En todos
nosotros
(Mateo
1,18-24) Dar un nombre a Jesús, inscribirlo en la línea
davídica, velar por su crecimiento, tal es la misión de José, esposo de María,
quien, por su parte, lo lleva en lo más íntimo de su ser. ¿No estamos todos
llamados a dejar nacer a Cristo en nosotros, a dejarlo vivir en nosotros? Esto
exige escucha y capacidad de replantearnos, para ajustarnos al plan de Dios que
nos sobrepasa. Es una gracia que se debe pedir para experimentar en la fe su
presencia activa, restauradora y salvadora.”
Emmanuelle Billoteau, ermite
Primera
lectura
Jr 23,5-8
Daré a David un vástago legítimo
Lectura del libro de Jeremías
MIREN que llegan días —oráculo del Señor—
en que daré a David un vástago legítimo:
reinará como monarca prudente,
con justicia y derecho en la tierra.
En sus días se salvará Judá,
Israel habitará seguro.
Y le pondrán este nombre:
«El-Señor-nuestra-justicia».
Así que llegan días —oráculo del Señor— en que ya no se dirá: «Lo juro por el
Señor, que sacó a los hijos de Israel de Egipto», sino: «Lo juro por el Señor,
que sacó a la casa de Israel del país del norte y de los países por donde los
dispersó, y los trajo para que habitaran en su propia tierra».
Palabra de Dios.
Salmo
Sal 72(71),1-2.12-13.18-19 (R. cf. 7)
R. En sus días florezca la justicia
y la paz abunde eternamente.
V. Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.
V. Él
librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.
V. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén! R.
Aclamación
R. Aleluya,
aleluya, aleluya.
V. Pastor de la casa de Israel, que en el Sinaí diste a Moisés tu ley, ven
a rescatarnos con el poder de tu brazo. R.
Evangelio
Mt 1,18-24
Jesús nacerá de María, desposada con
José, hijo de David.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
LA generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó
que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en
privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un
ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que
hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por
nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio
del profeta:
«Miren: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Enmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y
acogió a su mujer.
Palabra del Señor.
1
🕯️ Introducción: San José, guardián de
lo imposible
Queridos
hermanos:
Seguimos
avanzando por el camino luminoso de Adviento. Ya huele a Navidad, ya suenan los
villancicos del alma, ya sentimos dentro el misterio que se acerca: Dios con
nosotros. Hoy el Evangelio nos lleva al corazón más silencioso de la historia:
el momento en que José, “hombre justo”, recibe en sueños la revelación más
desconcertante y hermosa de su vida.
Mientras
el mundo duerme, Dios despierta los corazones. Mientras José teme, Dios lo
fortalece. Mientras José duda, Dios aclara.
Y
es que Dios nunca improvisa: prepara cada paso de su plan con amor perfecto.
📖 1. Promesa y cumplimiento: el Rey que viene para salvar
La
primera lectura, del profeta Jeremías, anuncia algo inconcebible para un pueblo
herido:
“Suscitaré a David un germen justo; reinará como rey
prudente, actuará con justicia y derecho.”
Era
una promesa dirigida a un Israel cansado, fragmentado, humillado… y sin
embargo, Dios les dice: «No
terminará así la historia». Ese “germen justo” crece silencioso a
través de los siglos, escondido en generaciones que a veces parecen infieles y
oscuras, pero donde Dios siempre trabaja.
Hoy,
al proclamar este texto en pleno Adviento, reconocemos que la promesa tuvo
cumplimiento: Jesús, hijo de David, viene a sanar, a unificar, a encender
esperanza.
Y
viene no con poder militar, sino con amor humilde.
🌾 2. El Salmo 72: un Reino diferente
El
salmo nos hace cantar la esencia del Mesías:
“Él rescatará al pobre que clama, al afligido que no
tiene protector.”
Este
es el Reino:
·
justicia
para el débil,
·
dignidad
para el pequeño,
·
consuelo
para el triste.
No
adoramos a un Mesías lejano, sino cercano. Su gloria es amar. Su trono es el
corazón humano.
👑 3. El Evangelio: José, llamado a lo imposible
En
Mateo, José descubre que Dios escribe recto con renglones torcidos. Quiso
actuar con justicia y misericordia cuando supo del embarazo de María, y justo
ahí intervino el Señor:
“José, hijo de David, no temas recibir a María, tu
esposa; lo engendrado en ella viene del Espíritu Santo.”
José
entiende que su proyecto personal no es el más grande. El plan de Dios lo
supera, pero no lo anula. Lo integra.
Su
misión no será comprenderlo todo, sino confiarlo todo.
No será controlar, sino custodiar.
No será hablar, sino escuchar.
Y
José obedece.
Obedece en silencio, pero con una fe gigantesca.
Da nombre a Jesús, lo introduce en la casa de David, le entrega su vida
completa.
🌟 4. Nacer de nuevo por dentro
Alguien,
comentando este evangelio lo dice con belleza:
¿No estamos todos llamados
a dejar nacer a Cristo en nosotros, a dejarlo vivir en nosotros?
Esto
no es poesía espiritual: es misión cristiana.
Cristo quiere nacer en nuestra carne, nuestros hábitos, nuestro trabajo,
nuestras relaciones, nuestra comunidad.
Pero
como José, necesitamos:
·
escuchar,
·
dejarnos
corregir,
·
renunciar
al control,
·
confiar
más allá del miedo,
·
abrir
espacio al misterio.
Dios
no busca perfectos. Busca disponibles.
🌱 5. Año Jubilar: tiempo para despertar
En
este Año Jubilar somos llamados, como José, a levantarnos del sueño viejo y
caminar hacia la esperanza:
·
dejar
nacer en nosotros una Iglesia más misionera;
·
dejar
nacer vocaciones nuevas al sacerdocio, a la vida consagrada, a la vida
matrimonial;
·
dejar
nacer un anuncio ardiente del Evangelio;
·
dejar
nacer una fe madura y encarnada.
Evangelizar
no significa solo hablar de Dios; significa permitir que Dios hable a través
nuestro.
🙏 6. Intención por la Obra evangelizadora y las Vocaciones
Hoy
oramos especialmente por la misión evangelizadora de la Iglesia:
por los sacerdotes, religiosas, catequistas, laicos comprometidos,
evangelizadores en redes, misioneros silenciosos y heroicos.
Y
oramos por aquellos que están naciendo a una vocación:
los jóvenes que buscan, los que dudan, los que temen, los que se resisten…
Que,
como José, escuchen la voz del ángel que les dice:
“No temas.”
🌿 Conclusión
José dio
nombre a Jesús.
María dio cuerpo a Jesús.
¿Y nosotros?
Estamos
llamados a darle espacio.
Que este
Adviento nos encuentre como José:
obedientes, abiertos, disponibles, enamorados del plan de Dios, sin miedo a lo
nuevo, sin miedo al silencio, sin miedo al servicio.
Dios está
llegando.
No por fuera.
Por dentro.
Amén.
2
🌟 1. Introducción:
entre la imaginación humana y la verdad divina
Queridos
hermanos:
El
Evangelio de hoy nos muestra uno de los momentos más delicados y luminosos de
la historia de la salvación: el instante en que José recibe en sueños la
revelación del plan de Dios, y al despertar, decide obedecer plenamente.
Muchos
de nosotros hemos tenido sueños raros, confusos, inquietantes o incomprensibles.
Nuestra mente dormida construye imágenes mezcladas, heridas, deseos, temores,
recuerdos. Pero lo de José no fue fantasía. No fue imaginación dispersa. En él,
la voz de Dios penetró con claridad, y su razón y su fe permanecieron
despiertas dentro del sueño, como una lámpara que arde en la noche.
Lo
divino no anula lo humano: lo eleva.
📖 2. La promesa de Jeremías: un Rey
que salva sin violencia
La
primera lectura anuncia una promesa sorprendente:
“Suscitaré a David un vástago legítimo… y Judá estará a
salvo e Israel vivirá seguro.”
Este
anuncio llega a un pueblo devastado, confundido y tentado a imaginar futuros
tristes. Jeremías habla a hombres y mujeres sumidos en sueños rotos. Y sin
embargo, Dios les pide despertar a la esperanza verdadera:
No
reinará el miedo, sino la justicia.
No triunfará el caos, sino la verdad.
No reinará la oscuridad, sino la luz.
A
veces también nosotros, ante la realidad o ante la Iglesia, imaginamos
escenarios oscuros: “todo está perdido”, “nadie quiere seguir a Cristo”, “no
habrá vocaciones”, “la fe se está apagando”.
Pero
Dios habla hoy como entonces:
No. Yo conduzco la
historia. Confíen.
🎶 3. El Salmo 72: rostro del Rey que
viene
El
salmo describe al Mesías así:
“Él librará al pobre que clamaba… tendrá compasión del
desvalido…”
No
es un Rey para dominar, sino para escuchar.
No es un Mesías para vencer, sino para sanar.
Su trono es la misericordia.
Su cetro, la compasión.
No
viene a imponer, sino a abrazar.
El
pueblo esperaba un rey poderoso, pero Dios imaginó algo aún más grande: un Rey
pobre, nacido de una Virgen, custodiado por un carpintero.
Lo
divino supera lo humano.
👑 4. El Evangelio: José despierta a la
verdad
El
Evangelio presenta a un José abatido y confundido. Por su imaginación pasaron
preguntas y miedos profundos. La lógica humana decía:
—Esto no tiene sentido.
—Es mejor apartarse.
—No puedo cargar con esto.
Cuando
nos domina la imaginación, tomamos decisiones desde la confusión, el temor o la
angustia. Y todos sabemos lo que eso produce: tristeza, dudas, pérdida de paz.
Pero
en el sueño, Dios habló. Y no habló con imágenes vagas, sino con verdad:
“José, Hijo de David, no temas recibir a María… lo
engendrado en ella es del Espíritu Santo.”
José
comprendió entonces que no podía fiarse de sus pensamientos dispersos, sino de
la Verdad que venía de Dios. En aquel sueño la razón de José no dormía; su
inteligencia estaba plenamente despierta por intervención divina. Fue un sueño
donde el alma comprendió y la fe obedeció.
Y
por eso, al despertar, José no duda:
“Hizo lo que el
ángel le había mandado.”
🌱 5. La Iglesia hoy: despertar a la
misión
En
este Año Jubilar, el Evangelio nos invita a preguntarnos:
¿Vivimos desde la imaginación del miedo o desde la
verdad del Evangelio?
Porque
muchas veces la imaginación nos inventa miedos:
·
“La Iglesia está envejecida…”
·
“Ya no hay jóvenes llamados por Cristo…”
·
“El mundo no quiere escuchar el Evangelio…”
·
“No tiene sentido insistir…”
Pero
la verdad de Dios dice:
·
“Yo estoy contigo.”
·
“Mi Palabra no vuelve vacía.”
·
“Mi Espíritu suscita vocaciones.”
·
“Mi amor renueva la historia.”
Dios
no nos abandona. Somos nosotros quienes, como José, debemos despertar a la
verdad, dejar de lado la angustia imaginada y abrazar la misión real.
🔥 6. Vocaciones: sembradas en
silencio, cosechadas en fe
Hoy oramos
especialmente por las vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales.
Pedimos por los niños que un día escucharán el nombre de Jesús en su interior.
Por los jóvenes que dudan, sueñan, temen, se cansan, se entusiasman.
Por quienes escuchan el llamado, pero se sienten indignos o incapaces.
José
también tuvo miedo.
José también se sintió superado.
Pero cuando despertó a la verdad, entregó la vida entera.
Una
vocación nace así:
Cuando dejamos que Dios hable más que los miedos.
🕊️ 7. Evangelización: la Iglesia
despierta
En
esta etapa del Adviento, la Iglesia se nos presenta como José:
llamada a custodiar al Niño, a protegerlo, a presentarlo al mundo, a ponerle
nombre, a hacer que crezca.
La
evangelización no es un programa ni un proyecto humano.
Es colaboración con la obra silenciosa del Espíritu.
Es despertar al mundo a la Buena Nueva.
No
nos corresponde inventar mensajes nuevos:
nos corresponde encarnar el mensaje eterno.
🙏 Conclusión: despertar como José
José se
durmió con temor
y despertó con misión.
Se
durmió con preguntas
y despertó con respuestas.
Se
durmió imaginando
y despertó creyendo.
Que así
sea con nosotros.
Que este Adviento nos encuentre despiertos al plan de Dios.
Que despertemos a la verdad del Evangelio.
Que despertemos a la vocación del amor.
Que despertemos a la misión evangelizadora.
Y que despertemos a Cristo que nace dentro.
Amén.

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