15 de junio del 2024: sábado de la décima semana del tiempo ordinario (año par)

 

Si y no


(Mateo 5, 33-37 ) El evangelio de hoy resume la ambición general que subyace a la ética de Mateo. Podemos resumir este programa, en una palabra: unificación. Son nuestras divisiones internas las que nos llevan con demasiada frecuencia a ser personas de “sí, pero…” o “no, pero…”, o a añadirle más. ¿Qué verdadero “sí” diré hoy, incluso si eso significa pagar el precio, y qué verdadero “no” diré para protegerlos? ■

Jean-Marc Liautaud, Fondacio


( 1 Reyes 19, 19-21)  Cuando escuchamos el llamado de Dios, sabemos que toda nuestra existencia se transformará. No podemos comprometernos solamente a medias con él, cambiando solo un aspecto de nuestra vida, porque entonces realmente no estaríamos siéndole fieles.




Primera lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (19,19-21):

En aquellos días, Elías se marchó del monte y encontró a Elíseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto.
Entonces Eliseo, dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió: «Déjame decir adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.»
Elías le dijo: «Ve y vuelve; ¿quién te lo impide?»
Elíseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio; hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente; luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.


Palabra de Dios


Salmo
Sal 15,1-2a.5.7-8.9-10

R/.
 Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa serena.
Porque no me entregarás a la muerte,
ni dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,33-37):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor." Pues yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo pelo. A vosotros os basta decir "sí" o "no". Lo que pasa de ahí viene del Maligno.»

Palabra del Señor


1

 Sinceridad y Honestidad Diarias

 

Jesús dijo a sus discípulos: “«Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No jurarás en falso" y "Cumplirás tus votos al Señor." Pues yo os digo que no juréis en absoluto”

Mateo 5:33–34.



El juramento tenía como finalidad garantizar la veracidad de la declaración realizada. A veces esto puede ser muy bueno. Por ejemplo, muchos de los Sacramentos implican hacer un voto público ante Dios y la Iglesia. En estos casos, el voto es una forma de juramento que se solemniza para invitar a la gracia de Dios a entrar y fortalecerlo. Se convierte en una manera de dar testimonio público de la propia fe y en una expresión de la necesidad de la gracia de Dios para ser fiel a la promesa hecha.

Jesús no está hablando de estas formas de votos, juramentos y promesas públicas en el Evangelio de hoy. En cambio, se refiere a una práctica que algunos hacían, mediante la cual regularmente juraban en el nombre de Dios sobre la veracidad de lo que decían. El problema con esto es que toma algo solemne y sagrado y descuidadamente lo convierte en algo ordinario. No hay necesidad de “jurar por Dios” sobre todo lo que uno dice.

En primer lugar, si uno siente la necesidad de invocar el nombre de Dios con regularidad para convencer a otro de la veracidad de sus declaraciones, entonces lo más probable es que lo haga porque está luchando contra la deshonestidad. Tomar juramento de forma regular parece presuponer una tendencia humana a mentir. Por esa razón, no es ideal realizar nuestras interacciones diarias con esta presuposición. Más bien, como cristianos debemos esforzarnos por tener una disposición fundamental de veracidad. Jesús concluye esta enseñanza del Evangelio diciendo: “Que tu 'Sí' signifique 'Sí' y tu 'No' signifique 'No'. Cualquier otra cosa es del Maligno”. En otras palabras, trabaje para convertirse en una persona de verdadera honestidad e integridad. Sea sincero en todos sus tratos y no comience con una presuposición de deshonestidad. Comience con la intención de total honestidad y sinceridad, y eso será suficiente.

Además, si uno pasara el día haciendo un juramento tras otro, jurando la veracidad en el nombre de Dios cada vez, esto tendría el efecto de disminuir la solemnidad de esas pocas ocasiones en las que esta es una práctica buena y santa. Hacer votos públicos, como los votos matrimoniales, o promesas públicas, como las que hacen los sacerdotes, son únicos y solemnes. Renovar públicamente nuestra fe dentro de la Iglesia, prestar juramento al comenzar la responsabilidad de algún cargo público, o cualquier otra oportunidad más solemne para prestar juramento, debe considerarse una ocasión especial. Por lo tanto, nuestros compromisos diarios deben ser simplemente fruto de nuestra honestidad e integridad como personas.

Reflexiona hoy sobre su propio enfoque diario hacia la honestidad y la sinceridad. ¿Pasa su día con el objetivo de vivir en la verdad, decir la verdad y buscar la verdad? ¿Es usted honesto con los demás y busca una comunicación buena y clara con ellos? Reflexione sobre estas preguntas y sepa que la integridad interior requiere estas virtudes de honestidad y sinceridad. Busque que la integridad y los demás se beneficien a medida que confíen en usted todos los días.

 

Señor, Tú eres la fuente de toda verdad y Tú eres la Verdad Misma. Por favor ayúdame a convertirme en un instrumento diario de esa Verdad en todo lo que digo y hago. Te elijo a Ti y a Tu santa voluntad siempre, y elijo ser Tu instrumento para que todos lo vean. Jesús, en Ti confío.




2

Ser honestos…


A vosotros os basta decir "sí" o "no". Cualquier otra cosa es del Maligno"»


Esta es una expresión interesante. Al principio parece un poco extremo decir que "Cualquier otra cosa es del Maligno". Pero, por supuesto, dado que estas son las palabras de Jesús, son palabras de verdad perfecta. Entonces, ¿Qué quiere decir Jesús?

Esta frase de Jesús se ubica dentro del contexto de sus enseñanzas sobre la moralidad de prestar juramento. La lección es esencialmente una presentación del principio básico de "veracidad" que se encuentra en el octavo mandamiento. Jesús nos dice que seamos honestos, que digamos lo que queremos decir y que permanezcamos sobre lo dicho.

Una de las razones por las que Jesús menciona esto, dentro del contexto de su enseñanza acerca de tomar juramentos, es que no debería haber necesidad de un juramento solemne con respecto a nuestras conversaciones diarias ordinarias. Claro, hay algunos juramentos que toman solemnidad, como votos matrimoniales o votos y promesas solemnemente tomadas por sacerdotes y religiosos. De hecho, en cada sacramento hay alguna forma de promesa solemne tomada. Sin embargo, la naturaleza de estas promesas es más una expresión pública de fe que una forma de responsabilizar a las personas.  

La verdad es que el octavo mandamiento, que nos llama a ser personas honestas e íntegras, debería ser suficiente en todas las actividades diarias. No necesitamos "jurarle a Dios" sobre esto o aquello. No debemos sentir la necesidad de convencer a otro de que estamos diciendo la verdad en una situación u otra. Más bien, si somos personas honestas e íntegras, nuestra palabra será suficiente y lo que decimos será cierto simplemente porque lo decimos.

Reflexiona hoy sobre cuán honesto eres en todos los ámbitos de la vida. ¿Has desarrollado un hábito de veracidad tanto en asuntos grandes como pequeños de la vida? ¿La gente reconoce esta cualidad en ti? Hablar la verdad y ser una persona de la verdad son formas de proclamar el Evangelio con nuestras acciones.

Comprométete a la honestidad hoy y el Señor hará grandes cosas a través de tu palabra hablada.

Señor, ayúdame a ser una persona de honestidad e integridad. 

Perdóname por las veces en que he torcido la verdad, o he engañado de manera sutil y mentido directamente…lo siento Señor. 
Ayuda a mi "Sí" a estar siempre de acuerdo con Tu santísima voluntad y ayúdame a alejarme siempre de los caminos del error. Jesús, confío en ti.


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