, el Señor estuvo siempre a su lado, dándole fuerzas. Esta presencia constante de Cristo es un consuelo y una fortaleza para todos nosotros, recordándonos que nunca estamos solos.
Reflexión Psicológica y Espiritual
Desde una perspectiva psicológica, ambos apóstoles nos enseñan valiosas lecciones sobre el crecimiento y la transformación personal. Pedro, a través de su humildad y capacidad de reconocer sus errores, y Pablo, mediante su apertura a un cambio radical tras un encuentro significativo.
Podemos aprender de Pedro la importancia de la resiliencia y la capacidad de levantarnos después de las caídas, confiando siempre en la misericordia de Dios. De Pablo, aprendemos la importancia de ser abiertos a nuevas experiencias y encuentros que pueden transformar nuestra vida y darle un nuevo propósito.
En nuestra vida cotidiana, podemos enfrentarnos a situaciones que nos desafían y nos llevan a nuestras propias "Damasco" o "Gólgota". Estos momentos, aunque difíciles, son oportunidades para experimentar la gracia transformadora de Dios.
Conclusión
Hoy, al celebrar la solemnidad de San Pedro y San Pablo, pidamos su intercesión para que podamos vivir nuestra fe con la misma dedicación y valentía. Que el ejemplo de su vida y su testimonio nos inspire a ser instrumentos de la gracia de Dios en el mundo, siempre dispuestos a ser transformados por su amor y a llevar ese amor a los demás.
Que Dios nos bendiga y que los Santos Pedro y Pablo nos guíen en nuestro camino de fe. Amén.
¡Feliz fiesta de los Santos Pedro y Pablo!
Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»
A los santos Pedro y Pablo a menudo se les llama los dos grandes "Pilares de la Iglesia".
Cada uno de ellos desempeñó un papel increíblemente esencial en el establecimiento de la Iglesia primitiva. Y aunque cada uno de sus roles fue esencial y fundamental, sus roles fueron tan diferentes como diferentes fueron como personas.
Pedro era un hombre de familia, un pescador campesino, sin educación y bastante sencillo. Por lo que sabemos de él antes de ser llamado por Jesús, no había nada que lo calificara de manera única para convertirse en uno de los pilares de la nueva Iglesia que establecerá el Hijo de Dios. Jesús simplemente lo llamó y él respondió. Jesús subió a la barca de Pedro, le ordenó que echara las redes y sacó una gran cantidad de peces. Cuando Pedro vio este milagro, se postró a los pies de Jesús y reconoció que era “un hombre pecador” que no era digno de estar en la presencia de Jesús (ver Lucas 5: 8 ). Pero Jesús le informó a Pedro que de ahora en adelante estaría atrapando hombres. Pedro inmediatamente dejó todo atrás y siguió a Jesús.
Pablo se describe a sí mismo como “un judío, nacido en Tarso en Cilicia, pero criado en esta ciudad a los pies de Gamaliel, educado según la forma estricta de la ley de nuestros padres, siendo celoso de Dios como todos ustedes son hoy”( Hechos 22: 3 ).
Pablo estaba bien educado en la interpretación más estricta de la ley judía, entendía la filosofía y era bastante celoso cuando era joven. Recuerde, también, que antes de convertirse al cristianismo, él “persiguió violentamente a la iglesia de Dios y trató de destruirla” ( Gálatas 1:13 ). En muchos sentidos, Pablo habría sido visto como la persona más improbable para ser elegido para ser un pilar de la Iglesia, porque al principio se opuso tan enérgicamente. Incluso apoyó el asesinato de San Esteban, el primer mártir cristiano.
Aunque cada uno de estos hombres habría sido considerado por muchos como fundadores poco probables de la Iglesia cristiana, esto es exactamente en lo que se convirtieron. Pablo, después de su conversión, viajó por todas partes para predicar el Evangelio, fundando varias iglesias nuevas en Asia Menor y Europa. Finalmente fue arrestado en Jerusalén, llevado a Roma para ser juzgado y decapitado. Más de la mitad de los libros del Nuevo Testamento se atribuyen a Pablo y la mitad de los Hechos de los Apóstoles detallan los viajes misioneros de Pablo. Pablo es especialmente conocido por su actividad misionera con los gentiles, aquellos que no eran judíos.
El papel de Pedro fue verdaderamente único. Jesús cambió su nombre de "Simón" a "Pedro". Recuerde a Jesús diciendo: “Y yo te digo, Tú eres Pedro ( Petros ), y sobre esta piedra ( petra ) edificaré mi iglesia… ( Mateo 16:18 ). "Pedro" en griego es Petros, que significa una sola piedra que se puede mover. Sin embargo, la palabra griega petra significa una roca como una formación sólida que es fija, inamovible y duradera. Por lo tanto, Jesús eligió hacer de Pedro, esta única piedra, un fundamento sólido de roca inamovible sobre el cual se construiría la Iglesia.
Tú también has sido llamado por nuestro Señor a una misión única dentro de la Iglesia que no ha sido confiada a nadie más. A tu manera, Dios quiere usarte para llegar a ciertas personas con el Evangelio como lo hizo con San Pablo. Y como San Pedro, Dios quiere continuar estableciendo Su Iglesia sobre ti y tu fe.
Reflexiona hoy sobre estos dos santos y singulares pilares de nuestra Iglesia. Mientras lo haces, reflexiona sobre cómo Dios puede querer usarte para continuar su misión en este mundo. Aunque los santos Pedro y Pablo se encuentran entre los cristianos más grandes y trascendentes de nuestro mundo, su misión debe continuar, y tú estás entre los instrumentos que Dios quiere usar. Comprométete a esta misión para que la predicación del Evangelio y la base de roca de nuestra Iglesia permanezcan fuertes en nuestros días, como lo fue en la antigüedad.
San Pedro, fuiste elegido de manera única para ser un fundamento de fe sobre el que se estableció la Iglesia. San Pablo, saliste a predicar esta fe por todas partes, estableciendo muchas nuevas comunidades de fe. Por favor úsame, querido Señor, para continuar la misión de Tu Iglesia para que la fe pueda estar firmemente plantada en las mentes y corazones de todo Tu pueblo en todo el mundo. Jesús, en Ti confío.
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