jueves, 18 de diciembre de 2025

19 de diciembre del 2025: viernes de la tercera semana de Adviento

 

Nada es imposible para Dios

(Lucas 1, 5-25) El anuncio del nacimiento de Juan Bautista, en el contexto del culto de Israel, nos lleva a contemplar a un Dios atento a la oración, un Dios para quien nada es imposible, incluso hacer vivir la experiencia de la fecundidad allí donde la esterilidad parecía irreversible.

Un mensaje de esperanza para cada uno de nosotros, invitados a dejar que el agua de la Palabra irrigue los terrenos áridos de nuestras vidas, cualesquiera sean sus aspectos (físico, psicológico, espiritual).

Emmanuelle Billoteau, ermite

 


Primera lectura

Jc 13,2-7.24-25a
El nacimiento de Sansón fue anunciado por el ángel.

Lectura del libro de los Jueces

EN aquellos días, había en Sorá un hombre de estirpe danita, llamado Manoj. Su esposa era estéril y no tenía hijos.
El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo:
«Eres estéril y no has engendrado. Pero concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, guárdate de beber vino o licor, y no comas nada impuro, pues concebirás y darás a luz un hijo. La navaja no pasará por su cabeza, porque el niño será un nazir de Dios desde el seno materno. Él comenzará a salvar a Israel de la mano de los filisteos».
La mujer dijo al esposo:
«Ha venido a verme un hombre de Dios. Su semblante era como el semblante de un ángel de Dios, muy terrible. No le pregunté de dónde era, ni me dio a conocer su nombre. Me dijo: “He aquí que concebirás y darás a luz un hijo. Ahora, pues, no bebas vino o licor, y no comas nada impuro; porque el niño será nazir de Dios desde el seno materno hasta el día de su muerte”».
La mujer dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Sansón. El niño creció, y el Señor lo bendijo. El espíritu del Señor comenzó a agitarlo.

Palabra de Dios.

 

Salmo

Sal 71(70),3-4a.5-6ab.16-17 (R. 22[21],11b)

R. Que se llene mi boca de tu alabanza,
y así cantaré tu gloria.


V. Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú.
Dios mío, líbrame de la mano perversa. 
R.

V. Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. 
R.

V. Contaré tus proezas, Señor mío;
narraré tu justicia, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. 
R.

 

Aclamación

R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. Raíz de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ven a librarnos, no tardes más. R.

 

Evangelio

Lc 1,5-25

Gabriel anuncia el nacimiento de Juan Bautista

Lectura del santo Evangelio según san Lucas

EN los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacia los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel, le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo, volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor, cuando se ha fijado en mí para quitar mi oprobio ante la gente».

Palabra del Señor

 

 

 

1

🌟 “Nada es imposible para Dios: la esperanza enciende lo estéril”

Queridos hermanos y hermanas:

En este cuarto día de nuestra Novena de Navidad, la liturgia nos sitúa frente a un mensaje que resuena como fuego en el desierto de la vida:
Nada es imposible para Dios.

La Palabra de hoy nos invita a creer, incluso cuando todo alrededor parece muerto, silencioso, agotado o estéril. Nos invita a confiar cuando la razón duda, cuando el corazón se cierra, cuando los años pesan. Nos invita a esperar, incluso sin ver.

Porque el Dios que hizo posible el nacimiento de Sansón, y luego el de Juan Bautista, es el mismo que hoy quiere hacer germinar vida en los rincones áridos de nuestro corazón.


🌱 1. Manoj y su esposa: la vida brota donde no había vida (Jc 13,2-7.24-25a)

La primera lectura nos presenta a esta pareja israelita marcada por la esterilidad. En tiempos bíblicos, no tener hijos era casi sinónimo de fracaso espiritual.

Pero Dios irrumpe con un anuncio sorprendente:
una vida que nacerá donde no había esperanza,
una fecundidad que llega donde todo estaba cerrado,
un futuro donde solo había silencio.

Manoj y su esposa nos enseñan que ninguna historia está acabada para Dios.


🔹 2. Zacarías e Isabel: fe probada, promesa resucitada (Lc 1,5-25)

Zacarías e Isabel también habían vivido la frustración de la esterilidad. Eran “justos ante Dios”, pero heridos por un anhelo no cumplido.

La historia parecía definida por el tiempo:
demasiados años, demasiados silencios, demasiados intentos fallidos.

Y allí, donde humanamente ya no había posibilidad…
Dios abre una puerta imposible.

El nacimiento de Juan Bautista, como en la primera lectura, será signo de que la fecundidad verdadera depende de la gracia, no del tiempo.

Zacarías queda mudo por su incredulidad, y ese silencio será terapéutico. Dios lo llevará al humus de la humildad, para que desde allí florezca la fe.


💧 3. La Palabra riega los desiertos

Lo acontecido en las dos parejas, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, lo podemos expresar con una bella imagen:

“Dejar que el agua de la Palabra irrigue las tierras áridas de nuestra vida.”

¿Cuáles son esas tierras en nosotros?

  • La enfermedad y el dolor en el cuerpo
  • La angustia, la depresión, el miedo
  • El pecado enquistado
  • Las heridas afectivas
  • La rutina sin sentido
  • Los proyectos rotos
  • Las oraciones aparentemente sin respuesta

Adviento nos dice:
no te resignes.

Dios no abandona a sus hijos.
Dios trabaja en lo oculto.
Dios prepara el milagro cuando todo parece terminado.


💜 4. Intención Penitencial y Oración por los que Sufren

Hoy, especialmente, oramos con espíritu penitencial:
Señor, perdónanos por desistir demasiado pronto,
por buscar alternativas sin Ti,
por renunciar a la confianza,
por encerrarnos en la desesperanza.

Y te pedimos —como comunidad—
por quienes sufren en el cuerpo y en el alma:
los enfermos, los frágiles,
los que lloran, los que ya no esperan,
los que sienten que su vida se ha secado.

Que la gracia de esta Eucaristía los alcance,
los levante,
los consuele,
y les recuerde que:
para Dios no hay casos perdidos.


🕯️ 5. El Niño que viene es la prueba: Dios es fiel

Estamos muy cerca de la Navidad.
La cuna espera.
La esperanza late.

El nacimiento de Jesús será el cumplimiento definitivo del mensaje que hoy escuchamos:
Si Dios puede abrir el vientre anciano de Isabel,
si puede dar voz nueva a Zacarías,
si puede preparar, desde la esterilidad de Israel, el nacimiento del Mesías…

¿qué no podrá hacer en nosotros?

Nada es imposible para Dios.


Conclusión

Hermanos:
Dejemos hoy que la Palabra haga su trabajo secreto.
Permitamos que sus aguas penetren nuestras sequedades.
Confiemos, incluso sin ver.
Esperemos, incluso sin resultado inmediato.

El Niño que nace
no solo viene a salvar,
sino a fecundar nuestra vida entera:
física, psicológica, espiritual.

Que este cuarto día de Novena abra nuestros ojos a la maravilla:
Dios llega siempre.
Y cuando llega, todo florece.

Amén.

 

2

 

El silencio de Dios no es ausencia: es preparación. A veces, en la historia personal y en la vida del pueblo creyente, parece que el cielo calla. Las oraciones se repiten sin respuesta, las lágrimas se derraman sin consuelo, y la espera se hace larga. Así vivieron Zacarías e Isabel. Ambos eran justos ante Dios, pero su corazón estaba marcado por una herida profunda: el silencio de una vida sin hijos. Y en ese silencio, Dios sembró una promesa.

Cuando el ángel aparece en el santuario, rompe un silencio de décadas, pero también revela otra verdad: mientras el hombre cree que Dios calla, en realidad Dios está preparando, madurando, purificando el deseo. El nacimiento de Juan no será un simple acontecimiento familiar, sino un signo para Israel entero, la aurora que anuncia el día del Mesías. El silencio de Dios no hay que temerlo: hay que escucharlo.

 

🕯️ “Dios habla también en el silencio”

Queridos hermanos y hermanas:
Estamos ya en el cuarto día de nuestra Novena de Navidad, acercándonos al misterio luminoso del Nacimiento de Jesús. Cuando pensamos en la Navidad, solemos imaginar el brillo, el canto, la ternura y la luz. Pero antes de esa luz, hubo silencios largos, esperas duras, lágrimas y desiertos interiores.

Las lecturas de hoy nos conducen precisamente a ese territorio: al silencio de Dios que parece ausencia, pero que es preparación; a la espera humana que duele, pero que transforma; y al gran anuncio del cielo que siempre llega cuando los caminos parecen cerrados.


🌱 1. Manoj y su esposa: Dios sorprende en la esterilidad (Jc 13,2-7.24-25a)

El libro de los Jueces nos presenta a Manoj y su esposa, que viven bajo el peso de la esterilidad. Para Israel, no tener hijos no era solo una tristeza, sino también una herida espiritual. Sin embargo, en esa realidad Dios hace algo completamente nuevo:

“Darás a luz un hijo”

Un hijo consagrado desde el seno materno, un signo anticipado de salvación para un pueblo que vivía oprimido.

La esterilidad simbólica es también nuestra realidad espiritual: esos momentos en que nada florece, en que los esfuerzos no rinden fruto, en que la oración no da consuelo. Y hoy, Dios nos dice:
Lo que tú crees perdido, yo lo puedo fecundar.


🔹 2. Zacarías e Isabel: fe probada, promesa cumplida (Lc 1,5-25)

El Evangelio nos presenta a Zacarías en el Templo, recibiendo la visita del ángel Gabriel. También él y su esposa vivían el sufrimiento de la esterilidad. Eran ancianos, y todo parecía estar ya decidido.

Pero Dios entra cuando las fuerzas humanas ya se han acabado.

El ángel le anuncia un hijo: Juan Bautista, quien preparará el camino al Señor.
Zacarías escucha sin comprender, pregunta sin creer, y por eso pierde la voz. Es el símbolo perfecto de la fe que lucha, que se confunde, que se tambalea… pero que sigue de pie.

¿No somos así?
Creemos… y dudamos.
Esperamos… y tememos.
Oramos… y callamos.

Y, aun así, Dios viene.


🕊️ 3. Dios rompe el silencio… pero también lo usa para sanar

El comentario traducido nos recordaba algo esencial:
El silencio de Dios no es ausencia, es preparación.

Cuando Dios calla, no se aleja. Está trabajando desde dentro.
Purificando el deseo.
Purificando la fe.
Purificando el corazón.

Zacarías queda mudo hasta que la promesa se cumpla. Su silencio no es castigo: es pedagogía.
Ese silencio le permite escuchar lo único necesario:
Dios es fiel.


💜 4. Intención penitencial: sanar el corazón herido

Hoy hacemos una oración penitencial profunda:
Por nuestras soberbias, por nuestras indiferencias, por la tibieza espiritual que apaga la esperanza.

Pedimos perdón por las veces en que, como Zacarías, nos cuesta creer en la posibilidad de lo imposible: que Dios puede sanar, restaurar, liberar, levantar.

Y pedimos especialmente por quienes sufren en el cuerpo y en el alma:

  • enfermos,
  • deprimidos,
  • quienes viven soledad o duelo,
  • quienes atraviesan noches espirituales,
  • quienes están cansados de esperar.

Que el silencio de Dios, lejos de quebrantarlos, los madure y fortalezca.


5. Novena de Navidad: el Niño que viene lleva luz para los que sufren

En este cuarto día de Novena, acercamos a la cuna vacía todas nuestras esterilidades.
Aún no ha nacido Jesús, pero ya está latiendo el milagro.
Aún no vemos la luz, pero ya amanece.

El Niño que nacerá viene con esta promesa:
Nada está definitivamente perdido.


🔚 Conclusión

Hermanos:
Zacarías recuperará su voz.
Isabel dará a luz.
El pueblo verá la aurora.
Y la Navidad nos traerá Vida.

Que esta Eucaristía sea:

  • bálsamo para los que sufren,
  • luz para los que lloran,
  • fuerza para los que dudan,
  • consuelo para los que esperan.

Porque Dios nunca calla por abandono:
calla para amar más profundamente.

Amén.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por visitar mi blog, Deje sus comentarios que si son hechos con respeto y seriedad, contestaré con mucho gusto. Gracias. Bendiciones




19 de diciembre del 2025: viernes de la tercera semana de Adviento

  Nada es imposible para Dios (Lucas 1, 5-25 ) El anuncio del nacimiento de Juan Bautista, en el contexto del culto de Israel, nos lleva a...