sábado, 31 de agosto de 2024

1 de septiembre del 2024: vigésimo segundo del tiempo ordinario- ciclo B

 

En coherencia

 

El Señor nuestro Dios está cerca de nosotros cada vez que lo invocamos.

El texto de Deuteronomio habla de una relación de alianza recíproca entre Dios y su pueblo. Una relación estructurada por el don del Señor, que toma la forma de la Ley como garantía de la Alianza.

La puesta en práctica de los mandamientos se entiende como respuesta a la Palabra escuchada y marca del apego de los creyentes.

Esta obediencia se convierte en un signo de sabiduría e inteligencia a los ojos de todos los hombres.

La liturgia nos invita a una escucha que nos lleva a conformar nuestra vida a lo que hemos oído.

Esta puesta en práctica de la Palabra recibida pone de relieve la unidad del mensaje bíblico en su profundidad histórica.

Cuando la Ley toma forma en nosotros, nuestra forma de vivir atestigua que la Palabra nos transforma.

La polémica de los fariseos aparece en un intercambio con Jesús: denuncia a un pueblo que lo honra con los labios, pero cuyo corazón está lejos.

Poco a poco se produjo un cambio y las formas de hacer se antepusieron a la Palabra. Los gestos externos se vuelven entonces más importantes que la intención del corazón. La Ley se congela en un conjunto de prescripciones inmutables. Ya no se recibe como un don del Señor, que se abre a la vida y exige el compromiso de nuestra libertad en fidelidad a la relación de Alianza.


¿A veces me tomo el tiempo para comprobar la coherencia entre las acciones que realizo y los sentimientos de mi corazón?

¿Cómo puede la ley de Dios ayudarme a renovar mi alianza con el Señor?
 

Anne Da, Javiera


(Santiago 1,17-18.21b.22-27 y Marcos 7,1-8,14-15.21-23 )

"Este pueblo me honra con sus labios" Nuestra época alaba un cuerpo perfecto y se detiene en las apariencias, en detrimento del corazón. 

Esta superficialidad mancha nuestra vida de fe, cuando nos apegamos demasiado a los ritos externos y olvidamos lo esencial: la relación íntima con nuestro Dios y el amor al prójimo. 

El comportamiento religioso puro, escribe Santiago, "es visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones"




L    E   C   T   U   R   A   S

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL DEUTERONOMIO 4, 1-2.6-8

Moisés habló al pueblo diciendo:
-- Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entrareis a tomar posesión de la tierra que el Señor Dios de vuestros padres os va a dar. Estos mandatos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente." Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta Ley que hoy os doy?

Palabra de Dios




SALMO RESPONSORIAL
SALMO 14

R.- SEÑOR, ¿QUIÉN PUEDE HOSPEDARSE EN TU TIENDA?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones legales
y no calumnia con su lengua. R.-

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.-

El que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.-




SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SANTIAGO 1, 17-18.21b.22-27

Mis queridos hermanos:
Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni periodos de sombra. Por propia iniciativa, con la Palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. Aceptad dócilmente la Palabra que ha sido planteada y es capaz de salvarnos. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla engañándoos a vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.

Palabra de Dios




ALELUYA St. 1, 17-18

El Padre por propia iniciativa, nos engendró con la Palabra de la verdad, para que seamos como las primicias de sus criaturas.



EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 7,1-8,14-15.21-23

En aquel tiempo se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras (es decir, sin lavarse las manos). (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen si lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). Según eso, los fariseos y los letrados preguntaron a Jesús:
-- ¿Por qué comen tus discípulos con mano impuras y no siguen tus discípulos la tradición de los mayores?
Él les contestó:
-- Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
En otra ocasión llamó Jesús a la gente y les dijo:
-- Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro del corazón del hombre salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.

Palabra del Señor




Reflexión Central


1

 Una religión del corazón



Los textos bíblicos de este domingo nos hacen descubrir lo que Dios dice a los hombres para guiar su vida. La palabra que les dirige es la de un Dios liberador. Esto es lo que le sucedió al pueblo de Israel cuando era esclavo en Egipto: bajo el liderazgo de Moisés, Dios los liberó de esta dramática situación. La Biblia nos cuenta cómo cruzaron el Mar Rojo y caminaron por el desierto para llegar a la Tierra Prometida.

Hoy descubrimos que Dios quiere llevarlos a una nueva etapa: dándole su ley, le ofrece un pasaporte a la libertad. De hecho, sólo los pueblos libres tienen una ley. Otros están sujetos a la arbitrariedad y la violencia; Vemos esto todos los días. Vivimos en un mundo que sufre a causa de esta violencia e injusticia. Pero el autor del libro de Deuteronomio viene a decirnos que Dios nunca ha dejado de amarnos. La ley que da a su pueblo se puede resumir en dos partes: Amar a Dios y amar a todos nuestros hermanos.

La primera parte mira a Dios: “Amarás al Señor tu Dios”. Este mandamiento es una respuesta al Dios creador que constantemente da el primer paso hacia nosotros. Tiene un amor apasionado por el mundo. Fuera de él no hay felicidad posible. Sobre él estamos invitados a construir nuestra vida. No basta con realizar gestos religiosos. La alianza entre Dios y los hombres es una historia de amor apasionado.

La segunda parte se refiere al amor al prójimo. Se trata de evitar cualquier cosa que pueda dañar a los demás. Más tarde, Jesús nos revelará que Dios es un Padre que ama a cada uno de sus hijos. Su amor es para todos sin excepción. Si dañamos a alguien, estamos pecando contra Dios. Cuanto mayor es un amor, más vemos lo que lo ofende. Esto es importante para nosotros hoy. Vivimos en un mundo que sufre violencia, indiferencia, desprecio y todo tipo de desgracias. Nuestra misión es vivir aquí de manera diferente y llevar amor allí.

En su carta, Santiago se dirige a los recién bautizados que viven en un ambiente pagano y hostil. Les invita específicamente a vivir allí de otra manera. El día de su bautismo entraron en una nueva vida. En el centro de esta vida está Cristo, Luz del mundo. Sus palabras son las “de vida eterna”. Esta buena noticia cambia nuestra relación con Dios y con los demás. Si queremos vivir en armonía con Dios, no debemos olvidar a quienes tienen el primer lugar en su corazón, los huérfanos, las viudas y todos los excluidos de la sociedad.

En el Evangelio vemos a Jesús en conflicto con un grupo de fariseos: estos últimos reprochan a sus discípulos que comían con las manos impuras, es decir, sin lavar. Esto es una violación de la tradición de los antiguos. Estas prácticas no son malas en sí mismas. El problema es que estos fariseos olvidan lo más importante: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí”. Lo más importante no es lavarse las manos sino lavarse el corazón. En sus prácticas, los fariseos buscan ser bien vistos por los hombres. Jesús los invita a ser verdaderos. Lo primero no es la realización de gestos religiosos sino la práctica efectiva del amor. Es por nuestro amor que seremos juzgados.

Jesús añade que lo que sale del hombre es lo que contamina al hombre: “De dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, la inmoralidad, el libertinaje, el adulterio, la avaricia, la maldad, la envidia, la difamación, la soberbia y la desmesura. Todo esto vuelve impuro al hombre”. Recibimos este Evangelio como un llamado a convertirnos y a nutrirnos cada día de la Palabra de Dios. El Señor siempre está ahí para enseñarnos a poner cada vez más amor en nuestras vidas.

En este día, pidamos al Señor, por intercesión de la Santísima Virgen, que nos dé un corazón puro, libre de toda hipocresía. Así podremos vivir según el espíritu de la ley y alcanzar su objetivo que es el amor.


2

 

Rechazando acusaciones falsas

 

se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras (es decir, sin lavarse las manos).

 

 Marcos 7:1-2

 

¡Qué tontería la de estos fariseos y escribas! Estaban en presencia del Hijo de Dios, el Salvador del mundo, un hombre de virtud perfecta y pura bondad, y todo lo que podían hacer era observar que algunos de los discípulos de Jesús no seguían la escrupulosa enseñanza sobre cómo debían lavarse las manos antes de comer.

La razón de esto era su orgullo. Estos maestros de Israel habían ideado un gran cúmulo de leyes humanas detalladas, no escritas, que trataban con la misma fuerza vinculante que la Ley de Moisés que habían recibido de Dios. Pero las tradiciones humanas de los escribas y fariseos no provenían de Dios; eran un cuerpo de regulaciones que fluían de su propia necesidad moralista de actuar como intérpretes de la Ley. Por lo tanto, siempre que alguien no seguía las tradiciones que los fariseos y escribas enseñaban como vinculantes, lo tomaban como algo personal y reaccionaban con juicio.

Una lección que podemos aprender de estos líderes religiosos es que nunca debemos tomarnos las cosas como algo personal. Permitirnos ofendernos personalmente por cualquier cosa es, de hecho, un acto de nuestro propio orgullo. Es necesario que sintamos pena por el pecado que vemos, pero eso es diferente a permitirnos ofendernos personalmente. Por ejemplo, incluso si enseñáramos la Ley de Dios y alguien rechazara esa enseñanza, nuestra respuesta debe ser pena por esa persona, ya que rechazamos su error.

Jesús continuó respondiendo a los fariseos y escribas citándoles al profeta Isaías: “ Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí; en vano me honran, enseñando doctrinas que son preceptos humanos ” (ver Isaías 29:13 ).

Lo interesante es que Jesús realmente no entabló con ellos una conversación sobre esto, defendiéndose a sí mismo o a sus discípulos ante sus ojos. En cambio, reprendió a los fariseos y escribas de una manera general para desestimar sus críticas como falsas, y luego se alejó de ellos y se dirigió a las multitudes.

Todos experimentaremos alguna vez una condenación injusta. Si estamos equivocados, entonces debemos recibir la condenación como si fuera de Dios y arrepentirnos. Pero si la condenación surge del orgullo herido o del error de alguien, entonces Jesús nos dio el ejemplo de cómo debemos responder. La mejor respuesta es rechazar su error y luego negarnos a seguir en la conversación. Con demasiada frecuencia, cuando nos critican injustamente, también lo tomamos como algo personal. Tendemos a contraatacar y justificarnos, tratando de demostrar que la otra persona está equivocada. Pero cuando hacemos eso, lo más probable es que estemos actuando a partir de nuestro propio orgullo herido. Esto dará como resultado sentimientos de enojo y mal humor y la experiencia de opresión que el maligno nos inflige.

El modelo de Jesús es rechazar la mentira y luego negarnos a seguir en ella. La razón de esto es que la condenación injusta es en realidad la semilla del maligno. La persona que la dice es solo el instrumento. Por lo tanto, reprendemos la mentira del maligno y nos negamos a entrar en una batalla personal con la persona que dice la mentira. Hacerlo nos libera de la opresión y permite que nuestros corazones permanezcan en paz, sin importar lo que soportemos.

Reflexiona hoy sobre las formas en que has tomado alguna conversación de manera personal, permitiendo que te oprimiera con ira, poniéndote a la defensiva o discutiendo. Recuerda que cuando eso sucede, se trata de un ataque del maligno que busca oprimirte. No aceptes ese abuso. La guía para cada uno de nosotros es la paz y la alegría que proviene del Espíritu Santo. Incluso los más grandes mártires permanecieron en paz y sintieron alegría en medio de su persecución.

Reflexiona sobre las formas en que has permitido que el maligno te agite y te deje molesto con tu orgullo herido. No caigas en su trampa. Aférrate a la verdad y permanece en paz, y esa será toda la defensa que necesitas hacer.

 

Mi perseguido Señor, Tú soportaste muchas críticas en la vida, pero nunca permitiste que te robaran la paz. Permaneciste perfectamente fuerte, rechazando las mentiras y alejándote de ellas. Por favor, dame la gracia que necesito para siempre alejarme de las mentiras del maligno y escuchar solo Tu voz clara y gentil. Jesús, confío en Ti.


viernes, 30 de agosto de 2024

31 de agosto del 2024: sábado de la vigésima primera semana del tiempo ordinario- año II


Corazón roto

 

(1 Corintios 1, 26-31) Pablo nos invita a reconocer nuestra pobreza fundamental y a vivirla como una oportunidad.

¿No es con mayor frecuencia en este crisol donde Dios se entrega a la experiencia como salvación, vida, fuerza, consuelo?

Esto es lo que algunos escritores espirituales han llamado “desamor”, cuando la autosuficiencia se resquebraja y nos lleva a clamar a Dios en verdad.

Sobre todo, sepamos reenfocarnos en Cristo, nuestra sabiduría, nuestra justicia, nuestra santificación y nuestra redención.

Emmanuelle Billoteau, ermitaña


(Mateo 25, 14-30) ¿Es Dios a mis ojos un amo tan exigente para que entierre en mí lo mejor por temor a él? El miedo a menudo esconde la bondad de Dios en nosotros. Hoy, me tomo el tiempo para visitar mi miedo y humildemente presentárselo.

 


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,26-31):

Fijaos en vuestra asamblea, no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; todo lo contrario, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar el poder. Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor. Por él vosotros sois en Cristo Jesús, en este Cristo que Dios ha hecho para nosotros sabiduría, justicia, santificación y redención. Y así –como dice la Escritura– «el que se gloríe, que se gloríe en el Señor.»

Palabra de Dios

 

Salmo

Sal 32

R/. Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad

Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R/.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
con él se alegra nuestro corazón,
en su santo nombre confiamos. R/.

 

 

Evangelio de hoy

Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,14-30):

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos." Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor." Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo." El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán; ¿con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y el rechinar de dientes."»

Palabra del Señor

 


 COMPARTIENDO LA ALEGRÍA DEL MAESTRO

 

"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor."

 

Mateo 25:23

 

Esta es una historia sobre dos cosas. Primero, es una historia sobre la fidelidad que estamos llamados a tener en esta vida al servicio de la voluntad de Dios. En segundo lugar, es una promesa de la fidelidad de Jesús hacia nosotros, tanto aquí en la Tierra como, en última instancia, cuando nos encontremos con Él en el momento de nuestra muerte.

Qué bendición sería escuchar a Jesús decirnos esas palabras al finalizar nuestras vidas aquí en la Tierra. “"Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor … Pasa al banquete de tu Señor.” Esto plantea la pregunta, si murieras hoy, ¿qué te diría nuestro Señor? Si no estás seguro inmediatamente de que en Su misericordia Él diría estas palabras de arriba, entonces hoy es un buen día para hacer algunos cambios en tu vida.

Una buena práctica espiritual es vivir hoy de tal manera que nos estemos preparando conscientemente para ese glorioso encuentro con Jesús. ¿Qué “responsabilidades” te ha confiado Él en esta vida y qué estás haciendo con ellas? ¿Buscas poner todos tus dones al servicio del Evangelio y de la difusión de la caridad? ¿Eres diligente en darte a Dios y a su santa voluntad? Esperemos que no haya dudas en tu respuesta. Si las hay, esta es una señal de que Dios puede querer más de ti aquí y ahora.

Uno de los mayores problemas con los que podemos luchar en este mundo es la tentación de buscar la satisfacción mundana aquí y ahora, a expensas de acumular tesoros celestiales. ¿Pero por qué? ¿Por qué buscar satisfacción momentánea y superficial aquí y ahora y arriesgarse a perder el gozo eterno?

Reflexiona, hoy, sobre el objetivo final que debes tener en la vida. Esta es la meta de estar completamente preparado para ese glorioso encuentro con nuestro Señor al pasar de esta vida a la próxima. El cielo puede parecer un poco intangible en este momento, pero cuando llegue el momento de encontrarnos con Jesús cara a cara, no será intangible en lo más mínimo. En cambio, se le informará inmediatamente de cada detalle de tu vida aquí en la Tierra. Tu fidelidad, día tras día, o la falta de fidelidad, día tras día, se convertirán en la fuente de tu gozo eterno o en la fuente de un arrepentimiento eterno.

 

Señor, ayúdame a mantener mis ojos en Ti y en Tu santa voluntad. Libérame de metas egoístas y momentáneas en la vida para que pueda buscar servirte solo de la manera que produce alegría en Tu corazón. Ayúdame a mantener la mirada en el Cielo ya prepararme cada día para ese encuentro eterno contigo. Jesús, en Ti confío.


jueves, 29 de agosto de 2024

30 de agosto del 2024: viernes de la vigésima primera semana del tiempo ordinario- año II


¿Debilidad? ¿Locura?


(1 Corintios 1:17-25) “La locura de la cruz”: la expresión resulta chocante para quien confía únicamente en la razón. Pero se trata de poner de relieve la incapacidad de la sabiduría humana para salvarnos y dar sentido a nuestra vida.

La cruz se sitúa así del lado de la locura del amor, que nos hace capaces de reconocer la presencia oculta de Dios en la debilidad y no en las manifestaciones de poder o en la agudeza del razonamiento.

Una invitación a dejarnos sorprender y alejarnos de nuestros prejuicios.

Emmanuelle Billoteau, ermitaña



(1 Corintios 1, 17-25) Nuestro Dios es el Dios de las paradojas. Él, el Todopoderoso, el Altísimo, se revela a menudo en los más pequeños acontecimientos de la vida: la mano tendida en señal de perdón, el "te amo" de un niño, la sonrisa de un amigo, etc.



(Mateo 25, 1-13) Estar preparado, quiere decir vivir cada instante como si fuera el último, poner todo su corazón en todo aquello que uno hace aquí y ahora. La boda ha comenzado ya en un corazón que sabe esperar.


Primera lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (1,17-25):

No me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo. El mensaje de la cruz es necedad para los que están en vías de perdición; pero para los que están en vías de salvación, para nosotros, es fuerza de Dios. Dice la Escritura: «Destruiré la sabiduría de los sabios, frustraré la sagacidad de los sagaces.» ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el sofista de nuestros tiempos? ¿No ha convertido Dios en necedad la sabiduría del mundo? Y como, en la sabiduría de Dios, el mundo no lo conoció por el camino de la sabiduría, quiso Dios valerse de la necedad de la predicación, para salvar a los creyentes. Porque los judíos exigen signos, los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero para los llamados a Cristo, judíos o griegos, un Mesías que es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. Pues lo necio de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

Palabra de Dios


Salmo

Sal 32

R/.
 La misericordia del Señor llena la tierra

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos,
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
 R/.


Lectura del santo evangelio según san Mateo (25,1-13):

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas." Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.»

Palabra del Señor


Ser preparado por la caridad

 

dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.

Mateo 25:1-2

 

Las “diez vírgenes” de esta parábola se refieren a las damas de honor que, siguiendo la tradición judía, iban a la casa de la novia para esperar la llegada del novio para la boda.

Esta parábola es una de las pocas que contó Jesús que enfatizan la importancia de estar alerta en nuestro caminar cristiano.

A medida que avanza la parábola, se nos dice que el novio se retrasó y que las damas de honor se durmieron. Al despertar, las insensatas no tenían más aceite para sus lámparas y tuvieron que salir a buscar más. Cuando regresaron, descubrieron que el novio ya había llegado y que la puerta estaba cerrada. Entonces llamaron y dijeron: “Señor, Señor, ¡ábrenos la puerta!” Pero la respuesta que recibieron fue: “En verdad les digo que no las conozco”. Y se perdieron la celebración de la boda.

Tradicionalmente, el “aceite” se ha entendido como una referencia a la caridad. El mensaje es sencillo: mientras nos preparamos para encontrarnos con nuestro Señor en el Cielo, no basta con afirmar que somos cristianos. También debemos producir el buen fruto de la caridad mediante nuestras acciones. La fe debe resultar en caridad, de lo contrario no es verdadera fe.

Esta parábola debe tomarse en serio. Deberíamos usarla como una fuente regular de examen de nuestras vidas en relación con la caridad que tenemos... o no tenemos.

Cuando miras tu vida, ¿puedes señalar actos regulares de caridad que surgen de tu amor a Dios y se otorgan a los demás?

La caridad no se basa en tus preferencias en la vida. No se basa en lo que te apetece hacer. La caridad es siempre desinteresada y sacrificial. Siempre busca el bien del otro. ¿Cuánta caridad hay viva en tu vida? Jesús contó claramente esta parábola porque sabía que muchos profesaban una fe en Dios, pero no vivían el amor de Dios.

Es muy fácil vivir nuestras vidas día tras día, haciendo lo que hacemos debido a nuestros gustos o disgustos personales. Sin embargo, es muy difícil fomentar la verdadera caridad dentro de nuestras almas y elegir regularmente amar a los demás porque es bueno para ellos.

Debemos trabajar para fomentar la caridad, en primer lugar, en nuestros pensamientos. Debemos eliminar los pensamientos críticos y condenatorios, y debemos esforzarnos por ver a los demás como Dios los ve.

La caridad también debe guiar nuestras palabras. Nuestras palabras deben ser alentadoras para los demás, amables, solidarias y misericordiosas. Nuestras acciones se vuelven caritativas cuando somos generosos con nuestro tiempo, nos esforzamos por servir y somos diligentes en las formas en que expresamos nuestro amor a los demás.

Reflexiona hoy sobre el alto llamado que has recibido para vivir una vida activa y manifiesta de caridad. Dedica tiempo a reflexionar sobre lo que es verdaderamente la caridad.

¿Te has dejado guiar por una forma más secular y egoísta de “amor”? ¿Actúas más por preferencias egoístas que por entrega y sacrificio? ¿Realmente edificas a las personas y les das testimonio del amor de Dios?

Intenta responder estas preguntas con seriedad. Esta parábola dicha por nuestro Señor es mucho más que una historia. Es la verdad. Y la verdad es que algunos llegarán al día del juicio sin el “aceite” necesario para sus lámparas. Toma en serio a nuestro Señor y examina tu vida de caridad. Allí donde te falte algo, sé ferviente en tu misión de cambiar. Al final, estarás eternamente agradecido de haberlo hecho.

 

Señor amado, Tú nos mostraste a todos que el verdadero amor es desinteresado y sacrificado. Viniste a este mundo para servir y dar tu vida sagrada por todos nosotros. Haz que abra mi vida más plenamente a tu amor para que tu amor también pueda afectar y dirigir cada relación que tengo. Lléname con el don de la caridad, querido Señor, para que esté completamente preparado para el día de mi juicio particular. Jesús, confío en Ti.

29 de agosto del 2021: 22o Domingo del Tiempo Ordinario (B)


"Todos los días la gente se arregla el cabello, ¿por qué no el corazón?"


(Frase atribuida a Bob Marley y a Ernesto "Che" Guevara, pero dicen que originalmente es un proverbio chino, utilizado después por Gandhi, el CHE y Marley)




Hermanos:

Dios deposita sobre nosotros una mirada penetrante que va directo al corazón y que conoce las intenciones profundas. Cumplir con ritos o rituales no nos asegura el encuentro con el Señor. Dispongámonos a escuchar nuestra vida interior para reflejar mejor su amor y poner en práctica sus mandamientos.
Hoy el Señor nos invita a ver de otra manera todas esos asuntos y actividades que nos ocupan. Que este encuentro espiritual sea la ocasión para mirar con ojos nuevos nuestras vidas, nuestros compromisos, nuestros valores, nuestras prioridades.





L    E   C   T   U   R   A   S

PRIMERA LECTURA
LECTURA DEL LIBRO DEL DEUTERONOMIO 4, 1-2.6-8

Moisés habló al pueblo diciendo:
-- Ahora, Israel, escucha los mandatos y decretos que yo os mando cumplir. Así viviréis y entrareis a tomar posesión de la tierra que el Señor Dios de vuestros padres os va a dar. Estos mandatos son vuestra sabiduría y vuestra inteligencia a los ojos de los pueblos que, cuando tengan noticia de todos ellos, dirán: "Cierto que esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente." Y, en efecto, ¿hay alguna nación tan grande que tenga los dioses tan cerca como lo está el Señor Dios de nosotros siempre que lo invocamos? Y, ¿cuál es la gran nación, cuyos mandatos y decretos sean tan justos como toda esta Ley que hoy os doy?

Palabra de Dios




SALMO RESPONSORIAL
SALMO 14

R.- SEÑOR, ¿QUIÉN PUEDE HOSPEDARSE EN TU TIENDA?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones legales
y no calumnia con su lengua. R.-

El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.-

El que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.-




SEGUNDA LECTURA
LECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SANTIAGO 1, 17-18.21b.22-27

Mis queridos hermanos:
Todo beneficio y todo don perfecto viene de arriba, del Padre de los astros, en el cual no hay fases ni periodos de sombra. Por propia iniciativa, con la Palabra de la verdad, nos engendró, para que seamos como la primicia de sus criaturas. Aceptad dócilmente la Palabra que ha sido planteada y es capaz de salvarnos. Llevadla a la práctica y no os limitéis a escucharla engañándoos a vosotros mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: visitar huérfanos y viudas en sus tribulaciones y no mancharse las manos con este mundo.

Palabra de Dios




ALELUYA St. 1, 17-18

El Padre por propia iniciativa, nos engendró con la Palabra de la verdad, para que seamos como las primicias de sus criaturas.



EVANGELIO
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 7,1-8,14-15.21-23

En aquel tiempo se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos letrados de Jerusalén y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras (es decir, sin lavarse las manos). (Los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen si lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). Según eso, los fariseos y los letrados preguntaron a Jesús:
-- ¿Por qué comen tus discípulos con mano impuras y no siguen tus discípulos la tradición de los mayores?
Él les contestó:
-- Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos.” Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.
En otra ocasión llamó Jesús a la gente y les dijo:
-- Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro del corazón del hombre salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.

Palabra del Señor




A guisa de introducción:

Demos a Dios el primer lugar


Cuando queremos darle gusto a alguien, buscamos un regalo para darle; lo escogemos con mucho cuidado y atención porque queremos que sea una demostración de nuestro afecto para esa persona. Después le pedimos al vendedor o dependiente que nos haga un paquete regalo con una buena y bella envoltura.

El evangelio de este domingo nos habla de gestos religiosos tradicionales: lavarse las manos, lavar los vasos, hacer aspersiones…Normalmente, estos gestos deberían ser el signo de una voluntad de purificación interior. Es un poco parecido al papel que envuelve el regalo que se quiere ofrecer. El problema es que al interior no hay nada bueno. No hay ninguna intención o esfuerzo de conversión. A menudo, nosotros actuamos por guardar las apariencias: queremos que la gente tenga una buena opinión nuestra. A Dios no lo podemos engañar porque Él ve lo que hay en nuestro corazón.

“Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mi. El culto que ellos me rinden es inútil”. Los escribas y fariseos le reprochan a Jesús no seguir la tradición de los antiguos o antepasados. Pero para Jesús, la verdadera pureza, la verdadera raíz de toda moralidad, es nuestro corazón.

Esta palabra se repite dos veces: “Su corazón está lejos de mi…Es del interior, del corazón del ser humano que salen los pensamientos perversos.”  Jesús nos invita a sincerarnos. Se trata de verificar la autenticidad de nuestros actos. Frecuentemente hay un desequilibrio o desnivel importante entre aquello que los demás pueden ver de nosotros y nuestras actitudes profundas. Esto es la hipocresía, querer aparentar, parecer lo que uno no es.

Este evangelio nos pone en contacto con lo concreto de nuestras vidas. Los más bellos sentimientos pueden degradarse rápidamente en superficialidad banal. Por ejemplo, es importante que los padres de familia se preocupen por la higiene corporal de sus hijos; pero es verdad que también deben velar por la formación de su conciencia. Uno ve  jóvenes y adultos que no soportan la menor tacha de suciedad en el bordo de las uñas o al interior de las orejas pero que dejan invadir su corazón de podredumbre moral. Si el exterior no corresponde al interior, nuestros gestos son vacíos.

Este domingo preguntémonos: nuestros gestos religiosos son verdaderos? Salen ellos del fondo del corazón?

Hoy, hemos escuchado esta palabra de los profetas repetida por Jesús: “Es inútil el culto que me rinden…”Esta fórmula va más lejos: cada uno de nosotros debe preguntarse sobre sus propias prácticas; acerca de ese culto inútil que a veces le ofrecemos a Dios, qué es eso? A veces escuchamos este reproche: “usted va a  misa todos los domingos pero tampoco desaprovecha una ocasión para criticar al vecino…”

Este culto inútil se manifiesta también cuando nos contentamos con un mínimo esfuerzo o programa para tranquilizar nuestra conciencia, cuando hacemos justo lo que es necesario para estar en regla, cuando pensamos que la misa del sábado en la mañana puede valerse por la del domingo. Al actuar de esta manera, nosotros medimos lo que vamos a ofrecerle a Dios. No olvidemos una cosa: que Jesús no ha medido su amor por nosotros. Él se dio del todo: los mandamientos de Dios se resumen en el amor.

Lo que Dios espera de nosotros es que nuestra vida esté llena de su presencia y de su amor. Démosle a Dios el primer lugar en nuestras vidas y dejémosle actuar en nosotros. Si Él nos muestra nuestro pecado, nuestra hipocresía, no es para amargarnos la vida o enterrarnos,  sino para curarnos y hacernos felices. 




Aproximación psicológica al texto del evangelio:


Pregunten por lo que es válido (o verdadero)


Cuidar mi apariencia externa no me dispensa de cuidar mi interior.

1. Cuanto tiempo y energía gastamos en nuestros ritos de aseo (ducha, peinado, maquillaje…), en nuestras ceremonias de matrimonio, de funerales, de grandes fiestas!
Las conveniencias sociales nos exigen que aparezcamos “bien”, y sobre todo que no pasemos vergüenzas.
Y después nos sentimos contentos, satisfechos, cuando alguien nos dice: “ha sido un lindo matrimonio! La cantante cantó super lindo; ella nos conmovió! O bien: ”el celebrante habló de las cualidades del difunto con palabras muy realistas”!

2.  En el fondo, es fácil tener buena conciencia con nuestros « bellos ritos o ceremonias », con nuestras « buenas acciones » que hacemos ante el mundo!

Por lo tanto la perversión de la religión es siempre posible. Ella se manifiesta ahí donde alguien hace reglamentos que constituyen sus asuntos o preocupación, ahí donde alguien se ocupa de supersticiones, de ritos externos, de acciones para llamar solamente la atención, para evitar el sentimiento de culpa!

Los mecanismos de defensa son procesos que empleamos para no darle la cara a los problemas (o enfrentarlos). Su número y clasificación es infinito, puesto que cada uno de nosotros puede desplegar mucha creatividad para evitar VER  ( o ser consciente de) lo que hace mal.

Un mecanismo de defensa debe quedar secreto, porque si uno toma conciencia de estar escondiendo algo, se deja de tener buena conciencia y todo queda por recomenzar. Es por ello que nosotros nos volvemos tan agresivos-la mayor parte del tiempo sin saberlo o al menos sin saber las razones o el por qué- frente a aquellos que vienen a intervenir o inmiscuirse en nuestros problemas.

En tiempos de Jesús, el fariseísmo se manifestaba como un mecanismo de defensa bien popular. No hablamos del movimiento religioso como tal, que era un esfuerzo por tomar en serio la fe y encarnarla en la vida diaria.  Hacemos referencia más bien a la utilización inconsciente del movimiento religioso con fines sicológicos.

Esencialmente, el mecanismo consistía en lo siguiente: yo me centro en mis fortalezas exteriores, y durante este tiempo no me ocupo (o me preocupo) por lo que sucede en mi. Yo me abandono a la fe, y esto me dispensa de tener que decidir cómo vivir mi vida, cómo voy a unificar todo lo que fermenta en mí.

Pero Jesús no era un tonto, Él veía claramente cómo funcionaba el mecanismo y se proponía desmontarlo cada vez que se le presentaba la ocasión. Él decía a los fariseos: ustedes bien saben que los verdaderos problemas no están allí donde ustedes los ubican (los ponen) en el exterior ; ustedes bien saben que los verdaderos asuntos parten desde el interior. Comiencen entonces por mirar lo que pasa en ustedes (en su interior).

En lugar de debatir sin cansancio cuestiones religiosas estériles, enfrenten las verdaderas cuestiones: sus ambiciones desaforadas y su gusto por poseer, su agresividad y su gusto por dominar a los demás, su deseo y sus fantasías sexuales, su gusto por el prestigio y todos sus sueños desmesurados (vv.22-23).

Si ustedes no miran esto, es así como llegarán a ser “impuros”, es decir confundidos, indignos e inapropiados para el culto, incapaces de situarse o ponerse ante Dios en la serenidad y la apertura. Es ahí donde su religión debe comenzar.

Jesús, entonces no sugiere abandonar las costumbres transmitidas por los ancestros…No rebaja ni denigra las precauciones tomadas por las personas que se preocupan de respetar la ley judía. Él propone solamente la coherencia entre el gesto visible y el fondo del corazón, esta zona intima del ser humano donde se toman las grandes decisiones.

Observar una tradición sin recordar la razón espiritual de este comportamiento puede degenerar en obsesión. Los gestos vacíos, desprovistos de su sentido no le dicen nada a Dios. Al contrario, los gestos realizados con plena conciencia de la relación que ellos quieren expresar, son pertinentes.

Ahora, Con tales confrontaciones no es sorprendente que Jesús haya sido rechazado y no es sorprendente tampoco que haya pasajes de evangelio sobre los que pasamos bastante rápido!





REFLEXIÓN CENTRAL:

Una religión de corazón

Al escuchar la Palabra de Dios cada domingo, descubrimos lo que el Señor dice a la humanidad para conducir su vida. Esta palabra es luz para su ruta. La primera lectura nos muestra y hace evocar   al pueblo de Israel que gracias a la mano de Dios ha sido liberado y  conducido por Moisés en el desierto. Dios les da la ley y al dársela les ofrece “un pasaporte para la libertad”. En efecto, solo los pueblos libres tienen una ley. Los otros son sometidos a la arbitrariedad y a la violencia. Esto lo constatamos todos los días.

La lectura del libro del Deuteronomio que hemos escuchado, fue escrito mucho tiempo después del éxodo. Sobre la montaña del Sinaí, Dios ha hecho alianza con su pueblo. Él se ha comprometido con el pueblo y Dios ha sido fiel a su promesa. Pero el pueblo no ha sido siempre fiel a la alianza. Finalmente abandonaron los caminos de Dios, sin comprender hasta qué punto Dios los ama.

El autor del libro del Deuteronomio nos recuerda que la ley dada en el Sinaí es una ley para ponerla en práctica y para vivirla. Ella es el orgullo de Israel de cara a las naciones paganas. Esta ley se resume en dos grandes mandamientos: El amor a Dios y el amor a nuestros hermanos.

El primer mandamiento mira a Dios: “Tu amaras al Señor tu Dios…santificarás el día del Señor…” Lo primordial, es recordar que Dios es nuestro Creador y que está apasionado de amor por el mundo. Fuera de Él, toda búsqueda de felicidad es vana.

Todo lo que tenemos, todo lo que somos es un don de Dios. La sola actitud digna de un creyente es la de poner toda su confianza en este Dios y construir su vida sobre Él. Nosotros somos reenviados al gran mandamiento del amor. Es ahí donde encontramos la verdadera y única felicidad.

El cuarto y séptimo mandamiento mandamiento hace referencia al prójimo: “Amaras a tu padre y a tu madre…respetaras los bienes del prójimo…” Se trata de evitar todo aquello que puede hacer mal a los otros. Dios ama su pueblo con un amor apasionado. Nuestra respuesta debe ser cada día más parecida y o cercana a la altura de la respuesta de Dios. Es esencial para  todos que escuchemos los mandamientos y los pongamos en práctica.

Vivimos en un mundo que enfrenta la violencia diariamente, la indiferencia, el desprecio y toda clase de desgracias. Nuestra misión es la de vivir de otro modo y formar la sociedad alternativa del amor, el perdón, la justicia y la unidad en la tolerancia.

En su carta (segunda lectura) Santiago se dirige a los nuevos bautizados. Los invita precisamente a vivir de otra manera como muestra el mundo. El día del bautismo, ellos han entrado a la asamblea  de los seguidores de Cristo (Iglesia) y han acogido la vida nueva.  La invitación para todos es  ser luz en medio de las tinieblas de la humanidad. En el centro de esta vida nueva que se abraza está Jesucristo. Él es la Palabra dada-ofrecida para que el mundo tenga la vida. Esta Palabra está  sembrada en cada uno de nosotros; nos corresponde acogerla con humildad pues ella tiene la capacidad de salvarnos. Como en el Deuteronomio, Santiago nos invita a ponerla en practica:  “la manera pura e irreprochable de practicar la religión es asistiendo a los huérfanos y a las viudas y conservarse dignos (limpios) en medio del mundo”.

En el Evangelio, vemos a Jesús frente a los fariseos. Estos últimos son los guardianes de la ley de Moisés y las tradiciones. Hoy, los fariseos constatan numerosas infracciones cometidas por los discípulos de Jesús. Se trata de faltas contra las tradiciones de los antiguos. Pero Jesús les reprocha el que dejen de lado los mandamientos de Dios para apegarse a las tradiciones humanas (o de hombres). Hoy, Jesús quiere también decirnos a nosotros que lo mas importante no es lavarse las manos sino lavar el corazón. Jesús nos invita a ser sinceros y actuar con verdad en  todos nuestros actos  y practicas religiosas, en nuestra oración y en todo aquello que es importante para nosotros.

Este evangelio nos invita a hacer nuestro examen de conciencia: hay palabras que suenan maluco, disuenan en nuestros oídos. Ellas no corresponden con sentimientos sinceros. A nosotros no nos gusta que se nos hable como si se nos estuviera recitando una lección. A Dios le sucede (ocurre) igual. Él no acepta de nuestra parte oraciones vacías, vacías de nuestro corazón. Nosotros no podemos llegar a Dios sino con el corazón. En nuestra vida de relación con Dios y la de Dios con nosotros, todo se juega a nivel del corazón. Vivir en cristiano, es vivir intensamente esta alianza de amor entre Dios y nosotros. Solo esto importa.

Uno comprende entonces por qué Jesús se muestra desconcertado por las críticas de los fariseos que le reprochan no respetar las tradiciones religiosas. Si el evangelio nos reporta este suceso, es para fijar la atención en nuestros comportamientos. Como ellos, tenemos fácilmente  la tendencia a juzgar la religión de los otros. La intolerancia no existe que entre los islamistas o musulmanes, decimos.  Cuando ella también puede presentarse entre los “cristianos”. Tengámoslo y dejémoslo claro: la intolerancia no tiene nada que ver con el evangelio.

Criticando y denunciando, no hacemos  que agregar un poco más de amargura a este mundo. Nuestra batalla contra el mal debe comenzar al interior de nosotros, en nuestro corazón. Es en el corazón que debemos plantar las buenas hierbas de la solidaridad, de la amistad, de la paciencia, de la humildad, de la piedad, de la misericordia y del perdón. El camino hacia esta plantación, es el evangelio que nos lo traza. El evangelio o la Buena Nueva de Jesucristo nos  enseña todos los días a poner un poco más de amor en nuestra vida.

Por su enseñanza y su ejemplo, Jesús nos ha mostrado qué tipo de comunidad estamos llamados a constituir. Él quiere que dejemos al Espíritu Santo tocar nuestros corazones, modelarlos y transformarlos en corazones abiertos, acogedores, compasivos y amorosos (amantes).  Su Palabra en el evangelio de hoy es un llamado a recordar que toda nuestra vida parroquial será una adoración de Dios si ella construye una comunidad de creyentes  en el que los corazones y las vidas están fundamentadas (tienen sus bases) en el amor y el servicio.

San Ireneo nos recuerda que Dios es verdaderamente glorificado cuando la comunidad se muestra de verdad VIVA y humana. Los otros hombres y mujeres serán atraídos por nosotros y por la FE, si ellos nos ven acogedores, abiertos, atentos y dispuestos a servir.

En este día, nos dirigimos a Ti Señor y te suplicamos: “Tu que eres la Luz, Tu que eres el amor, pon en nuestras tinieblas tu Espíritu de amor”.


OBJETIVO DE VIDA PARA LA SEMANA:

En la sociedad y en la Iglesia, nadie puede escapar o desentenderse de las leyes y las tradiciones. Esta semana yo me pregunto por qué y cómo las observo: por costumbre, por miedo o por conformismo? O por velar  por el bien común, por la justicia y  por el respeto de los otros?




  ORACIÓN-MEDITACIÓN:

Señor, quien puede gloriarse de no ser o haber sido fariseo?
Quien no gusta vivir de “buenas “ pero falsas apariencias?
Mostrar el mejor lado, aparecer intachable, fuerte, centrado…

Quien no pretende ocultar las arrugas del alma y del rostro?
Payasos la mayor parte del tiempo reímos por no llorar,
ante la tragedia o la desgracia, nos consolamos diciendo
que es mejor reír que sollozar…

Pero solo Tu y nadie más que Tu Señor conoces nuestro interior.
Pero también sabes Señor del inmenso deseo que con San Pablo nos habita:
hacer el bien que queremos y evitar el mal que no queremos.

Ayúdanos Señor a potenciar día a día lo mejor de nosotros;
Ayúdanos a dejar la impronta de
nuestros talentos y valores recibidos, en el mundo,
en nuestra familia, nuestra sociedad y parroquia.

Que saquemos lo mejor de nosotros
evitando la critica malsana y el juicio separatista;
que saque primero la paja de mi ojo
antes de pretender sacar la paja del ojo de mi hermano.

Enséname a ver lo que profeso, creo y enseño
y depúralo de todo error o escándalo.
Que no me crea mejor que los demás,
mas que busque siempre ver lo mejor en ellos;
así yo seré de verdad un discípulo tuyo,
toda mi vida será una ofrenda
que sabrá responder al esplendor de tu amor

y así recordar o mostrar tu presencia beneficiosa y que hace feliz
a los hombres y mujeres que encuentro
Y con los que convivo…Amen.





REFERENCIAS:


1. Pequeno "prions en Église", edicion quebequense, Novalis, septiembre 2009-2012.

2. HÉTU, Jean-Luc. Les options de Jésus.





Otras fuentes de internet y experiencia personal.



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