29 de agosto del 2021: 22o Domingo del Tiempo Ordinario (B)


"Todos los días la gente se arregla el cabello, ¿por qué no el corazón?"


(Frase atribuida a Bob Marley y a Ernesto "Che" Guevara, pero dicen que originalmente es un proverbio chino, utilizado después por Gandhi, el CHE y Marley)




Hermanos:

Dios deposita sobre nosotros una mirada penetrante que va directo al corazón y que conoce las intenciones profundas. Cumplir con ritos o rituales no nos asegura el encuentro con el Señor. Dispongámonos a escuchar nuestra vida interior para reflejar mejor su amor y poner en práctica sus mandamientos.
Hoy el Señor nos invita a ver de otra manera todas esos asuntos y actividades que nos ocupan. Que este encuentro espiritual sea la ocasión para mirar con ojos nuevos nuestras vidas, nuestros compromisos, nuestros valores, nuestras prioridades.





L    E   C   T   U   R   A   S

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL DEUTERONOMIO 4, 1-2.6-8

Moisés habló al pueblo diciendo:
-- Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entrareis a tomar posesión de la tierra que el Señor Dios de vuestros padres os va a dar. Estos mandatos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente." Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta Ley que hoy os doy?

Palabra de Dios




SALMO RESPONSORIAL
SALMO 14

R.- SEÑOR, ¿QUIÉN PUEDE HOSPEDARSE EN TU TIENDA?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones legales
y no calumnia con su lengua. R.-

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.-

El que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.-




SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SANTIAGO 1, 17-18.21b.22-27

Mis queridos hermanos:
Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni periodos de sombra. Por propia iniciativa, con la Palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. Aceptad dócilmente la Palabra que ha sido planteada y es capaz de salvarnos. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla engañándoos a vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.

Palabra de Dios




ALELUYA St. 1, 17-18

El Padre por propia iniciativa, nos engendró con la Palabra de la verdad, para que seamos como las primicias de sus criaturas.



EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 7,1-8,14-15.21-23

En aquel tiempo se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras (es decir, sin lavarse las manos). (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen si lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). Según eso, los fariseos y los letrados preguntaron a Jesús:
-- ¿Por qué comen tus discípulos con mano impuras y no siguen tus discípulos la tradición de los mayores?
Él les contestó:
-- Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
En otra ocasión llamó Jesús a la gente y les dijo:
-- Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro del corazón del hombre salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.

Palabra del Señor




A guisa de introducción:

Demos a Dios el primer lugar


Cuando queremos darle gusto a alguien, buscamos un regalo para darle; lo escogemos con mucho cuidado y atención porque queremos que sea una demostración de nuestro afecto para esa persona. Después le pedimos al vendedor o dependiente que nos haga un paquete regalo con una buena y bella envoltura.

El evangelio de este domingo nos habla de gestos religiosos tradicionales: lavarse las manos, lavar los vasos, hacer aspersiones…Normalmente, estos gestos deberían ser el signo de una voluntad de purificación interior. Es un poco parecido al papel que envuelve el regalo que se quiere ofrecer. El problema es que al interior no hay nada bueno. No hay ninguna intención o esfuerzo de conversión. A menudo, nosotros actuamos por guardar las apariencias: queremos que la gente tenga una buena opinión nuestra. A Dios no lo podemos engañar porque Él ve lo que hay en nuestro corazón.

“Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mi. El culto que ellos me rinden es inútil”. Los escribas y fariseos le reprochan a Jesús no seguir la tradición de los antiguos o antepasados. Pero para Jesús, la verdadera pureza, la verdadera raíz de toda moralidad, es nuestro corazón.

Esta palabra se repite dos veces: “Su corazón está lejos de mi…Es del interior, del corazón del ser humano que salen los pensamientos perversos.”  Jesús nos invita a sincerarnos. Se trata de verificar la autenticidad de nuestros actos. Frecuentemente hay un desequilibrio o desnivel importante entre aquello que los demás pueden ver de nosotros y nuestras actitudes profundas. Esto es la hipocresía, querer aparentar, parecer lo que uno no es.

Este evangelio nos pone en contacto con lo concreto de nuestras vidas. Los más bellos sentimientos pueden degradarse rápidamente en superficialidad banal. Por ejemplo, es importante que los padres de familia se preocupen por la higiene corporal de sus hijos; pero es verdad que también deben velar por la formación de su conciencia. Uno ve  jóvenes y adultos que no soportan la menor tacha de suciedad en el bordo de las uñas o al interior de las orejas pero que dejan invadir su corazón de podredumbre moral. Si el exterior no corresponde al interior, nuestros gestos son vacíos.

Este domingo preguntémonos: nuestros gestos religiosos son verdaderos? Salen ellos del fondo del corazón?

Hoy, hemos escuchado esta palabra de los profetas repetida por Jesús: “Es inútil el culto que me rinden…”Esta fórmula va más lejos: cada uno de nosotros debe preguntarse sobre sus propias prácticas; acerca de ese culto inútil que a veces le ofrecemos a Dios, qué es eso? A veces escuchamos este reproche: “usted va a  misa todos los domingos pero tampoco desaprovecha una ocasión para criticar al vecino…”

Este culto inútil se manifiesta también cuando nos contentamos con un mínimo esfuerzo o programa para tranquilizar nuestra conciencia, cuando hacemos justo lo que es necesario para estar en regla, cuando pensamos que la misa del sábado en la mañana puede valerse por la del domingo. Al actuar de esta manera, nosotros medimos lo que vamos a ofrecerle a Dios. No olvidemos una cosa: que Jesús no ha medido su amor por nosotros. Él se dio del todo: los mandamientos de Dios se resumen en el amor.

Lo que Dios espera de nosotros es que nuestra vida esté llena de su presencia y de su amor. Démosle a Dios el primer lugar en nuestras vidas y dejémosle actuar en nosotros. Si Él nos muestra nuestro pecado, nuestra hipocresía, no es para amargarnos la vida o enterrarnos,  sino para curarnos y hacernos felices. 




Aproximación psicológica al texto del evangelio:


Pregunten por lo que es válido (o verdadero)


Cuidar mi apariencia externa no me dispensa de cuidar mi interior.

1. Cuanto tiempo y energía gastamos en nuestros ritos de aseo (ducha, peinado, maquillaje…), en nuestras ceremonias de matrimonio, de funerales, de grandes fiestas!
Las conveniencias sociales nos exigen que aparezcamos “bien”, y sobre todo que no pasemos vergüenzas.
Y después nos sentimos contentos, satisfechos, cuando alguien nos dice: “ha sido un lindo matrimonio! La cantante cantó super lindo; ella nos conmovió! O bien: ”el celebrante habló de las cualidades del difunto con palabras muy realistas”!

2.  En el fondo, es fácil tener buena conciencia con nuestros « bellos ritos o ceremonias », con nuestras « buenas acciones » que hacemos ante el mundo!

Por lo tanto la perversión de la religión es siempre posible. Ella se manifiesta ahí donde alguien hace reglamentos que constituyen sus asuntos o preocupación, ahí donde alguien se ocupa de supersticiones, de ritos externos, de acciones para llamar solamente la atención, para evitar el sentimiento de culpa!

Los mecanismos de defensa son procesos que empleamos para no darle la cara a los problemas (o enfrentarlos). Su número y clasificación es infinito, puesto que cada uno de nosotros puede desplegar mucha creatividad para evitar VER  ( o ser consciente de) lo que hace mal.

Un mecanismo de defensa debe quedar secreto, porque si uno toma conciencia de estar escondiendo algo, se deja de tener buena conciencia y todo queda por recomenzar. Es por ello que nosotros nos volvemos tan agresivos-la mayor parte del tiempo sin saberlo o al menos sin saber las razones o el por qué- frente a aquellos que vienen a intervenir o inmiscuirse en nuestros problemas.

En tiempos de Jesús, el fariseísmo se manifestaba como un mecanismo de defensa bien popular. No hablamos del movimiento religioso como tal, que era un esfuerzo por tomar en serio la fe y encarnarla en la vida diaria.  Hacemos referencia más bien a la utilización inconsciente del movimiento religioso con fines sicológicos.

Esencialmente, el mecanismo consistía en lo siguiente: yo me centro en mis fortalezas exteriores, y durante este tiempo no me ocupo (o me preocupo) por lo que sucede en mi. Yo me abandono a la fe, y esto me dispensa de tener que decidir cómo vivir mi vida, cómo voy a unificar todo lo que fermenta en mí.

Pero Jesús no era un tonto, Él veía claramente cómo funcionaba el mecanismo y se proponía desmontarlo cada vez que se le presentaba la ocasión. Él decía a los fariseos: ustedes bien saben que los verdaderos problemas no están allí donde ustedes los ubican (los ponen) en el exterior ; ustedes bien saben que los verdaderos asuntos parten desde el interior. Comiencen entonces por mirar lo que pasa en ustedes (en su interior).

En lugar de debatir sin cansancio cuestiones religiosas estériles, enfrenten las verdaderas cuestiones: sus ambiciones desaforadas y su gusto por poseer, su agresividad y su gusto por dominar a los demás, su deseo y sus fantasías sexuales, su gusto por el prestigio y todos sus sueños desmesurados (vv.22-23).

Si ustedes no miran esto, es así como llegarán a ser “impuros”, es decir confundidos, indignos e inapropiados para el culto, incapaces de situarse o ponerse ante Dios en la serenidad y la apertura. Es ahí donde su religión debe comenzar.

Jesús, entonces no sugiere abandonar las costumbres transmitidas por los ancestros…No rebaja ni denigra las precauciones tomadas por las personas que se preocupan de respetar la ley judía. Él propone solamente la coherencia entre el gesto visible y el fondo del corazón, esta zona intima del ser humano donde se toman las grandes decisiones.

Observar una tradición sin recordar la razón espiritual de este comportamiento puede degenerar en obsesión. Los gestos vacíos, desprovistos de su sentido no le dicen nada a Dios. Al contrario, los gestos realizados con plena conciencia de la relación que ellos quieren expresar, son pertinentes.

Ahora, Con tales confrontaciones no es sorprendente que Jesús haya sido rechazado y no es sorprendente tampoco que haya pasajes de evangelio sobre los que pasamos bastante rápido!





REFLEXIÓN CENTRAL:

Una religión de corazón

Al escuchar la Palabra de Dios cada domingo, descubrimos lo que el Señor dice a la humanidad para conducir su vida. Esta palabra es luz para su ruta. La primera lectura nos muestra y hace evocar   al pueblo de Israel que gracias a la mano de Dios ha sido liberado y  conducido por Moisés en el desierto. Dios les da la ley y al dársela les ofrece “un pasaporte para la libertad”. En efecto, solo los pueblos libres tienen una ley. Los otros son sometidos a la arbitrariedad y a la violencia. Esto lo constatamos todos los días.

La lectura del libro del Deuteronomio que hemos escuchado, fue escrito mucho tiempo después del éxodo. Sobre la montaña del Sinaí, Dios ha hecho alianza con su pueblo. Él se ha comprometido con el pueblo y Dios ha sido fiel a su promesa. Pero el pueblo no ha sido siempre fiel a la alianza. Finalmente abandonaron los caminos de Dios, sin comprender hasta qué punto Dios los ama.

El autor del libro del Deuteronomio nos recuerda que la ley dada en el Sinaí es una ley para ponerla en práctica y para vivirla. Ella es el orgullo de Israel de cara a las naciones paganas. Esta ley se resume en dos grandes mandamientos: El amor a Dios y el amor a nuestros hermanos.

El primer mandamiento mira a Dios: “Tu amaras al Señor tu Dios…santificarás el día del Señor…” Lo primordial, es recordar que Dios es nuestro Creador y que está apasionado de amor por el mundo. Fuera de Él, toda búsqueda de felicidad es vana.

Todo lo que tenemos, todo lo que somos es un don de Dios. La sola actitud digna de un creyente es la de poner toda su confianza en este Dios y construir su vida sobre Él. Nosotros somos reenviados al gran mandamiento del amor. Es ahí donde encontramos la verdadera y única felicidad.

El cuarto y séptimo mandamiento mandamiento hace referencia al prójimo: “Amaras a tu padre y a tu madre…respetaras los bienes del prójimo…” Se trata de evitar todo aquello que puede hacer mal a los otros. Dios ama su pueblo con un amor apasionado. Nuestra respuesta debe ser cada día más parecida y o cercana a la altura de la respuesta de Dios. Es esencial para  todos que escuchemos los mandamientos y los pongamos en práctica.

Vivimos en un mundo que enfrenta la violencia diariamente, la indiferencia, el desprecio y toda clase de desgracias. Nuestra misión es la de vivir de otro modo y formar la sociedad alternativa del amor, el perdón, la justicia y la unidad en la tolerancia.

En su carta (segunda lectura) Santiago se dirige a los nuevos bautizados. Los invita precisamente a vivir de otra manera como muestra el mundo. El día del bautismo, ellos han entrado a la asamblea  de los seguidores de Cristo (Iglesia) y han acogido la vida nueva.  La invitación para todos es  ser luz en medio de las tinieblas de la humanidad. En el centro de esta vida nueva que se abraza está Jesucristo. Él es la Palabra dada-ofrecida para que el mundo tenga la vida. Esta Palabra está  sembrada en cada uno de nosotros; nos corresponde acogerla con humildad pues ella tiene la capacidad de salvarnos. Como en el Deuteronomio, Santiago nos invita a ponerla en practica:  “la manera pura e irreprochable de practicar la religión es asistiendo a los huérfanos y a las viudas y conservarse dignos (limpios) en medio del mundo”.

En el Evangelio, vemos a Jesús frente a los fariseos. Estos últimos son los guardianes de la ley de Moisés y las tradiciones. Hoy, los fariseos constatan numerosas infracciones cometidas por los discípulos de Jesús. Se trata de faltas contra las tradiciones de los antiguos. Pero Jesús les reprocha el que dejen de lado los mandamientos de Dios para apegarse a las tradiciones humanas (o de hombres). Hoy, Jesús quiere también decirnos a nosotros que lo mas importante no es lavarse las manos sino lavar el corazón. Jesús nos invita a ser sinceros y actuar con verdad en  todos nuestros actos  y practicas religiosas, en nuestra oración y en todo aquello que es importante para nosotros.

Este evangelio nos invita a hacer nuestro examen de conciencia: hay palabras que suenan maluco, disuenan en nuestros oídos. Ellas no corresponden con sentimientos sinceros. A nosotros no nos gusta que se nos hable como si se nos estuviera recitando una lección. A Dios le sucede (ocurre) igual. Él no acepta de nuestra parte oraciones vacías, vacías de nuestro corazón. Nosotros no podemos llegar a Dios sino con el corazón. En nuestra vida de relación con Dios y la de Dios con nosotros, todo se juega a nivel del corazón. Vivir en cristiano, es vivir intensamente esta alianza de amor entre Dios y nosotros. Solo esto importa.

Uno comprende entonces por qué Jesús se muestra desconcertado por las críticas de los fariseos que le reprochan no respetar las tradiciones religiosas. Si el evangelio nos reporta este suceso, es para fijar la atención en nuestros comportamientos. Como ellos, tenemos fácilmente  la tendencia a juzgar la religión de los otros. La intolerancia no existe que entre los islamistas o musulmanes, decimos.  Cuando ella también puede presentarse entre los “cristianos”. Tengámoslo y dejémoslo claro: la intolerancia no tiene nada que ver con el evangelio.

Criticando y denunciando, no hacemos  que agregar un poco más de amargura a este mundo. Nuestra batalla contra el mal debe comenzar al interior de nosotros, en nuestro corazón. Es en el corazón que debemos plantar las buenas hierbas de la solidaridad, de la amistad, de la paciencia, de la humildad, de la piedad, de la misericordia y del perdón. El camino hacia esta plantación, es el evangelio que nos lo traza. El evangelio o la Buena Nueva de Jesucristo nos  enseña todos los días a poner un poco más de amor en nuestra vida.

Por su enseñanza y su ejemplo, Jesús nos ha mostrado qué tipo de comunidad estamos llamados a constituir. Él quiere que dejemos al Espíritu Santo tocar nuestros corazones, modelarlos y transformarlos en corazones abiertos, acogedores, compasivos y amorosos (amantes).  Su Palabra en el evangelio de hoy es un llamado a recordar que toda nuestra vida parroquial será una adoración de Dios si ella construye una comunidad de creyentes  en el que los corazones y las vidas están fundamentadas (tienen sus bases) en el amor y el servicio.

San Ireneo nos recuerda que Dios es verdaderamente glorificado cuando la comunidad se muestra de verdad VIVA y humana. Los otros hombres y mujeres serán atraídos por nosotros y por la FE, si ellos nos ven acogedores, abiertos, atentos y dispuestos a servir.

En este día, nos dirigimos a Ti Señor y te suplicamos: “Tu que eres la Luz, Tu que eres el amor, pon en nuestras tinieblas tu Espíritu de amor”.


OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:

En la sociedad y en la Iglesia, nadie puede escapar o desentenderse de las leyes y las tradiciones. Esta semana yo me pregunto por qué y cómo las observo: por costumbre, por miedo o por conformismo? O por velar  por el bien común, por la justicia y  por el respeto de los otros?




  ORACIÓN-MEDITACIÓN:

Señor, quien puede gloriarse de no ser o haber sido fariseo?
Quien no gusta vivir de “buenas “ pero falsas apariencias?
Mostrar el mejor lado, aparecer intachable, fuerte, centrado…

Quien no pretende ocultar las arrugas del alma y del rostro?
Payasos la mayor parte del tiempo reímos por no llorar,
ante la tragedia o la desgracia, nos consolamos diciendo
que es mejor reír que sollozar…

Pero solo Tu y nadie más que Tu Señor conoces nuestro interior.
Pero también sabes Señor del inmenso deseo que con San Pablo nos habita:
hacer el bien que queremos y evitar el mal que no queremos.

Ayúdanos Señor a potenciar día a día lo mejor de nosotros;
Ayúdanos a dejar la impronta de
nuestros talentos y valores recibidos, en el mundo,
en nuestra familia, nuestra sociedad y parroquia.

Que saquemos lo mejor de nosotros
evitando la critica malsana y el juicio separatista;
que saque primero la paja de mi ojo
antes de pretender sacar la paja del ojo de mi hermano.

Enséname a ver lo que profeso, creo y enseño
y depúralo de todo error o escándalo.
Que no me crea mejor que los demás,
mas que busque siempre ver lo mejor en ellos;
así yo seré de verdad un discípulo tuyo,
toda mi vida será una ofrenda
que sabrá responder al esplendor de tu amor

y así recordar o mostrar tu presencia beneficiosa y que hace feliz
a los hombres y mujeres que encuentro
Y con los que convivo…Amen.





REFERENCIAS:


1. Pequeno "prions en Église", edicion quebequense, Novalis, septiembre 2009-2012.

2. HÉTU, Jean-Luc. Les options de Jésus.





Otras fuentes de internet y experiencia personal.



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