(Mateo19,
23-30) En sí mismas, las riquezas no son un obstáculo. Es la relación o
vínculo que uno establece con ellas lo que puede llegar a ser un obstáculo.
Cuando uno pone su felicidad en las posesiones materiales, uno corre el gran riesgo
de tratarlas como dioses que nos pueden atosigar y dejar nuestra vida vacía.
Primera lectura
Lectura de la profecía de Ezequiel (28,1-10)
Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, di al príncipe de Tiro: "Así dice el Señor: Se hinchó tu corazón, y dijiste: 'Soy Dios, entronizado en solio de dioses en el corazón del mar', tú que eres hombre y no dios; te creías listo como los dioses. ¡Si eres más sabio que Daniel!; ningún enigma se te resiste. Con tu talento, con tu habilidad, te hiciste una fortuna; acumulaste oro y plata en tus tesoros. Con agudo talento de mercader ibas acrecentando tu fortuna, y tu fortuna te llenó de presunción. Por eso, así dice el Señor: Por haberte creído sabio como los dioses, por eso traigo contra ti bárbaros pueblos feroces; desenvainarán la espada contra tu belleza y tu sabiduría, profanando tu esplendor. Te hundirán en la fosa, morirás con muerte ignominiosa en el corazón del mar. Tú, que eres hombre y no dios, ¿osarás decir: 'Soy Dios', delante de tus asesinos, en poder de los que te apuñalen? Morirás con muerte de incircunciso, a manos de bárbaros. Yo lo he dicho."» Oráculo del Señor.
Palabra de Dios
Me vino esta palabra del Señor: «Hijo de Adán, di al príncipe de Tiro: "Así dice el Señor: Se hinchó tu corazón, y dijiste: 'Soy Dios, entronizado en solio de dioses en el corazón del mar', tú que eres hombre y no dios; te creías listo como los dioses. ¡Si eres más sabio que Daniel!; ningún enigma se te resiste. Con tu talento, con tu habilidad, te hiciste una fortuna; acumulaste oro y plata en tus tesoros. Con agudo talento de mercader ibas acrecentando tu fortuna, y tu fortuna te llenó de presunción. Por eso, así dice el Señor: Por haberte creído sabio como los dioses, por eso traigo contra ti bárbaros pueblos feroces; desenvainarán la espada contra tu belleza y tu sabiduría, profanando tu esplendor. Te hundirán en la fosa, morirás con muerte ignominiosa en el corazón del mar. Tú, que eres hombre y no dios, ¿osarás decir: 'Soy Dios', delante de tus asesinos, en poder de los que te apuñalen? Morirás con muerte de incircunciso, a manos de bárbaros. Yo lo he dicho."» Oráculo del Señor.
Palabra de Dios
Salmo
Dt 32,26-27ab.27cd-28.30.35cd-36ab
R/. Yo doy la muerte y la vida
Yo pensaba: «Voy a dispersarlos
y a borrar su memoria entre los hombres.»
Pero no; que temo la jactancia del enemigo
y la mala interpretación del adversario. R/.
Que diría: «Nuestra mano ha vencido,
no es el Señor quien lo ha hecho.»
Porque son una nación que ha perdido el juicio. R/.
¿Cómo es que uno persigue a mil,
y dos ponen en fuga a diez mil?
¿No es porque su Roca los ha vendido,
porque el Señor los ha entregado? R/.
El día de su perdición se acerca,
y su suerte se apresura.
Porque el Señor defenderá a su pueblo
y tendrá compasión de sus siervos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,23-30):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.»
Entonces le dijo Pedro: «Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»
Jesús les dijo: «Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.»
Palabra del Señor
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.»
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»
Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.»
Entonces le dijo Pedro: «Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»
Jesús les dijo: «Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.»
Palabra del Señor
1
En la primera lectura del profeta
Ezequiel, escuchamos cómo en el palacio o morada del rey de Tiro, este ahora es
amenazado y criticado. En la antigüedad los reyes y emperadores eran
considerados como dioses y con mayor razón aquellos que poseían grandes
fortunas y dirigían estados prósperos. El poder, el dinero, el éxito, pueden
dar la falsa ilusión de que uno puede todo permitirse.
¿Dónde está tu corazón?
El joven rico acaba de dejar
plantado a Jesús. Prefiere sus riquezas a Jesús. Jesús no lo entiende, porque
está seguro que lo que le ofrece él es mucho mejor que lo que ofrecen las
riquezas. En este contexto habla de la gran dificultad que un rico tiene para
entrar en el reino de los cielos: “Más fácil le es a un camello pasar por el
ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos”.
Otra frase de Jesús nos ayuda a
entender estas duras palabras suyas. “Donde está tu corazón está tu tesoro”. Los
ricos tienen el gran peligro de poner su corazón, todo su ser, en las riquezas.
Confiar en ellas, vivir con todo lo que las riquezas les puedan proporcionar.
El cristiano, el seguidor de Jesús, es el que ha puesto su corazón en Jesús, en
la amistad de Jesús, en vivir como Jesús vivió, porque sabe y experimenta que
Jesús le da mucho más que las riquezas, le da sentido, ilusión, amor, perdón,
la alegría de vivir en esta tierra y la plenitud de la felicidad más allá de la
muerte.
También los ricos pueden salvarse,
con una sola condición: que saquen de su corazón a las riquezas para colocar en
su centro a Jesús.
Pedro pregunta a Jesús por la
“paga” que él y el resto de discípulos van a recibir por lo que han hecho y
dejado. Posiblemente, al final de su vida terrena, después de andadura con
Jesús, Pedro no le volvería hacer esta pregunta. Se conformaría con seguir
disfrutando de su amor, de su amistad, de su luz… en esta vida y en la otra.
Una excelente paga.
Fray Manuel Santos Sánchez
2
¡ Ser el primero!
" Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.»
Esta
pequeña línea, escondida al final del evangelio de hoy, revela mucho. Revela
una contradicción entre el éxito mundano y el éxito eterno. Muy a menudo
buscamos el éxito mundano y no buscamos las riquezas que duran por la
eternidad.
Comencemos
con los "muchos que serán los primeros". ¿Quienes son esas
personas? Para entender esto, debemos comprender la diferencia entre el
"mundo" y el "Reino de Dios". El mundo se refiere a
una popularidad puramente vana dentro de cualquier cultura dada. El éxito,
el prestigio, la vanagloria y cosas por el estilo acompañan a la popularidad y
el éxito mundanos. El maligno es el señor de este mundo y, a menudo,
buscará levantar a los que sirven a su impía voluntad. Pero al hacerlo
ellos y verlos, muchos de nosotros nos sentimos atraídos y atraídos por esta
forma de notoriedad. Esto es un problema, especialmente cuando comenzamos
a identificarnos con las opiniones de los demás.
Los
“muchos que son los primeros” son aquellos a quienes el mundo enaltece como
iconos y modelos de este éxito popular. Esta es una declaración general
que ciertamente no se aplica a todas las situaciones y personas en particular. Pero
debe reconocerse la tendencia general. Y de acuerdo con esta Escritura,
aquellos que sean atraídos a esta vida serán los “últimos” en el Reino de los
Cielos.
Compara
esto con aquellos que son "primeros" en el Reino de Dios. Estas
almas santas pueden ser honradas o no en este mundo. Algunos pueden ver su
bondad y honrarlos (como se honró a Santa Madre Teresa), pero muy a menudo son
menospreciados y considerados indeseables de una manera mundana.
¿Qué
es más importante? ¿Qué prefieres honestamente para toda la eternidad? ¿Prefieres
estar bien visto en esta vida, incluso si eso significa comprometer los valores
y la verdad? ¿O están tus ojos fijos en la verdad y las recompensas
eternas?
Reflexiona
hoy sobre el objetivo de acumular tesoros en el Cielo y la recompensa eterna
prometida a quienes viven una vida de fidelidad. No hay nada de malo en
ser bien considerado por los demás en este mundo, pero nunca debes permitir que
ese deseo te domine o te disuada de mantener tus ojos en lo que es eterno.
Reflexiona
sobre el bien que hace esto y busca hacer de las recompensas del cielo tu
objetivo exclusivo.
Señor, ayúdame a buscarte a Ti y a Tu Reino por encima de todo. Que
complacerte y servirte a Ti, sea mi único deseo en la vida. Ayúdame a
deshacerme de las preocupaciones malsanas de la notoriedad y la popularidad
mundanas, preocupándome solo de lo que Tú piensas.
Te
entrego, querido Señor, todo mi ser. Jesús, confío en Ti.
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