1o de septiembre del 2023: viernes de la vigésima primera semana del tiempo ordinario
Dios viene a nuestras vidas de muy diferentes maneras y debemos estar preparados para recibirle: en momentos de angustia, en momentos de alegría, en la necesidad de un hermano, en el trabajo cotidiano, en medio de nuestra gente...
D. Luis Maldonado Fernández de Tejada, OP
Por Cristo Jesús os rogamos y exhortamos: Habéis aprendido de nosotros cómo proceder para agradar a Dios; pues proceded así y seguid adelante. Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús. Esto quiere Dios de vosotros: una vida sagrada, que os apartéis del desenfreno, que sepa cada cual controlar su propio cuerpo santa y respetuosamente, sin dejarse arrastrar por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios. Y que en este asunto nadie ofenda a su hermano ni se aproveche con engaño, porque el Señor venga todo esto, como ya os dijimos y aseguramos. Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino sagrada. Por consiguiente, el que desprecia este mandato no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo.
Palabra de Dios
R/. Alegraos, justos, con el Señor
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su trono. R/.
Los montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R/.
El Señor ama al que aborrece el mal,
protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados. R/.
Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre. R/.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»
Palabra del Señor
Tú nos invitas a ser sabios y previsores
y a encontrar a tu Hijo
con lámparas encendidas en nuestras manos.
Ayúdanos a prepararnos para encontrarle
en los acontecimientos de la vida diaria
y en la gente que nos rodea,
para que podamos entrar con él
en tu fiesta celestial, que es eterna,
y se prolongará por los siglos de los siglos.
El aceite de la Caridad
"Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco."
Qué experiencia tan aterradora y aleccionadora sería.
Este pasaje proviene de la Parábola de las Diez Vírgenes. Cinco de ellas estaban preparadas para encontrarse con nuestro Señor y las otras cinco no.
Cuando vino el Señor, las cinco vírgenes insensatas estaban tratando de conseguir más aceite para sus lámparas, y cuando regresaron, la puerta de la fiesta ya estaba cerrada. El pasaje revela lo que sucedió a continuación.
Jesús cuenta esta parábola, en parte, para despertarnos.
Debemos estar listos para Él todos los días. ¿Y cómo nos aseguramos de estar listos? Estaremos listos cuando tengamos suficiente "aceite" para nuestras lámparas. El aceite representa especialmente la caridad en nuestras vidas.
Entonces, la pregunta simple para reflexionar es esta: "¿Tengo caridad en mi vida?"
La caridad es más que un simple amor humano.
Por “amor humano” nos referimos a una emoción, sentimiento, atracción, etc. Podemos sentirnos así (sintiendo emoción, sentimiento, atracción) hacia otra persona, hacia alguna actividad o hacia muchas cosas en la vida. Podemos "amar" hacer deportes o ver películas, etc.
Pero la caridad es mucho más. Caridad significa que amamos con el corazón de Cristo. Significa que Jesús ha puesto en nuestros corazones Su propio corazón misericordioso y amamos con Su amor. La caridad es un regalo de Dios que nos permite acercarnos y cuidar a los demás con maneras que van más allá de nuestras propias capacidades.
La caridad es acción divina en nuestra vida y es necesaria si queremos ser acogidos en la fiesta del Cielo.
Reflexiona hoy sobre si puedes o no ver el corazón de Jesús vivo en tu propio corazón.
¿Puedes verlo actuando en ti, obligándote a acercarte a los demás incluso cuando es difícil? ¿Dices y haces cosas que ayuden a las personas a crecer en la santidad de vida?
¿Dios actúa en ti y a través de ti para hacer una diferencia en el mundo? Si la respuesta es “Sí” a estas preguntas, entonces la caridad ciertamente está viva en tu vida.
Señor, haz de mi corazón un lugar apropiado para que pueda morar tu propio corazón divino.
Deja que mi corazón lata con Tu amor y deja que mis palabras y acciones compartan Tu perfecto cuidado por los demás.
Jesús, en Ti confío.
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