19 de agosto del 2017 Sábado de la 19a semana del TO o San Juan Eudes



(Mateo 19, 13-15) Los niños de hoy, los pequeños de nuestro sociedad, ¿pueden acercarse libremente al Señor? Qué acogida  les reservamos en nuestras iglesias a las jóvenes familias, a los mal amados, a los pobres? Es que Jesús todavía debe decirnos que les abramos los brazos?




Primera lectura
Lectura del libro de Josué (24,14-29):

En aquellos días, Josué continuó hablando al pueblo: «Pues bien, temed al Señor, servidle con toda sinceridad; quitad de en medio los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del río y en Egipto; y servid al Señor. Si no os parece bien servir al Señor, escoged hoy a quién queréis servir: a los dioses que sirvieron vuestros padres al este del Éufrates o a los dioses de los amorreos en cuyo país habitáis; yo y mi casa serviremos al Señor.»
El pueblo respondió: «¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a dioses extranjeros! El Señor es nuestro Dios; él nos sacó a nosotros y a nuestros padres de la esclavitud de Egipto; él hizo a nuestra vista grandes signos, nos protegió en el camino que recorrimos y entre todos los pueblos por donde cruzamos. El Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país. También nosotros serviremos al Señor: ¡es nuestro Dios!»
Josué dijo al pueblo: «No podréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, se volverá contra vosotros y, después de haberos tratado bien, os maltratará y os aniquilará.»
El pueblo respondió: «¡No! Serviremos al Señor.»
Josué insistió: «Sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido servir al Señor.»
Respondieron: «¡Somos testigos!»
Josué contestó: «Pues bien, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis, y poneos de parte del Señor, Dios de Israel.»
El pueblo respondió: «Serviremos al Señor, nuestro Dios, y le obedeceremos.»
Aquel día, Josué selló el pacto con el pueblo y les dio leyes y mandatos en Siquén. Escribió las cláusulas en el libro de la ley de Dios, cogió una gran piedra y la erigió allí, bajo la encina del santuario del Señor, y dijo a todo el pueblo: «Mirad esta piedra, que será testigo contra vosotros, porque ha oído todo lo que el Señor nos ha dicho. Será testigo contra vosotros, para que no podáis renegar de vuestro Dios.» Luego despidió al pueblo, cada cual a su heredad.
Algún tiempo después murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.

Palabra de Dios


Salmo
Sal 15,1-2a.5.7-8.11

R/. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad

Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti;
yo digo al Señor: «Tú eres mi bien.»
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/.

Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,13-15):

En aquel tiempo, le acercaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y rezara por ellos, pero los discípulos los regañaban. Jesús dijo: «Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.» Les impuso las manos y se marchó de allí.

Palabra del Señor


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Libres para servir al Señor siendo como niños

Dios no impone su autoridad. Creer en Él no es hereditario, seguirlo siempre es algo libre y personal. Es la elección u opción para toda la vida,  no para un instante. 
Josué, ya viejo y  a la hora de evaluar, no tiene nostalgias ni remordimientos …En este momento de su vida, Josué vuelve a optar por Dios!  "yo y mi casa serviremos al Señor". Optar por Dios es siempre una decisión libre. El pueblo habría podido elegir seguir los dioses que sus ancestros habían adorado en Mesopotamia y en Egipto. Él habría podido adoptar las divinidades  de los pueblos vecinos  de su nuevo país. El pueblo al igual que Josué y su familia decide libremente permanecer fiel a la alianza con el Señor.

En el Evangelio vemos una vez más cómo los discípulos quieren conservar a Jesús sólo para ellos. 
Los niños les incomodan. Pero los niños son importantes para Jesús, El les presta y dedica toda su atención, su respeto y cariño. Cada uno, hasta el más pequeño es acogido por Dios, y cada uno está invitado a dejarse acoger por Jesús, como un pequeño infante.

Por la intercesión de la Virgen María de quien hacemos memoria este día, pidamos al Señor que nos ayude a permanecer en la fe recibida de nuestros ancestros y que como a San Juan Eudes, nos mueva siempre la preocupación y cuidado por los más pequeños y los más pobres. 

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