27 de agosto del 2017 21o domingo del tiempo ordinario (A)
La entrega de las llaves
Jesús confía las llaves del Reino de los cielos a Pedro y, por él, a
todos sus discípulos que llegarán a ser su Iglesia y aportarán al mundo la
libertad y la paz.
En este día del Señor, dejémonos iluminar por la fe de Pedro quien, bajo
la inspiración del Padre, ha proclamado que Jesús es "el Cristo, el Hijo
de Dios vivo".
Como piedras vivas en la Iglesia y depositarios de las llaves del
Reino de los Cielos, dejemos que el amor misericordioso del Padre inunde nuestros
corazones.
Primera lectura
Lectura del libro de Isaías
(22,19-23):
Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: «Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo. Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacín, hijo de Elcías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén, para el pueblo de Judá. Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá. Lo hincaré como un clavo en sitio firme, dará un trono glorioso a la casa paterna.»
Palabra de Dios
Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de palacio: «Te echaré de tu puesto, te destituiré de tu cargo. Aquel día, llamaré a mi siervo, a Eliacín, hijo de Elcías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén, para el pueblo de Judá. Colgaré de su hombro la llave del palacio de David: lo que él abra nadie lo cerrará, lo que él cierre nadie lo abrirá. Lo hincaré como un clavo en sitio firme, dará un trono glorioso a la casa paterna.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 137,1-2a.2bc-3.6.8bc
R/. Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre. R/.
Por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.
El Señor es sublime,
se fija en el humilde
y de lejos conoce al soberbio.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.
R/. Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos
Te doy gracias, Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre. R/.
Por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.
El Señor es sublime,
se fija en el humilde
y de lejos conoce al soberbio.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san
Pablo a los Romanos (11,33-36):
¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.
Palabra de Dios
¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento, el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! ¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién fue su consejero? ¿Quién le ha dado primero, para que él le devuelva? Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos. Amén.
Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san
Mateo (16,13-20):
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Palabra del Señor
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo.»
Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.
Palabra del Señor
A guisa de introducción:
Lo serio de tomar la palabra
En nuestros días, las maneras de comunicarnos se han
diversificado: teléfono, blogs, sms (mensajes de texto), whatsapp, twitter, correos
y diversos foros en internet, no son que
algunos ejemplos.
Las oportunidades de tomar la palabra, de compartir nuestra
opinión y lo que nos hace vivir o anima, no habían sido nunca tan numerosas.
Por tanto, no es
simple, no es fácil tomar la palabra,
cuando uno se pone a reflexionar sobre las repercusiones de este acto, es
decir, cuando uno es consciente de la gravedad de lo que va a decir; expresarse
no es nada sencillo.
Cuando se presenta la necesidad de afirmar una verdad, esto
llega a ser una tarea muy delicada. Y sobre todo cuando nuestro interlocutor es
una persona con la que tenemos una relación afectivamente estrecha…A veces
caminamos como sobre huevos, como loro en tunal…midiendo nuestras palabras para
que el mensaje sea bien acogido o al menos bien comprendido.
Un ejemplo para nosotros sacerdotes: nuestra tarea de
predicadores es bastante exigente: esta implica conocer bien nuestros interlocutores,
su nivel de comprensión, sus preocupaciones, sus esperanzas, sus utopías. Como
decía el recordado Padre Calixto “no regañemos a los pocos que
vienen a la misa”. Hoy más que nunca sabemos que los discursos
moralistas, condenadores, las homilías que solo ven la paja en el ojo ajeno,
están ya para recoger y mejorar. Y cuando se trata de denuncia o profecía
(porque es necesario y en caso de que eso se quisiera), entonces hay que hablar
con voz más fuerte, sin lugar a dudas…Por ello, es esencial conocer los
contextos, el público al que nos dirigimos… y sabemos que a la iglesia
difícilmente vienen quienes necesitan escuchar aquellos sermones…
En el evangelio de hoy, Pedro toma la palabra para afirmar lo
que era evidente hasta ese momento y que parecía escondido a los ojos de todos.
Declarar que Jesús es “el Mesías, el Hijo del Dios
viviente”, podría cambiar la imagen de Jesús entre los discípulos, chocarles y
finalmente dividirlos.
Pero enseguida, Jesús confirma la afirmación del jefe de los
doce, descubriéndoles el origen de esta revelación: El Padre que está en los
cielos.
Tomar la Palabra se constituye a veces en un acto de
valentía, en particular cuando se trata de nuestras convicciones profundas que
todo el mundo no podrá aceptar ni tampoco comprender.
Al ejemplo de Pedro, seamos de aquellos que osan tomar la
palabra para compartir su fe y proponer la presencia de Dios en un mundo que
parece más sugerir su ausencia.
Aproximación
psicológica al texto del Evangelio:
De la selva densa a la
roca solida
En el espacio de 3 versículos se nos exponen 3 expresiones de
gran complejidad a saber: EL HIJO DEL HOMBRE, CRISTO y EL HIJO DE DIOS. Estas
expresiones llamadas títulos mesiánicos, corresponden a maneras bien precisas
con las cuales los primeros cristianos comprendieron y expresaron su fe en
Jesús.
Los exegetas continúan discutiendo entre ellos, la cuestión de saber si Jesús se
aplicó esto títulos a sí mismo, y la respuesta aun no es bien clara.
Una cosa cierta es que estos títulos estaban estrechamente
ligados al contexto religioso judío, y desaparecieron cuando la fe fue
trasladada al mundo grecorromano. Así, nosotros los conocemos hoy más bajo la
forma de nombres propios: El Mesías, Jesucristo.
En verdad, no hay nada que lamentar en esta evolución, ya que
estos títulos logran bastante mal expresar la identidad de Jesús, a dar una
buena concepción o toma de significado sobre su misterio.
Jesús se opone en alguna parte a “dar signos” de
su autoridad (Mt 12,38-39), dejando a sus oyentes la tarea de evaluar por ellos
mismos el conjunto de su acción (su práctica). Se podría hablar de
igual manera de su rechazo a dar definiciones teológicas de su identidad,
rechazo que llevaría a sus contemporáneos a descubrir por ellos mismos quien
era Él.
Esto de ninguna manera, significa que todo nos resbale
entre los dedos, y que Jesús quede para siempre
como una figura fugitiva e inalcanzable. Pero la crítica textual y
el análisis teológico de los títulos mesiánicos es representada como una selva
densa en la cual se perderían de modo seguro los más pequeños (Mt 11,25).
Ahora, Jesús declara que justamente son estos últimos quienes tienen acceso a
su misterio.
Es menester entonces decir que tenemos acceso directo a lo
que importa saber sobre Jesús, y esto tiene dentro algunas convicciones de
fondo, que toda persona sincera puede tener después de una lectura
atenta del evangelio.
Ante todo, Jesús se muestra convencido de que Dios se ha
acercado a todo ser humano, y que Él está presente como un Padre en su vida de
cada día.
Enseguida, Él está plenamente convencido de tener
una causa común con
Dios, y deja entender que la actitud que se asuma de cara él (Jesús)
es la misma actitud que se asume ante Dios mismo. Finalmente, él está
convencido, que los pobres y los oprimidos son los primeros en recibir la ternura de
Dios, que la fiesta que viene será ante todo su fiesta, y que es con ellos que
es necesario construir nuestras primeras solidaridades.
He aquí algunas de las convicciones de Jesús. Es
reflexionando sobre ellas y acerca de la manera como Jesús vivió toda su vida
en conformidad con ellas, que nosotros podremos comprometernos en una búsqueda
espiritual auténtica.
Construir (formar)
sobre la roca un grupo comprometido
Un día, Jesús decide dejar su trabajo de
carpintero ordinario para llegar a ser constructor de hombres, y el agrupa
pescadores ordinarios con el objetivo de hacerlos pescadores de hombres. Acá
rencontramos el mismo paralelo entre la actividad de Jesús y la de sus
discípulos: Jesús construirá su comunidad, su gran asamblea, y sus discípulos,
representados por Pedro, se comprometerán ellos mismos en la realización de
este proyecto.
Notemos acá que Jesús entiende quedar como el actor
principal. Puesto que Él no dice a los discípulos: construyan ustedes una
iglesia. Si Él les dona poderes, es únicamente para que sus discípulos
realicen su proyecto (suyo), con la misma apertura y la misma libertad de cara
a las instituciones y al poder.
Este famoso poder de las llaves confiado a los
apóstoles no debe ser comprendido como el poder que es a veces arbitrariamente
ejercido sobre las conciencias por ciertos eclesiásticos “puntillosos”.
Un comentador de las escrituras remarca sobre esto, que en la
lengua semítica (lengua original de la biblia) “se emplea grupos de dos
palabras opuestas para indicar la totalidad”. De tal modo que el acento no se
pone sobre el ejercicio del juicio, mas sobre la capacidad (y la misión!)
de desatar los seres humanos, de liberarlos de todas sus ataduras
(obstáculos, lo que les estorba y no les deja ser libres).
De otro lado, esta manera de comprender el
versículo 19, va en la línea de la comprensión que Jesús
tenia de su propia misión. “El hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo
que estaba perdido”, y no perder (atar) lo que estaba salvado o lo que no
estaba perdido (cf. Luc 19,10).
Al construir su comunidad sobre la piedra (o roca) (ver el
juego de palabras del versículo 18), Jesús evoca su parábola de la casa
construida sobre la roca (Mt 7,24-27). Se trataba en aquella parábola de fundar
su experiencia espiritual sobre la piedra, es decir, sobre la puesta en
práctica de la Palabra de Dios. La solidez que es prometida a
la comunidad eclesial reenvía entonces a la exigencia de una práctica seria y
fiel del evangelio.
Vemos aquí entonces el encadenamiento de textos reveladores
en este sentido: “las puertas del infierno no prevalecerán contra mi
iglesia”: el mal no tendrá la última palabra con los miembros de mi grupo:
el infierno no podrá retener prisioneros los miembros de mi iglesia: “mis
ovejas no perecerán nunca y nadie podrá arrancarlas de mi mano” (Jn 10,28);
pero, cómo se llega a ser oveja, como se llega a ser discípulo? “no
es diciendo Señor, Señor (…) sino haciendo la voluntad de mi Padre” (Mt 7,21).
Así pues, pertenencia a la Iglesia, solidez de la
Iglesia y práctica eficaz de la Palabra liberadora de Dios, son 3
realidades que aparecen íntimamente unidas entre ellas. Más que una prueba de
la solidez de la institución, este pasaje contiene entonces en filigrana este
compromiso en la acción que es típica de toda palabra de Jesús.
2
Un pueblo y
(los) jefes
1. Los
creyentes son antes que pueblo de bautizados, son ante todo una comunidad, una
Iglesia.
Antiguamente,
la Iglesia era a la imagen de sus jefes: un lugar donde se centralizaba de
manera excesiva la autoridad.
Después de
cierto tiempo, cada pequeño grupo pone la libertad en el centro de sus
preocupaciones.
Una visión de
futuro: el día de mañana habrá lugar para los pequeños grupos libres, para las
Iglesias autónomas, en unión con la Iglesia Universal. La Iglesia, pueblo de bautizados,
se volverá autónoma y no esperará una indicación para actuar; ella misma
construirá sus proyectos, establecerá sus prioridades, vivirá su propia cultura
a fondo, todo, permaneciendo abierta a las otras culturas y a la Iglesia
Universal.
La renovación
de la Iglesia universal se hará por lo alto y por abajo; los jefes comprenderán
la necesidad de estar atentos al pueblo de Dios y de hacerlos participar en las
decisiones, un poco parecido a los patrones de empresas industriales que no hacen sentir su poder, sino que permiten a
sus empleados tener parte en las empresas y así delegar compañeros en el consejo
de administración; los bautizados comprenderán la necesidad de participar, de
poner interés en la Iglesia, en su buena marcha, un poco como los trabajadores
que se preocuparán y encontrarán gusto
en el éxito de su compañía para la nueva
gestión de participación.
2. De qué
manera, los bautizados podrán participar en su Iglesia?
Viviendo una
participación real, que se acercará más al poder de decisión y que será mucho
más que una consultación, los consejos de pastoral se parecerán más a los otros
consejos que tienen poder de decisión y de ejecución; más allá del
"lobbyng" y del juramento, la nueva participación en Iglesia,
descubrirá una nueva mentalidad, inspirada en el Espíritu de Jesús (con el
grupo, el respeto de las personas, la responsabilidad de los jefes con los
poderes y los servicios).
3. El gran
sueño de Jesús en su oración de unidad tomará forma dentro de esta nueva
Iglesia de bautizados, que no tendrá ya tanta necesidad de leyes restrictivas o
permisivas.
La Iglesia
renovada pondrá su fe en Cristo, piedra angular, vivirá su vida de bautizados de
una manera responsable y libre, en unión con sus jefes convertidos
efectivamente en "servidores de los servidores de Dios". Ella le dará
un lugar a todas las categorías de personas como delegadas en el consejo de
dirección.
El mañana o futuro
del pueblo de Dios pasará por la conversión de los jefes y de los bautizados,
renovación interior de la fe en Cristo vivo.
Reflexión Central:
Suscitados por Dios
Los tres
textos bíblicos que se nos proponen en este domingo 21o del domingo ordinario,
nos presentan hombres que han sido llamados por Dios para una misión precisa.
En la primera
lectura, es Eliacin que es llamado. Él recibe la investidura para reemplazar un
servidor de la realeza que se ha tornado muy ambicioso. No sabemos nada de
Eliacin, su nombre significa "Dios lo ha suscitado". En adelante el
hace parte del grupo de aquellos que Dios ha elegido para conducir a su pueblo
y protegerlo.
En la segunda
lectura, vemos que el apóstol Pablo también ha sido suscitado por Dios. En un
comienzo, él era un fariseo que perseguía a los cristianos: actuando así, él
creía salvar el honor de Dios. Pero un día, él encuentra a Jesús en el camino
de Damasco. Este encuentro fue para él, el punto de partida hacia un verdadero
cambio. El perseguidor encarnizado fue llamado a convertirse en un gran testigo
de la fe en el mundo pagano. En el texto de hoy, le vemos proclamando con
entusiasmo las maravillas de Dios a lo largo de todos los siglos. Todos los hombres,
judíos y paganos son llamados "hijos de Dios". Si Dios ha suscitado el
pueblo de Israel, es para compartir con la humanidad entera esta alegría de ser
amada por Dios.
En el
Evangelio, es Pedro quien ha sido suscitado por Cristo. El es llamado a
convertirse en esta piedra sobre la cual Jesús edificará su Iglesia. Esta
promesa es hecha después de la pregunta que Él acaba de hacer a sus discípulos:
«Y vosotros, ¿Quién decís que soy yo?» y
es Pedro precisamente quien hace esta bella profesión de fe: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios…» Él reconoce
en Jesús al Hijo de Dios vivo. Y es así como Pedro es elegido para ser el
fundamento o base de esta Iglesia que Él edificará, construirá a lo largo de
los siglos (20 exactamente). Esta Iglesia desafiará las fuerzas de la muerte;
se buscará destruirla por todos los medios. Pero el "poder de la
muerte" no la derrotará.
Vemos
entonces tres hombres (Eliacin, Pablo y Pedro) que han respondido al llamado
del Señor en pro de la salvación del mundo. En esta semana vocacional que estamos terminando, también tuvimos la
oportunidad de saber del Papa Pio X, de Rosa de Lima, del apóstol Bartolomé, de José
de Calasanz, de Luis IX, rey de Francia, de Teresa de Jesús Bornet, de la
Virgen María, modelo e inspiración para todos ellos…
El mismo
Señor hoy continúa llamando a hombres, mujeres y niños. Somos convocados a
participar activamente en esta misión. La Buena Noticia debe ser anunciada a
todos. hombres, mujeres y niños. Debemos volver a encontrar este entusiasmo
misionero que tenía Pablo. Nosotros, cristianos de hoy, como testigos y
mensajeros de esta Buena Noticia, somos enviados a nuestras familias, a nuestros
pueblos, barrios y veredas, a todo el
mundo. El Señor cuenta con nosotros para que demos lo mejor de nosotros en esta
misión.
"Te daré las llaves del reino de los
cielos…"
Este poder consiste en abrir el Reino a todos los hombres. Este Reino ha sido
confiado a la Iglesia por mediación de Pedro y sus sucesores. Esta misión nos
une en un mundo donde muchas puertas son cerradas. Ciertos medios de
comunicación aquí y allá, nos han infligido una campaña de denigración, que
deshonra a muchas personas. Pensemos en todos aquellos que son hundidos en su pasado
y su mala reputación. El mundo desconfía de ellos; no se les da ninguna
oportunidad. Todas esas críticas malvadas, esos comentarios negativos, esas
calumnias no hacen más que encerrar las personas en la exclusión.
El Papa
Francisco, no cesa de
reaccionar contra tales comportamientos. Si nosotros somos llamados y enviados,
no es para hacer sentir más mal a los culpables, torturarles, sino para
testimoniar cercanos a ellos el amor que Dios les tiene. Con Jesús y con
nosotros todos, la Buena Noticia debe ser anunciada a los pequeños, a los
pobres y a los excluidos.
Somos
enviados para decirles que ellos son preciosos ante los ojos de Dios. Es
necesario que esto se vea en nuestra manera de acogerlos y de escucharlos.
Es para
responder mejor a este llamado del Señor que nos reunimos el domingo para
celebrar la Eucaristía. Es aquí donde nos alimentamos de la Palabra y del
Cuerpo de Cristo. Y después al final de la misa, somos enviados hacia todos
aquellos que el Señor pondrá en nuestro camino.
Pidámosle por la intercesión de
la Virgen María, Estrella de la Evangelización, que Él nos ayude a ser
verdaderos testigos de su amor en todos nuestros ambientes…Amén!
Oración-meditación
Señor, Tú nos has alimentado
de tu Palabra y tu Pan de vida,
Tú el Hijo de Dios vivo.
Gracias por congregarnos en la Iglesia
para encontrarte y compartir con otros
tu amor y tu libertad.
Tú que les has dado a Pedro,
las llaves de tu Reino y,
por medio de él
a nosotros todos los que te seguimos,
ayúdanos a construir tu Iglesia
en la paz y la fidelidad a tu nombre
Amén!
Referencias bibliográficas:
Referencias bibliográficas:
- http://ciudadredonda.org
- Petit livret de Prions en église, misal dominical version quebequense.
- HÉTU,
Jean-Luc. Les options de Jésus.
- http://paroissesaintefamilledevalcourt.org
- http://dimancheprochain.org
Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones